tradición

Sobre el costumbrismo pesa también el estigma del aburrimiento o la extrema simplicidad, pero aguzando el ojo se puede advertir la enorme tensión que existe entre los discursos de dos de sus representantes más destacados: Manuel Ascensio Segura, de mirada liberal y empática hacia los sectores populares y Pardo y Aliaga, en su tiempo un monárquico que no hizo nunca un esfuerzo por ocultar dicha filiación y que hoy sería todo un señorón conservador.

Claro, me dirán, no hay un Dickens, ni un Thackeray, mucho menos un Balzac o un Flaubert. A cambio de eso, hay un corpus de textos que permite acercarse a un mundo que, como el nuestro de hoy, vive la crispación propia de la búsqueda de definiciones, más aún, la frustración de dicha búsqueda.

No pondré más ejemplos. Un esfuerzo editorial como el de MYL es una aventura a través de los distintos derroteros que configuran nuestra historia intelectual y cultural. No se trata solo de ver pasar escuelas, vertientes y representantes con la falsa suficiencia de un diccionario. Se trata de contar con textos cuya edición cuidada permite finalmente una lectura de todos los elementos que se dan cita para dar vida y forma –nunca definitiva– a nuestra propia tradición. Esto es algo que como lector agradezco. Y mucho.

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el padre Horán

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