Guitarra eléctrica

En Blow by blow destacan también You know what I mean y Scatterbrain, compuestas a dúo con Middleton y un cover del clásico She’s a woman de Lennon y McCartney, con arreglos espaciales y Jeff Beck cantando la melodía vocal a través de una talk box, artilugio que después fue marca registrada de famosos guitarristas de otras épocas como Peter Frampton o Richie Sambora. Pero antes de eso, no podemos olvidar el disco Beck, Bogert & Appice, cuarenta minutos de tremebundo hard-rock, blues-funk y psicodelia, publicado en 1973 junto a Tim Bogert y Carmine Appice, bajista y baterista de dos legendarias bandas de rock clásico, Vanilla Fudge y Cactus. En este álbum, que tuvo una subestimada segunda parte en vivo en Osaka, Japón – un terremoto musical de grado ocho-, destacan Superstition -tema original de Stevie Wonder-, Why should I care y la espectacular Lady.

Las décadas siguientes, Jeff Beck mantuvo su alto estatus como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, refinando al máximo su digitación, que alternaba el uso de sus dedos con uñas o plectros de plástico, efectos y pedaleras, distorsiones y demás técnicas para lograr fraseos líquidos, potentes riffs y electrizantes solos capaces de ponerle los pelos de punta a cualquiera, siempre desde sus icónicas Fender Stratocaster, Fender Telecaster y Gibson Les Paul, que usó con más frecuencia en sus primeros años. Aun cuando sus producciones musicales no fueron abundantes -destacamos aquí los álbumes There and back (1980), Jeff Beck’s Guitar Shop (1989), los experimentos con la electrónica de Who else! (1999) o You had it coming (2000) o Emotion and commotion (2010), un disco en el que incluye covers de composiciones atemporales como Over the rainbow o Nessun dorma– la presencia de su incendiaria guitarra en diversos conciertos colectivos, desde ceremonias del Rock and Roll Hall Of Fame o Amnistía Internacional hasta colaboraciones con otros artistas, como Jon Bon Jovi (Blaze of glory, 1990), Kate Bush (You’re the one, 1993) o Roger Waters (Amused to death, 1992), le aseguraron vigencia y admiración entre el público y sus colegas, quienes hoy lamentan su partida.

En julio del 2022, hace apenas medio año, Jeff Beck lanzó 18, un álbum en el cual unió fuerzas con su amigo, el actor Johnny Depp, para rendir homenaje a clásicos del soul y el pop como Marvin Gaye, The Velvet Underground, Smokey Robinson, The Beach Boys, entre otros. Tanto en el disco como en los conciertos que ofrecieron para presentar ese disco, Jeff Beck, el padre de la guitarra eléctrica moderna, sonó extremadamente fresca y vital, como en sus mejores tiempos.

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A partir del 2017 comenzaron sus vínculos con la crema y nata del rock instrumental de alto nivel. Su participación como telonera en “clínicas” -eventos en los que músicos famosos se reúnen ante públicos reducidos, por lo general estudiantes de música y melómanos, para hablar de sus técnicas y experiencias- de los reconocidos guitarristas Andy Timmons (Winger) y Paul Gilbert (Mr. Big), dos de los “shredders” más admirados por los amantes de la velocidad y las acrobacias guitarrísticas; y apariciones ante públicos masivos, en conciertos como el Samsung-E Festival o el Malibu Guitar Festival, acompañando a consagrados como el bluesero Keb’ Mo’ y Steve Vai, sellaron su ingreso a las grandes ligas, con invitaciones a eventos como la convención anual de la Asociación Nacional de Productos Musicales (NAMM por sus siglas en inglés) que reúne a fabricantes, vendedores y superestrellas de la música. 

Con el respaldo de las prestigiosas compañías fabricantes de guitarra eléctricas y amplificadores Seymour Duncan e Ibanez -que, en el 2021, lanzó una guitarra con su nombre LB1-, Lari Basilio ha construido su camino musical con esfuerzo y mucho talento, uniéndose de esta forma a la larga tradición de mujeres instrumentistas que destacan en la subcultura de la guitarra eléctrica. Aunque parezca una rara avis, la brasileña no es, ni por asomo, la primera guitarrista de rock. 

Si nos remontamos a los albores del género, encontraremos nombres de pioneras como Sister Rosetta Tharpe (1915-1973) o Mother Maybelle Carter (1909-1978, suegra del “hombre de negro”, Johnny Cash), activas desde los años treinta del siglo pasado, dos décadas antes de la aparición de Elvis Presley y Little Richard. Y, con el correr de las décadas, notaremos que la presencia femenina en contextos guitarrísticos es amplia y diversa: desde las extrañas afinaciones y acordes de Joni Mitchell hasta la slide de Bonnie Raitt, pasando por el hard-rock de Nancy Wilson (Heart), Joan Jett y Lita Ford (ambas de The Runaways), el blues de Susan Tedeschi y la experimentación de St. Vincent. 

Pero, como queda evidente al escucharla, Lari Basilio es una nueva representante del rock instrumental, subgénero que cruza el hard-rock y el heavy metal melódico con el blues y el jazz, normalmente asociado al género masculino, que tiene a nombres de peso como Steve Vai, Paul Gilbert, Eric Johnson y, más recientemente el nigeriano-norteamericano Tosin Abasi o el británico Guthrie Govan. En esa línea, podemos trazar asociaciones directas con la australiana de padres griegos Orianthi Panagaris, quien saltó a la fama en el 2009 como guitarrista principal de la banda que armó Michael Jackson para su gira This is it, frustrada por la muerte del “Rey del Pop” ese mismo año; con Jennifer Batten, también guitarrista del recordado “Jacko” durante toda una década, entre 1987 y 1997. O incluso con la joven cantautora de R&B y soul Gabriella Sarmiento Wilson, más conocida como H.E.R., poseedora de un estilo que la acerca a la genialidad de Prince y el filo funky de Michael “Kidd Funkadelic” Hampton.

Lari Basilio posee algo de todas estas instrumentistas y, además, le añade una frescura especial por su nacionalidad. Cuando toca temas acústicos, se puede sentir ese sabor propio de su idiosincrasia paulista. En sus videos, todos publicados a través de su canal de YouTube, se muestra absolutamente relajada y segura, con una sonrisa amplia, mientras despliega su arsenal de recursos para la interpretación de la guitarra eléctrica. Vestida y maquillada casi siempre de morado, aparece tocando finas guitarras del mismo color, construidas especialmente para ella.

Sus dos últimos álbumes son un derroche de musicalidad y virtuosismo. Grabados íntegramente en Los Ángeles, en los estudios históricos de Capitol y United Recordings, cuentan con la participación de destacadísimos músicos: Nathan East, bajista de alto calibre que tocó en los años noventa con Eric Clapton y luego formó Fourplay, un supergrupo de smooth jazz instrumental con Lee Ritenour, Larry Carlton (guitarras), Harvey Mason (batería) y Bob James (teclados); Greg Phillinganes, tecladista y productor que ha trabajado con todos los grandes del soul, R&B y pop-rock, desde Michael Jackson y Stevie Wonder hasta Toto y David Gilmour; Leland Sklar, otro bajista de fuste que ha grabado cientos de álbumes y dado la vuelta al mundo como miembro de las bandas de James Taylor, Jackson Browne y Phil Collins; y Vinnie Colaiuta, uno de los mejores bateristas de la historia, que inició su carrera reemplazando a Terry Bozzio en el grupo de Frank Zappa y luego ha trabajado con gente de la estatura de Chick Corea, Sting, Herbie Hancock, entre otros. Todos tienen tal kilometraje de sesiones de grabación que podríamos llenar páginas enteras, solo mencionándolas. 

En Far more (2019), Lari Basilio y su banda de sesionistas de lujo ofrecen, además de nueve composiciones originales de la brasileña -entre las que destacan la acompasada Not alone, la sincopada California waves y la arrebatadora Glimpse of light, con Joe Satriani como invitado-, un elegante cover de Man in the mirror, clásico de Michael Jackson, cantada por Siedah Garrett, coautora de este tema que apareció originalmente en el álbum Bad (1987). Para su última placa, Your love (2022), Greg Phillinganes es reemplazado por Ester Na, una joven tecladista y cellista austriaca -aquí las podemos ver juntas en el single Free-, y se mantiene la base rítmica de Colaiuta y Sklar, que en algunos temas es reemplazado por Sean Hurley, otro bajista de sesión que ha trabajado con artistas como Vertical Horizon, John Mayer, Idina Menzel, Lana del Rey, entre otros.

En su cuenta de Instagram, Lari Basilio tiene 279,000 seguidores y Karol G, casi 57 millones. Esto significa que por cada seguidor de la primera hay doscientos de la segunda. Presiento que la monstruosa diferencia a favor de la balbuceante reggaetonera colombiana sirve para explicar también ciertas decisiones electorales, tanto como a mí me sirvió, para aguantar la espantosa cobertura del proceso de votación, la música de esta extraordinaria instrumentista brasileña. 

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Guitarra eléctrica, Lari Basilio, Rock instrumental
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