El sol de Solidaridad Nacional se apagó. El amarillo representativo del antiguo partido de Luis Castañeda Lossio, que en algún momento inundó las calles limeñas, se ha vuelto celeste y ha cambiado de liderazgo. Rafael López Aliaga (RLA) es la nueva cara de lo que ahora se llama Renovación Popular.
RLA es un exitoso empresario. Limeño, pero criado en Pomalca y Chiclayo, le debe su fortuna al grupo de negocios financieros ACRES, del cual es fundador. Además, tiene otras compañías bajo su mando: el operador de trenes turísticos y de carga PeruRail, que incluye al tren Hiram Bingham que va a Machu Picchu; el mall de aparatos tecnológicos CompuPalace; y los lujosos hoteles Belmond Monasterio y Nazarenas de Cusco. También es presidente de la asociación educativa PRODEC, que dirige los colegios Los Álamos y Montealto.
Pero por si el lector aún no lo sabe: una de las principales aristas de López Aliaga es que es católico practicante y miembro del Opus Dei (en latín “Obra de Dios”), una institución religiosa fundada por el santo español Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. Sus miembros están –por ejemplo– en contra del aborto en todos sus niveles, la legalización de la marihuana y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
El empresario también está vinculado a la conservadora Coordinadora Republicana, de cuyos comunicados suele ser asiduo firmante. Por ejemplo, su nombre aparece en el comunicado de respaldo a Ántero Flores Aráoz –miembro destacado de Coordinadora– luego de su breve y sangriento paso como Presidente del Consejo de Ministros. Luego de que Ántero respaldara públicamente la represión policial, murieron víctimas de esta dos jóvenes peruanos.
Tras fracasar en las últimas elecciones congresales –en las que Solidaridad Nacional obtuvo menos del 1% de los votos–, López Aliaga entendió que debía, como secretario general y mecenas, refundar el partido. La idea fue borrar todo rastro del pasado vinculado a figuras como José Luna Gálvez, quien fuera su enemigo interno años atrás, hasta que emigró y fundó su propia agrupación. Ahora, RLA y Luna se volverán a ver las caras: Renovación Popular competirá con Podemos Perú en las elecciones del 2021. “Cuando entró el señor Pepe Luna yo pedí licencia porque no podía estar en ese ambiente”, declaró a Panamericana Televisión.
En las congresales del 2020, el partido todavía llamado Solidaridad Nacional tuvo como principales candidatas a Rosa Bartra, Yeni Vilcatoma y Nelly Cuadros. Todas ex congresistas fujimoristas. Ahora el presidente de Renovación Popular, López Aliaga, ha cambiado el enfoque: ya no usa a las exfujimoristas como puente para apelar al voto religioso y conservador. Ahora su apuesta es más directa y ha convocado a diversos personajes de derecha radical, entre los que resaltan varios miembros de la comunidad evangélica.
El objetivo de RLA parece ser apelar a un discurso que durante años estuvo amalgamado en el voto fujimorista. Todo ello se traduce en la campaña “pro-vida” y “pro-familia” que maneja el nuevo partido. ¿Es ese el camino para alcanzar la presidencia del Perú y una nutrida bancada en el Congreso? Sudaca conversó con cuatro académicos e investigadores de la comunidad evangélica peruana para descubrirlo.
Los convocados de López Aliaga
Basta seleccionar algunos nombres de la lista de candidatos al Congreso y revisar quiénes apoyan abiertamente la candidatura del empresario de PeruRail para darse cuenta del perfil electoral que busca Renovación Popular. López Aliaga reclutó –por ejemplo– a Milagros Aguayo, quien junto a su esposo Guillermo dirige la asociación evangélica La Casa del Padre. Ella postula al Congreso por el partido con el número dos.
¿Pero quién es Aguayo? Según Luis Alemán, sociólogo especialista en activismo religioso, es una pastora evangélica neopentecostal de clase media alta con mucha legitimidad dentro de su comunidad gracias a su éxito económico. Ella ha sido panelista y organizadora del Congreso Iberoamericano por la Vida y por la Familia. Ahí se toman acuerdos para establecer agendas en sus propias naciones. “Es un rostro, entre comillas, nuevo y fresco para la política”, agrega.
Además, como explica el también sociólogo Oscar Amat, Aguayo es parte de uno de los bloques más fuertes de Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM), que entró en conflicto con otro sector del mismo movimiento, liderado por Julio Rosas y su hijo Christian, cuando estos compraron un kit electoral. Debido a su condición económica, Amat cree que Aguayo está más “cerca” de López Aliaga.
Vale aclarar que el otro bloque –el de los Rosas– también apoya la candidatura del empresario. Sudaca contactó a Christian Rosas para que explique los motivos de este respaldo. Sin embargo, él se limitó a precisar que a López Aliaga no lo sigue el sector evangélico como tal, sino “los pro vida y pro familia, que son católicos, evangélicos y no confesionales”. Es su candidato, pero no postula de manera oficial como Aguayo.
Para Alemán esto se debe a que mediáticamente Rosas ya ha sido cuestionado, incluso por su propia comunidad. “Cuando empezó a hablar de una forma muy ofensiva sobre temas como el sexo anal y demás, ellos empezaron a deslindar. Para CMHNTM eso era ir muy lejos y ser muy confrontacional con el Estado”, explica.
Pero no todo el armado del equipo de Renovación Popular ha ido viento en popa. Vale recordar aquí que hace dos meses López Aliaga tuvo un desacuerdo con Beatriz Mejía, abogada y vocera de CMHNTM. Ella es recordada por formar parte del colectivo “Padres en Acción”. Este grupo presentó una demanda frente a la Corte Suprema contra el enfoque de género del Currículo Nacional de Educación Básica. La demanda fue declarada infundada. En las últimas elecciones congresales postuló con el partido Avanza País.
Mejía había sido invitada a formar parte de la plancha presidencial de RLA como primera vicepresidenta y también a postular al Congreso. Luego de cuestionar que no le permitieran hablar sobre sus propuestas en la presentación oficial del partido (el último 7 de octubre) fue separada de todos sus chats. Entonces renunció.
“No nos merecemos ese maltrato. Sacaron a todos los candidatos cristianos que yo había invitado, no solo a mí, sin ninguna explicación. Nunca había visto una cosa así, no se nos permitió conversar sobre el tema para llegar a un acuerdo”, comentó Mejía en el programa que tiene para el Diario Expreso.
Para Amat, más allá de los motivos, este episodio es un primer descrédito importante para López Aliaga en el grupo de electores a los que apunta. “No solo ha significado una división antes de empezar la carrera electoral. Su relevancia como líder positivo ha decaído. No puede convocar a una persona y luego deshacerse de ella en menos de 15 días”, asegura.
Alemán comparte esta opinión. Para él, hay desacuerdos ideológicos entre ambos personajes. “Mejía no comparte la visión de derecha popular que tiene RLA. Es probable que le hayan dicho que se puede ‘quemar’ con ella por sus posturas conservadoras”, explica.
Mejía fue reemplazada en la plancha presidencial por Neldy Mendoza Flores. Ella es una de las principales impulsoras de la Marcha Por La Vida en Arequipa: un movimiento opositor del aborto y los métodos anticonceptivos. Como segundo vicepresidente quedó el almirante Jorge Montoya.
Una mención honrosa merecen los siguientes personajes: Frank Krklec y Alejandro Muñante. Krklec fue asesor del pastor Julio Rosas durante su paso por el Congreso disuelto. Además, es recordado por dirigir el blog “Catarsis y Harakiri”, un espacio que es extremadamente crítico con quienes no comparten su opinión, por decir lo menos.
En ese blog y sus redes personales Krklec difundió un vídeo anunciando su candidatura al Congreso por Renovación Popular. “Emprendimos una lucha desde el Poder Legislativo en contra de todos estos movimiento globalistas que pretender imponer la muerte de seres inocentes a través del aborto y uniones ajenas a los valores de la mayoría de peruanos como la unión civil, el matrimonio gay y la ideología de género”, menciona.
Por su parte, el abogado conservador Alejandro Muñante es vocero de la Red Nacional de Abogados por la Defensa de la Familia (RENAFAM). Para Luis Alemán, Muñante es “un activista legal que tiene redes de contacto, no solo dentro de la Iglesia, sino también en el Congreso. Es una figura pública reconocida dentro del mundo evangélico más conservador”.
Esta es solo una pequeña selección del perfil de algunos candidatos que buscan llegar al poder junto a RLA en el 2021. ¿Realmente serán competencia para los demás partidos? Los especialistas consultados por Sudaca lo dudan seriamente.
¿La búsqueda de un voto fragmentado?
El Censo Nacional del 2017 fue claro: el 14% de la población peruana profesa la religión evangélica. En un país de más de 25 millones de electores hábiles esto no es suficiente para ganar unas elecciones generales. Es por eso que para Guillermo Flores, evangélico e investigador de la Universidad del Pacífico, López Aliaga apunta a un público mayor. “Está buscando el voto conservador con justificación cristiana. Lo que ellos tendrían que hacer, siendo prácticos, es apelar a un discurso cristiano genérico que apunte a las agendas pro-vida y pro-familia”, afirma.
Luis Alemán, concuerda con Flores sobre el interés de RLA en un voto conservador que pueda unir a católicos y evangélicos detrás de su partido. Para él, todo eso se ve reflejado en el contenido de su discurso. “Él es clarísimo con lo que dice sobre temas como el aborto o la unión civil. Es pro-patria, pro-vida, pro-familia. Articula una agenda que ya se ha posicionado gracias a Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM)”, asegura.
Oscar Amat lo resume: todo esto corresponde a la ideología política llamada derecha cristiana. “Lo que ocurre frecuentemente es que conservadores y liberales que quieren llamar la atención del electorado católico invocan la doctrina cristiana para argumentar en favor de su propia postura y auto erigirse como representantes políticos válidos. Lo hace el Opus Dei”, explica.
“No existe el voto evangélico”, afirma tajantemente José Luis Pérez Guadalupe, ex Ministro del Interior, teólogo y sociólogo. Dice que el mejor ejemplo de ello es la carrera política de Humberto Lay, pastor evangélico que postuló a la presidencia y alcaldía de Lima en varias oportunidades con su partido Restauración Nacional. “En el 2006 cuando sacó un 4% de los votos todos dijeron que era un éxito, pero yo sostuve que era un fracaso. Los evangélicos eran el 12% en ese momento. Ni la tercera parte votó por él”, explica.
¿Cómo explicar esos resultados? La respuesta está en la composición de la población evangélica, según Flores. No son un grupo homogéneo. Existen cuatro grandes grupos de iglesias. Las Históricas, que son las que llegaron en la primera ola protestante al Perú, como la Luterana, Presbiteriana y los Bautistas. Luego están las Evangelicales, como la Alianza Cristiana Misionera; las Pentecostales, que son las más conservadoras, como las Asambleas de Dios del Perú; y las Neopentecostales, que no pertenecen a una denominación y centran su fe en la figura del pastor líder. A este último grupo pertenecen iglesias como Aposento Alto, de Alberto Santana, recordados por invadir el estadio de Alianza Lima hace algunos años.
CMHNTM ni siquiera tuvo el apoyo total de la comunidad evangélica. Según Flores, “en el grupo de las Históricas tienen oposición porque creen que se trata de aprovechamiento político de la fe. Somos hijos de la reforma protestante y uno de los principios de la reforma fue la separación Iglesia y Estado”, explica.
Con este panorama, es claro que López Aliaga no puede sostener su candidatura buscando solamente votos evangélicos. De hecho, ni siquiera los tiene asegurados, como explican los expertos. Por eso se entiende que su discurso apunte a puntos comunes entre los evangélicos y católicos conservadores. Valores como la “vida” y la “familia”, por ejemplo. Es mucho más realista seducir a un electorado católico conservador, que apenas el sector evangélico peruano.
Pero López Aliaga por sí solo no puede sostener dicha postura. Se trata de un empresario que, si bien pertenecía a Solidaridad Nacional hace dos décadas, no tuvo luces mediáticas hasta el año pasado. Por eso ha necesitado juntarse con diversos voceros que puedan acercarlo a dichas comunidades y hacer creíble su alianza, coinciden los expertos.
El verdadero objetivo
Pero incluso con el mayor optimismo resulta poco creíble que en menos de tres años Renovación Popular pase de 1% en votos a tentar la presidencia. “Hay que evaluar el éxito en la medida de los objetivos de la campaña. No siempre se trata de llegar a Palacio”, asegura Oscar Amat. Para el sociólogo, López Aliaga no puede ser tan iluso de pensar que con votos evangélicos y católico conservadores podrá ser el presidente del Bicentenario.
Amat cree que sus aspiraciones en las elecciones generales del 2021 son otras. “Lo que está tratando es conseguir algunos escaños en el Congreso, o por lo menos, la capacidad de ser un interlocutor pro-vida y pro-familia tan válido como CMHNM y Restauración Nacional en su momento”, afirma. En otras palabras, fortalecer el movimiento ante la opinión pública antes que obtener logros personales.
Flores cree que el discurso de Renovación Popular podría pegar en el sector que busca seducir, pero que ello dependerá de propuestas concretas. “Si bien el partido ha tomado una serie de simbolismos, no tiene un discurso construido aún. Por esa razón no creo que sepan cómo emplear ese discurso en campaña. Tendrían que comunicar esas ideas de una forma bien carismática”, explica.
Además, cree que esos problemas son propios de la imagen que proyecta López Aliaga. “No ha hecho su vida pública de la religión como Christian Rosas, que utiliza herramientas bíblicas en su discurso. Donald Trump, por ejemplo, tuvo que “vestirse” con eso”, agrega. Trump es un ejemplo del tipo de líder laico que apela a valores religiosos y tiene éxito en la política. Otro es el brasileño Jair Bolsonaro, de quien RLA dijo a principios de año que quería ser su versión peruana.
El razonamiento de Flores se enmarca en lo que la comunidad académica entiende como la figura del ‘guerrero cultural cristiano’: una especie de paladín defensor de todo lo que el pensamiento conservador dice respaldar. Se le aceptan exabruptos por eso. Sin embargo, una figura de ese tipo no puede erigirse sobre un discurso netamente religioso. Para acumular un capital político que le dé posibilidades reales de ser presidente –para ser el Trump o el Bolsonaro peruano–, López Aliaga necesita vestir su discurso con propuestas económicas de derecha popular que lleguen al pueblo. También crear una base política más allá del círculo conservador. Eso, solo para empezar.
El pronóstico para Renovación Popular es incierto. Al menos, lo es hoy. Si López Aliaga puede completar su plataforma pro-vida y pro-familia con otro tipo de propuestas, quizás este análisis pueda rehacerse. Amat recuerda que Solidaridad Nacional ya fue incubadora de políticos conservadores en las últimas elecciones congresales. Fracasaron rotundamente, pese a todos sus aspavientos. ¿Tendrán éxito ahora? Todo indica que no.