Keiko Fujimori

Fue el fujimorismo también quien se dedicó a sabotear a Martín Vizcarra, luego de haber apoyado su traición a PPK, simplemente porque el exgobernador de la región Moquegua no le aceptó los términos mandatarios con los que Keiko pretendió manejarlo a su antojo. Keiko Fujimori no entiende de pactos sino de sumisiones incondicionales. Como resultado de ello, sumó un nuevo eslabón a la crisis que ha llevado a que tengamos seis presidentes en cinco años.

Si a ello le sumamos su conducta en el último proceso electoral, primero con el terruqueo a la mitad de la población y luego con su reacción frente a la derrota de Castillo, inventando un fraude que pretendía resolver anulando la votación de las localidades que hoy se alzan contra el gobierno de Dina Boluarte (ese hecho, sin duda, sumó al ninguneo político que ha exacerbado los ánimos levantiscos actuales de un sector importante de la población).

Keiko era el mal menor frente al desastre que anunciaba Castillo, y que el candidato de Perú Libre terminó por corroborar con la peor gestión pública que ha tenido nuestra historia republicana (solo superado por el primer gobierno de Alan García), pero no es ni debe ser la opción central de la centroderecha en el Perú. Ya es hora de repensar nuevas alternativas.

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Keiko Fujimori, Pedro Castillo, Perú Libre, PPK

Quizás sea el fujimorismo –por su mayor arraigo popular y protagonismo histórico– el llamado a dar el primer paso, anunciando que Keiko Fujimori no volverá a postular a la presidencia y, en cambio, asegurar su aporte a la búsqueda de un candidato del perfil señalado (que no encaja, por cierto, tampoco, con los de López Aliaga y De Soto, quienes también deberían dar un paso al costado).

Hay en la sociedad civil personajes que podrían ocupar ese lugar. Ninguno tiene aún la figuración necesaria, pero es buen síntoma el activismo derechista de los últimos meses. Es, “simplemente”, cuestión de esperar que se alineen los astros y la base social propicia concilie con la aparición de un candidato nuevo, capaz de hacerle frente al centro aguachento y a la izquierda ideológicamente desquiciada que lamentablemente predomina en el Perú de hoy.

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derecha peruana, Gobierno, Hernando De Soto, Keiko Fujimori, Rafael Lopez Aliaga

López Aliaga tiene una ventaja sobre el resto de contendores mencionados: es disruptivo. Y eso, en una contienda que va a ser polarizada, es una ventaja enorme. La izquierda tradicional no tiene ninguna chance, pero sí la radical (Antauro, Aduviri, Bellido, etc.) y frente a ella, se necesitará un candidato que también funja de antiestablishment.

López Aliaga, por lo que se ve hasta ahora, es el mejor candidato de la derecha. Si afina su discurso, gira un poco al centro y, sobre todo, deja de lado sus actitudes matonescas, podría crecer en su nivel de aceptación ciudadana. Ojalá la derecha -salvo que surja un candidato mejor- se agrupe e impida así que la disgregación del 2016 favorezca que un izquierdista radical pase a la segunda vuelta con apenas 19%.

El centro, por su parte, tiene que hacer lo suyo. No puede ser que se presenten seis o siete candidatos del mismo perfil. Tiene que haber un gran pacto de centro, en donde participen Alianza para el Progreso, Acción Popular, Somos Perú, los morados, Nieto, Cillóniz, etc. (no menciono a Podemos porque, al parecer, José Luna, les apesta a todos).

Si así ocurriese lo más probable es que la segunda vuelta del 2026 sea, como corresponde a la sociología electoral e ideológica del país, entre un candidato de derecha y uno de centro.

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Hernando De Soto, Keiko Fujimori, Rafael Lopez Aliaga

Con todo ese material, en julio del 2021, el Equipo Especial Lava Jato decidió abrir el expediente. El fiscal José Domingo Pérez sostenía que la captación de dinero ilícito de Fuerza Popular no había acabado en las campañas del 2011 y 2016 -por las que ya emitió acusación- sino que habría continuado el año pasado.

Keiko Fujimori, sin embargo, no se quedó tranquila y presentó un recurso de amparo en agosto de aquel año. En el escrito, señala que se habría vulnerado su derecho al debido proceso, después de que los fiscales emitieran disposiciones «manifiestamente inconstitucionales».

Según Fujimori, el Equipo Especial carece de competencia para investigarla por la campaña del 2021. Asegura que el grupo liderado por Rafael Vela está autorizado «únicamente a realizar diligencias preliminares o avocarse a noticias criminales que se encuentren vinculadas con delitos de corrupción de funcionarios y conexos en los que habría incurrido la empresa Odebrecht».

«El despacho fiscal no tiene una resolución de la Fiscalía de la Nación que lo haya convertido en un fiscal ‘Ad Hoc’ para investigar los casos de Keiko Fujimori, por lo que su avocamiento resulta vulneratorio al derecho a no ser desviado del procedimiento establecido en la ley», agrega la demanda.

Fujimori pide que todo lo avanzado en el caso pase a manos de otra fiscalía. «En consecuencia, al no subsistir los efectos de estas, [se solicita que] se ordene la nulidad absoluta de las disposiciones y se remita todos los actuados a la fiscalía competente», añade la demanda.

Sin embargo, al abrir la investigación, José Domingo Pérez ya había establecido por qué era pertinente que este nuevo caso lo lleve su despacho. Y es que él ha investigado el financiamiento de las campañas del 2011 y 2016.

En la disposición fiscal de junio del año pasado, Pérez señala que «el Primer Despacho del Equipo Especial [el despacho de Pérez] ya tendría un conocimiento previo de información relevante vinculada con los hechos que ahora se denuncian”.

Para Pérez, este bagaje de información “optimiza los recursos humanos y logísticos que se tiene en el Equipo Especial, centrando la investigaciones en despachos fiscales que tienen similares o vinculando hechos materia de investigaciones, evitando así duplicidad de investigaciones y fijando una estrategia conjunta». 

Keiko Fujimori busca evitar a como dé lugar que el fiscal que ya la acusó por el pitufeo de sus campañas pasadas vuelva a escudriñar sus cuentas.

 

Fotoportada: Darlen Leonardo

 

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Fiscalía, José Domingo Pérez, Keiko Fujimori

Esa es la unidad que se requiere, no un gesto inútil, innecesario, falso, como el que acaba de hacer. La derecha o el centro deben afiatar una candidatura sólida, lejos de los radicalismos ultras y del lastre fujimorista, que encima le resta votos a los candidatos del mismo segmento ideológico y permitiría que pasen a la segunda vuelta los Castillos, Bellidos o Antauros que aparezcan en el firmamento electoral.

 

 

 

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Alcaldía de Lima, Fujimorismo, Keiko Fujimori

«Considero que existe peligro que mi persona o familia podamos sufrir alguna agresión física ante la reiterada ocurrencia de hechos similares en mi domicilio, ocasionando temor en mi familia, así como un riesgo latente de sustracción de información reservada que manejo», expresó el fiscal en el documento.

La fiscal Paulina Roque considera que, además de estos antecedentes, otra forma de amedrentamiento son las distintas denuncias que se han formulado en su contra ante la Oficina de Control Interno del Ministerio Público, en medio del proceso contra Keiko Fujimori. En su caso, se trata de cuatro quejas, pero en el caso del fiscal Pérez, son incontables. Fuentes del Equipo Especial señalan que todas han sido archivadas. “Este es un patrón que se ha venido realizando con el transcurso del tiempo y ahora me ha tocado a mí”, dice Roque a Sudaca.

 

 

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Fiscalía, Keiko Fujimori

 

Keiko Fujimori prometió en campaña, en el afán de subrayar distancia respecto de su entonces contendor, Pedro Castillo, que el fujimorismo respaldaría el trabajo de la Sunedu y avalaría la reforma universitaria emprendida con éxito desde hace varios años. Hace poco, su bancada votó en contra de dicha reforma, aupada a los intereses mercantilistas de las universidades no licenciadas, y de la mano con sus colegas del radical Perú Libre.

En los hechos, el fujimorismo se ha convertido en un pantano mercantilista, muy lejos de ser una amalgama presta a convertirse en el gran partido de la derecha peruana, mucho menos en una plataforma liberal en materia económica y política.

Los intereses crematísticos de su lideresa y sus allegados más cercanos, parecen pesar más que cualquier ideología o programa de gobierno. Así, vemos al fujimorismo congresal avalando universidades truchas, invasores de terrenos, mineros ilegales, mafias del transporte, etc., sin ningún rubor principista.

El problema principal de Fuerza Popular parece ser Keiko Fujimori. De ella son las lealtades subalternas que obliga a sus parlamentarios a acatar, además de ser una muy mala candidata, que solo parece insistir en postular en todas las elecciones posibles por un afán de capitalización patrimonial, antes que por una búsqueda del poder para transformar las estructuras del Perú.

Bajo esa perspectiva, haría bien el fujimorismo en decidir su propia extinción. Por lo pronto, renunciando a cualquier aspiración presidencial -acatando el sensato llamado de López Aliaga- y contribuyendo tan solo con sus bases populares -que aún mantiene- en favor de una candidatura derechista orgánica y con la alforja limpia de compromisos bajo la mesa.

El fujimorismo pudo haber recogido la herencia reformista de los 90: por supuesto, no le bastaba con desechar sus devaneos autoritarios y antidemocráticos, sino que debía reconstruirse desde orillas centroliberales y erigirse así en una ficha permanente del ajedrez político peruano. Ha decidido, sin embargo, convertirse en una coalición o sumatoria de intereses mercantilistas, dispuesta a tirarse abajo las pocas reformas que se han desarrollado en el Perú en las últimas décadas.

Con un liderazgo gris y perjudicial como el de Keiko Fujimori, el fujimorismo no tiene futuro. Era mejor opción, a pesar de ello, que el desastre de gobierno que hoy tenemos, pero tres ocasiones perdidas por los mismos errores y sin curva de aprendizaje de por medio, nos muestran con claridad que el problema político es de fondo, estructural, casi congénito, y, por ende, irremediable.

 

 

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Fujimorismo, Keiko Fujimori

 

Keiko Fujimori está en problemas. El caso de los presuntos aportes ilícitos a las campañas de 2011 y 2016 tiene ya 14 aspirantes a colaboradores, de acuerdo a la acusación fiscal presentada en marzo del 2021. Hoy José Domingo Pérez, a cargo del caso, está cerca de sumar un delator más. Y es uno clave para confirmar todo lo encontrado hasta el momento.

Se trata de Giancarlo Bertini Vivanco, acusado en este mismo proceso, quien fue parte del círculo más cercano de Jorge Yoshiyama Sasaki, el colaborador eficaz más importante de la investigación y sobrino del exsecretario general del partido naranja, Jaime Yoshiyama. Bertini tuvo el encargo de reclutar falsos aportantes para la campaña de Fuerza 2011 -el nombre que usaba el fujimorismo aquel año-, la cual se financió con dinero de Odebrecht, Credicorp y el grupo Rasmuss. En total, serían más de US$10 millones inyectados a esa fallida candidatura.

Según pudo confirmar Sudaca, la Fiscalía y la defensa de Bertini ya sostuvieron una reunión con el objetivo de que el empresario se someta a un proceso de colaboración eficaz. Esta primera cita ocurrió días antes de su llegada al Perú, el jueves pasado, procedente de Italia. Allí permanecía prófugo desde el 2018.

Bertini quiere acogerse al proceso de entrega de información a cambio de beneficios, pero aún sus abogados no han solicitado esto de manera formal ante el Ministerio Público. En tanto, él permanece detenido. El pasado 4 de febrero, el Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria dispuso el internamiento de Bertini en un centro penitenciario del país, para que cumpla con la orden de prisión preventiva que se le dictó en octubre de 2018. De acuerdo a la resolución, la medida terminaría el 3 de febrero de 2025. La colaboración eficaz podría dejarlo libre antes de esa fecha.

¿Pero, qué es lo que podría aportar Bertini sobre la trama de lavado de activos presuntamente liderada por Keiko Fujimori? En la acusación fiscal, José Domingo Pérez sostiene que antes de que acabe la campaña del 2011, en junio, Jorge Yoshiyama habría ido a la casa de su tío Jaime para informarle del reclutamiento de Bertini en la simulación de aportes. Aquella vez, tío y sobrino fueron a una habitación donde se ubicaba la caja fuerte, y este recibió US$100.000.

“Yoshiyama Sasaki se constituyó al domicilio de Jaime Yoshiyama Tanaka en un promedio de seis o siete oportunidades con el objetivo de que Yoshiyama Tanaka provea de activo ilícito a Sasaki, efectivo que iba a ser materia de ingresos a las cuentas del partido Fuerza 2011 (blanqueamiento de activos)”, se  lee en la acusación. Jorge recibió de Jaime Yoshiyama un monto total de US$480 mil.

El testimonio del sobrino de Jaime Yoshiyama Tanaka ha sido clave para el caso que tiene a su cargo el fiscal José Domingo Pérez. Sin embargo, la información que aporte Bertini robustecerá la acusación fiscal contra Keiko Fujimori en sus puntos claves, pues fue este quien ‘pitufeó’ el dinero a través de falsos aportantes, incluida su esposa.

Cabe recordar que la Fiscalía sostiene que Keiko Fujimori conocía sobre la operación de lavado de activos. “Tanto Jaime Yoshiyama como Keiko Fujimori sabían que sí había dinero donado por la empresa Odebrecht a Fuerza 2011 para la campaña electoral. Y es que en una visita familiar que hice a la casa de Jaime Yoshiyama, él me informa que ha hablado con Keiko Fujimori y que ella le dijo: ‘Jaime, por si acaso, debemos afirmar que no hemos recibido ningún aporte de Odebrecht, hay que negar todo en relación a esta campaña y su relación con nosotros’”, dijo Yoshiyama en su declaración.

También afirmó que Fujimori fue quien le pidió buscar falsos aportantes para Fuerza Popular en la campaña electoral de 2016. “Ella me pide buscar falsos aportantes para el partido Fuerza Popular, me manifiesta que lo haga como lo hice en el año 2011”, señaló.

El testimonio de Giancarlo Bertini también servirá para corroborar lo dicho por su esposa, Patrizia Coppero del Valle, quien firmó un acuerdo de colaboración el 17 de diciembre de 2020. Coppero declaró ante la Fiscalía que su pareja le presentó recibos impresos de donación para Fuerza 2011 y le pidió que los firme hasta en tres oportunidades. En total, fueron cinco o seis recibos que sumaban alrededor de S/80.000, aseguró. Bertini, según su esposa, le contó que esa era su contribución a la campaña de Keiko Fujimori.

Y esa es, precisamente, la modalidad conocida como ‘pitufeo’. Una que,  aplicada a gran escala -con más aportantes fantasma-, habría servido para camuflar todo el dinero ilícito en la campaña fujimorista. «Luego me enteré que también mi esposo Giancarlo Bertini le solicitó a otras personas que le hagan el mismo favor de firmar los recibos como aportantes a favor de la campaña electoral. Es decir, que presten su nombre a fin de realizar depósitos de dinero a la cuenta del partido Fuerza 2011 como aportantes a la campaña, por encargo del señor Jorge Yoshiyama», declaró la mujer.

“En otra oportunidad fui testigo de una llamada que recibió Jorge Yoshiyama estando en mi oficina, que era [la llamada] de Keiko Fujimori, quien le hablaba acerca de cómo iba la campaña. Luego colgó y [Yoshiyama] nos contó que le había llamado Keiko para señalarle que estaba preocupada por la campaña y que había que seguir apoyándola”, agregó Coppero.

El fiscal José Domingo Pérez ha solicitado 30 años y 10 meses de prisión contra Keiko Fujimori por los presuntos delitos de crimen organizado, lavado de activos, obstrucción a la justicia y falsa declaración en procedimiento administrativo. Además ha acusado a otros 39 imputados.

 

 

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Giancarlo Bertini, Jorge Yoshiyama, Keiko Fujimori
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