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Fiestas Patrias

En la última encuesta de Ipsos se le preguntó a la ciudadanía qué temas debería priorizar Dina Boluarte en el mensaje de Fiestas Patrias. Las respuestas son reveladoras porque denotan las reales preocupaciones de la gente. Un 44% responde que lucha contra la delincuencia, 43% lucha contra la corrupción, 28% reducción de la pobreza, 27% salud pública, recién en quinto lugar adelanto de elecciones (25%) empatado con promoción de la inversión para generar más empleos (25%).

Ahora se entiende el fracaso de la “toma de Lima” del 19 de julio y la delusión que acompaña a la izquierda peruana cuando cree ver allí la muestra cabal de un gobierno dictatorial enfrentado a un pueblo movilizado, cuando la verdad es que estamos lejos de ser una dictadura y más lejos aún de un activismo multitudinario.

Así como se erraba radicalmente haciendo del tema de la Constituyente el leit motiv central de la plataforma política de la oposición inicial a Boluarte, se marra con mayor amplitud cuando ahora se convoca performances políticas en base a un adelanto de elecciones que bien puede querer en abstracto la mayoría, pero no preocupa tanto a la misma como otros temas (indicados en la respuesta a la pregunta referida al inicio de esta columna).

De igual guía debe servir para la derecha, que no da pie con bola y anda más despistada que la izquierda y ni siquiera sabe si debe oponerse o no al régimen (satisfecha de que haya reemplazado al nefasto Castillo, le perdona casi todo a Boluarte). Y lo más grave es que los temas de seguridad ciudadana y el de reactivación económica son parte de la agenda central y excluyente de la derecha (a la izquierda no se le asocia con aquellos asuntos).

Amparada en los poderes fácticos (fuerzas armadas, empresarios y medios de comunicación), Dina Boluarte se siente tranquila, más aún si la oposición comete el grueso error de elegir la agenda equivocada para atacarla.

La única manera de movilizar a las calles es denunciar la inseguridad ciudadana, la crisis económica y la inmoralidad pública (que ya se aprecia en algunos nombramientos deleznables, como los de EsSalud). Solo así habrá una oposición capaz de mover las agujas del reloj político.

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Crisis económica, Dina Boluarte, Encuesta Ipsos, Fiestas Patrias, inseguridad ciudadana, oposición política

[CARTAS A MANUELA SÁENZ] Querida Manuela,

Hoy es 26 de julio de 2023, estoy escuchando a los niños de los colegios vecinos cantar a toda voz el himno nacional y en especial la estrofa “Somos libres…” con tanta emoción, desde el fondo de sus almas. Qué maravilla pienso, que los niños sean felices con las Fiestas Patrias escuchando las historias de las batallas, los misterios entre los libertadores, bailando danzas típicas peruanas de la costa, sierra y selva. Los escucho primero con la música afroperuana, gracias al legado de la gran Victoria Santa Cruz; luego cantar el hermoso vals peruano José Antonio, de la maestra Chabuca Granda; para finalmente cerrar bailando huaylash y un colorido baile amazónico. Mientras se despedían y salían los padres de familia con los pequeños, se escuchaba a todo volumen la canción icónica de la peruanidad de los últimos años Contigo Perú del gran Zambo Cavero. Escuchaba los aplausos efusivos y los gritos emocionados de los padres, orgullosos de sus hijos al interpretar bailes, canciones y actuaciones nacionalistas. El arte popular y cotidiano que se transforma en el tiempo es lo que crea y recrea la Patria.

Me preguntaba, mientras te escribo y escucho tanta emoción, qué pensarán estos niños y niñas del significado de Patria. Fiestas Patrias, ¿qué festejamos realmente? Trato de pensar que me responderías tú, como mujer independista. Hoy, 202 años después de la proclamación de la Independencia el Perú se enseña en las escuelas que el Perú es un país independiente, ubicado al oeste de América del Sur con una población de más de 32 millones de habitantes cuya capital y ciudad más poblada es Lima, que tiene 1 285 215 km². El decimonoveno país más grande del mundo y el tercero más grande de América del Sur. Los bordes naturales son Océano Pacífico al oeste, Ecuador al noroeste, Colombia al noreste, Brasil al este, Bolivia al sureste y Chile al sur. En este vasto territorio se encuentran valles, mesetas y altas cumbres de los Andes, desierto y la inmensa Amazonía. Es uno de los países con mayor diversidad biológica y recursos minerales del planeta. Imponente descripción, cierta y fascinante. Cada región con sus expresiones artísticas, sus idiomas, sus vestimentas y comidas. Todos, peruanos y peruanas, vivimos nuestra cultura, geografía y costumbres.

Manuela, me la imagino una mujer, la patria, con su túnica blanca cargando una antorcha en la mano derecha, con una llama a su costado y una cornucopia llena de monedas cayendo al suelo en la mano izquierda. Si me pides describirla, así sería. ¿Tú crees que sería feliz, que sería una mujer que ha cumplido sus sueños y sus anhelos? Creo que no. Que esta joven de 200 años, aún no sabe a dónde va, que no ha podido educarse y que está perdiendo poco a poco su inocencia en manos de un sistema patriarcal extractor de riquezas mercantilista. Ella está tratando de sobrevivir, de lograr sus sueños, pero la engañan constantemente y la traicionan. Entiendo porqué cuidaste celosamente los documentos de tu amado Simón Bolivar, tanto que se perdieron. No confías.

Terminados los festejos escolares, salieron los niños, niñas y sus padres caminados a los feriados por Fiestas Patrias. Un fin de semana largo para celebrar viajando, descansando aprovechando el tiempo libre. Manuela tu fuiste húsar y participaste activamente en la división de Vencedores, combatiste bajo las órdenes del Mariscal Antonio José de Sucre en las batallas de Pichincha, Junín y Ayacucho, las cuales consagraron las independencias de Ecuador y Perú. Nunca me canso de repetirlo para que no olvides. Tengo las cartas de Simón Bolívar dirigidas a Sucre que dan testimonio del pedido expreso de cuidado especial a Manuelita en el campo de batalla. Fuiste Coronela del Ejército colombiano en épocas en que la palabra y la espada tenían valía.

202 años después, el Perú tiene una forma de gobierno republicano,​ democrático,​ unitario,​ representativo,​ presidencialista y con separación de poderes. Hace tres años que nos escribimos y siempre en nuestras cartas el Perú creativo, milenario y joven no es el que nos gobierna. Manuela, las batallas ganadas crearon nuevas por ello, estamos en una transición hacia un nueva república. Va a tomar tiempo, pero poco a poco se va a dar. Pienso en estos niños que tan emocionados cantan el himno nacional, en el futuro que podrían recibir. Pensar en el pasado solo genera nostalgia y en el futuro, angustia, enfoquémonos en el presente.

Esta carta la vas a recibir el 28 de Julio, día en que se presenta la presidenta Dina Boluarte ante el Congreso, cuya Mesa Directiva acaba de juramentar, producto de la burla descarada de los últimos años. Los miembros juramentaron con palabras vacías, juramentos egoístas y clásicos que no generan confianza en los ciudadanos. Qué sorpresas no traerá la presidenta. Lo que queda claro en estos últimos días es que no hay derecha ni izquierda, ni “terroristas” ni caviares, ni comunistas ni capitalistas, hay individuos ansiosos de poder, codicia y egoísmo. Un Congreso que ha pasado leyes que solo quiebran la pequeña institucionalidad lograda en los últimos 20 años. Manuela, un recordatorio para nuestra clase política, citando a una gran mujer franco peruana, feminista y bastarda como tú, Flora Tristán: “Dos cosas me llaman la atención: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres”.

 

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Contigo Perú, Fiestas Patrias, Perú, Política actual, Reflexiones, Significado de Patria

En musicología existen dos tipos de “himno”: el de uso religioso y el de uso patriótico. El primer caso está ligado, según la tradición hebrea, a los salmos del Antiguo Testamento y son el origen de múltiples expresiones, muchas de ellas vigentes hoy como los cantos gregorianos, los “spirituals” –cánticos que se entonan en las iglesias negras del sur de los Estados Unidos- y las melodías compuestas por artistas contemporáneos de la llamada “música cristiana”. También hay himnos en rituales islámicos, hinduistas y de etnias africanas, orientales y oceánicas, a manera de loas a sus principales figuras religiosas.

El segundo caso, al que pertenece nuestro Himno Nacional, es una composición de origen esencialmente europeo. De estructura común, los himnos nacionales contienen letras en las que se ensalzan valores nacionales –valentía, patriotismo, heroísmo- y su música, interpretada casi siempre por orquestas de gran formato, hacen uso de progresiones en notas mayores, instrumentos de metal y melodías que inflaman los ánimos. Estos himnos están basados, principalmente, en las marchas militares y triunfales que se hicieron populares entre los imperios colonizadores de los siglos XVI y XVII (Britania, Francia, España). Por tal motivo, tras el proceso independentista de Centro y Sudamérica, gestado durante la primera mitad del siglo XIX, muchos países –entre ellos el Perú- se volcaron a la creación de sus “canciones nacionales” para validar su reciente emancipación luego de tres siglos de dominación española.

A una semana de proclamada la independencia, en 1821, el general José de San Martín (1778-1850) convocó a un concurso público para definir cuál sería la canción patria, denominada originalmente Marcha Nacional del Perú. Se presentaron siete melodías, ante el mismo San Martín, con los autores tocándolas en la clave, un instrumento antiguo de teclados parecido al clavicordio. De aquellas, el militar argentino se decidió por una vigorosa y robusta composición de dos personajes importantes y muy activos en la escena cultural de ese entonces: el compositor José Bernardo Alcedo (1788-1878) y el poeta José de la Torre Ugarte (1786-1831).

Hijo de un médico criollo y una mujer de raza negra, José Bernardo Alcedo Retuerto era, en el año 1821, un conocido compositor, director de orquesta y maestro de música que trabajaba con coros eclesiásticos. De hecho, él mismo vistió por un tiempo el hábito de la hermandad de Santo Domingo, durante los años previos a la independencia del Perú. Considerado uno de los compositores peruanos más importante del siglo XIX, junto al arequipeño Pedro Ximénez Abril Tirado (1784-1856) y el sacerdote español Matías Maestro Alegría (1766-1835) -sí, el que da nombre al famoso cementerio Presbítero Maestro-, Alcedo escribió varias canciones religiosas y patrióticas, entre ellas La chicha, considerada en ese tiempo un antecedente del Himno Nacional.

En cuanto a De la Torre Ugarte, su formación como abogado y poeta, en las universidades San Luis Gonzaga de Ica y San Marcos de Lima, le permitió hacerse camino como escritor de letras para coplas de diversa índole, entre ellas las composiciones de José Bernardo Alcedo, entre ellas la mencionada La chicha, que compusieron juntos, un año antes de la convocatoria del General José de San Martín. Su nombre es parte de nuestra historia. Y no solo por haber escrito el coro y las seis estrofas originales del Himno Nacional. De la Torre Ugarte estuvo también entre las personas que firmaron el Acta de la Independencia, dos semanas antes de la histórica proclamación ocurrida aquel sábado 28 de julio de 1821 en varios puntos de Lima, aunque no ante las multitudinarias masas que se nos hizo creer durante años.

Como La Marseillaise (Claude Joseph Rouget de Lisle, 1792) de Francia, God save the King/Queen (autor desconocido, 1745) de Inglaterra o The star-spangled banner (Francis Scott Key/John Stafford Smith, 1814) de los Estados Unidos de Norteamérica, nuestro Somos libres es una de las marchas patrióticas más admiradas internacionalmente, un motivo de orgullo e identidad nacional que emociona a los peruanos de bien con solo escuchar los primeros acordes de su introducción. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de todas las gavillas de políticos que repiten aquello de las “sagradas notas” como una cantaleta mientras están pensando, seguramente, en los acuerdos que cocinaran para llevar adelante sus propósitos particulares de acumulación de poder y dinero.

Con los años, ha quedado establecido un protocolo para cantarlo: en posición de firmes, con la mano derecha sobre el pecho, a la altura del corazón y, al final, el grito “¡Viva el Perú!” del maestro de ceremonias, al cual el público responde con aplausos y un sonoro “¡Viva!”. En los partidos de fútbol, al terminar el himno, lo que sigue es el rugido de las tribunas y una salva ensordecedora de bocinazos.

Como comprenderán, en 1821 -hace 202 años- no existía tecnología de grabación ni forma de conservar intactas las partituras. Por tanto, los arreglos originales del Himno Nacional del Perú sufrieron, inevitablemente, algunas modificaciones. En 1869, José Bernardo Alcedo –que entonces pasaba ya los 80 años-, solicitó una restauración de su obra, responsabilidad que recayó en el compositor y director de orquesta italiano Claudio Rebagliati Ricaldone (1843-1909). Esta versión, aceptada formalmente en 1901, durante el gobierno de Eduardo López de Romaña, y declarada intangible por el presidente Guillermo Billinghurst en 1913, es la que conocemos actualmente.

En su versión primigenia, el Himno Nacional del Perú tuvo un coro y seis estrofas, pero de manera apócrifa se incluyó una adicional, alrededor de 1840, que recién fue aceptada como primera estrofa en el año 1950. Curiosamente, esta se cantó durante décadas -la famosa y polémica estrofa que inicia con el verso “Largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena arrastró…”-, y se alternaba con la sexta, la que comienza con la frase “En su cima los Andes sostengan la bandera o pendón bicolor…”, cuyo uso se extendió durante los gobiernos militares de Juan Velasco Alvarado (1968-1975) y Morales Bermúdez (1975-1980).

Más de cincuenta años después, tras determinarse que no formaba parte del texto original, el Tribunal Constitucional declaró, en el año 2005, que dejara de cantarse “Largo tiempo…”, una disposición que rige hasta hoy, para retornar a la sexta estrofa como oficial para todo tipo de eventos. En medio, hubo varios intentos por renovar o modificar los textos del Himno Nacional, con versiones del poeta José Santos Chocano (1901) y la cantautora Chabuca Granda (1954) que también fueron desestimadas en favor del texto original de De la Torre Ugarte.

El Himno Nacional del Perú ha sido interpretado infinidad de veces y en diferentes estilos. Y en los últimos años, se ha promovido también su grabación en quechua, aimara y lenguas amazónicas, como parte de estrategias promotoras de inclusión que terminan eclipsadas por la continua putrefacción de todos los servicios públicos y la incompetencia de nuestras clases políticas que no tienen interés en trascender la superficialidad de estas campañas de potente impacto mediático pero que no vienen acompañadas de un estado verdaderamente preocupado por el bienestar de todas sus poblaciones. Aquí comparto cuatro ejemplos del Himno Nacional del Perú:

  • Banda de la Guardia Republicana del Perú (1964): En la actualidad hay muchas versiones orquestadas de nuestra canción patria. Pero si queremos quedarnos con la más representativa, es esta grabación de la banda de la desaparecida Guardia Republicana, incluida en el LP Nuestra Bandera, Nuestro Himno, prensado por la disquera Sono Radio. El director de la banda era, en ese entonces, el italiano Fernando Andolfo Sannicandro, cargo que ocupó durante más de 15 años.
  • Cuatro Guitarras (1998): La multinacional Sony Music lanzó, en 1998, como parte de su Colección de Oro, este CD en el que cuatro notables guitarristas peruanos -Víctor “Coco” Salazar, Félix Casaverde, Ramón Stagnaro y Lucho Gonzáles- graban una selección de conocidos valses con finos arreglos. El disco cierra con una suave versión del Himno Nacional. lamentable, de estos cuatro insignes músicos, solo Salazar y González están entre nosotros. Casaverde y Stagnaro fallecieron, respectivamente, los años 2011 y 2022.
  • Juan Diego Flórez (2008): El artista peruano más exitoso en el mundo, el tenor Juan Diego Flórez grabó, por primera vez, el Himno Nacional para el Patronato del Gran Teatro Nacional. Aunque no figura en ninguno de sus discos oficiales, el tema se puede oír en YouTube y descargar de diversas plataformas. Lo acompaña la Orquesta Sinfónica de Fort Worth (Texas), bajo la dirección de otro peruano que destaca en el mundo de la música académica, Miguel Harth-Bedoya.
  • Charlie Parra del Riego (2011): Este guitarrista de heavy metal, ex integrante de bandas como Difonía y M.A.S.A.C.R.E., incluyó esta poderosa versión del Himno Nacional en Procrastinación, su primer disco como solista, que causó gran impacto en redes e incluso se escuchó durante la espectacular inauguración de los Juegos Panamericanos Lima 2019.

El estreno de nuestro Himno Nacional fue con voz femenina. La cantante lírica Rosa Merino (1790-1868) fue escogida para interpretarlo por primera vez. Merino, entonces de 31 años, era una conocida soprano limeña que ya había trabajado con Alcedo en diversas obras, incluida La chicha, y trabajaba en la compañía de ópera dirigida por el compositor y profesor italiano Andrés Bolognesi (1775-1834), padre del coronel Francisco Bolognesi (1816-1880), el gran héroe de la batalla de Arica y uno de los referentes, junto a Miguel Grau Seminario (1834-1879) y Andrés Avelino Cáceres (1836-1923), entre otros personajes históricos, de esa dignidad que vienen pisoteando y embarrando los presidentes, ministros, congresistas, lobistas, empresarios y periodistas adictos al poder que padecemos desde, por lo menos, cuatro o cinco décadas, solo para referirnos al último tramo de nuestra historia republicana.

El debut del Himno Nacional del Perú se realizó el 23 de septiembre de 1821, en el Teatro Principal de Lima, que en 1929 fue rebautizado como Teatro Segura, en homenaje al periodista y escritor costumbrista Manuel Ascencio Segura (1805-1871), nombre con el que hasta hoy se conoce a una de las primeras salas de espectáculos de América Latina, ubicada en la cuadra 2 del Jirón Huancavelica, en pleno Centro Histórico. Desde entonces, debe haberse interpretado millones de veces, hasta la aparición de las primeras versiones grabadas, que hoy escuchamos en todo tipo de ceremonias oficiales, académicas y eventos deportivos. Una de las más recientes e impresionantes se produjo hace cinco años, el 16 de junio del 2018, cuando “la mejor barra del mundo” entonó, emocionada, el Himno Nacional en un abarrotado estadio de la lejana ciudad de Saransk, Rusia, antes del primer partido de la Selección Peruana de Fútbol, tras 36 años de ausencia en mundiales. En aquella ocasión, lamentablemente, Perú perdió 1 a 0 ante Dinamarca. Pero esa es otra historia.

POST-DATA: Desde esta columna melómana lamentamos dos nuevas muertes en el panorama internacional: Tony Bennett (21 de julio, 96 años), el último crooner de la edad dorada del pop-jazz norteamericano y Sinéad O’Connor (26 de julio, 56 años), cantante y compositora irlandesa de gran talento interpretativo pero aquejada por múltiples desgracias familiares y tribulaciones mentales que finalmente provocaron su temprana desaparición. Sobre ambos, la columna del próximo sábado. Hasta entonces…

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Fiestas Patrias, Himno Nacional, Largo tiempo, Somos libre

[LA TANA ZURDA] Pero, ¿por qué solo esto pasa en julio o en los partidos de fútbol? ¿Por qué no podemos sentirnos siempre peruanos y celebrar nuestras alegrías y combatir juntos la desigualdad de un país que es muy duro a veces con la gente que no tiene recursos, con la gente que vive en provincia y con la gente que pertenece al Perú profundo?

Por eso debemos ser más coherentes con nuestros hermanos y con nuestra tierra. Tenemos que proteger nuestra naturaleza, no podemos dejar que la malgasten y por eso deberíamos ser más precavidos con quienes explotan nuestros campos, montañas y ríos.

En la actualidad hay muy poca gente que siente o manifiesta su gratitud. Es más, creo que hoy en día no es popular ser agradecido. Somos acumuladores de experiencias y objetos para ser felices, no creemos que la abundancia existe en lo que no es material.

Los valores se han perdido para muchas personas, pero debemos tratar de querer más a nuestro Perú, a nuestros hermanos en todo ámbito y a nuestra tierra. La mejor muestra de amor a nuestro país es poner aunque sea un granito de arena y evitar tocar el claxon cuando no hace falta, botar papeles en la calle, meterle el carro al peatón, zamparnos en las colas, gritonear abusivamente a quienes no pueden defenderse, consumir por consumir productos con pesticidas, arrojar los plásticos a la basura, aceptar resignadamente los abusos de los criminales (con terno o sin terno), mirar con indiferencia a los niños que piden limosna, en fin, tantas y tantas cosas que hacemos los peruanos como si fueran normales.

Eso no es amor al Perú, sino a uno mismo. Y no hay peor amor que el amor egoísta. Si vamos a construir una patria verdaderamente grande y libre hay que empezar por los pequeños actos de bondad y comprensión. De otro modo seguiremos condenados a repetir la barbarie y a vivir bajo la ley de la selva. Y así no hay sociedad que sobreviva.

Nuestra tierra privilegiada y la increíble historia que se ha desarrollado aquí, producto del esfuerzo de miles de años de civilizaciones en convivencia sostenible con la Pachamama, no puede borrarse por el zarpazo neoliberal, a menos que nos crucemos de brazos.

Amar el Perú es cuidarlo y defenderlo. Vestirse de rojo y blanco es mucho más que vestirse de rosado, a lo Barbie cutre. Hagamos que estas Fiestas Patrias signifiquen algo.

¡Vamos Perú!

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Amor al Perú, Construir una patria libre, Cuidar nuestra tierra, Fiestas Patrias, Perú

[EN LA ARENA] Hace 200 años, todavía nuestros actuales símbolos patrios no habían sido diseñados, aún tenían vigencia los que diseñó José de San Martín. Los símbolos que quedaron vigentes los mandó a hacer Simón Bolívar y desde ese entonces con algunos retoques, se supone que deben ser las imágenes con las cuales se construye nuestro nacionalismo. El nacionalismo es un sentimiento muy particular, pues se trata de una adherencia a un territorio que tiene límites fuera de nuestra vista, que abarca sociedades que jamás conoceremos, lenguas que quizá nunca escucharemos, caminos, ríos, montañas que nunca pisaremos. El territorio, poblado por millones de personas que jamás nos llegaremos a ver, tiene un gobierno mayor, que abarca, de cierta manera piramidal a todos los gobiernos en los que se divide el territorio. Y sin embargo, somos uno solo, un terruño que queremos porque aquí nacimos, que celebra estrepitosamente cuando triunfamos con algún deporte, que hemos defendido con la vida en las pocas guerras que hemos tenido. Somos un solo territorio pero que vive herido y fracturado por el extractivismo, la pobreza, el racismo, la corrupción y la indiferencia. Un territorio al que le sacamos el jugo sin pensar en el futuro, pero ahí vamos, con el pobre dándonos todo lo que puede.

El nacionalismo implica también entender a este territorio como una patria. No hay que saber latín para saber que patria y padre derivan de un mismo término. La tradición occidental la representa simbólicamente como una mujer porque es la tierra, porque la patria es la tierra de nuestros padres, de nuestros antepasados. Quizá sea por eso que el patriotismo se ligue duramente con el conservadurismo, con la creencia ingenua de que todo pasado fue mejor y que no debemos cambiar nuestras patriarcales costumbres. La cosa es que el nacionalismo nos acompaña todos los días, y mucho más ahora que son las fiestas patrias y tiempo de protestas. Está en la bandera que hay en cada puerta. Sus colores, el blanco y el rojo, adornan mercados, calles, colegios, ciudades. Está en la camiseta de los deportes nacionales, para los deportistas y para sus hinchas también. En el escudo que se lleva en bordados oficiales y en ropa de diseño.

Pero cuando los símbolos patrios caen en manos extremistas, nos terminan dividiendo. Si cada vez que Keiko Fujimori postula utiliza la camiseta de los futbolistas, eso limita a usarla a quienes la tienen pero no quieren ser relacionados con una líder que usa su partido político como una organización delictiva. Cuando los congresistas usan la bandera peruana, las peruanas y peruanos que salen a marchar deben llevar también la Wiphala o una bandera negra para reclamar las masacres ocurridas en su región.

Quizá la única imagen que aún nos representa sin problemas políticos sea el mapa del Perú. Hemos crecido aprendiendo a dibujarlo a pulso, con plantilla, con papel carbón, con hojas para calcar y ahora, claro, a imprimirlo y a sacarle fotocopia. Recitamos los nombres de cada región, los límites del Perú y jamás hemos olvidado pintar las 200 millas que nos tocan del Océano Pacífico. El territorio que jamás llegaremos a ver, los peruanos que jamás nos llegaremos a conocer, parecemos caber en un mapa, ese que hay en cada salón de clase del país. Una de sus versiones, quizá la que muestra con mayor sinceridad cómo nos imaginamos, es el mapa que aprendimos dividido en tres regiones naturales; esa división en costa, sierra y selva es una exitosa fórmula nacionalista todavía presente en las canciones, en las historietas, en los programas de televisión, hasta en la publicidad de teléfonos celulares. Las tres regiones que consiguieron abarcar nuestra diversidad étnica con estereotipos sí, pero con una intención de reconocimiento mutuo que con la bandera parece haberse perdido. Ya nos tocarán mejores fiestas porque el amor por el terruño, por la Mama Pacha, por nuestras diferencias, nos unirá para reconstruirnos.

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Fiestas Patrias, Las 3 regiones Perú, Mapa Perú, Nacionalismo Peruano

Dos sucesos políticos importantes se le avecinan al gobierno: la Toma de Lima, convocada para el 19 de julio, y la elección de la nueva Mesa Directiva, para el 25 de julio. Son momentos que van a poner a prueba la sostenibilidad del statu quo del que viene disfrutando un gobierno precario y mediocre como el de Dina Boluarte.

Si la marcha no es lo multitudinaria que sus organizadores calculan y no se produce una respuesta represiva irracional -como en diciembre y enero-, y si, además, el centro y la derecha congresales actúan con sensatez y arman una lista que les permita asegurarse la Mesa Directiva para el siguiente periodo, impidiendo que la izquierda lo haga y se genere un polo de desestabilización, Dina Boluarte tiene el camino allanado por un tiempo más en Palacio.

El problema es que la estabilidad precaria a la que arribaríamos no generaría un efecto virtuoso ni en la aprobación ciudadana ni en la confianza inversora, porque este gobierno no hace nada para producir un upgrade político o económico.

Se espera, por ello, que el mensaje de Fiestas Patrias no se dedique tan solo a un listado de obras de infraestructura o a detallar las labores preventivas del Niño, sino que incorpore anuncios audaces respecto, por ejemplo, de la recuperación social de los proyectos mineros trabados por el conflicto social, hecho perpetrado, en muchos casos, por extorsionadores profesionales (esa sería una señal poderosa para los inversionistas) o que se diseñe un ajuste en las políticas sociales que permita que las cifras crecientes de pobreza disminuyan (no es posible que Juntos, por ejemplo, siga dando 200 soles bimensuales cuando la inflación ha casi duplicado los costos de la canasta básica de los sectores rurales pobres; según cálculos de Apoyo Consultoría, subirlo de 200 a 340 soles representaría apenas un gasto mayor equivalente a menos del 0.1% del PBI).

Este 28 de julio es la oportunidad de que el gobierno de Boluarte se reenganche con la ciudadanía. Debe hacer un mea culpa efectivo por los muertos de diciembre y enero (con sanciones a los responsables, reparaciones a las víctimas, etc.), promover la reactivación económica y generar una afinada estrategia de alivio de la pobreza. Si lo hace, con seguridad empezará a remontar las enormes tasas de desaprobación que muestra y le brindaría al país una estabilidad menos precaria de la existente.

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Boluarte, Fiestas Patrias, Mesa Directiva

Somos un país cuya moral ha sido corroída por la corrupción, la delincuencia y la crisis económica. Estos datos les debieran servir a la oposición, eligiendo correctamente los lemas de sus convocatorias, y también a los candidatos opositores que deberán poner especial énfasis en programas de gobierno que propongan una solución a esos males enquistados en el seno de nuestra sociedad.

Un año de Castillo ha destruido el optimismo nacional, que ya, inclusive, venía zarandeado por las sucesivas crisis políticas sufridas desde la llegada de PPK al poder. El mandatario izquierdista ha mostrado la peor faceta de un gobernante: la inacción, la corrupción y la absoluta ineficacia para resolver problemas mínimos de gobernabilidad. Acompañado en ese empeño por una clase política asentada en el Congreso tan o más mediocre que él, son los dos poderes corresponsables del descalabro psicosocial que padecemos.

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corrupción, delincuencia, Educación, Fiestas Patrias

Otra forma de mostrar nuestro civismo es preservar el orden en nuestra ciudad.  Esto es posible, por ejemplo, cuidando nuestros espacios naturales (las calles, los parques, el mar) en donde se observan muchos desechos. Asimismo, es indispensable acatar las órdenes de nuestras distintas autoridades, pues eso garantiza la sana convivencia y el respeto por el otro. Por último, practicar y fomentar valores desde pequeños es una necesidad en un país golpeado por la corrupción. Considero que las buenas prácticas nos permitirán crecer priorizando el bien social sobre el beneficio individual.

Los adolescentes de hoy podemos ser líderes de cambio para contribuir a construir un mejor país. Las Fiestas Patrias deben invitarnos a reconocernos como peruanos y actuar en favor de nuestra querida tierra, ya que si solo nos centramos en lo superficial de las celebraciones, corremos el riesgo de olvidar su verdadero valor.

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Fiestas Patrias, Innova Schools

Fuera de ello, el primer mandatario tiene poco que anunciar, porque todas las políticas públicas que ha lanzado han sido un fracaso, y no hay entidad estatal que haya mejorado su funcionamiento gracias a la gestión perulibrista. Por el contrario, el Estado peruano está al borde del colapso, debido al irresponsable copamiento partidario de casi todo el organigrama burocrático.

Si algo cabal correspondiese a Castillo hacer hoy, en unas horas, es un mea culpa estruendoso y sincero, y una rectificación inmediata del modo de gobernar que ha desplegado en estos aciagos 365 días. Pero ello, sin duda, no ocurrirá. Seguramente hará un recuento demagógico de presuntas obras hechas, desmentirá oblicuamente, victimizándose, los indicios de corrupción que le tocan, y hará tres o cuatro anuncios efectistas para las tribunas. Más no se espera de un personaje que jamás debió tener bajo su responsabilidad el manejo de las riendas del poder. Creer que renunciará o convocará adelanto de elecciones es, ojalá me equivoque, una ingenuidad.

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Fiestas Patrias, Mensaje a la nación, Presidente Castillo
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