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Todos hemos procrastinado en algún momento. Se trata del hábito de demorar nuestros compromisos o pendientes de manera irracional e improductiva. Esto a la larga, genera mucho estrés y frustraciones. El psicólogo Cristian Mantilla explica que la procrastinación es el resultado de la lucha entre el cerebro emocional y el cerebro racional, que cuando la voluntad de nuestra razón cede a los caprichos del instinto, caemos en la procrastinación.

El experto brinda algunos consejos para poder vencer la procrastinación y volvernos más eficientes en el día a día:

Acepta que eres adicto a la dilación

El primer paso para afrontar todo problema que estemos cargando es aceptarlo. Asumir que una falla conlleva un derrumbamiento de la voluntad puede resultar útil en algunas personas. Puedes seguir estas pautas para hacerlo:

  • Reflexiona sobre las veces que te has alejado del objetivo y anótalo.
  • Reconoce que la voluntad traiciona con autoengaños como: “solo esta vez”.
  • Ten presente que la primera dilación te permitirá justificar todas las demás.

Genera espirales de éxito

Si nos proponemos una serie de metas asequibles, maximizamos nuestra motivación y le daremos al logro un significado concreto. En las primeras etapas de un proyecto complejo suele ser mejor tener metas de proceso o aprendizaje que de resultado. Las metas consisten en adquirir o refinar nuevas destrezas. La esencia de la espiral de éxito es que el logro crea confianza, mientras se convierte en empeño que genera más logros.

Anímate con otras victoria

Procura rodearte de personas optimistas, pues las actitudes se contagian. Lo que otros creen puede llegar a influir en tu intención de accionar. Comparte tus planes con gente que confíe en ti y te anime a luchar por lo que deseas. Mira películas de motivación, asiste a charlas de personas que han triunfado, y aspira a mejorar para impactar de forma positiva en los demás y la sociedad.

Convierte tus tareas en un juego

Las tareas que odiamos están entre las que más tendemos a posponer, especialmente aquellas tareas repetitivas, monótonas y que resultan muy sencillas de realizar. Procura convertirlas en un juego o reto, para lograr un equilibrio entre tu propia capacidad para desempeñar la tarea y la dificultad de la tarea en cuestión y así generar un estado de flujo constante, con máxima concentración e implicación en lo que estás haciendo.

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Los procrastinadores afortunados creen que funcionan mejor bajo presión, pero se trata de un comportamiento generado por no ver consecuencias al postergar las cosas

Dejar para mañana lo que se puede hacer hoy no es un acto tan inofensivo, pues el estudio “Procrastination, Distress and Life Satisfaction across the Age Range”, publicado en la revista Plos One, demostró que la procrastinación está asociada con niveles altos de estrés, ansiedad, depresión, fatiga e incluso desempleo. Por procrastinación entendemos el aplazamiento de una obligación o tarea.

Neil Fiore, escritora y autora de Awaken Your Strongest Self, explica los cinco tipos de procrastinadores. ¿Te identificas con alguno de ellos?

Perfeccionista

Este procrastinador está tratando de evitar avergonzarse por los errores o ser juzgado. Es posible que dedique demasiado tiempo a un componente específico de un proyecto, no administre su tiempo adecuadamente o evite el proyecto por completo, y luego se apresure a terminar en el último minuto.

Impostor

Temeroso de ser revelado como no calificado o inferior, pospone cualquier cosa para evitar ese riesgo. A menudo, este tipo de procrastinación se aprende cuando la persona está rodeada de personas que son difíciles de complacer. “Si no puedo complacer a mi pareja, a mis padres, a mi maestro, a mi jefe, se crea lo que los conductistas llaman ‘desamparo aprendido’. Esta es una definición pragmática de depresión”, dice Fiore.

Miedoso

Cuando el trabajo es aburrido o desagradable, podemos posponer las cosas solo para evitar hacerlo. Si odias lo que estás haciendo o lo encuentras abrumador, es difícil motivarse para actuar.

Abrumado

A veces hay mucho que hacer y es difícil saber por dónde empezar, así que no hacemos nada. Ya sea que la persona haya decidido asumir demasiado o esté acumulando trabajo, la sola idea de hacerlo todo evita hacer algo en absoluto.

Afortunado

Algunas personas creen que funcionan mejor bajo presión, por lo que posponen las cosas hasta el límite. Si tienen un historial de hacer esto sin consecuencias, esencialmente han sido recompensados ​​por postergar las cosas. Si uno tiende a ser el tipo de persona que espera hasta el último minuto para entregar un informe, pero aún así obtiene una buenos resultados, se genera a sí mismo la creencia de   buena calificación, eso [crearía la creencia de que] ‘Oh, yo no’ Tengo que hacerlo de inmediato porque voy a sacar una buena nota incluso si espero hasta el último minuto ‘”, dice.

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