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A más de un año del cierre de las aulas por el COVID-19, los padres de familia con trabajo remoto se han inventado formas de apoyar en la educación de sus hijos. ¿Cómo organizarse para no entrar en caos?

 

Para los padres de familia con trabajo remoto, apoyar a sus hijos en las clases virtuales mientras permanecen atentos a sus sesiones de trabajo es todo un desafío. Sin embargo, la situación resulta mucho más llevadera cuando la familia logra organizarse y cada uno realiza sus actividades en un espacio propio.

De acuerdo a la psicopedagoga Sammy Estrada Barrutia, es una oportunidad para que los padres vean el proceso de aprendizaje, sin interferir en el trabajo de los docentes.

“Los papás ni las mamás tienen que interrumpir el trabajo de la maestra. El año pasado se observó mucho al comienzo del confinamiento que la madre estaba ahí al lado, viendo la clase de la maestra. Es legítimo porque estamos en casa y podemos ver lo que la maestra hace, pero si es la maestra de siempre, tengo que saber que mi hijo está en buenas manos”, considera.

Si bien las dinámicas familiares y escolares han cambiado drásticamente, la nueva normalidad del hogar tiene ya más de un año y a este punto, la especialista estima que las familias deberían haber encontrado alguna forma de organizarse donde cada uno tenga un lugar de trabajo. “Es un privilegio, pero lo ideal es que ambos tengan su espacio para laborar”, agrega.

Errores comunes y ventajas

Mientras que el padre de familia puede tener un escritorio en un lado de su habitación, el niño también debe tener un sitio exclusivo para sus clases donde no tenga tanto distractores como en las áreas comunes de la casa.

“Los errores ocurren cuando el niño trabaja en la mesa del comedor. Cuando el hogar tiene un solo espacio, si los padres tienen la dedicación, pueden colocar una mesa pequeña junto a la pared solo para ellos. Al igual que el espacio de los padres, debe estar adecuado solamente para que ellos trabajen”, explica.

Otra recomendación es adecuar las herramientas que se tengan en el hogar y manejar horarios bien definidos, periodos entre los cuales eviten interrumpirse mutuamente. “Para los niños es muy importante que este horario lo tengan en físico y puedan observarlo y manipularlo con las manos. Los niños con habilidades diferentes además usan pictogramas en casa”, precisa.

Durante los momentos de recreo, conversar y desconectarse de los equipos tecnológicos resulta beneficioso. Si los padres, además, logran darse espacio para un paseo fuera de casa de 10 a 15 minutos, eso también tiene un efecto positivo en las actividades diarias de los niños.

“Es el momento en que los padres se darán cuenta de todo el trabajo que hace la maestra al educar a sus hijos. Pedagógicamente, ahora son partícipes del apoyo pedagógico porque ven directamente el proceso de aprendizaje”, comenta.

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