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José Carlos Mariategui

“A ti, la torre; y porque no salgas de ella nunca, hasta morir has de estar allí con guardas; que el traidor no es menester siendo la traición pasada” 

(Pedro Calderón de la Barca, La Vida Es Sueño)

Siempre que se habla del controversial Eudocio Ravines, importante político del siglo XX, se resalta que fue un tránsfuga que se pasó del comunismo al anticomunismo. Empeora el relato que junto a José Carlos Mariátegui haya militado en el Partido Socialista del Perú fundado en 1928. Su cercanía con el amauta y fundar seguidamente el Partido Comunista del Perú en 1930 agravan el pecado de su posterior vinculación con la oligarquía en la década de los cuarenta. 

En lo que casi nadie repara es en que la militancia política de Ravines comenzó en el APRA, de la que también fue fundador. Haya de la Torre lo consideraba su hombre de confianza pero en febrero de 1927, en las sobremesas del Congreso Antimperialista de Bruselas, Ravines es captado por la Comintern(1) y se convierte en su agente. A su turno, Haya rompió con la IC a mediados de ese año.

Ravines nunca le confesó a Haya que se había vuelto agente soviético. Al contrario, le hizo creer que seguía militando en el APRA. Por ello conmueve leer las cartas que este le escribe confiado, contándole que iba a iniciar una revolución en el Perú al margen de la IC. Haya no sabía que le estaba mostrando sus cartas al enemigo. 

Ya durante la polémica con Mariátegui, Víctor Raúl sigue creyendo en la fidelidad de Ravines. En la intimidad de la correspondencia ataca duramente al amauta y alude su precaria salud. Por estas expresiones fue muy criticado por la izquierda debido a que Ravines entregó las cartas nada menos que a Mariátegui y cincuenta años después fueron publicadas por el recordado historiador Alberto Flores Galindo. 

Han pasado cien años de la felonía de Ravines contra Haya pero a nadie le importa. Al contrario, se le valora positivamente pues, al fin y al cabo, apoyó a Mariátegui. La traición de Ravines solo se cuestiona cuando abandona el comunismo para servir a la oligarquía.   

Haya, Mariátegui, Ravines: narrativas historiográficas

La realidad no puede ser distinta a su narración, mucho más si se trata del pasado. Entonces la realidad no existe: solo existen relatos que dan cuenta de ella. En su trayectoria, Haya presenta más elementos discutibles que Mariátegui porque la vida del amauta se apagó temprano el 16 de abril de 1930 en plena efervescencia de su socialismo heterodoxo, cosmopolita y a la vez local. Haya siguió su camino hasta 1979, abandonó el marxismo en 1931, y de allí transitó por varias etapas que, según la lectura de la izquierda, constituyen una claudicación a su ideología primigenia. 

En este relato, escrito por “los vencedores”, la izquierda triunfó largamente sobre el APRA. La versión más difundida sobre la trayectoria de Haya y su partido la escribieron sus rivales políticos. Por eso mismo, Eudocio Ravines es un traidor frente al comunismo pero no frente a Haya y su partido. 

En los actuales tiempos, la política y la historia -aunque se relacionan gracias a la nueva historia política – han seguido cada una su camino. El historiador ya no se guía -o no debería- por su ideología como lo hacía en el siglo XX. Por ello es momento de revisar estas viejas narrativas que siguen presentando a Mariátegui como el bueno del cuento y a Haya como el malo, en un esquema maniqueo y epistemológicamente superado.  

Dentro de este esquema, la traición selectiva de Ravines requiere de urgente revisión porque los historiadores ya no establecemos quienes son los héroes y villanos del pasado. Además, es preciso no heredarle a las nuevas generaciones los sesgos ideológicos y antipatías de quienes todavía se guían por enfoques que se cayeron a pedazos junto con el muro de Berlín en 1989.  

1.- Comintern, Internacional e IC son sinónimos, refieren a la Internacional Comunista fundada en Rusia en 1919, cuya misión fue organizar y nuclear a todos los partidos comunistas del mundo. 

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Eudocio Ravines, Haya de la Torre, José Carlos Mariategui

[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS] Este año, 2023, se conmemora el Centenario del retorno de José Carlos Mariátegui La Chira al Perú, luego de una estancia de tres años en Europa, a donde fue asignado, por el gobierno de Augusto B. Leguía como agente de propaganda de su régimen. Mi acercamiento académico al amauta se genera como parte de mis estudios sobre los orígenes y motivos de la polémica que sostuvo con Víctor Raúl Haya de la Torre (1928-1929). En tal sentido, mi primera sensación, tras revisar la literatura que se ha producido acerca del intelectual moqueguano es que si Haya representa un mundo, Mariátegui constituye un universo, y no porque el segundo resulte superior al primero.

Suceden dos cosas, la primera es que el marxismo de Mariátegui se yergue sobre tantas influencias (Sorel, Gramsci, Labriola, Croce, los propios Marx y Engels, entre otros) que definir su socialismo, o alcanzar algún tipo de consenso sobre él, nos coloca en la arena de debates prácticamente inacabables. En segundo lugar, y sobre lo mismo, debido a la especificidad de su marxismo, y las influencias que lo moldean, se han erigido decenas de interpretaciones distintas acerca de su pensamiento que generan la sensación de una telaraña epistemológica. Esta, sin duda, lo enriquece, pero al mismo tiempo lo complejiza al punto de que dificulta acercarse a su propósito sin mediaciones.

A este último aspecto se le suman los reiterados intentos por instrumentalizar a Mariátegui prácticamente desde su muerte -acaecida el 16 de abril de 1930- hasta nuestros días, lo que ha dado como resultado la «invención» de diversos «Mariátegui»: el aprista, presentado así por el líder de dicho movimiento Carlos Manuel Cox; el vilipendiado por el comunismo soviético, tendencia encarnada en el Perú por Eudocio Rabines y Jorge del Prado. Luego, tras la muerte de José Stalin, el sovietismo modifica su narrativa sobre José Carlos y lo sitúa como a un comunista ortodoxo, elevado, además, al pedestal de máximo representante del marxismo latinoamericano.

Asimismo, tras la irrupción de la Nueva Izquierda en la política peruana (década de 1970), se enfatizó en la «creación heroica» de Mariátegui; es decir, se rescata al José Carlos heterodoxo y original, como lo hizo Alberto Flores Galindo en La Agonía de Mariátegui.  Finalmente, hace pocos años, el académico argentino Martín Bergel (2021) se ha aventurado en el análisis de la construcción ideológica del amauta a quien presenta como a un socialista cosmopolita, cuya defensa de una vigencia vitalista del marxismo -nutrida por influencias como las de Bergson, Sorel y otros- es compatible con su estudio de la realidad peruana plasmada en sus célebres 7 Ensayos. Bergel se sitúa en la línea de quienes presentan a Mariátegui como a un socialista heterodoxo y centra sus esfuerzos en conciliar al “intelectual multitemático” con el “estudioso de la cuestión nacional”.

Queda en el tintero responder a la pregunta de si realmente existieron varios «Mariátegui». Tiendo a pensar que no, que lo que existe es un intelectual autodidacta e internacionalizado que aborda diversos temas, destacándose sus estudios sobre el marxismo, el socialismo y el indigenismo (los que en su obra se funden en un solo intento de síntesis, bastante acertado a nuestro entender). No hay tampoco dos «Mariátegui», porque la vida no le alcanzó para reposicionarse tras su aparatosa «expulsión» de la Comintern en 1929, cuando sus ideas, y su intento de crear en él Perú un Partido Socialista pero no Comunista, colisionaron con la misma férrea ortodoxia estalinista que Haya de la Torre tuvo que afrontar desde 1927 en adelante.

Mariátegui, murió en plena eclosión de su marxismo “heterodoxo”, que no podía sino serlo desde que, en tanto que modelo de análisis social, adapta a una realidad distinta a la europea. Desde esa mirada, inclusive Vladimir Lenin es un continuador de Marx y de Engels, el más importante de todos, en la medida que actualiza sus análisis y tácticas a la nueva configuración mundial que se abre paso con el advenimiento del siglo XX. Esta característica de Mariátegui es la que más lo acerca a la obra y pensamiento de Haya de la Torre, mientras ambos vivieron y fueron contemporáneos. De allí resultan los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana y El Antimperialismo y el APRA, ambos escritos en 1928. El primero aplica al Perú las herramientas del marxismo y el segundo hace lo propio a un nivel macro: América Latina o Indoamérica.

El amauta nunca envejeció, ni tampoco tuvo la oportunidad de renovar su pensamiento con el pasar de las décadas. Por ello, cuando se habla de Haya, se habla de “diferentes Haya”, lo que representa las diversas etapas en las que puede dividirse su impronta ideológica, pues tratamos con más de 60 años de trayectoria. En cambio, el recorrido de Mariátegui, aunque también se divide (contemplemos, por ejemplo, su autodenominada “Edad de Piedra”), está signado, desde su retorno de Italia, por una fase de trabajo intelectual, de 1923 hasta 1928, y por otra en la que se precipita a la acción política -prácticamente hasta que la muerte lo encontró apenas dos años después- con dos objetivos muy precisos: cerrarle el paso al proyecto revolucionario de Haya de la Torre, expresado en el Plan de México(enero de 1928), lo que dio lugar a la célebre polémica1; y, paso seguido, lograr la incorporación de su recién fundado Partido Socialista del Perú a la Internacional Comunista.

En nuestra literatura histórica y política, José Carlos Mariátegui es el joven eterno e impetuoso, que enfrenta valiente los desafíos de la vida, de la enfermedad y del destino, el creyente fervoroso en el mito de la revolución, al que adhiere como a una consagración religiosa. Las percepciones y el imaginario, como suele suceder con mentes brillantes cuya luz se lleva tempranamente la muerte, solo podían proyectarlo hacia la posteridad de esa manera. Las obras que lo analizan, en cambio, tienden a desmenuzarlo, una y otra vez, hasta el infinito, porque no hubo, con el correr de los años, un Mariátegui, más allá de Mariátegui, para explicarse y reinventarse a sí mismo.

1.- Véase Parodi 2022.

Referencias bibliográficas:

Aricó, José (Ed.). Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. México, Siglo XXI Editores, 1980 [1978]

Bergel, Martín. El socialismo cosmopolita de José Carlos Mariátegui. Revista Nueva Sociedad No 293, mayo-junio de 2021

https://static.nuso.org/media/articles/downloads/EN_Bergel_293.pdf

Chang-Rodríguez, Eugenio. Pensamiento y acción en Gonzáles Prada, Mariátegui y Haya de la torre. Lima, Fondo editorial PUCP, 2012

Flores Galindo, Alberto. La agonía de Mariátegui. Lima, PUCP, 2021 [1980]

Haya de la Torre, Víctor Raúl. El Antimperialismo y El APRA. Santiago, Editorial Ercilla, 1936 [1935]

Mariátegui, José Carlos. Ideología y Política. Lima, Biblioteca Editorial Amauta. 1975 [6ta ed.]

Mariátegui, José Carlos. 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Marxists Internet Archive, mayo de 2010 [1928]

Mariátegui, José Carlos. Defensa del Marxismo. Lima, Biblioteca Editorial Amauta. 1988 [13ava ed.]

Parodi Revoredo, Daniel. Lima no respondía. El fracaso del plan insurreccional planteado en México explicado en carta de Víctor Raúl Haya de la Torre a Wilfredo Rozas, fechada el 22 de septiembre de 1929. Revista Investigaciones Históricas. Época Moderna Y Contemporánea, (42), pp. 1019–1048, 2022.

https://revistas.uva.es/index.php/invehisto/article/view/6914

Sobrevilla, David. El marxismo de Mariátegui y su aplicación a los 7 ensayos. Lima, Universidad de Lima, 2012 [2005]

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José Carlos Mariategui, marxismo, pensamiento político, Víctor Raúl Haya de la Torre

Es evidente que los temas personales juegan un rol también en la actuación política. Lo que plantea Parodi es que el celo de JCM frente al liderazgo de Haya de la Torre fue el origen de la polémica, y no discrepancias ideológicas. Y aquí es clave seguir en forma estricta el desarrollo de los hechos. Haya manda a JCM los documentos del Plan Insurreccional, documentos muy delicados teniendo en cuenta que el Perú estaba bajo la dictadura de Leguía. Con el envío a JCM, Haya le reconoce como el dirigente de la sección del APRA en Lima. Y la indicación de Haya fue que los documentos que enviaba debían ser puesto a conocimiento y discutidos con las otras células apristas. Sin embargo, JCM no difundió los documentos y atacó a Haya de la Torre, llevando el tema a un debate ideológico.[11] JCM al no  dar a conocer los documentos que Haya le había enviado a otras células apristas no solo no actuó con lealtad a Haya sino tampoco con el movimiento del cual el participaba. Los demás integrantes de las células apristas en Perú pudieron estar de acuerdo con el Plan de Haya de la Torre. ¿Por qué Mariátegui no difunde el Plan Insurreccional? Según Parodi porque veía amenazado su posición como líder de la célula aprista, es decir, por temor al liderazgo de Víctor Raúl Haya de la Torre. Sin embargo, había que sopesar bien la afirmación sobre el liderazgo de JCM de la izquierda peruana en esos momentos. Mariátegui tuvo una labor más intelectual que política. Era un hombre de gabinete. Son famosas sus tertulias de distintos temas desde la política al arte en su casa del jirón Washington. Haya, en cambio, había demostrado ser un organizador y líder de masas con excepcional oratoria y gran carisma y con una personalidad arrolladora. Incluso cuando fue deportado Haya fue invitado a distintas conferencias y destaco como un joven líder peruano. JCM destacaba más por su gran pluma la cual había desarrollado en tantos años ejerciendo el periodismo. Sin lugar a dudas, la revista Amauta le otorgó un gran prestigio a Mariátegui, pero desde nuestro punto de vista era un reconocimiento intelectual, no político. El propio Parodi reconoce que “el auroral movimiento aprista” Haya lo “había organizado desde su partida al exilio en octubre de 1923.”[12]

Por otro lado, Parodi es muy severo  con JCM lo señala como divisionista al aseverar que con su actitud “se partió un proyecto político continental y Mariátegui pudo triunfar en una lid bastante desigual promovida por él mismo”,[13] de esta forma responsabiliza al Amauta de la división y al decir un debate “desigual” hace notar que JCM no actúo limpiamente en la disputa. Asimismo, según el historiador Mariátegui le declaro la guerra “al movimiento aprista con el objetivo de destruirlo.”[14]

El mayor aporte de Parodi es ubicar con precisión el contexto en el cual se desarrolló la polémica Haya-Mariátegui, lo cual le lleva a afirmar que el origen de esta fue “la estrategia de uno de los contendientes para socavar el proyecto insurreccional del otro, por colegir que amenazaba sus propias aspiraciones políticas o por interpretar que se ubicaba fuera de los cauces del comunismo internacional, o por la suma de ambas premisas.”[15]

 

[1] Parodi Revoredo, Daniel (2022). Lima no respondía. El fracaso del plan insurreccional planteado en México explicado en carta de Víctor Raúl Haya de la Torre a Wilfredo Rozas, fechada el 22 de septiembre de 1929. Investigaciones Históricas, época moderna y contemporánea, (42), 1019-1048. https://doi.org/10.24197/ihemc.42.2022.1019-1048

[2] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1028

[3] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1033

[4] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1029.

[5] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1029.

[6] Vásquez Juárez, Nelson: “Las sombras de Mariátegui. El primer caviar de la historia”, Lima, Instituto Sudamérica, 2011. En este libro se detalla los pormenores del viaje y estadía de JCM a Italia. Hay que precisar que el cargo de agente de propaganda estaba relacionado con la difusión de la posición del Perú frente a la cuestión Tacna y Arica, la cual se resolvió en 1929.

[7] La famosa fotografía se puede apreciar en: RENGIFO BALAREZO, Antonio, (2018) “José Carlos Mariátegui: la amistad y la política”, Pacarina del Sur [En línea], año 9, núm. 35, abril-junio, 2018. ISSN: 2007-2309. Consultado el Lunes, 20 de Marzo de 2023.

Disponible en Internet: http://pacarinadelsur.com/home/huellas-y-voces/1611-jose-carlos-mariategui-la-amistad-y-la-politica

[8] Parodi Revoredo, Daniel: ídem. p. 1030.

[9] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1039.

[10]  Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1041.

[11] Parodi Revoredo, Daniel: Idem.  pp. 1036-1037.

[12] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1038.

[13] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1037.

[14] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. p. 1038.

[15] Parodi Revoredo, Daniel: Idem. 1043.

Link del artículo, Lima no respondía

“Lima no respondía. El fracaso del plan insurreccional planteado en México explicado en carta de Víctor Raúl Haya de la Torre a Wilfredo Rozas, fechada el 22 de septiembre de 1929”

https://revistas.uva.es/index.php/invehisto/article/view/6914

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José Carlos Mariategui, Víctor Raúl Haya de la Torre

Esta fecundidad mariateguiana en el plano político latinoamericano se complementa con los logros conseguidos por los estudios literarios peruanos de las últimas décadas. El gran aporte que significó el sétimo de sus 7 ensayos, «El proceso de la literatura», dejó escuela cuando fue retomado por el gran crítico Antonio Cornejo Polar, que pudo esbozar gracias a él su teoría de la heterogeneidad cultural. Cornejo desarrolla la propuesta de Mariátegui de que el Perú no es una sociedad «orgánicamente nacional» y, por lo tanto, tiene más de un eje de gravitación cultural. La convivencia asimétrica de tiempos, modos de producción, lenguas e identidades históricas determina formas de expresión culturales extrañas entre sí. Su fusión o mestizaje feliz resulta imposible mientras se prolonguen las tremendas injusticias en nuestro país. Eso significa que es mejor aceptar sus peculiaridades y reconocer que en el Perú existen distintos sistemas literarios. Que un cogollito limeño solo exalte un tipo de literatura no quiere decir que las demás literaturas peruanas no existan ni dejen de merecer nuestra atención y estudio. Al contrario; a ellas debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos.

Mariátegui, pues, no ha muerto. Sigue inspirando luchas y debates. Que la Semana Santa mantenga vivos sus ideales de justicia e igualdad.

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Cultura, José Carlos Mariategui, sociedad
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