objetivos

Nuestras metas y objetivos son una de las grandes razones que nos dan la fuerza de salir de la cama cada mañana y ponernos a cumplir con proyectos o tareas en el día a día. El psicólogo y coach Rubén Camacho explica que plantearse propósitos o tratar de alcanzar nuevas metas implica un proceso de cambio. Se trata del punto de partida para vivir un cambio profundo, una auténtica transformación de vida, por muy pequeños que vayan siendo estos cambios.

Pero, ¿qué resulta más positivo? ¿Plantearse varias metas a corto plazo, o trabajar por un único objetivo? Ana Isabel Sordo, Team Marketing Manager de HubSpot, explica que una meta es un resultado deseado que quieres lograr y, por lo general, es amplia y a largo plazo. Por otro lado, un objetivo define las acciones específicas y medibles que cada uno debe llevar a cabo para lograr la meta general.

Define tus metas

Al plantearnos una meta debemos considerar un determinado tiempo y espacio en el que deseamos conseguirla. Este factor espacio-temporal es lo que otorga la posibilidad de llevarse a cabo de tres maneras: corto, mediano o largo plazo.

Las metas a corto plazo tienden a ser inmediatas, pues se llevan a cabo en pequeños lapsos de tiempo, además de ser precisas y medibles. Por otro lado, las metas a mediano y largo plazo, pueden ser un poco más complicadas de medir y pueden variar con el paso del tiempo ya que normalmente dependen de diversos factores externos. Las metas son todo resultado o punto final que se desea alcanzar, mientras que los objetivos son los componentes necesarios para alcanzar la meta.

Cuando hablamos de objetivos, nos referimos a la serie de acciones concretas, que con intenciones particulares, permiten la tangibilización de la meta. Los objetivos tienen finalidades concretas y son llevados a cabo en cortos periodos de tiempo. También podemos darle el nombre de tareas o pasos a seguir. Al tener resultados específicos, los objetivos pueden ser medidos con facilidad.

Otras diferencias entre los objetivos y las metas, que pueden brindar mayor claridad, son:

  • Los objetivos son específicos, tangibles y concretos, mientras que las metas son genéricas, intangibles y abstractas.
  • El periodo de acción de los objetivos es de corto o mediano plazo, mientras que las metas son de largo plazo.
  • Los objetivos están basados en hechos, mientras que las metas están basadas en ideas.
  • Los objetivos son medios para conseguir un determinado fin, mientras que las metas pueden considerarse como fines en sí mismos o resultados finales.

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Metas, objetivos

De la misma forma en que en el ámbito deportivo se habla de atletas que están acostumbrados a tener un alto rendimiento, entre las organizaciones, el término permite hablar de entrenamientos y formas de mejorar constantemente para incrementar la productividad y la calidad en la organización.

De acuerdo a Genara Castillo, docente de la Universidad de Piura, implementar este enfoque en la organización requiere sobre todo de directivos que puedan motivar a los trabajadores y hacer que estos puedan identificarse con la misión de la empresa, generando un equilibrio.

“Si por el contrario no hay buenos directivos -no sólo buen ‘management’- no se selecciona bien a los colaboradores, no hay una estructura ni sistema formal adecuado, ni estrategias acertadas, ni ventaja diferencial o competitiva necesaria, ni valores básicos, sería muy difícil que se dé una cultura de alto rendimiento”, explicó.

Es cierto que para tener un alto rendimiento se debe motivar al equipo de trabajo, pero la especialista precisa que se deben distinguir al menos tres niveles de motivación: la motivación extrínseca, que persigue el logro de resultados extrínsecos como los bienes materiales y el dinero, la motivación intrínseca, donde el logro viene a través del conocimiento y la experiencia, y la motivación trascendente, donde se busca un objetivo de excelencia en el servicio con buenas prácticas éticas.

El coaching y los resultados del modelo

Además de encontrar la motivación adecuada y reconocer al equipo de trabajo cuando este se encuentra alineado con los valores de la organización, Castillo señala que en una cultura de alto rendimiento debe tener idealmente el acompañamiento de un coaching personalizado.

“La retroalimentación es clave no sólo para transmitir la propia experiencia por parte del coachee, sino también para ayudarle a conocerse en sus cualidades y en sus déficits para ayudarle a superar sus puntos vulnerables y especialmente a potenciar sus fortalezas”, asegura.

Cuando se aplica este modelo de trabajo, que va más allá del modelo mecanicista, afirma que se van a obtener resultados externos como una mayor productividad y una producción de bienes y servicios con una calidad más alta, pero también se debería de obtener resultados internos porque los equipos de trabajo empiezan a crecer en los tres niveles de motivación: extrínseco, intrínseco y trascendente.

“Se van identificando cada vez más y mejor con la misión de la empresa y la hacen suya, por lo que su propio aporte las vitaliza más y la hacen crecer porque crecen con ellas”, indicó.

Por último, agregó que el ‘coaching’ debe ser entendido no como el trabajo con un instructor en el plano técnico, sino el entrenamiento con un mentor que de un soporte integral.

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Genara Castillo, objetivos, Universidad de Piura

Todos tenemos sueños, pero no todos tienen claros los pasos para conseguirlos. El psicólogo Arturo Torres explica que muchas veces nos sentimos perdidos o estancados porque no nos animamos a tomar las decisiones necesarias para concretar estos sueños. Lo más importante es, más allá de tener presentes nuestros sueños, es tener claros nuestros objetivos y lo que deseamos conseguir en la vida.

El experto brinda algunas recomendaciones para empezar a establecer metas en nuestras vidas:

Delimita tus valores

Es necesario tomar en cuenta cuáles son los valores más importantes para ti y que en el día a día dan forma a aquello que consideras necesario. Esto te permitirá tener un esquema acerca de lo que deseas en tu vida y de aquellas cosas que quieres evitar. Anota un conjunto de conceptos de carácter abstracto que revelen las cosas que importan para ti: la amistad, el medio ambiente, las emociones fuertes u otros. Luego, haz una selección de unos 8 o 9 elementos y ordénalos colocando en las primeras posiciones lo que es más importante para ti.

Elabora una lista de metas a largo plazo

Las metas a largo plazo son aquellas que planteamos como objetivos a alcanzar en cuestión de años. Por ejemplo, aprender idiomas, ponerse en forma, conocer a más gente, viajar u otros. Elabora un listado de los 5 o 6 objetivos a largo plazo que te hagan mayor ilusión. A partir de ello podrás decidir de una manera más fácil qué empezar a hacer.

Concreta tus planes

En el proceso de establecer metas de vida debes actuar para alcanzar estas metas, tomando en cuenta maneras realistas de conseguirlo, sin entrar en conflicto con tus valores. Por ejemplo, si uno de tus objetivos es viajar pero uno de tus valores más importantes es la protección del medio ambiente, vale la pena que te plantees hacerlo de forma menos contaminante. Establece las estrategias necesarias para concretar tus planes.

Ten objetivos a corto plazo

Para lograr un objetivo a largo plazo, debemos plantearnos pequeños objetivos a corto plazo que nos permitan acercarnos a la meta. Segmenta los objetivos en pequeños pasos, que te generen varias retribuciones emocionales. Esto te dará la sensación de estar avanzando constantemente, lo cual te brindará la motivación necesaria. Con estas metas a corto plazo podrás crear calendarios para medir y controlar tu progreso a lo largo del tiempo, de manera que crees un compromiso contigo mismo.

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