PROA

Luego de contemplar el estadio donde todos quieren entrar nos retiramos. Volteé más de tres veces pensando en que tal vez no lo vuelva a ver. La fundación PROA fue nuestra siguiente parada. Desde 1996 esta organización se dedica a difundir el arte local y a desarrollar programas de educación e intercambio con distintas instituciones de la misma índole. De nuevo, la cultura se eleva en este santuario de pocas cuadras. Entramos a la galería y paseamos por la librería que principalmente tiene libros de arte. En el último piso nos sentamos a tomar unos jarritos de café.

La vida teatral no se esconde en casi ningún barrio argentino. No importa clase social. Barrio cheto (*) o no cheto. Donde sea, se puede disfrutar de buenas obras y actuaciones. La Boca no es la excepción. Hay dos teatros: “El galpón de Catalinas” y “El teatro de Ribera”, al último tuve la suerte de asistir un año atrás. Las actuaciones excelentes, la obra de problemática contemporánea y la puesta en escena no tiene nada que envidiarle a los grandes teatros.

Sería un sueño que en Perú cada distrito tenga esa vida que anhela cultura y autosuperación. El poder terapéutico que tienen las artes performativas van más allá de nuestra imaginación. Las heridas de la sociedad se abren y cierran en estos momentos. La calidad de vida aumenta. La salud mental mejora. Deseo más teatro para el Perú que tiene muchas heridas que tratar y defensas que derrumbar.

(*) jerga argentina cuya equivalencia peruana sería la palabra “pituco”.

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Argentina, Bombonera, Caminito, La Boca, PROA, tango, teatro
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