Fútbol

[CASITA DE CARTÓN]  Esta casita de cartón abre sus puertas leyendo el libro ‘China’, del ex secretario de Estado de Estados Unidos, personaje recientemente fallecido a una centena de edad, Henry Kissinger. Libro que ilustra el crecimiento del ‘Dragón Rojo’, que lo ha llevado al día de hoy a posicionarse como una de las economías más grandes del mundo. Si alguien quiere conocerse por qué China es lo que es hoy, tiene que leer este libro imprescindiblemente. Premio nobel de la paz, impulsador de dictaduras y artífice de múltiples guerras, entre ellas aquellas que llevaron a derrocamientos de gobiernos de la región, como pasó con Salvador Allende, o que se impusieron, como lo que pasó con el conocido Plan Cóndor y entre ellos dictaduras sangrientas. Geopolítico y geoestratega superlativo, amado por unos y odiado por otros.

Pero en este caso hablaremos de aquel nefasto día para nuestra selección nacional, que recibirían la visita en el vestuario de Kissinger y de Videla. Un 21 de Junio de 1978 en Rosario, partido que Argentina necesitaba ganar como mínimo por 4-0 para poder pasar de ronda. Perú ya estaba eliminado, pero eso no eximiría del pobrísimo papel que hicieran los seleccionados. De este hecho polémico, José Velásquez diría: ‘Videla entró al vestuario con el secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, supuestamente a desearnos suerte. ¿Qué tenían que hacer ahí? Fue una manera de presionarnos y ver a los que se habían vendido’. Añadiendo que los directivos de la federación recibieron también parte de esa ‘presión’ y ese ‘sentido de bienvenida’, como diría Chumpitaz, por parte de estos siniestros personajes. Otro futbolista que denunciarían aquel acontecer sería Roberto Mosquera: ‘Lo vi en el vestuario y me dio asco. Tenía 20 años y no le di la mano. Cuando un presidente entra con esa prepotencia en el vestuario, están abusando de ti, porque no puedes hacer nada. Está usando su poder para someterte psicológicamente. Te sientes agredido, abusado’.

Entre otras ‘peculiaridades’ del encuentro, el entrenador de la selección sacaría a los 10 minutos del segundo tiempo al ‘Patrón’, jugador imprescindible de nuestro medio campo, cuando el resultado ya nos era adverso, con un 2-0 abajo. Al final quedaríamos con el humillante 6-0. Ante los testimonios por ese hecho, Kissinger negaría los hechos. En una ahora clásica apreciación: ‘Si no me acuerdo, no pasó’. Al final terminaría el equipo del ‘Flaco’ Menotti llevándose la máxima presea, ganando una electrizante final a Holanda.

Por aquel entonces, ante el mundo llegaban ecos de los hechos de violaciones de derechos humanos como muertes, pero después del mundial, el lavado de esa ‘imagen’, revertiría esa apreciación internacional. Esto nos muestra que la política y el fútbol no siempre miran para otra esquina. Y que esta mente maquiavélica sabía tan perfectamente eso y por esa razón estaba metido en todas las piezas del tablero político y del poder real internacional. Jugando a los dados no solamente con los presidentes republicanos o demócratas, sino también con otros importantes protagonistas de la historia como Mao Zedong, Xi Jinping o Putin. De los cuales, de estos últimos, recomendaba no provocar a Rusia y aprender a convivir con China para sobrellevar el mundo. La mano derecha de Rockefeller se fue sin pagar las millones de muertes causados. Pereciendo en su limosina, antes de dirigirse a una convención demócrata, con 100 años de vida.

Esta Casita de Cartón, cierra sus puertas afligido al releer la historia y de la impunidad con la cual los dueños de la guerra manejan las vidas de los habitantes sin el más mínimo escrúpulo, en aras de poder. Se dice que la totalidad de muertes que provocó son un aproximado de 9 millones de víctimas. Si existe un Dios, no creo que lo reciba.

 

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[MIGRANTE DE PASO] Tras pasar tres controles policiales uno llega a pies del estadio. Al entrar se tiene que subir varias escaleras para llegar a la tribuna de popular donde La 12, la barra brava de Boca, se sitúa. Me acomodé a un costado de las escalinatas sin numerar. Pensé que iba a mirar el partido sentado, pero estaba equivocado. Lo que comienza como grupos apartados termina siendo un grupo de miles de personas amontonadas. No puedes moverte más allá de lo que las barras y saltos te permiten. Estás completamente rodeado de personas. Felizmente soy alto. Alguien chato no podría ver nada del partido.

La mayoría de gente tatuada tenía uno o más diseños en honor al club. El ambiente se va convirtiendo. Estás rodeado de una locura desmedida que contagia. Recordé las palabras de mi amigo bodeguero que me decía “yo no necesito psicólogo sólo ir a la cancha”. No estoy de acuerdo, pero entendí a lo que se refería. Es catártico. Antes de entrar estaba nervioso, pero tras unos minutos de empezar el partido se me había ido cualquier rastro de intimidación. No me sabia ningún cántico, pero tarareaba. Luego me aprendí alguno y los seguí.

Era impresionante, no hubo ningún momento en silencio. Media hora antes del partido ya estaba parado, no había espacio para sentarse y las barras ya habían comenzado. Ya había visto un clásico argentino en la barra de River en el Monumental, pero no hay punto de comparación. Creo que por fin entendí a Argentina después de este partido. Ni en el Vaticano había visto semejante devoción.

Boca acababa de perder la final de la Copa libertadores y eso incentivó a que lo reciban con más aliento. Antes de empezar el partido prendieron humaredas azules y amarillas en la cancha para recibir al equipo. Yo estaba emocionado por ver a Advíncula, quien salió entre millones de aplausos por ser la figura del equipo. Lo aman. Más de una vez le dije a la gente a mi alrededor que era peruano como él. Si de algo no me arrepiento al migrar a otro país es de nunca ocultar mi nacionalidad ni adaptar mi forma de hablar o evitar que reconozcan mi extranjería. A pesar de la situación tormentosa en la que está mi país, estoy orgulloso de ser peruano.

Unos minutos después del pitido de inicio, extendieron una bandera a lo largo de toda la tribuna donde me encontraba. Ayudé a jalarla hasta estar cubierto por completo. La gente bailaba de un lado para el otro, empujando, siguiendo lo que la canción decía. Es un espectáculo más allá del partido. Entras en un trance compartido donde te olvidas de todo. Esta semana son las elecciones del país entre un psicópata y el fracasado actual ministro de Economía, que ya es mucho decir, pero a las personas dentro del estadio parece no importarles mientras siga existiendo Boca Juniors.

Estaba fumando y me pidieron encendedor, pensé que era alguien que quería prenderse un cigarro también. Sacó una bengala y la encendió. Casi me deja ciego el humo. Sólo había visto una en televisión y ahora estaba a mi costado. Me devolvió el encendedor y siguió moviendo la bengala de un lado para otro. Todo olía a pólvora mezclada con marihuana. Acabó el primer tiempo. El tiempo voló. Yo sentía que habían pasado cinco minutos. Salir de donde estaba para ir al baño fue todo un esfuerzo. No había espacio ni para salir. Me demoré entre pedir permiso y que me dejen algún espacio para poner el pie. Nunca más pude regresar a mi sitio. Me compré una Pepsi de litro y medio y la compartí con la gente que estaba alrededor mío, en mi nuevo sitio, un poco más atrás.

Ahora solo veía la mitad de la cancha, el techo me tapaba la otra mitad y tenía que agacharme para poder verla toda. Los niños más abajo se trepaban en las rejas y gritaban desaforados. Yo me esperé un ambiente violento, pero no lo era. Había niños y familias felices. No vi ni una sola pelea y la gente se abrazaba como si se conociera de toda la vida. Sí había personas que tenían apariencia intimidante, pero sonreían. Eran como una familia gigante. Seguían los cantos, la locura y el marcador seguía 0-0. Tenían que ganar para poder llegar a la Copa Libertadores del próximo año.

la BomboneraYa era el minuto 90 y cobran penal para Boca. Marcaron gol y sentí el famoso retumbar del estadio, parecía que se iba a caer. Era como si todo el mundo hubiera gritado gol. Las banderas de las tribunas seguían y la alegría que veías se apoderaba de ti. Era imposible no gritar con ellos. Entre los gritos me fui alejando y apenas sonó el pitido final bajé por las escaleras. Al salir del estadio es como si regresaras a la realidad. Tuve que caminar como 15 cuadras hasta encontrar un taxi disponible. Desde lejos se seguía escuchando el estadio. Cuando llegué a mi departamento seguía con la adrenalina disparada por la Bombonera.

 

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[CASITA DE CARTÓN] Esta casita de Cartón abre sus puertas escuchando el himno de todo fanático del fútbol argentino, ‘La cumbia de los trapos’, pero no la versión horrible que en vivo hiciera Yerba Brava en la final de Río, y que fueran a consecuencia de eso víctimas de las burlas de los internautas, y de otro peso pesado de la cumbia rioplatense como Pablito Lescano de Damas Gratis, sino la versión de estudio, infaltable en cada fiesta de cumbia, porque Argentina no solamente es rock, como muchas veces creemos, los que hemos crecido por ejemplo, en su momento con radio ‘La Ñ’, ahora ‘Oasis’, con canciones de Soda Stereo o Virus, sino que lleva en sus latidos populares este género, y que de alguna manera, por como lo viven, lo hacen marcando su distintiva pasión. Y del cual el que escribe no ha estado alejado, sino por el contrario, siempre que viaja con River o cada vez que va a los ‘boliches’, se envuelve de aquellos movimientos populares que tienen por definición lo que es este país: Argentina. Pues la música que prefiero oír, es esa que transita a diario con la gente de pueblo, los laburantes, los obreros, los que cada mañana forjan un nuevo motivo a su vivir, y claro, ¿quién puede vivir sin escuchar aquella música que describe su día a día y su sentir? Y aún con la fiebre futbolística, escribo esto luego del resultado de la final de la copa libertadores de América, torneo más importante de clubes de nuestra región. Y en este caso, donde tuvo a nuestro compatriota, Luis Advíncula, como autor de uno de los goles. Pero del que no fue suficiente, dado que el equipo brasileño, el ‘Flu’, terminaría coronándose por vez primera campeón.

Y es que el fútbol tiene estas moralejas: ‘No sirve celebrar antes de tiempo’. Nublarse dentro de los excesos de triunfalismos antes que la pelota ruede, como en la vida misma, no sirve de mucho prever lo que sucederá, porque como manifestara el poeta maldito, Mallarmé: ‘una tirada de dados jamás abolirá al azar’. El destino no juega muchas veces a lo previsible, por el contrario, es veleidoso, y llega a imponerse dentro de esas raras pero interesantes casualidades que le dan sentido a la vida. Y en Argentina, los medios, que forman la comparsa mental de las cosas que importan en la sociedad como no  (lo macro real), día y noche celebraban anticipadamente la séptima copa Libertadores. Y que ahora, con el resultado del sábado, ha dejado a sus hinchas desilusionados y a algunos en la banca rota, quienes por ejemplo hipotecaron hasta las becas de sus hijos, o vendieron sus carros, o como el caso viral del niño que rifó su play station para poder estar presente en esta final. Con este resultado, son 16 años sin poder alzarla, y quedando perennemente en el segundo lugar de los equipos con más copas, buscando el preciado sitial del ‘Rey de copas’, Independiente de Avellaneda, quien es el máximo ganador con siete, y que no gana esta presea desde 1984, cuando por la mínima se impusiera en Brasil ante Gremio de Porto Alegre. Con esta derrota, a su vez, el club de la ribera, se ha convertido en el club más ‘cebollita’ –frase otorgada por la famosa serie de los 90´s en Argentina a los que quedan subcampeón- del torneo, pero también la que más finales ha disputado.

En nuestro país, la mayoría hinchaba por Boca, más allá que por el ‘rayo’, sino también por una tradición futbolera de peruanos que han sabido ponerse esa pesada ‘mica’, como Julio Meléndez, o el ‘maestrito’ (apodo que le pusiera justamente en su estadía en aquel club, el siempre recordado Diego Armando Maradona), Ñol Solano. Y ahora con Advíncula, se sigue esa línea de grata tradición para parte de la hinchada ‘Xeneize’. Aunque cabe decir, que paro otro sector, fue como un acto de dramatismo excesivo para las cámaras sus llantos, y así fácilmente ganarse al hincha. Y es que el fútbol no solamente es la foto del Instagram o los videos del Tik tok, sino que implica otras razones que la misma razón no entiende. Pero esas ya son otras profundas aguas. Y en lo que respecta con ‘Lucho’, es otra final perdida en aquella mítica cancha. La anterior vez fue cuando perdimos la final de la copa América justamente contra Brasil.

Esta casita de cartón cierra sus puertas entendiendo claramente la expresión del maestro Jorge Luis Borges: ‘El fútbol es popular porque la estupidez es popular’. Pero a su vez, que cada uno necesita de esa dosis para darle ‘manija’ a los días. ¿Qué más existencialista que considerar hasta el mismo hecho de existir como algo estúpido? Partiendo de eso, la vida que siga su juego melodramático. Y en el fútbol, nosotros, los latinos, tenemos el sentimiento, algo  indescriptible y que nunca tenemos que perderlo.

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[CASITA DE CARTÓN] Esta casita de cartón abre sus puertas con la fiebre alta de las eliminatorias, que han comenzado y con esto otro sueño mundialista al 2026. Y escribe con un ojo en su ordenador y otro en el partido de Perú vs Brasil en un estadio Nacional que revienta de público y cánticos.  Y es que cuando la ‘blanquirroja’ entra al campo de juego, nos acordamos que todos somos peruanos y nos tratamos como hermanos, cantando el himno y celebrando los goles como si fuera la última vez que lo hiciéramos. Y en esos minutos que duran el partido nos olvidamos de todo, hasta de las deudas o que nos dejó nuestra pareja, no existe nada salvo esos hombres detrás de una pelota. ¿Pero qué es este deporte que es capaz de hacernos vender hasta nuestras casas, autos o hasta divorciarnos como sucedió con innumerables personas, para poder viajar al mundial de Rusia?

Odio

Alguna vez, la sabiduría en palabra y ser, según la concepción de occidente sobre este término, Jorge Luis Borges, se refirió sobre este deporte, fiel a su estilo, de esta manera: ‘la idiotez es popular por eso el fútbol es popular’. Como también le preguntaron en los tiempos donde Maradona era más amado que el mismo Dios por estas latitudes: ‘¿De qué equipo es, maestro?’. Y con su deleitosa y sapiente ironía, respondería: ‘Disculpe mi ignorancia’. Alguna vez se le inventó un mito popular, del que fuera hincha del equipo de Messi, Newell’s Old Boys, pero todo quedó en eso, un mito cuya asidero era la ficción.

Amor

También ha habido artistas e intelectuales que han estado en la trinchera contraria, y han amado mucho al ‘deporte rey’, como el autor de ‘Lolita’, Nabokov, quien era un guardameta y señalaba jovialmente que el arquero es el ‘guardián de los sueños’, o el Premio Nobel de Literatura 1957, Albert Camus, quien también era un ‘guardián de los sueños’ y que manifestaría sobre este deporte que amó: ‘Todo lo que sé de moral y obligaciones del hombre se lo debo al futbol”. Y de esto toma este columnista para señalar su amor por River Plate, del que ha sido hincha desde que tuvo uso de razón, desde aquellos años en aquella entrañable quinta de Enrique Palacios, donde lo que siempre rebosaba era felicidad y alegría. Y donde veía infaltablemente los partidos de River, ya que no tenía cable, en el restaurante de los ‘Huachanos’ con una jarrita de limonada o de chicha. Como los partidos de copa, en la época del Boca de Bianchi que eliminó a River en dos ocasiones, o en el que por primera vez un equipo peruano ganara un torneo internacional, justamente ante River, Cienciano, en aquella dramática final en el estadio de la UNSA, en Arequipa, con gol de tiro libre del paraguayo Lugo. Y en donde en ambas ocasiones saldría con la mirada baja, entre lágrimas, y con el consuelo de mi gran amigo, el mesero Gastón, el ‘huachano’, con su frase que me diría y recordaría siempre al irme triste por alguna derrota del ‘millo’: ‘Tranquilo, Renzo, ya vendrán épocas felices para River, y llorarás pero de alegría. Ya verás’. Y dicho y hecho, en estos casi diez años que he vivido en este país, probablemente se vivió la época más gloriosa del equipo Núñez, consagrada con la eterna final de Madrid ante el rival de toda la vida, Boca, en el Bernabéu. Recuerdo muy bien que por aquellos años vestía mi primera camiseta de River, de 10 solsitos, con la 10 de Gallardo, que sería el mejor regalo que me dieran en la vida y del que orgullosamente cada vez que jugaba al fútbol con mis amigos lo vestía.

Entre el amor y el odio

A su vez, ha habido otras mentes brillantes que le han disfrutado entre el limbo del amor y el odio, como el gran Umberto Eco, quien señalaría: ‘No odio al fútbol, odio a sus hinchas’. O como el dandi y el poeta de las flores, el vino y la elegancia, Oscar Wilde, quien acotaría con su magistral y fina ironía: ‘El fútbol es un juego de caballeros jugados por bárbaros’.

Hay textos inmortalizados sobre esta inconfundible pasión, como del escritor Nick Hornby, quien escribiera en ‘Fiebre en la gradas’, un libro del que se respira en todas sus páginas fanatismo y locura, y en este caso por los ‘cañoneros’ del Norte del Londres, el Arsenal. Aquel equipo ‘gunner’, que estaba muy lejos de ser la ‘sinfónica de Londres’, que deslumbraba a muchos de esta generación, ya que esa tradición del toque – toque llegaría recién a mediados de los noventa con  el ‘profesor’ Arsène Wenger, sino de un estilo rústico, de pelotazos. Y a su vez, ha habido grandes jugadores, como el ex campeón el mundo y ex jugador del Real Madrid, Jorge Valdano, quien ha confesado su afición por la lectura, e incluso a escrito libros sobre el tema o el ex técnico de la Juventus, campeón del Calcio, Maurizio Sarri, voraz lector del viejo indecente de Bukowski. Lo cierto es que este deporte paraliza millones de corazones en el mundo y nos hermana más que las guerras y las religiones, y así como la corriente va quizás llegue el momento que se cumpla la profecía de nuestro nobel, MVLL: ‘¿El próximo año le darán el Premio Nobel a un futbolista?’. Tal vez el tan controvertido nobel de la paz.

Esta casita de cartón cierra sus puertas con la tristeza de jugar como nunca y perder como siempre de nuestra selección ante Brasil. Que como muchas veces sucede en el amor, entregamos todo y al final siempre terminan dejándonos. Cuando estuvimos a punto de llamar a nuestras ex si ganábamos (en alusión al meme que se hizo viral si Perú ganaba), o hasta con el empate milagroso bastaba, como habíamos quedado con la Hermandad de los Bohemios Rotos. Ahora las cartas, las flores, los vídeos de Tik Tok con dedicación, y las palabras a flor de piel… ¿dónde nos lo vamos a meter? Nos queda esperar 4 años más o hasta que Perú vaya a otro mundial. Y es que el futbol remueve tantas pasiones inexplicables como el amor, que tiene razones que la razón nunca entenderá. ¿Y en qué lugar habrá consuelo para esta locura? En una cancha de fútbol, con el grito sagrado de ¡¡¡goooolll!!!

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Después de dos horas de camino, de Miami a Fort Lauderdale, me dejan a dos cuadras del DRV PNK Stadium. Casa del Inter de Miami. A 33 grados, el calor era aplastante. Había largas colas bajo el sol, mucho más ordenadas de lo que estaba acostumbrado. Por lo menos, para un partido de futbol. Cuadras atrás ya veías camisetas de rosado o argentinas caminando. Las casas en los alrededores habían liberado sus estacionamientos para alquilarlos a precios elevados. Cualquier oportunidad de dinero no se deja pasar en la nueva ciudad de Messi.

Previo al viernes del partido, ya se podía ver a toda la ciudad celebrando la bienvenida al mejor jugador de la historia. Cientos de carteles. Noticias de Messi comprando en un supermercado con su familia. La Messiburger que ya existía, pero tomó potencia. Un nuevo mural en Wynwood, distrito artístico. Cobertura televisada de su primer entrenamiento. Programación para su bienvenida oficial al lado de David Beckham, dueño del club y leyenda del Manchester United, Real Madrid e Inglaterra. Al parecer, tiene la misma habilidad para los negocios que para patear tiros libres. La ceremonia fue interrumpida por una tormenta eléctrica y tuvieron que suspender los shows. De igual manera, Lionel Messi y su excompañero del Barcelona y también campeón del mundo, Sergio Busquets, dieron unas palabras bajo la lluvia.

“No perdimos contra ellos. Messi me dobló la velocidad sobre el terreno de juego y, probablemente, haya sido en ese momento que decidí retirarme”

David Beckham ante una pregunta sobre su retiro en el 2013.

Abrieron las puertas a las 6 y media. El partido comenzó a las 8 de la noche. Apenas entré me di cuenta de la diferencia entre un partido de futbol en Estados Unidos y el de cualquier otro del mundo, sobre todo de uno en Latinoamérica. Nadie se iba a pelear. Era un evento familiar y no existía mucha devoción por los clubes asistentes. Lo bueno es que no había gente desaforada o violenta. No se veían abusos, insultos a los jugadores o entre hinchas. Muchos dicen que eso es parte de la belleza del fútbol. La verdad que es increíble ver los cantos masivos y a la gente saltando, pero la violencia estúpida e injustificada me parece desagradable. Arruina el futbol, no lo hace más bello. Gracias a esto se puede disfrutar de una cerveza adentro del estadio.

En este estadio playero con 20 mil personas de aforo todos venían a ver al astro argentino. En las colas para comprar camisetas se veía a gente de Cruz Azul, el equipo contrario de México, felices por conseguir la 10 de Messi. Yo, convertido en un niño de nuevo, me compré la camiseta en un ataque de euforia.

Es alucinante lo que puede hacer una sola persona. Aunque no es alguien normal, es alguien que lo ganó todo en su deporte y lo sigue haciendo a los 36 años. Es mágico. Tiene el poder de hacer que todo el mundo lo quiera y apoye. A mi parecer, yo creo que se debe a sus logros no oficiales. Hizo feliz a infinitos niños y niñas de todo el mundo y de distintas generaciones. Yo fui uno de ellos y ahora tengo 29. Durante el Mundial todos querían que gane Messi más que Argentina. Lo ganó y se lo merecía.

Al llegar a mi asiento, ya de rosado, me encuentro una banderita con el nombre Messi y el Inter de Miami. Con gusto la usé en varios momentos del partido. Sonreí de principio a fin. Me hizo recordar los primeros partidos que vi de Ronaldo Nazario, el fenómeno, que fue mi ídolo durante la infancia. Comenzó el partido sin sus nuevos integrantes y cuando veían al 10 calentar se elevaba la emoción. Veían más los piques al borde de la cancha que al partido, yo incluido. Al ser pequeño el estadio, todos pudieron verlo de cerca. El sueño de muchos hecho realidad.

Durante el primer tiempo no entraron ni Busquets ni Messi. Pero igual fue entretenido. El show es el valor agregado en los eventos de Estados Unidos. Entre los fuegos artificiales nuevamente rosados y la música cada cierto tiempo le daba al encuentro un aura mundialista. Quedó 1-0 con gol de Taylor yéndose al medio tiempo con el marcador a favor. Minuto 53: entran Messi, Busquets y Josef Martinez. Las 20 mil personas enloquecieron. ¡Bienvenido Messi! ¡te amo Messi! La manía se apodero del estadio. Todos parados viendo cómo ingresaba el mejor de la historia acompañado de más fuegos artificiales. El partido cambió por completo. Era otro fútbol. En el minuto 65, Cruz Azul iguala el marcador, pero a nadie le importó. Messi estaba en el campo y era lo que importaba. Toda sabían que en cualquier momento algo iba a hacer. Lo hizo en todo segundo.

Sergio Busquets es definitivamente uno de los mejores 5 de la historia. Es un genio. Pelota que tocaba, pelota que le llegaba directo a los pies a Messi. Lionel hacía pases alucinantes a sus compañeros con la tranquilidad que lo caracteriza. Verlo caminar analizando todo, algo que siempre hace, es increíble. Está preparado para eso. Es ver el potencial humano explotado al máximo. Y con el 10 argentino parece no haber límites.

Después de casi 30 minutos haciendo lo que quería junto a su excompañero del Barcelona, se acercaba el final, uno con empate. Minuto 93. Tiro libre para Miami. Messi va a patear. Todos al borde de sus asientos. Pitido del árbitro. Patea. Golazo al ángulo. Gritos y sonrisas por todos lados. Messi corrió hacia su familia y celebró con ellos. Si él está feliz parece que todos lo están. Una de las mejores experiencias de mi vida. Pocas veces había vuelto a sentirme niño de esa manera. Dos horas de sonrisa incesante.

Luego vi en las noticias a Lebron James, Serena Williams y Kim Kardashian, emocionados, tomándole fotos en el partido y buscando la oportunidad para abrazarlo. Es el famoso de los famosos. La semana siguiente Messi marcó dos goles más con el club y una asistencia. En menos de un partido entero metió 3 goles y una asistencia. Messi llegó a Miami y en menos de dos semanas se volvió el rey. Están últimos en la tabla, pero con su llegada, la de Sergio Busquets y otras leyendas que se rumorean, probablemente, sorprendan al país norteamericano. Solo me queda desear que tenga los mejores momentos en la cancha y con su familia. Ante un personaje como él sólo queda querer que sea feliz el resto de sus días. Se lo merece y gracias por todo.

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[PAPELES VIRTUALES] 

UNO

El grave problema del conjunto parisino era su inconsistencia. No era equilibrado. Messi y Neymar marcaban muy poco la salida del rival. Amén, de su debilidad defensiva en momentos claves. En el crack argentino era lógico, tenía 35 años. Inclusive caminaba. Sabía que el desgaste al marcar, repercutía en su accionar ofensivo. Ni Pochettino y menos Galtier pudieron resolver el intríngulis. No podían jugar los tres, debían sacrificar a uno. Y así les fue. Contratar a los mejores delanteros no te garantiza nada y menos la Champions. Incluso, el propio Barcelona, era una lágrima, con el Diez. Las eliminaciones de las Champions del 2017, 2018, 2019 y la goleada, estrepitosa, del Bayern fueron el punto final. Demoraron un lustro en ponerle un epitafio.

Cuando abandonó el club parisino, los fanáticos –del team catalán– se ilusionaron con su vuelta. Se apelaba a la nostalgia. El Barza de Guardiola (2008-2011) es nombrado por muchos –me incluyo– como el Mejor Equipo de la Historia. La realidad es que Xabi armó su plantel, de acuerdo a lo que dispone y puede pagar la entidad azulgrana. Si venia el rosarino, el técnico tenía que modificar su sistema de juego, por completo. Otro problema, era como jugaría con Lewandowski. Por último, el aspecto financiero era un gran escollo. Pensar que Messi podía volver a catapultarlos, era de ingenuos. Para ganar la Champions se necesita un equipo sólido, en todas sus líneas, y aun, el club catalán está en proceso. Esta temporada, le bastó para ganar la Liga, pero la Champions es otra cosa.

DOS

Creo que la elección de jugar en el Inter Miami es correcta. Jugar en una Liga con menor presión. Eso le benefició en el Mundial. Llegó 10 puntos físicamente. Entiende que está en la última etapa de su carrera. Tal como sucedió, a mediados de los setenta, con el Cosmos; el Inter Miami está contratando veteranos, a punto de jubilarse, Busquets, Iniesta y Jordi Alba. El ultimo, seria Suarez.

Justamente, el uruguayo tiene contrato vigente con el Gremio de Porto Alegre. El agente de Luis había exigido un contrato de 2 años para firmar. Los brasileños cumplieron. El equipo está en los primeros lugares en el Brasileirao y jugará la semifinal de la Copa Brasil. El 9 es una de las figuras del torneo.

  • ¿Y entonces?

Su rodilla está maltrecha, lo constataron los médicos del club. El crack está jugando en una de las Ligas más difíciles. También, llegan a jugar hasta 3 veces por semana. No es bueno para la artrosis que sufre.

Su deseo es ir a jugar, con su amigo, a Miami. Hay una cláusula de rescisión de 70 millones de dólares. El club, que siempre cumplió, pide que paguen el monto, sino que goleador estipule que no va a jugar, en ningún club, el resto del año. Eso sí, los gringos, no quieren desembolsar nada. El martes 25, Luis Suarez cortó por lo sano, e indicó que se queda –hasta fin de año– en el club gaucho.

TRES

En la MLS, juegan 29 equipos (franquicias) separados en dos conferencias: Este y Oeste. Por tal motivo, no hay descenso. El equipo de Lionel, está último en la Conferencia del Este. Sin embargo, se clasificó para jugar las semifinales de la US Open Cup, una especie de Copa del Rey o Copa Brasil.

El verdadero reto –del equipo de Lio– sería participar en la Copa Libertadores.  Tanto a ellos, como a los clubes mejicanos, les beneficiaria, económica y deportivamente. Para ver donde están parados realmente. Ya tienen el aval de la Conmebol, falta el de la Concacaf.

Mientras tanto, el equipo rosado va a facturar con todo. Ya están aplicando el merchandising, en cada rincón del país-continente. Allí el futbol es llamado Soccer y lo juegan con éxito las mujeres. Donde la idiosincrasia no admite los empates. Ganas o pierdes. Ellos necesitan triunfos transcendentes e ídolos propios. Sin eso, es difícil que el deporte Rey triunfe en el país del norte.

  • ¿Hay la posibilidad de que Messi cambie todo esto?

Es posible.

Entre tanto, es la mejor persona que puede haber, así es como los argentinos – hiperbólicos como nunca– lo definen ahora. Pensar que dos años atrás, muchos lo acusaban de pecho frio. Creo que está en el mejor lugar posible. Claro, no depende de él solamente. Necesita un equipo que lo ayude. Si lo logra, pues lo disfrutaremos en la Copa Libertadores.

  • Eso sería inolvidable.

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Pero vayamos al inicio, cuando el equipo haría su “monumental” ingreso. Como es sabido, desde hace años no hay más hinchadas visitantes debido a múltiples incidentes entre barras como muertes. Aun así ¡no cabía espacio para ni un alfiler ni un alma más! Desde un lateral un telón y desde la popular otro, una camiseta inmensa, la que llevara el equipo en el 2018, año en que ganara de la mano del “Muñeco” Gallardo la final histórica de la Libertadores a Boca en Madrid. Los bombos, las bengalas rojas y blancas como los globos y las banderas, como la albiceleste y los trapos, al son del “River, mi buen amigo”. Los jugadores miraban anonadados. Era un apoteósico recibimiento como es costumbre en cada partido. Y después de un primer tiempo donde tuvo un solo dominador, al equipo local, la gente comenzaba poco a poco a impacientarse. Como mi amigo Manuel Esponja, que no paraba de comerse las uñas. Él me diría: “ojalá que no sea uno de esos superclásicos donde River ataca y ataca y al final faltando pocos minutos, con un contrataque o un córner, Boca hace un gol”. Pero esta vez estaba predestinado que la historia fuera distinta. En el segundo tiempo, el equipo “millonario” seguiría yendo al frente, con un remate al palo y con buenas atajadas de “Chiquito” Romero. Se vislumbraba un 0-0 injusto. Pero en el tiempo adicional, una falta imprudente del lateral izquierdo de Boca, Sández, cambiaría el destino final del partido al dar un penal para River. Que con gran determinación y frialdad el colombiano Borja convertiría en ¡¡¡Gol!!! Desatando el grito sagrado y la euforia máxima entre todos los aficionados, como la de mi compañero Manuel Esponja, que entre conocidos y desconocidos se abrazaban, empapándose de lágrimas. Por primera vez River le ganaba en el último minuto al cuadro “Xeneize”, y eso desataría una celebración única. Pero en eso se armaría un barullo entre los jugadores por un festejo desmedido de Palavecino, que hizo que el partido sobrepasara el centenar de minutos y que a su vez produjera 3 expulsados para cada equipo, como viejos superclásicos. El resultado no cambiaría de resultado y se daría un triunfo histórico para los hinchas de River, que celebraban efervescentemente con Enzo Pérez y los demás jugadores, acompañado del «Tomala vos, damela a mí, el que no salta, murió en Madrid», entre otros cantos.

Posteriormente nos iríamos a festejar al Hall, donde se reúnen los hinchas para continuar con la celebración de un partido importante. Y allí estaría mi entrañable amigo y compañero de viajes, fanático como pocos de River, Bruno Raitzin, junto con los muchachos de Plaza Italia, con los que cantaríamos y saltaríamos hasta quedarnos afónicos. Para luego, como tenía que ser, la fiesta llevarla a otra parte. A un “boliche”, dando el mejor cierre posible a la estadía de Manuel Esponja en el país de la pasión, como haciéndome vivir mi momento más emotivo en el fútbol, y con la cual esta casita de cartón cierra esta memorable columna que indudablemente llevará de recuerdo hasta que tenga que dar su último suspiro y sea enterrado en un cajón, pintado rojo y blanco, como su corazón.

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¿Cómo no existe un Messi peruano? Siempre nos preguntábamos entre bromas y cervezas luego de los partidos de eliminatorias. Tal vez lo hay, lamentablemente no existe el apoyo necesario de nuestro país a sus propios deportistas. Ni existe el empeño por descubrir nuevos talentos. Siempre imagino cuántos genios fueron y son enterrados en el caos peruano.

La supremacía de Lionel Messi no solo se ve reflejada en sus récords y trofeos. Es el mejor en un deporte jugado por hombres y mujeres de todas las edades en todos los rincones del mundo, con balón, latas o botellas. Ante la satisfacción de meter gol, casi cualquier cosa puede convertirse en pelota. Su grandeza rebasó su propia nación y en el mundial del año pasado todos querían que gane él, lo logró. Hacer feliz a casi todos los niños del mundo es su mayor logro. Como Oliver Atom, en los Supercampeones, Leo Messi parece ser amigo del balón.

En el mundial de Qatar, yo y mi camiseta peruana fuimos la cábala de un grupo de gente maravillosa. Fanáticos irremediables y cariñosos. Vi todos los partidos con ellos. Me convertí en uno más.

La agria despedida de Perú al mundial se vio recompensada con la hinchada del país de Messi. Tuve la suerte de crecer viéndolo jugar, desde sus inicios en el Barcelona. Su timidez fuera de la cancha y la dominancia adentro de ella enamoraron al mundo. Es un ejemplo a seguir, contrario al polémico Maradona, y hechiza de motivación a todo a quien que lo vea jugar.

El 18 de diciembre cambió mi visión del fútbol. La final del mundo la sentí como si jugara Perú. Gol de Messi, Gol de Di María. Siento que está siendo muy fácil -me dice un amigo afónico por los gritos que yo también compartí. Anunció un segundo tiempo mortal. La ansiedad llegaba a niveles altísimos. Francia empató durante el segundo tiempo. Ya no me quedaban uñas que morder. Tiempo extra, segundo gol de Messi, a pocos minutos de la victoria Mbappé marcó por tercera vez y vuelve a igualar el resultado. Ya ninguna silla estaba siendo usada.

En los penales ya estaba loco. Cada gol y cada atajada de un Dibu Martínez mágicamente demencial que se volvió héroe tras salvar a Argentina de la derrota sobre el final del partido. Generaban gritos que ya dolían, pero estaban fuera de mi control.

Gonzalo Montiel, un joven aún desconocido, caminó cargando el peso de toda una nación y más. Como un guerrero que está yendo pelear. ¡GOL! Se escuchó en toda la ciudad, el edificio parecía temblar, los llantos de algarabía se te impregnaban. Messi arrodillado ante la victoria fue una imagen que no podré olvidar jamás. Los fernets y el júbilo nos acompañaban mientras vimos la premiación. En el edificio del frente había un hombre sin polo, con medio cuerpo afuera de la ventana dándole vueltas a la camiseta.

Obelisco Copa del Mundo
Obelisco Copa del Mundo.

Llenamos un cooler de hielo y cervezas. Un amigo me regaló su camiseta de Argentina, me la puse en la frente y armonizaba perfecto con la blanquirroja en mi pecho. Aun la guardo con cariño. Rodeados de millones de personas a metros del Obelisco en la 9 de mayo. Caía espuma y agua por todos lados.

El país se transformó en el carnaval más grande de todos. La gente trepada encima de las estaciones de buses y semáforos. Fue inevitable no llorar ante tanta felicidad. Ese día no dormí. Nunca había sonreído tanto, la mantuve durante semanas. Grande Messi, grande Argentina y un enorme gracias a los campeones del mundo.

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Si bien el Liverpool no pasa por su mejor momento, sumar frente al equipo que se ha convertido en uno de sus rivales clásicos no deja de ser importante. Aunque en la Premier League el Arsenal sigue firme en la cima, este triunfo —que representa un nuevo récord para Pep Guardiola— les permite seguir a los ‘Citizens’ a la expectativa de alguna caída de los londinenses. Aunque está bastante difícil; de todas formas, un excelente ‘apronte’ de cara al duelo frente al Bayern Munich por los cuartos de final Champions League.

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