Todas ellas son salidas perfectamente razonables y constitucionales. No son una salvajada política como la que ahora el Congreso pretende con el atajo inmoral de la presunta “traición a la patria”, justo, además, en la coyuntura de una visita cercana de una misión de la OEA, que, en base a ello, solo podrá hacer suya la tesis de que, efectivamente, al presidente Castillo lo quieren sacar del poder antidemocráticamente.
Lo que les falta en entereza a muchos congresistas les sobra en torpeza. Lo que corresponde es hacer un trabajo político de coordinación, anteponer sacrificios a intereses menudos y proceder a una salida de la crisis, sacando legal y constitucionalmente al presidente Castillo de un lugar a través del que está destruyendo el país. Lo que se ha aprobado en la subcomisión de acusaciones constitucionales es una jugarreta moral y políticamente inadmisible.