valores

[REFLEXIONEMOS PERÚ]  Saludos estimados lectores, es grato nuevamente escribir para inaugurar el año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho.

El 2023 fue el año de la unidad, la paz y el desarrollo. Lamentablemente, seguimos luchando por la paz y en vez de avanzar, vamos en retroceso como el cangrejo. Este año, nos toca celebrar el Bicentenario de nuestra Independencia y de la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho. Muy pocos, por no decir, nadie, conoce el motivo anual.  El propósito de estos lemas es trabajar durante todo el año la importancia que tuvieron dichos acontecimientos históricos para nuestra identidad peruana. Sin duda, bastante debilitada y dañada.

Saber el futuro siempre ha despertado la curiosidad de los humanos. Y es que, el hecho de conocer qué nos depara el destino implica comprender cómo cambiaríamos y a qué desafíos y oportunidades podríamos enfrentarnos.

La conquista española del Perú

La conquista española del Perú, operada a partir de 1532, va a significar en buena cuenta, un proceso de invasión y copia. Este proceso provocó en las poblaciones más oriundas un schok cultural. Toda ruptura de la tradición o las creencias a nuevos valores, en muchos casos impuestos, por la falta de educación en todos los niveles, trae conflicto. Cambios, luchas.

Definitivamente sabemos que nuestros pobladores andinos no aceptaron la nueva situación que se estaba gestando. La resistencia y la reacción ante lo nuevo, era el tono del contexto.

Los españoles trajeron la cultura de occidente, la religión cristiana – católica, las Iglesias, entre otras cosas. La conquista del Perú significó todo un cambio ideológico, entre ello, la educación. Desde la época del incanato, vinculada a las clases más privilegiadas. Entre 1777 y 1820, etapa plenamente colonial, el desarrollo de algunos cambios en el pensamiento colectivo, impulsados por la Ilustración europea comenzaban a sentirse. Las mejores muestras las vemos con el nacimiento del Mercurio Peruano (1791 – 1795), primer periódico bisemanal, publicado en Lima y difundido ampliamente en Hispanoamérica. Este periódico podría considerarse como la primera fuente o el medio que protagonizó los sentimientos patrióticos de nuestra Independencia, influyendo en el pensamiento de los criollos coloniales, los peruanos de aquella época.

La Independencia

Todos recordamos el 28 de julio de 1821 como el día en que nos “liberamos” del Virreinato y nos convertimos en República. Pero, ¿esto fue así? Para Raúl Chanamé, en su libro “La república inconclusa”, fue un simple sueño ideal de los liberales peruanos de la independencia. Esto debido a que, al no contar con ciudadanos, concluye que esta proclamación de la libertad careció de protagonistas. “Para ser ciudadano – en el concepto decimonónico – se debía ser criollo; para ser elector, tener renta; para ser sufragante, ser alfabeto”. [1]

La República se inauguró con el primer congreso constituyente en 1822. Este congreso fue la primera institución política elegida democráticamente en el Perú. Ojo que, el voto de la mujer y de los esclavos, recién se dio en 1955 durante el gobierno de Manuel Odría. Y ojo de nuevo, estas mujeres debían ser alfabetizadas.  Los indios fueron la tropa de lucha por esa ansiada libertad de la independencia. Pero a pesar de su lucha, no fueron liberados, ya que los indios no votaban al ser analfabetos.

¿De qué libertad democrática estamos hablando?

Primero: Cómo podemos hablar de verdadera democracia sin cultura electoral. Segundo: Cómo podemos celebrar la independencia si la libertad no ha sido ejercida verdaderamente, ya que la historia del Perú nos ha demostrado que la opresión, el abuso, la ignorancia, y la corrupción escandalosa de hoy, nos evidencia esclavitud y pobreza mental. Al hoy. Tercero:  De qué libertad estamos hablando si los indicadores de pobreza se han disparado junto al nivel de analfabetismo.

Lo cierto es que la República del Perú fue un acto fallido y desleal con los mismos peruanos.

El propio Túpac Amaru II, José Gabriel Condorcanqui Noguera, fue un héroe indígena que dio su vida para liberarnos en lucha sangrienta contra la corona española del Perú. Encabezó la mayor rebelión contra el abuso y la opresión hacia los “cholos” como le llaman algunos limeños clasistas que gozan de los privilegios y herencias.

Hoy vivimos los mismos problemas, en épocas más modernas. Existe Constitución, leyes, pero no hay igualdad ni respeto hacia las personas, ni hacia las mujeres. La forma de gobierno que inició la Independencia de nuestro Perú trajo anarquías, desgobiernos, exclusión, marginaciones, y abusos.

La desfigurada y anhelada igualdad en el Perú tomó cuerpo recién en 1978 que le otorgaba el derecho a votar, a los peruanos no analfabetos. Quienes, por primera vez en la historia, en 1980, votaron. Si no hubiera sido por el caudillo Ramón Castilla, que buscó integrar al indio y al esclavo en la comunidad política, estos quedaban marginados.

Según la Encuesta Nacional de Hogares de 2021, el 5.2% de la población enfrenta esta situación. Huánuco encabeza la lista de regiones con mayor analfabetismo con un 14.6%, seguido por Apurímac 10.9%, Cajamarca 10,7%, Cusco 9.6% y Ayacucho 9.4%. Si a estos datos le sumamos el contexto de la Pandemia, 1.3 millones de peruanos de 15 a más años reportaron no saber ni leer ni escribir. Los llamamos NINIS. Una generación de jóvenes y mujeres – muchas de ellas, de área rural- votarán en las siguientes elecciones, siendo analfabetos.

¿Somos conscientes del nivel de frustración -que se vive en el Perú- de esta parte de la ciudadanía que no pertenece a las clases altas?

Creo que no, porque la Historia del Perú nos la han contado de modo sesgada y sin apelar a la reflexión del problema de fondo que afecta a nuestra calidad de democracia que tenemos. Creo que no, porque las clases, abusos, y marginaciones, se fortalecen también en familias que no educan en valores y principios y dejan que los maltratos machistas queden impunes. Creo que no, porque la mujer todavía no es respetada ni considerada como se merece. Creo que no, porque la indiferencia del ser humano al prójimo es consecuencia de su falta de Dios en la vida.

Tengamos presente que sin valores humanos y principios de vida que reflejan nuestra moral y ética con el prójimo, solo seguiremos construyendo una democracia ilusoria de naipes. No existe verdadera caridad al prójimo, sin considerar que el otro es criatura divina, como yo, reflejo de Dios. Nadie ama al prójimo por el mero prójimo. Si lo ama por sí mismo es egoísmo. Pero si amamos al prójimo por la compasión divina que existe en nosotros, estamos amando con un corazón como el de Dios. Los fundamentos de los valores se encarnan en el reflejo de la personalidad y los sentimientos nobles, desde esa luz divina que habita en el interior, cuando se cultiva mediante la fe.

Sin educación en todos los niveles, tampoco habrá ni democracia, ni desarrollo.

Los peruanos que menos han tenido y más marginados se encuentran, ¡esperando a gritos!, De las oportunidades que las personas ciertamente más preparada que ellos, sientan al menos un poco de compasión, tras esa historia de nuestro Perú sufrido.

Para que la libertad viva, debe venir de la mano de la verdad. Y esta, de la justicia. No hay justicia verdadera si no es en la equidad del bien que todos merecen. Y con ello, no me refiero a bienes materiales, están los bienes de la mente, del espíritu, del corazón, de la educación. Los bienes de la calidad de vida, los bienes del saber sus derechos y deberes, el bien del trabajo, el bien de la salud y de una calidad de vida digna, como ser humano que todos somos.

Para recuperar la confianza hay que cumplir con las promesas. Para hacer política de verdad, hay que hacer el Bien al Otro.

[1] Chanamé Orbe, Raúl. La República Inconclusa. Séptima edición. 2023. Pág. 5.

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Democracia, Desarrollo, Equidad social, independencia, valores

[REFLEXIONEMOS PERÚ] Todas las campañas políticas ven a las plataformas digitales como el territorio para ganar las elecciones. Algunos con bailes, otros con parodias, y otros con formas bruscas para llamar la atención. Sin embargo, estos contenidos propiamente no son auténticos, ni propios.

En la actualidad, los ciudadanos digitales nos hemos convertido en consumidores de los contenidos digitales. La pandemia nos llevó a vivir también la política por medio de las redes sociales.

La política de la democracia liberal está pasando por una crisis debilitada, por una falta de credibilidad y apatía ciudadana. Y esto es muy preocupante.

Basta con ver las instituciones públicas y los partidos políticos desgastados en algo que no han sabido aprovechar, con todas estas crisis: el reposicionamiento de la marca institucional o la creación de marcas humanas políticas líderes de verdad. 

Esta política tan deteriorada, actualmente apuesta a la popularidad, pero sin construir marcas propias de los candidatos.

¿Popularidad es sinónimo de Liderazgo? No, son dos cosas absolutamente diferentes.

El ego que intenta gobernar con poder, control y autoridad, crea cuadros políticos que intentan ejercer su influencia sobre otros grupos de interés en sus ideas, pensamientos, y actitudes, sin hacer nada. Sin ni siquiera trabajar un liderazgo auténtico, y con credibilidad. Por eso es importante, rescatar el concepto del líder de opinión, desde la comunicación.

Un líder de opinión es aquella persona que ejerce una influencia en la sociedad, sobre otros que pertenecen a un grupo social, sirviendo de guía para los demás. Las personas con este prestigio de autoridad creíble funcionan como fuentes de información, consejos, análisis para dar al grupo humano líneas de interpretación verdaderas de la realidad.

Ahora bien, el liderazgo es un estilo de vida humano, donde se vive la disciplina, se encarnan valores y refleja coherencia entre el pensamiento, actitudes y comportamientos en la persona sobre el tema en especialidad que defiende y lidera. Para ser líder hay que tener características particulares, sobre todo en la actualidad.

En ese sentido, un líder político de verdad, debe tener valores que se reflejen en su actuar para que su audiencia o público, perciba la diferencia del resto de sus competidores. Su discurso debe reflejar un co-relato con su actuar. Se debe ser coherente en cuanto a la imagen que da, pensamientos, estilos de vida, gustos, y personalidad. Lo que conocemos como integridad.

Los líderes de verdad – en cualquier campo – además de ser auténticamente muy humanos, son íntegros.

Por otra parte, el líder además de tener empatía, que es un concepto que todavía no se entiende, porque no es estar a los pies de alguien sino ponerse en sus zapatos, para desarrollar esa sensibilidad humana, de lo que necesita. La empatía crea el puente hacia la conexión humana, como otro ser humano.

El líder también tiene debe tener habilidad para comunicar y este es uno de los grandes problemas que llegan a tener los políticos, porque no es clara. Nos han enseñado a asociar la comunicación por transmisión de mensajes y no como vinculo o puente que construye un encuentro a través del dialogo. La comunicación verbal y no verbal debe transmitir la unidad pensamientos, valores y creencias desde todo ángulo de la persona. No puede haber dobles discursos, dobles facetas, dobles vidas o dobles facetas.

El político que desea ser “influencer” desde las plataformas digitales, primero debe analizar su propia vida.

Los políticos con cargos de corrupción no pueden ser verdaderos líderes. Deben estar comprometidos con sus valores y los valores institucionales del partido, como con los problemas que aquejan a la población. Y uno de los valores claves que debe sentir es el del Bien común para servir al otro, y ayudar a la población, sin conveniencias, sino más bien por convicciones.

Sería interesante que las escuelas, las universidades, comiencen a considerar estas características de los líderes para que todo tipo de educación, formación desarrolle el potencial de los estudiantes en todos los niveles y podamos tener mejores cuadros políticos basados en valores y liderazgos verdaderos.

Los valores, la autoestima, el conocimiento de la persona, la dignidad, no son categorías mentales, creados por la razón. No son percepciones subjetivas. Son verdades absolutas antropológicas. Son realidades propias del ser humano y siguen siendo los insumos esenciales de la formación de todo líder, desde la educación.

Recordemos que un país que no educa engendra masas. Y si no colocamos la educación al centro de la persona, estamos deshumanizando su misma finalidad.

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Bien Común, Empatía, Era Digital, Integridad, Líder de Opinión, valores

[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS]  Días complicados, harto trabajo, emociones que van y que vienen, como el hombre común de la canción de Piero, el cantautor argentino, ese hombre “que viene y que va”. Somos un país futbolero que se sitúa en un mundo tan igual y al mismo tiempo tan distinto al de 1989, cuando se cayó el Muro de Berlín y cambiamos súbitamente de paradigma.

Somos parecidos al mundo de la Guerra Fría porque, al igual que con ella, subsisten gobiernos democráticos y dictatoriales en América Latina; pero diferentes porque, tras Berlín, parecieron consolidarse los derechos universales, al punto que, muy optimistamente, el filósofo alemán Jürgen Habermas escribió que habíamos recuperado los derechos del hombre de la Revolución Francesa de 1789, los que nos fueron sustraídos por el nacionalismo del siglo XIX, por la cuota de sangre que la nación -ese feroz artefacto cultural decimonónico[i]– le exigió a sus ciudadanos. De allí las guerras, entre todas las dos guerras mundiales, durante la primera mitad del siglo XX, cuyo recuerdo, inclusive hoy, estremece al mundo.

Lo cierto es que la recuperación de los derechos de 1789, apuntalados, además, por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, se diluyó mientras la década de 1990 se devaneaba zambullida en el neoliberalismo económico y poco preocupada por fortalecer las instituciones sobre las cuales la democracia se construye. Y llegamos al punto en que algunas fronteras, que resultaban del antiguo sentido común democrático, fueron atravesadas con total desparpajo e impunidad.

Esta arremetida, sin duda autoritaria, aunque situada en el marco de la convivencia democrática, provino, primero, del progresismo radical, a través de una vertiginosa transición que no puedo definir sino como paradójica.  Entonces ya no se podía decir, ni pensar nada, fuera de dichos derechos, llevados hasta su máxima expresión paroxística. La ola penetró en el lenguaje. Debías y debes cuidar qué es lo que dices, cómo lo dices, qué palabras utilizas porque el diccionario de la RAE fue súbitamente reemplazado por otro, jacobino y cancelatorio.

Y del lenguaje, se pasó a otras esferas de la vida social y cultural. La propia historia fue motivo de un ataque feroz. Yo fui formado en el entendido de que cada sociedad, cada tiempo, cada época tiene sus propios paradigmas, y que había que interpretarlos, comprenderlos, había que decodificarlos para que el presente pudiese disfrutar y conocer cómo pensaban nuestros ancestros hace décadas o siglos. Pero esto cambió: la historia, el pasado y la tradición podían ser muy reaccionarios y una amenaza para los derechos fundamentales, en plena eclosión de sus vanguardias más radicales.

Entonces había que cambiar la historia, lo que es peor, había que borrarla, había que ocultarla, había que silenciarla. Y el tribunal del pasado, entendido como paradigma histórico positivista, que tanto molestaba al maestro Marc Bloch, se convirtió en el tribunal del progresismo radical y es así como resultaron condenados al escarnio público muchos personajes históricos que actuaron en el pretérito de acuerdo con la mentalidad entonces vigente, y que ignoraban que siglos después serían condenados por vivir en conformidad con su propia normalidad.

Y el tema se llevó a la literatura, hay que reescribir a Agatha Christie, dijeron, la misma editora de la célebre escritora de misterio estuvo muy de acuerdo con la idea. Hay que quitarle a las obras de Christie comentarios sexistas, racistas o que no calcen con eso que hoy se denomina “corrección política”. Además, de esa manera los libros podrán venderse más, alumbrados por un aura plural y contemporánea; y evitar, al mismo tiempo, el escarnio público en medios de comunicación y redes sociales.

A Pedro Gallese se le está exigiendo ser un intelectual de izquierda, que conoce y aplica todos los criterios de la “corrección política”, pero Gallese es un futbolista y no hay que ser demasiado perspicaz para conocer el mundo cultural de la mayoría de sus colegas peruanos. De esta manera, el golero de la selección ha sido súbitamente convertido en un reaccionario ultraderechista por acceder a un saludo protocolar con la cuestionada presidenta Dina Boluarte. En realidad, sería larguísimo enumerar la lista de deportistas que han tenido que pasar por las horcas caudinas de saludar a presidentes autoritarios o impopulares (hasta el Papa Francisco, aunque con cara de pocos amigos). En cambio, la lista de quienes dijeron no, es bastante corta. Se me viene a la memoria el valiente desplante de Carlos Cazcely al dictador Augusto Pinochet en 1974.

En todo caso, la mayor polémica se ha desatado alrededor del gesto de Gallese, ese de arrebatarle el celular al joven hincha del astro argentino Leonel Messi, que invadió la cancha para abrazarlo, y arrojarlo al campo de juego. El tema me parece más sencillo que digno de excesivos análisis sociopolíticos. Gallese seguía compitiendo, es decir, estaba trabajando, y, aunque perdiendo, mantenía en alto su vergüenza deportiva y por ello se indigna con el joven hincha. Gallese declaró luego que la defensa de los colores del Perú merece más respeto y se le ha criticado también por la noción de patria, nación o nacionalismo que maneja.

En realidad, la noción tradicional de patria vinculada a la selección -principalmente la de fútbol- a los colores de la bandera, a los símbolos patrios, héroes de las guerras etc. es la mismo, mal que nos pese, en la que fuimos formados todos los peruanos y peruanas. A estos elementos se le han agregado luego la gastronomía, la pluriculturalidad, el folklore, los sitios arqueológicos etc. Queda claro que no estoy señalando que esta sea mi noción de patria o de nación. Lo que indico es que tanto la educación escolar, los medios de comunicación, las propagandas televisivas y pésimas pero populares películas como “Hasta que nos volvamos a encontrar” reproducen una idea de peruanidad probablemente simplista y superficial, pero que es el resultado de décadas de políticas culturales del Estado vaciadas de mejores contenidos y de un proyecto nacional que tienda puentes y desarrolle las nociones de solidaridad e igualdad entre todos los peruanos y peruanas.

Dentro de esta perspectiva, lo que no podemos hacer es convertir a Pedro Gallese en el “chivo expiatorio” de agendas ideológicas específicas, ni de proyectos políticos inconclusos y que muchos, entre ellos el suscrito, luchamos por obtener, como quien persigue una utopía que deberá concretarse algún día. Hasta que eso no ocurra, la selección peruana de fútbol, de la mano de Ricardo Gareca, fue un factor positivo de unidad y Gallese, en el campo de juego, ha defendido como un gigante esa esencia que parece que estamos perdiendo tan rápido como perdimos a la SUNEDU y al proyecto de mejorar, pero en serio, el nivel de la educación superior en el Perú. Pensemos en cómo hacer para transformar nuestras instituciones educativas y respetemos, al mismo tiempo, a un deportista que defiende la valla peruana con toda la gallardía del héroe antiguo, al que, aunque hoy no se le quiera tanto, ha cumplido y cumple el rol de mantenernos unidos y unidas, aunque sea apenas.

 

[i] Relativo al siglo XIX

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Cambios Políticos, Cultura Patriótica, Gallese, valores

[EMPRENDE] La mayoría de los antropólogos resume el concepto de comunidad como aquellas instituciones sociales que se constituyen en unidades básicas, que tienen modos de asociación elementales, grupos humanos cuyos miembros tienen intereses, cultura, prácticas, percepciones, y valores en común, etc. Por esta razón, la comunidad se convierte en un elemento importante de observación para diversas investigaciones que en la actualidad pueden permitir se abra el entendimiento de cómo la cultura a veces se transforma. La comunidad genera condiciones de subsistencia, convivencia y desarrollo de los individuos, y de su socialización, de ahí se presentan redes que crean vínculos que funcionan como base y permiten el acceso a bienes y servicios de necesidad de las personas en el espacio ocupado. Hay actividades que se dan en espacios determinados acondicionados para el desarrollo de la convivencia comunitaria.

El espacio geográfico permite diversas interacciones, que se dan con el medio ambiente, donde el sistema de adaptabilidad de las personas va condicionando la convivencia en diversos aspectos, entre ellos, el económico. Con la generación de expresiones culturales se va construyendo identidades comunitarias. Por otro lado, existen individualidades que van presentando particularidades, como sujetos mismos, como ciudadanos, como habitantes, hasta como lideres. Entonces, la interacción de los individuos genera pensamientos conjuntos. En términos socio económicos, es necesario considerar también este concepto para desarrollar algunas ideas que van siendo utilizadas y que a futuro constituirán en las zonas urbanas, sobre todo, una nueva fuerza de atención y seguimiento. Ya existe, sin embargo, aún están siendo invisibles para muchos. Eso en un espacio emprendedor debería ser considerado.

Las comunidades en todo lugar contribuyen a la formación de las identidades, convirtiéndose en el marco de referencia para el fortalecimiento o quizás debilitamiento de los valores, para las percepciones o también para los comportamientos y actitudes, que pueden ser regionales y/o locales, hasta cierto momento barriales, sin perder de vista, también que se pueden o ya se han generado las comunidades internacionales con el componente digital. La comunidad se generaliza en construcción desde otras perspectivas, pero a su vez se hermetiza por la identidad colectiva que se va generando en espacios independientes y diferentes. De esta forma cada ser humano va a aceptar o se va a enfrentar a un continuo proceso de construcción de su propia identidad, percibiéndose en muchos casos, como parte de un colectivo mayor que lo diferencie de otra comunidad. Las adhesiones a distintos grupos van formando de alguna forma comunidades que afectiva y responsablemente impulsa el respeto a reglas, a la colaboración entre sus miembros, y de esta forma contribuye al desarrollo y crecimiento conjunto. En este lado tiene mucho que ver la construcción de las percepciones.

Teniendo como base, este argumento que intenta redefinir, en estos tiempos algún rasgo del gran concepto tradicional que tenemos de comunidad es que avistamos la generación o formación de un tipo distinto de comunidades que tiene que ver en parte con las percepciones de las nuevas generaciones. Se van gestando las comunidades de marca y también las comunidades de practica entre otras que trataremos en su momento. En las comunidades de marca, por ejemplo, se van creando grupos de personas que comparten un tipo de identidad vinculada a una marca en particular, pero no solo es eso, es todo lo que conlleva transversalmente con las prácticas, usos y creencias sobre determinadas marcas, cohesionando y hermetizando a los individuos frente al “otro”, de esta forma se va generando los sentidos de pertenencia y también de identidad. La cadena de diferenciación comienza ahí, así de sencillo. Por otro lado, también existen las comunidades de práctica, el futbol, el gym, las motos, etc., van generando también intereses particulares, construyendo significados, y creando una suerte de códigos culturales muy simbólicos frente a una marca.

En consecuencia, es muy fácil, percibir que existe una clara afinidad entre las comunidades que se van formando y que permite la interacción segura de éstas una vez identificadas. Para conseguirlo, es muy necesario entender los valores utilizados desde la practica hacia la marca, cuáles son los códigos o símbolos que identifican, cual es el medio de comunicación más adecuado, de qué forma se van involucrando en formar parte de una comunidad nueva, y muchas otras interrogantes que son necesarias hacerse, para que desde un monitoreo de lo cultural que se percibe también aquí, se pueda sobrellevar un mercado veloz, cambiante, competitivo, y que para los nuevos emprendimientos llanos a la construcción de elementos, les permitan optimizar su oportunidad. Siempre es un reto.

Nuestra formación antropológica nos permite avistar (tratando de ubicarnos en estos tiempos), el fenómeno de las comunidades de una manera holística, percibiendo nuevas prácticas, nuevos valores, distintos símbolos, avistando funciones, identificando jerarquías y notando diferencias. Este ejercicio conceptual y analítico que se ha hecho busca contribuir como siempre al debate hacia el descubrimiento de nuevos caminos de superación. Adelante emprendedores, considerar esta opción de reflexión.

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Antropología, Comunidades digitales, Emprendimiento, Percepciones, valores

Esta historia nos deja varios interrogantes, ¿Pedro era un hombre honesto?, pienso que sí porque entregó la caja… pero ¿era un hombre íntegro? Y pues la respuesta es un no rotundo ya que:

  • Honestidad habla de lo que yo hago, integridad habla de lo que yo soy; 
  • Honestidad habla de lo que yo digo, integridad habla de lo que yo pienso;
  • Honestidad habla de mis actos públicos, integridad habla de lo que yo hago, aunque nadie me esté viendo; 

La gran enseñanza es que ser íntegro es algo que se divide las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No vale la pena hacer trampa. Si haces trampa, ya no estás jugando, eso ya no vale. Hablemos de integridad.  

Escojamos ser íntegros, más allá de las costumbres aprendidas, de la “criollada”, y del país en el que vivimos. 

 

 

 

 

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Humanidad, sociedad, valores

De acuerdo con el Índice de espíritu emprendedor elaborado por Ipsos Global @dvisor, Perú ocupa el tercer lugar de 28 como el país con mayor espíritu emprendedor. El 65% de peruanos conectados dice que es probable que inicie un nuevo negocio en los próximos dos años, ocupando el primer lugar de personas que quieren iniciar un negocio.

Si bien nuestro país ya cuenta con grandes intenciones de emprendimiento, es necesario reforzar ciertos valores que permitan a los peruanos crecer y seguir saliendo adelante. David Polo fundador de Time Management, consultora de sistemas de gestión, explica algunos:

Pasión

Esta es una emoción intensa hacia alguien o algo, que nos permite trabajar con agrado, fuerzas, y vehemencia por lo que deseamos lograr. Un emprendedor sin pasión puede fácilmente dejar a un lado su emprendimiento, de no presentar resultados rápidamente.

Compromiso

Se puede considerar como una obligación, pero es parte del esfuerzo necesario. Sin compromiso, las probabilidades de desistir de tus proyectos, son más altas. Por ello es necesario ser disciplinado y entender que a pesar de que emprendes por pasión, si esta disminuye, tienes una obligación contigo mismo.

Liderazgo

Uno de los valores más importantes de los emprendedores. Debes ser capaz de tomar decisiones y riesgos, saber trabajar en equipo e identificar las tareas delegables. Además, el líder es aquel que debe guiar al equipo a consolidar valores trabajados primero en uno mismo. La capacidad de transmitir confianza y lograr la persuasión de forma positiva son también claves de un líder.

Valentía

Esta tiene que ver con la toma de decisiones y el riesgo. La valentía no implica carecer de miedo, sino que a pesar de tenerlo, actuar de la forma correcta y vencerlo. Para emprender con éxito es necesario ser valiente, sino es posible quedarse estancado. Si no eres valiente no podrás adaptarte a cosas nuevas, y te perderás las mejores partes de emprender.

Confianza

Confiar en otras personas es difícil, y lo es aún más cuando hablamos de dinero y negocios, pero es necesario hacerlo. Si no confiamos en nuestro equipo, nos será muy complicado crecer pues se generarán reprocesos y cuellos de botella en la cadena de acciones de tu negocio. Comienza por confiar en ti mismo y tus habilidades para lograr confiar en tu equipo de trabajo.

También es necesario que el emprendedor cultive atributos como la solidaridad, la empatía, la honestidad, así como el rechazo a la corrupción y la sostenibilidad de su negocio y del planeta.

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Emprendedores, Negocio, valores

Todos tenemos sueños, pero no todos tienen claros los pasos para conseguirlos. El psicólogo Arturo Torres explica que muchas veces nos sentimos perdidos o estancados porque no nos animamos a tomar las decisiones necesarias para concretar estos sueños. Lo más importante es, más allá de tener presentes nuestros sueños, es tener claros nuestros objetivos y lo que deseamos conseguir en la vida.

El experto brinda algunas recomendaciones para empezar a establecer metas en nuestras vidas:

Delimita tus valores

Es necesario tomar en cuenta cuáles son los valores más importantes para ti y que en el día a día dan forma a aquello que consideras necesario. Esto te permitirá tener un esquema acerca de lo que deseas en tu vida y de aquellas cosas que quieres evitar. Anota un conjunto de conceptos de carácter abstracto que revelen las cosas que importan para ti: la amistad, el medio ambiente, las emociones fuertes u otros. Luego, haz una selección de unos 8 o 9 elementos y ordénalos colocando en las primeras posiciones lo que es más importante para ti.

Elabora una lista de metas a largo plazo

Las metas a largo plazo son aquellas que planteamos como objetivos a alcanzar en cuestión de años. Por ejemplo, aprender idiomas, ponerse en forma, conocer a más gente, viajar u otros. Elabora un listado de los 5 o 6 objetivos a largo plazo que te hagan mayor ilusión. A partir de ello podrás decidir de una manera más fácil qué empezar a hacer.

Concreta tus planes

En el proceso de establecer metas de vida debes actuar para alcanzar estas metas, tomando en cuenta maneras realistas de conseguirlo, sin entrar en conflicto con tus valores. Por ejemplo, si uno de tus objetivos es viajar pero uno de tus valores más importantes es la protección del medio ambiente, vale la pena que te plantees hacerlo de forma menos contaminante. Establece las estrategias necesarias para concretar tus planes.

Ten objetivos a corto plazo

Para lograr un objetivo a largo plazo, debemos plantearnos pequeños objetivos a corto plazo que nos permitan acercarnos a la meta. Segmenta los objetivos en pequeños pasos, que te generen varias retribuciones emocionales. Esto te dará la sensación de estar avanzando constantemente, lo cual te brindará la motivación necesaria. Con estas metas a corto plazo podrás crear calendarios para medir y controlar tu progreso a lo largo del tiempo, de manera que crees un compromiso contigo mismo.

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Metas, objetivos, sueños, valores
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