Opinión

El Estado peruano debe ser depurado de los agentes operativos de la estrategia, ya conocida, de Castillo de preparar un golpe antidemocrático desde adentro, cosa que felizmente, dada su ilimitada torpeza y falta de densidad psicológica, no prosperó, pero que sirvió para poner en evidencia el plan urdido.

Si Dina Boluarte no mejora el Estado peruano en grado superlativo y acelerado, más temprano que tarde se va a encontrar nuevamente conflictos sociales, descontento ciudadano, escasa aprobación, desconfianza de los agentes inversores, tensiones políticas, en suma, ingobernabilidad, que podrían hacer de este año y pico de gobierno que, en principio, le queda, un infierno tan espantoso como el que caracterizó a la inefable gestión del miserable régimen castillista.

CUATRO

Lo que vimos el día de hoy fue una Obra de Arte, con artistas de la bola. Fue el mejor partido que vi en mi vida. El mejor partido en una final de la Copa del Mundo. Donde las cosas fueron cambiando de un lado a otro – Walter Casagrande comentarista de la Red Globo.

La táctica argentina acentuó las falencias de Dembelé. Quien fue incapaz de ayudar a su marcador, en bloquear los arranques de Di Maria. Para más inri, cometió un penal tonto. El Fideo los hizo mierda a ambos. Si, un joven entrenador -inexperto en Mundiales- le dio una lección táctica al defensivo y poco creativo técnico francés.

Argentina jugó el mejor partido del Mundial. Me hizo recordar la goleada histórica a Italia en junio pasado. Cada partido, después de la derrota inesperada, fue una final. Se adaptó a los rivales. Fue pragmático. Messi no puede hacer pressing a los 35 años. Imposible. Todos los demás corrieron por él. Lo mejor de todo, es que encontró a jugadores como Enzo Fernández, Mac Allister y Julián Álvarez, que eran oro puro. Le ganaron el medio campo al Campeón vigente. Minimizando a Griezmann. Quien, al ir a tapar la salida argentina, regalaba el control del partido a los rivales. Entre tanto, Francia tenia volantes netamente defensivos y los volantes creativos albicelestes tocaban, tocaban y tocaban. Trataban el balón de la mejor manera posible.

  • Si eso no es arte, ¿entonces como carajo lo llamamos?

El segundo gol es un homenaje a la historia del viejo y querido futbol argentino. Donde el toque, el desmarque y la velocidad siguen siendo los paradigmas del futbol siglo XXI.

La dinámica y el despliegue de los albicelestes fue tremendo. La secuela lógica vino al minuto 80 y se llama cansancio.

Recién allí aparece Francia, al ingresar Coman y Camavinga, dos portentosos atletas.

SI bien Scaloni hace ingresar a Paredes, nunca hace la línea de tres para contener la ofensiva gala.

Y apareció el Crack francés.

El suplementario casi infartó a los hinchas rivales; en tanto, que los neutrales no queríamos que termine más. Y Messi -siempre él – aparece en una jugada exquisita y define como los Dioses.

Y volvió aparecer Donatello.

En los penales Dibu fue determinante. No es el mejor arquero del mundo, pero intimida. Es un rasgo de su personalidad. En los penales se siente ganador y lo trasmite a sus compañeros. En la última jugada, que evita el gol francés, se nota la influencia de Neuer y Ter Stegen. Quienes atajan con todo su cuerpo, extendiendo sus extremidades al máximo. Eso también, es futbol moderno.

Los penales consagraron al que mejor jugó.

Y la Copa se engrandece al ser levantada por uno de los Mejores Jugadores del Mundo, sino el Mejor de la Historia.

Y si, así como mi viejo 44 años atrás, se me nubló la vista.

Gracias Argentina, Gracias Francia.

Cometería un suicidio electoral la derecha y el centro si van desunidos. Le entregarían el país, como lo hicieron el 2021, a un candidato disruptivo que, en principio, debiera quedar cuarto o quinto lugar en la primera vuelta, pero que, aprovechando la disgregación, podría meterse en la colada electoral.

Y esta vez, el riesgo es mayor. Porque Antauro no es Castillo. No es el monigote que nos ha gobernado estos últimos meses y su verbo radical está presto para ser llevado a la práctica contra viento y marea. Con él sí corremos el serio riesgo de perder todo lo avanzado en las últimas décadas y conducir el país a la deriva socialista y autoritaria.

Es cierto que en esta crisis confluyen muchos factores, que hay actos delincuenciales que deslegitiman a quienes protestan legítimamente, lo cual no puede justificarse. Sin embargo, la salida a esta crisis no es la masacre.

Todo este escenario está golpeando fuertemente a gran parte de la población cansada de los conflictos continuos, buscar una salida dialogante es urgente. Para ello se tienen que escuchar las demandas de la población movilizada, hacer reformas, dejar la victimización o el triunfalismo, defender a la Defensoría del Pueblo como actor imparcial y garante de derechos, buscar consensos serios entre los actores políticos y sociales. Todo ello, parece lejano aún.

Este año, serán unas fiestas dolorosas para muchas familias. Mi solidaridad con ellas.

Hay que saludar al Congreso, que fue capaz, en su mayoría de ponerse de acuerdo, de ceder en posturas iniciales, y llegar a un consenso que permitió aprobar la reforma que el país casi unánimemente exigía. Con 93 votos a favor, 30 en contra (con supina irresponsabilidad) y una abstención, se logró pasar la valla de los 87 votos que permitirá que luego de ratificar la votación en la siguiente legislatura, la norma se dé por aprobada sin pasar por el trance de un referéndum (lo que hubiera ocurrido de no llegar a los 87 votos mínimos).

Es de esperar que dicha madurez se mantenga en los debates constitucionales que sobrevendrán y así, de paso, el Legislativo vaya recuperando niveles de aprobación ciudadana mínimos. A la democracia no le hacía bien tener un Parlamento con tan bajos niveles de crédito ciudadano.

Lo último avivó las protestas en varios puntos del país y provocó que se desdiga y plantee el adelanto de elecciones para abril del 2024. Propuesta que se condice con que haya Elecciones Generales antes del 2026 como opina el 87% del Perú urbano y el 83% del Perú rural; y el 91% del Sur y el 88% del Centro. Hoy nos encontramos en una encrucijada. En mucho dependerá de lo que hagan o no el poder ejecutivo y el legislativo para salir de ella. La presidenta sin partido ni bancada congresal ni mucho tino político; y los congresistas sin mayores incentivos para adelantar las elecciones pueden exacerbar aún más las tensiones sociales y generar, por lo tanto, las condiciones para una intensificación de las movilizaciones y protestas ciudadanas. En tal escenario, solo queda, en un acto de desprendimiento, la renuncia de Boluarte, la asunción del presidente del Congreso o de un congresista como Presidente de la República de un gobierno de transición y la convocatoria inmediata a elecciones generales. Así se restituiría algo de dignidad al ejercicio de la política.

Lo que es inverosímil es ver a bancadas de derecha votando en el mismo sentido, irresponsable e infantilmente, aferrándose a sus cargos por supuestas “dignidades” políticas, encerrados en una burbuja, sin percatarse que ellos deben oír el mandato popular, inclusive más allá de las urnas, que esa es parte también de su función de representación.

Hoy el Congreso decide los destinos del país. Ojalá, por el bien de la democracia y la paz social, actúe a la altura de las circunstancias.

Dice Pamela Medina en el texto inicial de este volumen: “Entender la obra de Eielson me permitió reconsiderar mi escritura y la forma en que he estado estudiándola. Esa simbiosis a la que me he sentido expuesta no se refiere a una lectura temática y biografista, sino a un profundo cuestionamiento de la forma de decir el ensayo y el lenguaje con el cual se expresa” (p.17).

Una declaración de parte que explica muchos rasgos de este volumen. Hay que considerar, en su lectura, la relación intensa entre el discurso crítico y la disposición gráfica del libro, pues en ese magnífico entrevero el lector puede crear diversas asociaciones que a la larga solo enriquecerán la lectura de Jorge Eduardo Eielson, poeta que por cierto merece ser leído y releído. Saludo las innovaciones de este libro y desearía que fueran un derrotero para lo que viene. Un nuevo panorama para la crítica empieza a verse en el horizonte. Disfrutemos, entonces, del paisaje y evitemos, en lo posible, que pase inadvertido.

 Pamela Medina. Estos ensayos no tienen principio ni fin. Textos para perder la orilla. Sobre la obra de Jorge Eduardo Eielson. Lima: Ediciones MYL, 2022.

x