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Francisco Sagasti

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 156: Cuando la democracia está en juego, es deber de los demócratas pronunciarse. Y analizamos los escenarios detrás del mensaje de Sagasti rechazando el discurso golpista.

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Lima – Perú

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Elecciones, Francisco Sagasti, Fujimorismo

Mientras la ONPE terminaba de contar los votos que dan como virtual ganador a Pedro Castillo, las últimas 24 horas en el Congreso de la República recordaban lo peor de los últimos cinco años. Una reforma constitucional para limitar la cuestión de confianza -que fracasó- derivó más tarde en borradores de moción de censura contra el presidente Francisco Sagasti.

Esta última iniciativa, al inicio apoyada por los parlamentarios de Alianza para el Progreso (APP), por ahora, ha sido enterrada.

 

El primer fracaso

Ayer, el Congreso tuvo su primer y casi definitivo revés en su intención de ejecutar reformas constitucionales para limitar la cuestión de confianza por parte del Ejecutivo. Esto luego de que no se alcanzaran los dos tercios del número legal de congresistas hábiles para ello. Y aunque luego vino una reconsideración, siempre impulsada por el alfil de César Acuña, el congresista de APP Luis Valdez, el pleno reconfirmó que los números no iban a alcanzar: 80 votos a favor, 30 en contra y 4 abstenciones.

Si bien se pensó que se podía sacar adelante en la cuarta legislatura, ahora solo tocaría acudir a la vía del referéndum. Pero según fuentes congresales, esto no prosperará. ¿Cuál es la historia de este fracaso por buscar poner candados al próximo Ejecutivo? Sudaca conversó con diversas fuentes parlamentarias para entender quiénes estuvieron detrás y cómo se les quemó el pan en la puerta del horno.

Para las fuentes no hay duda de que la desesperación de los congresistas tiene su punto de origen en la resaca del 2019. “Hay un tema que se dice, pero en el texto se nota más. Hay un trauma con Vizcarra. Lo que hizo en 2019 ha dejado a muchos traumados y el documento responde directamente a las cosas que él hizo”, dice una fuente.

Un segundo tema es la alianza estratégica entre fuerzas políticas. Pese a que el líder de APP, César Acuña, negó una alianza con Fuerza Popular, es innegable que existe una sociedad. En esa línea, la iniciativa buscaba poner más candados a una eventual disolución del Parlamento por parte de un más que probable gobierno de Pedro Castillo. Y por el contrario, tenerla más fácil para vacarlo. De esta manera, cualquier arranque autoritario del presidente estaría limitado, pero también se entrancaría cualquier reforma mínima sobre la que la mayoría parlamentaria pueda estar en contra.

Otro tema que no es menor es el afán de protagonismo de Luis Valdez, un personaje muy cercano a César Acuña. Valdez es visto por sus opositores como un congresista afanoso por dejar huella en la historia parlamentaria. Y el que parece estar en la misma sintonía es su compañero de bancada Omar Chehade, que ya había propuesto una reforma constitucional cuando era parlamentario oficialista de Ollanta Humala. Ambos personajes, como quedó demostrado en la vacancia a Vizcarra, guían los pasos de la bancada de APP.

Luis Valdez, alfil de APP, busca la exposición según fuentes parlamentarias (Foto: Andina).
Luis Valdez, alfil de APP, busca figuretear según fuentes parlamentarias (Foto: Andina).

Pero detrás de este intento también hay un ánimo de confrontación con el actual presidente de la República, que llegó a su nivel más álgido ayer, como veremos líneas más adelante. “En el Congreso se piensa que Sagasti está ahí por circunstancias del destino nada más. Además, se considera que de alguna manera oprime a los parlamentarios y los trata mal. Es más un tema emocional”, cuenta otra fuente parlamentaria.

APP, por supuesto, no actuó solo. Podemos Perú y Acción Popular fueron las bancadas donde se pudo cosechar más apoyo. Algunos de sus aliados, sin embargo, retrocedieron a última hora. Pese a que hubo un acuerdo inicial con UPP y el Frepap, estos últimos se bajaron del carro. En primer caso, las razones se basarían en un acercamiento con Castillo. En el segundo, dicen las fuentes parlamentarias, desistieron del apoyo cuando vieron que un proyecto de ley que favorecía la inscripción de su partido -que no logró pasar la valla en las últimas elecciones- no terminó de cuajar.

Choque con Sagasti

Previo al pleno de ayer 10 de junio, los congresistas, nuevamente liderados por APP, pusieron en la mira a Francisco Sagasti y una posible censura en su contra. ¿Qué había pasado? Una tensa reunión entre el hijo putativo de César Acuña, Luis Valdez, y el presidente interino. 

Valdez, presidente de la Comisión de Constitución, aseguró a los medios que le había dicho al presidente que en la comisión que preside no se iba a impulsar la reforma de bicameralidad, pese a que, afirmó, es necesaria. Sin embargo, en cuanto a la cuestión de confianza, sí señaló el interés por sacar la reforma adelante. 

Le recordó el cierre del Congreso del 2019 y el riesgo que supone que el Ejecutivo pueda plantear cuestiones de confianza a la ligera ante un eventual presidente autoritario. “Por no querer responder el pliego interpelatorio, podría solicitar una cuestión de confianza”, declaró.

Después de la reunión y previo a que fracase el intento de la reforma, Valdez había señalado que la actitud de Sagasti fue muy confrontacional y amenazó con una denuncia constitucional en caso el mandatario utilice sus “poderes fácticos” para las reformas. Sagasti respondió minutos después: «No hay ningún interés de intimidar nada que permita el más mínimo resquicio para una acusación constitucional. Aquí de repente el ladrón cree que todos son de su condición». 

Los congresistas se sintieron agredidos en general, por lo que se empezaron a esbozar algunos caminos. Fuentes del congreso señalan que algunas bancadas, entre ellas de Fuerza Popular (FP) y Unión Por el Perú (UPP), estaban cocinando una moción de censura en contra del presidente Sagasti.

No encontraban excusas posibles hasta que en la noche Willax reveló una conversación entre el presidente Francisco Sagasti y Mario Vargas Llosa, donde el primero le habría pedido interceder con Keiko Fujimori para que acepte su derrota.

Sagasti salió a responder a los pocos minutos desde su cuenta de Twitter. “Deploro que se distorsione y malinterprete una acción orientada a mantener la tranquilidad en un ambiente tan polarizado, complejo y difícil, plagado de mentiras y distorsiones, como el que estamos viviendo”, escribió en uno de los mensajes.

Hoy por la mañana, sin embargo, Valdéz rechazó cualquier intento de censura. “Más allá del reproche político que es natural, en el Congreso no se tiene el más mínimo ánimo [de censurar]. [Sagasti] debe entender que es el primer mandatario y su distancia al proceso electoral es importante”, dijo.

¿Qué pasó para que la rabieta de APP cambiara tan pronto? Quizá la respuesta esté en que César Acuña quiera calmar los ánimos en su intento por acercarse políticamente al profesor.

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app, Bicameralidad, César Acuña, Congreso, Francisco Sagasti, Luis Valdéz, reforma constitucional

El Partido Morado (PM) se desmorona. De la plataforma que hace seis meses colocó a Francisco Sagasti en la presidencia, tras una audaz negociación parlamentaria, hoy queda un páramo arrasado por riñas intestinas y un grupo de dirigentes tratando de recoger los escombros para volver a construir. Los sueños electorales se apagaron con el fracaso de abril, y el cariño entre el gobierno y el aparato partidario está roto.  

 

Los dirigentes que aún quedan junto a Julio Guzmán culpan de su derrota en las urnas a Sagasti. Ello pese a que, en lugar de servirle como pararrayos natural ante los embates de sus adversarios, eligieron un discurso de distanciamiento retórico. “¿De dónde sale esa absurda separación?”, reclamó ayer por la noche Carlo Magno Salcedo, en una reunión virtual con otros 375 militantes a la que Sudaca pudo infiltrarse.

Salcedo es asesor presidencial desde noviembre. Pidió licencia a sus cargos partidarios, pero ha sido un personaje clave en la construcción de la doctrina republicana que ha adoptado el PM. Como tal, es el nombre más pesado entre los 14 dirigentes −nacionales y regionales− que ayer renunciaron públicamente a un proyecto político en naufragio. A solo dos años de conseguir su inscripción, el Partido Morado está a poco de perderla. Y en las bases se cocinan más dimisiones.

Para entender por qué los que se van acusan a los que se quedan de ‘argolleros’ e incapaces, mientras que al revés son condenados como desleales y revanchistas, queda por contar la historia de los últimos seis meses. Y no es este apenas un lío de blancos, sino el ocaso de una organización a la que todavía está afiliado el presidente de la República.

 

Sentimiento centralista

“Si el ciudadano Sagasti es presidente, es porque hubo un morado en cada región del país recolectando firmas”, dijo uno de los que participaron en el Zoom disidente de anoche, al que se llamó ‘Conexión Republicana’. Tal como los apristas se llaman “compañero” y los accionpopulistas “correligionario”, los morados han agregado un “ciudadano” antes de referirse los unos a los otros. 

Esta no es la única costumbre que el partido ha copiado de la política tradicional. La otra es el manejo centralista de las decisiones clave, en desmedro del poder de las bases regionales. Así lo indican hasta cinco fuentes con las que conversó Sudaca para esta nota. Y lo acepta como error de esta última campaña el propio secretario general del partido, Rodolfo Pérez. “Sí, esta fue una campaña que no tuvo un mensaje para las regiones”, dice.  

Wilder Mamani, secretario de plan de gobierno de Arequipa y otro de los renunciantes, asegura que el malestar de sus bases tiene varios meses. Se queja de las decisiones de su bancada y, luego, de la democracia interna. En octubre del año pasado, un mes antes de las elecciones internas que dieron como vencedor a Guzmán, militantes arequipeños enviaron un oficio al actual congresista José Antonio Núñez pidiendo que se investigue la inscripción irregular de “aproximadamente 400” nuevos militantes y advirtiendo la intención del guzmanismo de, con ello, “asegurar una elección interna”. 

El 19 de diciembre del año pasado, en una reunión con las bases de esa región, el ya electo Julio Guzmán le dejó claro a Mamani lo siguiente, de acuerdo a un audio al que pudo acceder Sudaca: “El comando de campaña va a tomar decisiones sobre la gente que confíe, y que confíe no solo en el jefe de campaña, sino que confíe y crea en el candidato presidencial. Todos aquellos que lamentablemente tengan dudas o no crean o están confundidos o lo que sea, no van a ser parte del equipo. Porque para esto […] hay que estar convencidos de que la fórmula presidencial Guzmán-Pablo va a ganar”.

Después de Lima, Arequipa es el segundo bastión de los morados. En estas elecciones, fue la única circunscripción además de la capital donde pelearon una curul. La perdieron contra el partido de su acérrimo enemigo Rafael López Aliaga. Fue la región que quedó más molesta tras el último 11 de abril. 

“Los candidatos al Congreso [de Arequipa] tuvieron que cargar una mochila muy pesada en función a los errores de campaña del partido […] El efecto arrastre de la candidatura presidencial fue más un ancla”, se queja Mamani. Señala dos ejemplos ya clásicos: el spot del bus morado y la conversación sobre marihuana. Agrega que se trató el tema agrícola “como si fuera solo semillas, vacas y créditos agropecuarios, demasiado simplón para un partido con un reto nacional”.  

Desde el 13 de abril, Sudaca adelantó que las bases regionales se preparaban para pedir la cabeza de Guzmán y, de no tener éxito, dimitir. El comunicado publicado ayer combina −a partes iguales− firmas de militantes vinculados a la Secretaría de Doctrina con dirigentes regionales de Arequipa, Lambayeque, Junín, Huancavelica y Áncash. Decenas de militantes de las bases departamentales discuten sumarse al pronunciamiento de sus cabezas. 

El documento de los renunciantes detalla los errores de Guzmán y su círculo: “su profunda incapacidad para generar espacios de decisión colegiada y de diálogo que empoderen a la militancia, su opción por las argollas, y la acomodada y falsa lealtad personal (o subordinación acrítica) al líder”. 

En las internas, la congresista Carolina Lizárraga ya había llevado la bandera de la representación de las regiones en contra del centralismo de Guzmán. Perdió rotundamente, aunque sus seguidores acusaron irregularidades en el proceso. Pedro Gamio, exintegrante de la plancha de Lizárraga y otro de los renunciantes, asegura que ella no renunciará al partido hasta que acabe su mandato como congresista, pese a que desde hace mucho no hace vida institucional. 

Todas las fuentes que hablan sobre centralismo político acompañan su afirmación con un nombre: Jonathan Reynaga. Huancaíno radicado en Nueva York, ha hecho su carrera y su vida en Estados Unidos. Está tan afianzado en la cultura norteameriana que incluso hoy habla el español con la sintaxis del inglés y un ligero acento gringo. 

Reynaga, exasesor del británico de Tony Blair, fue uno de los socios fundadores de la productora de contenido de entretenimiento Tiny Horse, que se vendió por US$30 millones hace un año, según la revista Variety. Es amigo de Daniel Olivares y de Guzmán, y también dirigió su campaña ‘contra los dinosaurios’ en el 2016. Asegura creer en el proyecto morado, pese a la cantidad de anticuerpos que este medio ha podido comprobar que tiene en la interna.

Mamani, por ejemplo, dice haberse sentido “ninguneado” por el jefe de campaña. Otras fuentes que pidieron anonimato recalcaron su molestia con la selección de los invitados que él tuvo a cargo. 

Reynaga se defiende brevemente en diálogo con Sudaca. “Después de las elecciones internas, los que perdieron saboteaban a los ganadores. Y los ganadores estaban más concentrados en [las municipales del] 2022. El compromiso de hacer campaña no estaba ahí”, dice sobre el fracaso electoral fuera de Lima.

Jon Reynaga (el segundo de la izquierda) junto a otros tres socios fundadores de Tiny Horse, la empresa estadounidense que vendieron el año pasado.

La grieta de origen

Si el barco morado hoy se hunde, es porque se empezó a agrietar hace varios meses. Según lo que explicó en el Zoom de anoche Salcedo, exmiembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y de la Comisión Política, Guzmán tomó junto a su círculo cercano la decisión de separar al gobierno de Sagasti de la bancada y la militancia apenas este asumió. En lugar de abrazar su rol como partido que gobierna, buscó que los posibles errores del presidente no afecten la campaña morada. Obtuvo 2,3% de los votos. 

La grieta entre el Ejecutivo morado y el partido del mismo color se agrandó en diciembre, cuando Sagasti firmó dos decretos supremos que autorizaban a una minera fantasma a adquirir derechos mineros en la convulsionada zona de frontera de Tambogrande, en Piura. La congresista morada de esa región, Angélica Palomino, movió a su bancada para solicitar en conjunto la derogación de ambas normas. 

El gobierno cedió y anuló los decretos luego de unos días. Sin embargo, Palomino se sintió desairada por el presidente, a quien pensó poder llegar con mayor facilidad. El trato que recibió en el interín, cuentan dos fuentes cercanas a ella, la hizo tomar una actitud casi de oposición de allí en más. Un congresista de su región confirma que se sentía defraudada porque esperaba ser recibida con más amabilidad por un presidente de su partido.

Según dijo Salcedo en el Zoom, el gobierno quedó desamparado políticamente ante sus adversarios. En tienda morada tienen especialmente presentes los ataques de programas como el de Beto Ortiz, en Willax TV. Fuentes del partido alegan que, de haber tenido un aparato institucional como respaldo político, el gobierno habría podido responder con más contundencia a sus ‘informes’ sobre la vacuna de Sinopharm, que retrasaron el proceso de inmunización. 

En el Zoom de anoche, Salcedo aseguró que el gobierno ha podido conversar con sus congresistas en los últimos seis meses apenas de forma individual, como en los casos de Olivares y Gino Costa, pero no con la bancada como un bloque. Fuentes cercanas a la presidencia de la República confirman que incluso el vínculo entre Sagasti y Guzmán se ha resquebrajado. 

Tras el desastre electoral del último 11 de abril, y pese a la retórica de distanciamiento que intentaron poner en medio, el guzmanismo ha hecho circular en la interna una explicación sobre la derrota que tiene como pilar la baja aprobación de Sagasti. Así lo confirma a Sudaca Rodolfo Pérez, quien atribuye la mala performance electoral a tres factores: “un serio problema de posicionamiento político”, los ataques de Willax y compañía, y el gobierno de Sagasti. 

Pérez dice que a Sagasti hoy “no le ayuda que su asesor principal [Carlo Magno Salcedo] esté tomando este protagonismo político” y acusa a Gamio de esgrimir un “revanchismo infantil” por perder en las internas. Asegura que no entiende a los firmantes del comunicado, porque ya hay un proceso interno de reestructuración, en el que primero se está escuchando a la militancia y “analizando los errores”. Pero el presidente sigue siendo el mismo que perdió. «No hay voluntad de enmienda», reclama Gamio.

La gota que terminaría hundiendo al barco que Guzmán se niega a abandonar cayó el último lunes 10. Según tres fuentes, Salcedo −quien intentó regresar a los espacios políticos del partido en las últimas semanas− fue expectorado de un Zoom partidario en que estaba Reynaga. Este niega haberlo sacado de la reunión virtual, pero con ese confuso incidente la grieta terminó de quebrarse. 

Salcedo, quien presidió la Secretaría de Doctrina, fue el enlace entre el descontento regional y el nacional, confirman sus firmantes. Así fue que se terminó alumbrando el comunicado que señala: “denunciamos la decisión manifiesta de la mayoría de la dirección nacional de no asumir responsabilidades, de no rectificar y, por lo mismo, liquidar a una organización política que estuvo llamada a hacer la diferencia en el país”. 

Pérez, del ala guzmanista, y Zenaida Solís −quien tuvo un choque con Sagasti recientemente por la promulgación de la Ley Antimonopolio− han asegurado que lo que le ocurre al Partido Morado no es una rotura. A menos que tengan éxito en una eventual impugnación, la próxima tarea que tendrán para reflotar el barco es la reinscripción partidaria.

Además de los 14 dirigentes que firman el comunicado, han renunciado ya Raúl Salazar, socio de Macroconsult y exjefe del plan de gobierno y Marco Zevallos, ex personero legal. El columnista de este medio Daniel Parodi también ha manifestado su alejamiento. La mayoría de ellos había abandonado al guzmanismo. Y aún más: ahora el PM podría quedar solo con invitados en el nuevo Congreso. 

Tocará ver si Guzmán asume la responsabilidad en la derrota política o se coloca nuevamente al frente del nuevo partido cuando se reinscriba, que probablemente tenga el mismo nombre porque él lo ingresó bajo su titularidad en Indecopi. Lo que sí es claro es que será un proyecto distinto al que está naufragando. 

 

Fotoportada: Leyla López

 

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Francisco Sagasti, Julio Guzmán, Partido morado

En medio del bullicio electoral, hay un hecho político que está pasando relativamente inadvertido, y es la excelente gestión administrativa que está desplegando el presidente Sagasti en las tres materias que se comprometió a respetar: lucha contra la pandemia, salida de la crisis económica y neutralidad electoral.

Acaba de anunciarse la firma de un contrato para la llegada segura hasta fin de año de 60 millones de dosis de vacunas, cantidad suficiente para inmunizar a todo el país, de sobra. Y Sagasti recibió el gobierno con nada entre manos. La gestión lamentable de Vizcarra, Gustavo Zevallos y Víctor Zamora -prejuiciada ideológicamente o con intereses subalternos-, se la pasó entretenida enmaniobras políticas para mantener alta la popularidad gubernativa y no movieron un dedo para proveer al país del único medio seguro que existe para controlar la pandemia, como es la vacuna.

En ese sentido, hay que reconocer el trabajo valioso del Presidente, de la premier Violeta Bermúdez y de modo particular del canciller Allan Wagner, quien se ha puesto al hombro la tarea de gestionar los contactos y contratos con los laboratorios. Y en términos de vacunación la labor del ministro de Salud, Oscar Ugarte, complementada por la superlativa eficacia de Fiorella Mollineli en EsSalud, han garantizado un proceso ordenado y transparente.

Llama la atención por ello la estupidez soberana de algunos congresistas que pretenden censurar al gobierno si es que éste acude al Tribunal Constitucional por la ley que permite el retiro de fondos de las AFP. Personalmente, creo que el Gobierno debiera permitirle a la clase media recuperar algo de holgura presente, aun a costa de su jubilación futura, porque la emergencia la amerita, pero si decidiese otra cosa, lo entendería como un acto soberano del Ejecutivo.

Tirarse abajo en estos momentos al gobierno, supondría un acto de irresponsabilidad extrema. Sería ahondar la crisis política, atizando la hoguera de la cual se alimentan candidatos radicales como Pedro Castillo, cuya disrupción ha sido posible justamente por la simultaneidad de crisis que hemos soportado.

Ojalá las mayorías congresales no hagan eco de esta barbaridad y más bien reconozcan que el país está siendo bien conducido, a pesar de la emergencia bajo la cual llegó al manejo del Estado Francisco Sagasti, en medio de inestabilidad política y convulsión social.

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Allan Wagner, Francisco Sagasti, vacunas

El Partido Morado obtuvo el 7.4% en las elecciones congresales extraordinarias del 2020. Y en las elecciones del 2016, antes de que el JNE lo retire injustamente de la contienda Guzmán llegó a bordear el 20% y asomarse como casi seguro partícipe en la segunda vuelta electoral.

¿Qué puede explicar el desastre? Como siempre, hay varios factores. Creo que el más incidente ha sido el escándalo del incendio, que fue una prueba de carácter para el candidato y allí claramente demostró que salió huyendo para evitar la vergüenza conyugal y pública sin quedarse a asumir las consecuencias de sus actos. Por culpa de ese incidente, previo a la votación congresal última, apenas colocó nueve parlamentarios.

Pero no basta ello para explicar el castigo popular a alguien que mal que bien es uno de los más articulados y que, además, ha tenido buenos congresistas vigentes y ha logrado armar una lista potable para esta elección.

Creo que Guzmán está concentrando en sí, el hartazgo de un sector mayoritario de la población con un segmento ideológico que si bien no ha ganado nunca una elección presidencial (salvo en el caso municipal de la Villarán) se ha encargado de infiltrarse en varios gobiernos. Este centroizquierdismo progresista, también llamado “caviar”, tuvo alta participación con Toledo, con Humala, con la Villarán, y también con PPK, Vizcarra y Sagasti, regímenes que precisamente no gozan del aprecio popular estos momentos. Se han ganando la antipatía ciudadana.

De otro lado, no parece tan sólida la tesis de que la gobernanza de Sagasti lo afecte. Al contrario, lo debería haber ayudado si el propio Guzmán, tontamente, no se hubiera encargado de tratar de marcar distancia. Sagasti, a pesar de todo, tiene 24% de aprobación, según Ipsos. Que un tercio de ese sector poblacional se endosase a Guzmán, habría bastado para colocarlo en el pelotón que hoy se disputa el pase a la segunda vuelta.

Encima Guzmán, no ha hecho una campaña prodigando su plancha presidencial o a su lista congresal, que claramente tiene mayor aceptación que él mismo. Su narcicismo le ha jugado una mala pasada y hoy sufre las consecuencias de malas decisiones, sumadas a las razones mencionadas.

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Francisco Sagasti, Julio Guzmán, Partido morado

Aparece una legítima denuncia periodística en la que se informa que la excanciller Elizabeth Astete señaló ante el Congreso haber informado de su inclusión en la lista del vacunagate al propio presidente Sagasti y que éste no dijo nada y que inclusive le habría dado su autorización, habiendo solo reaccionado cuando se desató el escándalo.

Palacio ha emitido un pronunciamiento en el que niega los hechos y arguye que el día en el que supuestamente se produjo el intercambio de información entre Sagasti y Astete, no hubo sesión del Consejo de Ministros. Acto fallido, porque luego se ha conocido que el día señalado sí hubo una reunión entre el Presidente, la excanciller y la exministra de Salud, Pilar Mazzetti.

Si se certifica el hecho -lo tendría que aseverar Mazzetti, presente en la susodicha reunión-, el Presidente habría incurrido en una falta, sin duda. No tenemos la capacidad de asegurar o desmentir el hecho, pero la torpeza comunicacional del gobierno ya es legendaria y solo abona en favor de la hipótesis denunciada, lo que en el peor de los casos, lleva a Sagasti al borde del delito o de una falta administrativa y en el mejor lo deja como un mentiroso.

No obstante ello, es necesario advertir una vez más, la torva intención de muchos políticos de aprovechar la circunstancia para tratar de sacar a Sagasti del poder. Como buitres al acecho de carroña, estos políticos (congresistas y candidatos) solo tienen en mente desestabilizar el país más de lo que ya lo está.

Se conjugan dos intereses: la mafia de las universidades truchas que a toda costa quiere hacerse del poder para tumbarse a la Sunedu, la reforma universitaria y recuperar la licencia perdida de sus universidades (mafia que cuenta con enorme representación congresal), y algunos candidatos que saben que a mayor zozobra mayor impacto de su aparente radicalidad y actitud confrontacional.

Impresiona que a estas alturas de la crisis, a sabiendas del retraso administrativo y político que podría generar un nuevo cambio de gobierno, haya quienes antepongan sus intereses particulares al bienestar del país. A nadie en su sano juicio le debería parecer conveniente interrumpir el mandato de Sagasti, quien, a pesar de la aparente inconducta imputada, no calificaría para merecer el castigo de la vacancia por incapacidad moral que pueda llevar al Congreso a censurarlo. Solo un incendiario antipatriota podría pretenderlo.

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Elizabeth Astete, Francisco Sagasti, Pilar Mazzetti

En septiembre del 2017, el actual ministro de Energía y Minas, Jaime Gálvez Delgado, trabajaba como gerente de desarrollo sostenible en la minera sudafricana Gold Fields. Ese mes decidió dar el salto al sector público. Pero no hay forma de cruzar la llamada ‘puerta giratoria’ sin tener, tarde o temprano, que mirar para atrás. Finalmente, ha llegado ese momento.

Gold Fields, el ex centro de labores de Gálvez, ha sido cliente de larga data de la firma de abogados CMS Grau, cuya área minera es célebre en el mundo del derecho corporativo. Este estudio fue el encargado de constituir, en noviembre del 2017, Nuevo Arcoiris SAC, una empresa creada con S/1.000, sin maquinaria y sin oficina propia. Su dirección, según los papeles, fue la misma que la del Grau: Av. Santa María, 130, Miraflores.

Nuevo Arcoiris fue creada, en estricto, como un fantasma. Una empresa sin activos significativos ni operaciones propias. Algunos de sus accionistas, incluso, son socios del área minera del bufete que le dio la vida. Luego, ocurrió lo esperable: mediante la ya conocida ‘capitalización de deuda’, el cascarón pasó a ser propiedad de una minera canadiense, Tesoro Minerals Corp.

Esa empresa, a través de Nuevo Arcoiris, acaba de obtener autorización para adquirir 21 derechos mineros en Tambogrande, una zona de frontera en Piura de la que la población ya ha expulsado antes a otra minera de la misma nacionalidad. Los dos decretos supremos emitidos a favor de Nuevo Arcoiris  (N°027-2020-EM y N°028-2020-EM) llevan la rúbrica de Gálvez y del flamante presidente, Francisco Sagasti.

Las 16.300 hectáreas de los 21 derechos mineros que se ha autorizado a Nuevo Arcoiris a adquirir. Fuente: Cooperacción.

Apuros y transacciones

Sagasti no esperó ni tres semanas tras asumir el cargo para despachar los decretos. El pasado 8 de diciembre, estos fueron publicados en El Peruano, autorizando a la empresa fantasma a algo tan valioso como un poema de Vallejo: hacer sus trámites de concesión para explorar si hay oro, plomo, cobre, zinc y plata en un territorio fronterizo con Ecuador, algo prohibido constitucionalmente para empresas de capitales extranjeros, pero permitido si es que se argumenta “necesidad pública”.

Este 2020 ha sido un año de mucha suerte para Sagasti y Gálvez. El pasado 17 de noviembre, el primero asumió la Presidencia del Perú, tras la caída de Merino y, antes, la vacancia de Vizcarra. Dos días después, el 19 de noviembre, nombró al segundo en el cargo de ministro de Energía y Minas (Minem). Hasta ese momento él tenía cuatro meses como viceministro de Minas en esa cartera.

Y parece que a Nuevo Arcoiris también se le ha presentado la virgen. Los decretos supremos indican que tiene como accionistas a la canadiense Tesoro Minerals Corp, con 99,9996%, y a Raúl Alfredo Ferreyra Martínez , con apenas 0,0004%. Ferreyra –sorpresa– es socio del área minera del Grau. Pero no siempre la empresa ha tenido esa composición en su accionariado.

El 21 de noviembre de 2017, Nuevo Arcoiris fue inscrita en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp) con solo S/1.000. La empresa fue creada sin una oficina propia, sin máquinas, sin plana gerencial ni solvencia económica inmediata para un proyecto de envergadura, según consta en el kardex o carpeta de aumento de capital KR-401851 en la Notaría Paino.

El canadiense Patrick Jeremy Elliott adquirió, al constituirse la empresa, 999 acciones (el 99%) y la abogada María Cecilia Gonzales Guerra, también socia minera de Grau, apenas una acción. Elliott conformó el cascarón en calidad de turista, presentando apenas su pasaporte.

 Traspaso de acciones

¿Cómo se llegó a la actual composición accionarial de Nuevo Arcoiris? En mayo del 2019 hubo un aumento de capital originado por una extraña deuda con Tesoro Minerals, de S/259,712.96, registrada también en la Notaría Paino. Una empresa sin operaciones u oficina tenía una deuda de varios cientos de miles de soles con otra.

Y según consta en el documento titulado “Aumento de Capital por Capitalización de Créditos y Modificación Parcial de Estatutos”, hubo una junta de accionistas de Nuevo Arcoiris en la que se completó el premeditado traspaso de acciones. Fungió como presidente de Tesoro Minerals Corp., presentando un poder, otra socia minera del Grau: Amelia Marite Aragaki Nakahodo. Patrick Elliott, hasta entonces accionista mayoritario de Nuevo Arcoiris, estaba fuera del país.

Elliott es un ciudadano canadiense de 40 años que funge como parte del comité de asesores de Tesoro Minerals. Es un geólogo y empresario con perfil de cow-boy minero que, según su perfil de LinkedIn, ha trabajado en la búsqueda de metal en varios países de Sudamérica y hasta en la Unión Soviética. Lo ha hecho como empleado de distintas ‘junior’, que es como se le conoce a aquellas compañías que no se dedican a extraer el mineral sino a comprobar su existencia, y dimensionar los costos y necesidades de un proyecto.

La relación de Elliott con el Perú es larga. Asegura haber trabajado como geólogo en el megaproyecto arequipeño de cobre Zafranal, de capitales canadienses, y además registra un nutrido movimiento migratorio: 31 entradas y salidas de permanencia corta en el país desde el 2007. Se mueve entre México, Colombia, Brasil y Argentina. También está registrado como vicepresidente de desarrollo corporativo del grupo Globetrotters, que explora minerales en la región. Y, como casi todos los ejecutivos metidos en el mundo de las ‘junior’, se publicita como presidente de Pac Roots, una compañía dedicada al negocio legal de la marihuana.

Regresemos a la recomposición accionarial. “El presidente manifestó a la junta que la sociedad mantiene una deuda frente a su actual accionista, la empresa Tesoro Minerals Corp. por el monto ascendente a USD 78,203.24 equivalente a la suma de S/ 259,712.96. Deuda que la referida empresa tiene interés en capitalizar…”, indica el texto del kardex antes mencionado. El texto no precisa cómo se originó esa deuda si, desde su creación, Nuevo Arcoiris solo había realizado trámites preliminares para la obtención de las concesiones mineras en Piura.

En descargos enviados a Sudaca, Nuevo Arcoiris SAC aseguró que la acreencia que posteriormente se transformó en acciones de Tesoro Minerals se generó por los “trámites de conformación de la empresa, pagos de contabilidad” y “asesores externos”. “Son gastos que se deben asumir desde el día uno”, dijeron.

Los S/256 mil de deuda que tenía Nuevo Arcoiris SAC con Tesoro Minerals.

Sobre la transferencia de acciones de Patrick Elliott a Tesoro Minerals, la empresa explicó que esta se dio a través de un contrato de transferencia de acciones entre ambas personas (una natural y otra jurídica). Sudaca pidió copia del libro de matrícula de acciones para verificar todo lo señalado, pero la empresa respondió que se trata de una documentación privada.

Tesoro Minerals Corp. no posee una sucursal en nuestro país ni una partida de constitución en Sunarp. Solo tiene presencia real en el espacio electromagnético del Internet, es decir, en una página web: www.tesoromineralscorp.com. Esta es una práctica común en el opaco mundo de las ‘junior’, que aparte de Canadá o Australia suelen trabajar en países del tercer mundo abundantes en recursos naturales. “En este momento contamos con los activos necesarios para la etapa en la que nos encontramos”, dijo Nuevo Arcoiris.

El caso Manhattan

El Estudio CMS Grau ya tiene amplia –y quizás no tan buena– experiencia en Tambogrande. Curiosamente, en 1999 Miguel Grau Malachowski, de cuyo apellido toma el nombre la firma, y Juan Carlos Escudero Velando, actual managing partner de la misma, fungieron de apoderados de la minera canadiense Manhattan Minerals Corp. de cara al contrato de opción de constitución de sociedad anónima para el desarrollo de actividades mineras en ese distrito de Piura.

El derecho a la actividad minera ya había sido dado a la compañía previamente por el gobierno de Alberto Fujimori, mediante el decreto supremo 013-99-EM. Los dos decretos a favor de Nuevo Arcoiris firmados por Sagasti son estándar, casi idénticos a aquella norma.

Manhattan estuvo representada por los actuales socios del Grau, el mismo bufete legal que ahora es apoderado de Nuevo Arcoiris SAC.

En 2002, tras realizarse la primera consulta popular en Tambogrande, donde el 95% de la población dijo “No” a la minería, estallaron protestas que terminaron con la expulsión de Manhattan del país. El caso es emblemático porque se trató del primer proyecto minero de la historia en ser paralizado por oposición de una comunidad local, según la ONG Cooperacción. Desde entonces, los grandes empresarios mineros han hablado de Tambogrande como ‘el gran fracaso’ de la industria y han codiciado el momento de regresar a la zona.

La autorización para adquirir derechos mineros en Tambogrande que ha sido otorgada a Nuevo Arcoiris por el gobierno en tiempo récord está muy cerca de la zona donde Manhattan fue expulsada. Cooperacción ha publicado un reciente artículo en el que explica, a través de un mapa de geolocalización, que si bien los 21 derechos en 16.300 hectáreas no están exactamente en el mismo sitio (el proyecto de hace 20 años demandaba relocalizar todo un pueblo) la afectación sería similar porque se trata de un terreno agrícola.

El alcalde distrital de Tambogrande, Alfredo Rengifo, ha asegurado que la concesión ha sido otorgada a Nuevo Arcoiris SAC sobre hectáreas de tierras de agricultores cuyos derechos serán directamente vulnerados. Rengifo, además, ha anunciado un paro minero y la recolección de 10 mil firmas de tambograndinos para solicitar al presidente Sagasti y al Congreso la derogatoria de los decretos.

Incluso, la congresista del Partido Morado por Piura, Angélica Palomino, ha enviado un oficio –con el respaldo de su bancada, de la que hasta hace un mes formaba parte Sagasti– solicitándole al ministro de Energía y Minas la derogación de los decretos. “Dirigentes agrarios y ciudadanía […] ven con preocupación y malestar que el gobierno de transición emita dispositivos legales que deberían ser consultados previamente con las autoridades y representantes de mi región”, dice la carta.

 

 

 

El ministro Gálvez respondió a Sudaca en un correo electrónico que la concesión ha sido dada por “necesidad pública”. Aseguró que “la Ley General de Minería dispone que la industria minera es de utilidad pública y que la promoción de inversiones en la actividad minera es de interés nacional”. Ello porque “genera divisas para el país, aumenta la recaudación de impuestos, posibilita la distribución de canon”, entre otros.

Otro recuerdo: Kuntur y el gasoducto

Los elementos de la historia calzan con una conocida práctica del mundo empresarial, no solo en minería. En octubre de 2008, por ejemplo, la ‘empresa fantasma’ Kuntur obtuvo la concesión directa, sin concurso público, de la obra del primer gasoducto del sur (que luego se transformó en el proyecto Gasoducto Sur Peruano). No tenía capacidad financiera ni técnica. Al igual que Nuevo Arcoiris, fue constituida con la dirección jurídica de un estudio de abogados, el Muñiz, y carecía de oficina propia. La concesión de la obra la entregó el expresidente Alan García.

La empresa Conduit apareció después como propietaria de Kuntur, pese a que nunca hubo una relación formal entre ambas, como ocurrió entre Tesoro Minerals y Nuevo Arcoiris. Odebrecht se convirtió al poco tiempo en la encargada de construir el gasoducto para Kuntur y empezó a realizar los supuestos estudios preliminares de la obra. Como ha revelado Cuarto Poder, esto generó una millonaria deuda de Conduit con Odebrecht que aquella no podía pagar. A la postre, según documentos mostrados por el programa dominical hace tres años, fue dicha acreencia la que llevó a la brasileña a empezar la compra de acciones en Kuntur. 

El 28 de marzo de 2012, según los informes de las dos comisiones Lava Jato del Congreso, Odebrecht terminó la adquisición de Kuntur. Ya con el dominio de la zona, postuló a la nueva concesión del Gasoducto Sur Peruano y ganó. Tras estallar el ‘caso Odebrecht’, la multimillonaria obra quedó paralizada.

Conexión Canadá y los descargos 

En respuesta a un cuestionario enviado por Sudaca, el ministro Gálvez recordó que se reunió con representantes de Tesoro Minerals Corp en noviembre de 2019, en la convención minera PDAC 2019, en Canadá. Lo hizo, asegura, en su calidad de Director General de Promoción y Sostenibilidad Minera del Minem.

El ministro Gálvez no ha precisado por iniciativa de quién se realizó esa reunión formal ni ha brindado detalles de la misma. En convenciones de este tipo, empresarios mineros y funcionarios públicos se reúnen para tratar posibles futuras inversiones. Gálvez negó tener amistad ni vínculo laboral directo con Tesoro Minerals o sus abogados.

“Los decretos supremos publicados no otorgan ninguna autorización para realizar actividades mineras. Únicamente otorgan a la empresa solicitante el derecho de proseguir con sus procedimientos administrativos iniciados ante el Ingemet, a fin de obtener sus respectivas concesiones mineras”, añadió. Si bien es cierto que los trámites aún no han sido completados, los dos decretos son claros en especificar que autorizan a Nuevo Arcoiris a adquirir los derechos mineros en zona de frontera y a realizar actividad minera una vez que cumplan con el resto de requisitos legales y ambientales.

Sobre el conflicto social en la zona, Gálvez aseguró que el proyecto se desarrollará “solo si se llega a un consenso con la población” y que el proceso de participación ciudadana –cuyo resultado ya se puede adelantar de la posición del alcalde de Tambogrande– se da al final. Sobre el fallido antecedente de Manhattan Minerals, respondió que ahora “las actividades mineras han mejorado sus estándares sociales y ambientales” y que pueden coexistir con la agricultura.

Tambogrande otra vez vuelve a ser noticia, más por recovecos corporativos y cascarones empresariales que por los frutos de su tierra. Esta historia de mineras ‘fantasma’ y decretos express recién comienza.

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Francisco Sagasti, Partido morado

Hizo bien el presidente Sagasti en romper su silencio dando hoy una conferencia de prensa para absolver muchas dudas de la opinión pública, en particular aquellas vinculadas al tema de las vacunas (aunque, la verdad, el mensaje pecó de difuso y ambiguo en muchos aspectos).

Lo que ha sido una excepción debiera convertirse, sin embargo, en un acto mucho más regular del mandatario. No parece dable que replique la profusión de apariciones de su antecesor Martín Vizcarra, se trata de que vaya construyendo su propio estilo, pero es imperativo que Sagasti construya una relación política con la ciudadanía.

A la fecha, las encuestas aún lo favorecen, como una suerte de resaca de su traumático ascenso al poder. Según la encuesta de IEP, tiene un 58% de respaldo, superior al 52% que tenía Vizcarra al mes de su mandato. Pero en Ipsos no le va tan bien. Apenas tiene un 44% de aprobación y ya un significativo 35% de desaprobación.

A pesar de la cortedad de su mandato, Sagasti tiene varios desafíos mayúsculos que resolver y claramente el piloto automático no lo va a ayudar en absoluto. Requiere reconectar con esa ciudadanía mayoritaria que se opuso a la vacancia de Vizcarra y que salió a las calles a impedir el despropósito restaurador de Manuel Merino y Flores Aráoz.

Sagasti, por ejemplo, tiene que reconstruir los lazos políticos que Vizcarra mantenía muy bien con gobernadores regionales y alcaldes provinciales y distritales. Debe construir su propia base de apoyo popular porque es eso lo único que lo sostendrá políticamente de acá al 28 de julio del 2021.

Si Sagasti cae significativamente en las encuestas la mafiosa coalición vacadora no va a dudar un segundo en tratar de sacarlo del poder y auparse en él para acometer todas las trapacerías que tiene en mente. Y depende del empaque político del inquilino palaciego impedir que ello ocurra.

Los protocolos palaciegos son narcotizantes y pueden hacerle daño a un personaje como Sagasti que no es precisamente un dechado de virtudes populacheras. En términos metafóricos, el primer mandatario tiene que sacarse el pañuelo y sintonizar con las expectativas ciudadanas del momento. Se necesita un Presidente que se arremangue y se ensucie los zapatos recorriendo el país. Un gobernante del país de a pie, no una suerte de coordinador del Acuerdo Nacional para dirigir la infernal maquinaria del Estado peruano.

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Francisco Sagasti, Martín Vizcarra
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