Vladimiro Montesinos

El fanatismo es cuna de la intolerancia. Ahora bien, sumemos a ese fanatismo un elemento altamente tóxico que, en la historia de nuestro país, ha significado violaciones de los derechos humanos, delitos de homicidio, secuestro agravado, desapariciones, el uso de las fuerzas armadas para amedrentar a los enemigos políticos. Este elemento se llama «fujimorismo». Tras más de 20 años de su caída como régimen dictatorial y corrupto, hay quienes son capaces de demostrar con insultos, agresiones y difamaciones su frustración naranja de no estar en el poder.

La cobarde agresión de parte de un fanático fujimorista contra Avelino Guillén, que ha sido identificado por el portal Epicentro TV como Gianpiero Silva Montejo, gerente de Infinite Communications SAC, empresa contratista de la Policía Nacional del Perú.

Este personaje persiguió por el estacionamiento de un supermercado e insultó al ex fiscal supremo Avelino Guillén, quien denunció y logró encarcelar al dictador Fujimori, es el botón más representativo del pensamiento, agresividad y deseos escondidos que los herederos de Fujimori y Montesinos tienen contra sus enemigos. Para los fujimoristas, no existen adversarios políticos: ellos solo tienen enemigos y su praxis es destruir a ese enemigo. Pero contra Avelino Guillén nunca pudieron ni podrán.

Tengo una curiosidad: ¿han visto a algún fujimorista o aliado indirecto de dicho partido condenar la agresión contra Avelino Guillén? No, jamás, eso no pasará. ¿Y saben por qué? Porque el fujimorismo disfruta por dentro esas agresiones. Se revuelcan en el lodo de la herencia de violencia que ha dejado el padre. Encuentran un bálsamo rejuvenecedor cuando sus fascistas agreden al adversario que no piensa como ellos. Aplauden por dentro, porque por fuera no pueden hacerlo. Tienen que seguir fingiendo que creen en el respeto a las diferentes posiciones, para ver si así logran limpiar su rostro autoritario.

El fujimorismo maneja un doble juego: por un lado difunden en sus medios aliados el mensaje de «tolerancia», «respeto» y «disposición al diálogo»; por otro, sin embargo, son los ideólogos de grupos como La Resistencia, radicales que hostigan y agreden a periodistas y políticos de izquierda. Sus integrantes son descritos como fanáticos fascistas que buscan protagonismo en el escenario político bajo la ridícula estrategia de gritos, insultos y amedrentamientos, como si el Perú no estuviese harto de esa forma de hacer política. ¿En realidad creen que lograrán algo rentable?

Este grupo de choque es la más grande imagen escondida que el fujimorismo no puede mostrar en público, pero que reunidos en su cuarto de guerra, es decir, ese grupo que genera las acciones y maneja la estructura del partido, sí pueden manifestarse. En su momento de mayor resentimiento, el desaforado por su propia bancada, Kenji Fujimori, reveló una de las conocidas estrategias del fujimorismo: «A todo aquel que no piense como ellos, lo terruquean».

Esa es la esencia del fujimorismo sin cámaras de televisión, sin periodistas que armen un show con firmitas absurdas de «compromisos» con la democracia. La base del fujimorismo nunca fue la democracia ni la tolerancia de posiciones. La herencia de violencia que dejó Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos sigue viva en la superficie del partido fujimorista. Es un arma de amedrentamiento para ellos, pero que por estrategia la reprimen para lavarse el rostro. Para el fujimorismo, la democracia está sobrevalorada.

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Alberto Fujimori, Avelino Guillén, Fujimorismo, Vladimiro Montesinos

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 165: Barnechea habla de una golpista alianza entre civiles y militares. Más audios de Montesinos. ¿Y cuánto tiempo es demasiado poco tiempo para el cambio de mando?

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Augusto Barnechea, Vladimiro Montesinos

UNO

“Montesinos puede parecer un monstruo, pero es nuestro monstruo” – Luis Jochamowitz

Una escena los delata. Enfundado en un traje Dior, pañuelo en el bolsillo del saco, cuidadosamente peinado y maletín, en mano, entra al juzgado. Ahí se encuentran ambos: cara a cara. Fujimori con campera de color oscuro y corbata, lo mira expectante. Vladimiro inclina la cabeza, en señal de reverencia, y le regala una sonrisa, cómplice, levantando las cejas; el otro guiña un ojo.

Moviendo impertérrito un dedo, gesticula mientras mira desafiante a un fiscal, anonadado, ante la retórica del sociópata. Dominaba la escena, como siempre lo hacía en el SIN, ante todos.

¿Usted tiene un parentesco con el Gral. Torres Aciego?

“En absoluto…. somos colombroños para su conocimiento” musitó Vladi

“¿Y eso qué significa?” pregunta intrigado el fiscal.

“Personas que tenemos el mismo apellido, pero no tenemos parentesco. Eso se llama Co-lom-bro-ño” silabea burlonamente; mientras en el rostro de su socio-amigo se dibuja una sonrisa sardónica.

Estaba dejando en ridículo al fiscal de turno.

En el Mega Juicio tenía los mismos gestos que AF. Una concordancia perfecta. Cuando 2 personas hacen clic, se sincronizan los cuerpos. Es así. Delata la cercanía perfecta que tuvieron.

Da respuestas buscando la aprobación del ex-presidente. Se muestra extasiado ante las cámaras. Es el circo mediático. Más tarde, por consejo de su abogada da por terminada su alocución.

DOS

Dícese que era esmirriado de adolescente. Una pintura típica del microcosmo adolescente: los patas del barrio, sentados en la clásica esquina ocupados, haciendo nada. De repente, uno de ellos, sin razón alguna, agarra de punto al que tiene pinta de boludo o de sabihondo.

  • ¿Oye cojudazo porque me miras?
  • No miro huevadas, por si acaso, respondió el aludido.
  • ¿Qué dijiste huevón?
  • Escuchaste bien, cojudo.

Se miraron, entre ellos, asombrados, se levantaron y le dieron un correctivo al contestón. Vladi entonces erosionó. Investigó y reveló a los padres de los abusivos, sus travesuras y pecadillos. Logró así su venganza y respiró aliviado. Había encontrado una forma de sobrevivir.

Había crecido en un hogar carenciado. Su padre era un tiro al aire. Había pertenecido a una familia de alcurnia; quienes le dieron la espalda al contraer nupcias con una proletaria.

Todo eso lo afectó, profundamente.

Tuvo una relación de amor-odio con don Pancho Montesinos. Quien acorralado por problemas financieros, se suicida.

Jochamowitz lo relata en su libro.

“A un amigo en común, lo llevó a un edificio, abrió la puerta de uno de los departamentos, y le mostró el cuerpo de su padre, que se acababa de suicidar, espetándole una pregunta.

¿Tú crees que la muerte de este hijo de puta, va a afectar mi carrera?”

TRES

“Nunca seas pobre”

Francisco Montesinos

Visualizó que el Ejército era una institución netamente vertical. Llena de formas y símbolos. Donde uno se podía acoplar y lograr ascender rápidamente, si usaba la incriminación y  lisonja (in extremis) ante las personas correctas.

Hubo un quiebre.

En 1976 entregó una lista de armamento a funcionarios de inteligencia de los EE.UU. Tras un viaje clandestino a ese pais, fue detenido y procesado en el fuero militar. El Gobierno Militar había comprado armamento a URSS, ante la posibilidad de un conflicto militar con Chile. No fue acusado de traición (para no incriminar a su jefe), fue dado de baja, por deserción y puesto en prisión.

Hombre pragmático, al salir de prisión se graduó de abogado. Tenía labia, pero lo más importante: sabia crear redes de servicios integrales (incluía policías y jueces corruptos).

Entonces se dedicó a defender a narcotraficantes. Por ende, se hizo de billete.

En los lejanos ochentas, la Hacienda Nápoles lo tuvo como visitante. Pablo Escobar, Todopoderoso, lo miró fijamente y supo de inmediato que era uno de los suyos.

En aquellos años aciagos, se hizo asesor de un inepto, pero con ganas de sacar rédito al cargo: el Fiscal General.

Llevó información personal de los desaparecidos por Sendero Luminoso.

En ese ínterin, le solicitaron que asesore a un ignoto candidato: Alberto Fujimori.

……..

Luego de los audios que presentó Popi Olivera la semana pasada, alguien duda que el 2026 (cuando salga libre), ¿le queden cartas por jugar?

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Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos

Cuando todos pensábamos que el laberinto de las elecciones al fin encontraría salida al esclarecerse los reclamos infundados del fujimorismo estas últimas semanas después del 6 de junio, nos llega la noticia de los Vladi-audios, que nos retrocede treinta años en la historia nacional y vuelve a hundirnos en la vergüenza histórica.

El “Doc” se las había ingeniado todo este tiempo para manejar sus redes desde la cárcel dorada de la Base Naval del Callao y manipular el futuro político del Perú. Y, de paso, la salvación de su fortuna mal habida y el destino del clan Fujimori.

¿Hasta qué niveles de abyección debe llegar la clase política peruana para que el pueblo se levante enardecido?

La pregunta cae por su propio peso, pues el desenmascaramiento de los partidarios de “la chica” Keiko ya es demasiado evidente. Apoyarla a estas alturas es coquetear con el golpe de estado, sea rápido (mediante un alzamiento militar) o lento (a través de leguleyadas congresales). Esta última opción es la que se ha practicado en Honduras, Paraguay y Brasil y se ha puesto de moda entre las Derechas Brutas y Achoradas de nuestros sufridos países.

Sin embargo, debemos recordar que no hay nada nuevo bajo el sol. El Perú adolece de una historia en que siempre se impuso por la fuerza la “república de españoles”, como se le llamaba durante la colonia a la minoría europea y neoeuropea que dominaba sobre la inmensa “república de indios”. La versión actualizada de esa “república de españoles” es nuestra endeble república criolla, que en doscientos años ha sido parásita de las masas indígenas y mestizas, con el cuento de formar todos parte integral de una gaseosa identidad peruana.

Pero en el caso de los sectores radicales y racistas de la criollada política ya no se puede hablar de conciencia nacional ni nada por el estilo. Aquí simplemente van por la suya, prefiriendo el crimen y el narcotráfico a que suba el profesor Castillo, quien según todas las instancias de observadores internacionales y hasta el mismo Departamento de Estado norteamericano ha ganado limpiamente las elecciones.

Los gritos y rezos públicos de “la chica” Fujimori me hacen recordar la tristemente célebre anécdota de los oligarcas limeños que pedían el ingreso de las tropas chilenas a sus haciendas antes que permitir que los trabajadores negros, indios y chinos tomaran sus propiedades.

Vladimiro Montesinos encarna esa miasma moral que hunde al país mediante el soborno, el asesinato y la prepotencia. El simple hecho de que pueda darse el lujo de hacer decenas de llamadas para arreglar desde su celda los resultados de las elecciones nos pone sobre el tapete la fragilidad de nuestro sistema legal y electoral.

Ya no se trata aquí de simple criollada. Esto bien merece llamarse traición a la patria. Y el castigo lo conocemos todos.

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Vladimiro Montesinos

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 161: Montesinos se vuelve actor de esta trama. ¿Rodríguez Monteza no quiere asumir? La concentración finalmente obtiene un fallo (¿es todavía lo más urgente del mercado periodístico?)

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Keiko Fujimori, Vladimiro Montesinos

A diferencia del 2016, uno de los hitos de Keiko Fujimori para esta nueva campaña electoral ha sido la reconciliación con su padre, el exdictador Alberto Fujimori. De hecho, hace una semana la candidata reconoció que recibe consejos de este y, a inicios de abril, señaló que lo iba a indultar “si es que se me da la confianza” 

Sin embargo, el expresidente aún tiene millonarias deudas con el país. De acuerdo a información oficial de la Procuraduría Especializada en Delitos de Corrupción que obtuvo Sudaca, Alberto Fujimori no ha pagado las reparaciones civiles por tres procesos penales en los que fue condenado.

 

Casos

El primer caso corresponde a un proceso por peculado doloso y falsedad genérica en los que quedó demostrado que Fujimori se apropió ilegalmente de S/52,5 millones junto a su exasesor Vladimiro Montesinos y los exministros Carlos Boloña Behr, Carlos Bergamino Cruz y Guillermo Salas Guevara Schultz.

Por estos hechos, Fujimori fue condenado en julio de 2009 a 7 años y 6 meses de pena privativa de la libertad y la inhabilitación por 2 años y 10 meses para ejercer cualquier cargo público. En aquella oportunidad se le fijó una reparación civil de S/3 millones que debían pagar entre todos sus cómplices. A la fecha, sólo se han saldado S/876.618.

Teniendo en cuenta los intereses generados desde la condena, la Procuraduría le atribuye a Fujimori una deuda de S/5.142.824,98.

El segundo caso corresponde a un proceso de peculado doloso, cohecho activo e interferencia o escucha telefónica. La condena está relacionada con el control de medios de comunicación, como fue la adquisición de canal 10 y la compra de la línea editorial del diario Expreso, con el objetivo de alcanzar la fraudulenta reelección del 2000.

Asimismo, junto con Montesinos, los ministros de Defensa, del Interior y el jefe del SIN, ejecutaron el ‘Plan Emilio’, que consistía en interceptar las comunicaciones de periodistas, políticos y demás personajes incómodos al régimen.

En setiembre de 2009, Fujimori fue condenado por este caso a 6 años de pena privativa de la libertad efectiva y se le fijó una reparación civil de S/.24.060.216. Hasta el 2017, por el incumplimiento en el pago, la deuda creció a S/45.859.447,47.

Además, se resolvió que Fujimori pague S/107.000 a cada uno de los 28 agraviados (unos S/3 millones en total), entre los cuales figuran César Hildebrandt, Cecilia Valenzuela, Alberto Borea, Javier Pérez de Cuéllar y Javier Diez Canseco. En la documentación enviada por la Procuraduría no se precisa si se ha realizado el pago a estos personajes.

La tercera arruga que tiene Alberto Fujimori con el Estado tiene que ver con una condena por usurpación de funciones, por la cual se le impuso una reparación civil de S/400.000 y dos años de inhabilitación en cualquier cargo público. El caso está relacionado al teatro que armó el expresidente para, supuestamente, capturar a su asesor Vladimiro Montesinos. Para el “operativo” se llegó a suplantar al representante del Ministerio Público y se allanó la casa del “doc” sin orden judicial. Los intereses han hecho que la deuda se incremente a S/687.010,39.

En total, según el informe de la Procuraduría Anticorrupción, Fujimori tiene una deuda de S/51.689.282,84, incluyendo los intereses solicitados que representan casi la mitad (S/24.229.066,84) y que están pendientes de una pericia en la Vocalía Suprema de Instrucción del Poder Judicial desde el 2017.

Sin embargo, el exmandatario “no ha abonado ningún monto por concepto de reparación civil”, apunta el documento. La Procuraduría precisa que Fujimori no cuenta con ningún bien que amerite interponer alguna medida cautelar, aunque se ha enviado un oficio a la Universidad Agraria La Molina (UNALM), para embargar su pensión de excatedrático; y al Congreso, para verificar si es que cobra su pensión como expresidente.

La UNALM informó que, a partir de julio de 2017, se reactivó la pensión de cesantía a favor de Fujimori por S/1.589, pero de acuerdo al Código Procesal Civil dicho ingreso no se puede embargar. Por el lado del Congreso, la respuesta fue que “no existe disposición de reconocimiento de pensión a favor del señor Alberto Fujimori Fujimori, ni ha recibido solicitud al respecto”.

El autor de este artículo se contactó con el abogado del expresidente, César Nakazaki. Este señaló que, al sólo tener ingresos por pensión o regalías que puedan generar sus cuadros o algún libro, “las reparaciones civiles millonarias no se establecieron para ser pagadas, sino con el único propósito de alargar la carcelería». Evitó referirse así a los intereses generados durante estos años y si su patrocinado ha decidido pagar o no su deuda con el país.

Otros deudores

Por otro lado, del elenco corrupto que protagonizó el régimen de Fujimori, quien lidera el ranking de deudores es justamente su exasesor Vladimiro Montesinos con S/548,1 millones de los cuales sólo ha pagado S/10,7 millones.

Le sigue César Victorio Olivares, quien fue gerente general de la Caja de Pensiones Militar Policial, con una deuda de S/340,6 millones, de los cuales apenas ha pagado S/10.000. A continuación, están José Francisco Crousillat Carreño y José Enrique Crousillat, quienes deben aún S/79,5 y S/77,1 millones respectivamente.

La lista la integran también los tristemente célebres hermanos Winter con un saldo por S/12,4 millones de soles; Víctor Joy Way, con S/9 millones; y el publicista Carlos Raffo, con S/2,3 millones de soles de saldo pendiente. Raffo ha sido relacionado por varios medios de comunicación como consejero de Keiko Fujimori en temas publicitarios para esta campaña.

La candidata Keiko Fujimori ha manifestado que su padre no será funcionario, pero que sí es motivo de orgullo contar con sus consejos. Quizá tendría más orgullo si es que el exmandatario decidiera cumplir con sus deudas.

Lista de deudores a marzo de 2021.
Lista de deudores a marzo de 2021.

 

Deuda de Alberto Fujimori con el Estado a 2021.

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Alberto Fujimori, Fuerza Popular, Keiko Fujimori, Vladimiro Montesinos
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