Norte

Luego, entre cinco oficiales rodearon a Cristhian de la Cruz y lo arrastraron hasta la tolva del vehículo. Su hermana Irene, desesperada, corrió a socorrerlo y en el intento le dio un manotazo a uno de los policías. “¿Qué me arañas oe’? ¿Qué me arañas?”, gritó el efectivo. Acto seguido, le sujetó la mano a Irene y, junto a otro policía, la arrastró mientras ella intentaba defenderse de los dos hombres que, a punta de empujones, la llevaban al carro. “Son unos coimeros, desgraciados”, gritaba Lilia mientras corría de un lado a otro intentando detener el abuso que se cometía. Pero ni sus gritos pidiendo ayuda ni su lucha por evitar que se lleven a sus hijos sirvieron. 

Cuando llegaron a las instalaciones del Departamento de Investigación Criminal de Comas, lugar donde hasta hoy permanecieron detenidos, los vecinos se dieron cuenta de que momentos antes de las detenciones, un trabajador de la empresa OHL, integrante del consorcio constructor, demandó a los dirigentes vecinales Luis Álvarez y Luis Maco por, supuestamente, haberlo extorsionado ese mismo día a cambio de dejarlos continuar con la obra. Sin embargo, como se ve en el video, el primero no se encontraba presente y el segundo llegó después de que la policía se presentara en el lugar de los hechos.

Según el parte policial, Marco Antonio Jimenez Meza, jefe de administración de la obra, denunció que, alrededor de las 7:40 a.m., un grupo de personas encabezado por los dos dirigentes estaba obstruyendo los trabajos. Ante tal actitud, el denunciante asegura que se acercó a los manifestantes con el fin de dialogar, pero que ellos le exigieron “una buena suma de dinero para que se retiren definitivamente”. Ante su negativa, siguieron obstaculizando los trabajos, por lo que se vio “en la obligación de denunciarlos”. 

“Ellos dicen que nosotros les hemos pedido plata para dejarlos trabajar, eso es totalmente falso. A ese señor nadie lo conoce, no sabemos quién es el que nos ha denunciado porque nunca hemos hablado con él”, dice Luis M., vecino que también participa de los plantones y estaba presente durante los hechos. “Lo que han querido hacer es intimidarnos para que dejemos de reclamar”, añade.

vecinos comas metropolitano
Lilia Gonzalez y su hija Shirley de la Cruz en los exteriores de la Depincri Comas. Piden que liberen a sus familiares, quienes fueron detenidos, de manera violenta, por una supuesta denuncia de extorsión luego de reclamar que las empresas del Metropolitano se hagan cargo de las reparaciones de las viviendas.

Nos comunicamos con Jimenez Meza para preguntarle por las pruebas que sustenten su denuncia, pero solo respondió que cualquier información debíamos pedirla al Consorcio Metropolitano Norte. Ni ellos ni los policías de la Depincri respondieron nuestras interrogantes. Quien sí dio detalles fue el abogado de los tres detenidos, quien aseguró que el denunciante no contaba con pruebas de la supuesta extorsión: ni fotos ni videos ni testimonios de trabajadores que hayan escuchado las amenazas. 

“El señor entró en contradicciones cuando tuvo que dar su declaración en la comisaría. Ni siquiera pudo dar un monto aproximado de lo que supuestamente le pidieron. Además, él hizo la denuncia antes de que los supuestos hechos ocurrieran, como si fuera adivino. Esto lo hicieron para amedrentar a los vecinos”, explica el abogado Manuel Luna.

Emape lamentó lo ocurrido y deslindó cualquier participación en dicha intervención, “siendo esta de responsabilidad de la empresa contratista”. La empresa municipal señaló además que el Consorcio Metropolitano Norte “viene presentando demoras en la atención y solución a los daños en algunos predios producto de las vibraciones originadas por las labores de compactación en la zona”. De no cumplir con ello, advierten que acudirán a “todas las instancias legales para que el consorcio cumpla con sus obligaciones y atienda los reclamos de los vecinos a la brevedad posible”.

Entre lágrimas, Lilia Gonzalez agradece que, luego de dos días detenidos, sus hijos y vecino hayan sido liberados por falta de pruebas. “Nosotros no queríamos hacer problemas, eso lo saben Dios y ellos mismos. ¿Por qué tanta maldad?”, pregunta. Cuenta, además, que en la Depincri no la dejaron presentar una denuncia: “Quise sentar una denuncia por lo que le hicieron a mis hijos, pero uno de los policías me amenazó diciéndome que si lo denunciaba, él me iba a encerrar con ellos porque dice que yo lo he arañado, pero eso no es así”. Esperemos que la justicia, para estos vecinos, llegue pronto.

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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Comas, Emape, Metropolitano, Norte

Nos sigue haciendo falta un relato histórico literario que analice con rigor la presencia e importancia de los grupos literarios e intelectuales a lo largo de nuestra tradición. Son, ciertamente, muchos, ubicados especialmente en el siglo XX, nucleados alrededor de distintas causas: el indigenismo, diversos acentos de vanguardia, propuestas estético-sociales entre otras.

 

Los grupos, además de mostrar la producción individual de sus miembros, producen gran cantidad de otros textos, como manifiestos, que permiten no solamente explorar las razones íntimas de cada colectivo sino también constituyen puertas abiertas a la comprensión de su época.

 

Tengo en mis manos el libro Retratos y semblanzas del Grupo Norte, investigación y recopilación de materiales hecha por Elmer Robles Ortiz, docente trujillano de dilatada trayectoria. El Grupo Norte, al que pertenecieron entre otros Juan Espejo Asturrizaga, Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, César Vallejo y Víctor Raúl Haya de la Torre, se forma a mediados de 1915, aunque inicialmente el grupo es conocido como La Bohemia de Trujillo.

 

Posteriormente, en 1923, adoptaría el nombre de Grupo Norte y se mantendría activo hasta 1930. El grupo nucleó escritores, poetas y también artistas plásticos, como el destacado pintor Macedonio de La Torre o Julio Esquerre (Esquerriloff). El libro que ha construido Robles Ortiz es de gran utilidad, es una suerte de guía de viaje por el interior del grupo.

 

El primer capítulo reúne testimonios de los diversos miembros del grupo, textos cargados de nostalgia y algunas anécdotas de antología, como la que refiere Haya en una carta a Sánchez, cuando describe a Antenor Orrego diciéndole a Vallejo: “Óyeme César, porque tú eres incapaz de envanecerte: tú eres genio, yo te proclamo el genio de la poesía americana; y por eso sufrirás mucho (César Vallejo lloraba). Te proclamo yo, humildemente, sin que nadie nos oiga, aquí en Trujillo ¿Ves? Tú eres el poeta nuevo superando en una ruta estelar a Darío” (p.91).

 

En capítulo II reúne textos que abordan la recepción y acogida que tuvo el grupo entre sus contemporáneos. Poetas como Parra del Riego, que visitaron Trujillo y conocieron a los miembros del grupo, dejan valioso testimonio de ese encuentro. Felipe Cossío, José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, entre otros, analizan la trascendencia del grupo y enfatizan la lectura en una de sus figuras centrales: César Vallejo.

 

El capítulo III reúne diversas miradas críticas que intentan un balance en relación con la importancia y el legado del grupo. Eduardo Quirós Sánchez, razona sobre las influencias del grupo: “se nutrió con los ideales de la guerra de la independencia y la herencia de la ilustración” y trae “una nueva manera de expresar la realidad sin los patrones poco abandonados del modernismo y el postmodernismo” (p.248). En ese mismo capítulo, Marco Martos se refiere a Vallejo como el escritor “que mejor nos representa ante el mundo” (p.258).

 

El capítulo IV es una breve antología de poemas y discursos de los miembros del grupo: César Vallejo, Haya de la Torre, Óscar Imaña, Francisco Xandoval, Alcides Spelucín, Antenor Orrego, Carlos Manuel Cox, entre otros. Allí se lee, de Antenor Orrego: “Nosotros tenemos todavía una tarea por hacer, una tarea no realizada. En lo que se refiere a la Historia, todavía somos ignorantes de nuestra propia Historia” (p.313).

 

Finalmente, el capítulo V ofrece una selección de cartas de los miembros del grupo, cartas que de algún modo y a pesar de su registro íntimo, también nos dejan entrever el espíritu de Norte. Todas las epístolas resultan de interés, pero hay una, fechada en enero de 1938, que dirige Vallejo a Sánchez, en la que ofrece pormenores de la organización de la resistencia a la dictadura de Benavides desde Francia: “Querido Luis Alberto: Conforme a los deseos e instrucciones que acabo de recibir de Alcides y de Antenor, hemos iniciado aquí los trabajos encaminados al desarrollo de una enérgica campaña por las libertades en el Perú” (p.362). Cierra el volumen un anexo, con escritos varios, igualmente ilustrativos, como la defensa de las ideas de José Vasconcelos hecha por Orrego y otros miembros de Norte.

 

En suma, un volumen que nos invita a recorrer la historia y los personajes de uno de los momentos más interesantes de la literatura peruana, encarnada en la actuación de un grupo que fue un núcleo intelectual y creativo cuyo estudio Robles Ortiz nos facilita enormemente. Salud por eso.

Elmer Robles Ortiz
Retratos y semblanzas del Grupo Norte. Elmer Robles Ortiz. Trujillo: Fondo Editorial de la Universidad Privada Antenor Orrego, 2020.

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Alonso Rabí Do Carmo, Literatura, Norte, Trujillo
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