Opinión

Lingüística: Esta es una dimensión que agregué a mi lista hace poco pues tiene poco que ver con las personas y depende del idioma que hables. Pero, a diferencia de algunos otros idiomas, nuestra lengua castellana asigna género a casi todas las palabras: “Lo nuestro, la lengua, el castellano, lo asignado, el género, el todo, las palabras”. Y me parece importante rescatarlo como una dimensión más porque se comporta como una. Por un lado, tiene algunas raíces objetivas con excepciones: generalmente lo que termina en “a” es femenino y lo que termina en “o” es masculino. También es socialmente arbitrario: cosas consideradas masculinas como ‘las pistolas’ son palabras femeninas y cosas femeninas como ‘el esmalte de uñas’ son masculinas. Por otro lado, es ambiguo: hay palabras como ‘mar’ que pueden ser ‘el mar’ o ‘la mar’. Y va cambiando en el tiempo: palabras como ‘la aplicación’ son femeninas, pero anglicismos como ‘el app’, pueden ser masculinos por ser más fáciles de pronunciar. Personalmente, no soy muy partidario de escribir con lenguaje inclusivo, pero uno entiende así su propósito de visibilizar, a través del lenguaje, la diversidad de combinaciones de dimensiones de género que existe. Su punto es reconocer que uno habla de la manera en la que piensa y si, por ejemplo, usamos el masculino para referirnos a varias personas, invisibilizamos al resto – que ahora sabes que son millones de personas.

Para cerrar este artículo quiero notar que no se trata de que una contorsión lógica larga para responder una pregunta sencilla como ¿Qué es una mujer? Notarás que la respondí en la primera oración. Sin embargo, género es un concepto complejo sobre el que vale la pena reflexionar. Y cabe mencionar que ser mujer también viene con dificultades (como las que enfrentan al vivir en una sociedad machista) que las mujeres trans enfrentan por igual. Incluso enfrentan más dificultades pues, de forma interseccional, enfrentan dificultades de ser mujer y también de ser transexuales. Así, las mujeres trans también son mujeres, pues son una combinación de dimensiones de género que las hacen un tipo de mujer. De la misma manera en la que un padre adoptivo es también un tipo de padre. Es por eso que “una persona del género femenino” es una definición que engloba mejor a todas las mujeres por las que pregunta el título de este artículo. Recuerda que la diversidad es riqueza, y siempre hay algo valioso que aprender de la experiencia de otros en este planeta.

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Pero en los minutos finales llegó la acción. Primero, Melgar logró arrebatarle el balón a Alianza Lima en salida y, tras una impecable asistencia de Bordacahar, Magnin desaprovechó la ocasión para marcar su doblete; luego, él mismo Bordacahar, al romper la línea defensiva aliancista con un desmarque a su espalda, conectó un cabezazo que se fue muy cerca del arco blanquiazul. Minutos después Alianza Lima pudo sentenciar el cotejo con una acción muy similar a la del gol de Sabbag; al desprenderse de su marcaje, Pablo Lavandeira quedó libre en el área ‘Dominó’, pero su definición se fue muy elevada. No fue, entonces, hasta la última jugada del partido, tras un tiro de esquina ejecutado por Tomás Martínez, que apareció el experimentado Bernardo Cuesta para decretar la victoria del Melgar. Una vez más una intervención decisiva del histórico goleador argentino para generar el desborde en la hinchada arequipeña en la UNSA.

Este resultado, de todas formas, no le quita ninguna chance a Alianza Lima de coronarse campeón del Torneo Apertura. Depende netamente de sí mismo el club victoriano para mantener su liderazgo a nivel local y, de paso, defender su favorable ubicación en la fase de grupos de la Libertadores. Melgar, por su parte, además de subir en la tabla de posiciones, vuelve al ámbito internacional para intentar prevalecer sobre Atlético Nacional; desde lo anímico y la actitud, el estímulo ya está dado.

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Guillermo Lasso ha utilizado esta medida en un contexto de juicio político sobre un grave caso de corrupción en contra del gobierno que representa, generando suspicacias de encubrimiento sobre lo sucedido. Viéndose debilitado en la instancia legislativa ha recurrido a la muerte cruzada antojadizamente, para evitar cualquier tipo de consecuencia que traería el juicio político por parte de los asambleístas.

En tiempos de polarización constante y crisis políticas permanentes en la región andina, es importante poder reflexionar sobre algunas medidas políticas que puedan servir a mediano plazo para reducir el enfrentamiento entre el ejecutivo y el legislativo. Una de ellas es la muerte cruzada. Claro está con algunas correcciones para evitar lo sucedido en el caso ecuatoriano.

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Sin embargo, al parecer también está en juego la Junta Nacional de Justicia, la presidencia del Tribunal Constitucional y la nueva presidencia del Congreso en julio.
Pero, lo más insólito de todo esto, es que la ex presidenta del Congreso, Maricarmen Alva, cuando estaba la votación en 86 votos, cambia su votación en abstención, dándole así la mayoría a la candidatura de Josué Gutiérrez.

¿Qué está pasando en el Congreso para que personas tan disímiles y partidos tan diferentes lleguen a un acuerdo de esta naturaleza?, la realidad es que los congresistas de nuestro país, están de acuerdo en dar reelección a ellos mismos y teniendo mayoría lo pueden lograr.

Urge en nuestro país una nueva generación de políticos que crean en la meritocracia y que defiendan nuestra constitución para que el futuro de todos los peruanos puedan encauzar en un país moderno global en las próximas décadas …

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Y, por supuesto, están las colaboraciones de las que se rodeó Fito Páez, una selección de nombres notables que representan, con su participación, esa atmósfera de camaradería, de hermandad, que siempre ha caracterizado a la música en Argentina (que también está presente entre músicos del Brasil, dispuestos siempre a trabajar unos con otros todo el tiempo). Allí están, por ejemplo, Luis Alberto Spinetta en Pétalo de sal, balada con entrada y salida de tango; Mercedes Sosa y nuestro compatriota, el guitarrista Lucho González en Detrás del muro de los lamentos, marinera peruana con cajón y todo; Andrés Calamaro en Brillante sobre el mic, una de las mejores y menos difundidas del álbum; Celeste Carballo y Fabiana Cantilo en Dos días en la vida, una celebración de la libertad y de escaparse un rato sin dar explicaciones –“dos días en la vida nunca vienen nada mal, de alguna forma de eso se trata vivir”-; Charly García y Andrés Calamaro en La rueda mágica, un homenaje a la decisión de volverse músico (“me fui de casa a tocar rock and roll y no volví nunca más”).

El espíritu positivo con el que Páez desplaza a las oscuridades que lo cercaron durante sus años formativos -muchas de las cuales son retratadas de manera efectiva en la serie, como quedar huérfano de madre siendo muy pequeño, enterarse de la muerte de su padre mientras estaba en otro país, el trágico asesinato de sus abuelas, sus desencuentros con el alcohol y las drogas- se luce en canciones como Brillante sobre el mic -usada en los créditos finales con una polémica detrás, el borrado digital de León Gieco de una foto histórica tomada en 1986 por la fotógrafa Andy Cherniavsky, que hasta ahora nadie explica-; la inspiracional Creo; o el rock de fiesta A rodar mi vida, ideal para saltar y sacudir la mano al estilo de las barras bravas.

Por otro lado, las letras surrealistas en temas como La Verónica, Tráfico por Katmandú o bizarras como en Sasha, Sissí y el círculo de baba y Balada de Donna Helena, que navegan entre música árabe, funk, electropop y hard-rock, nos ponen frente a una creatividad multiforme, cuya onda expansiva alcanzó para sus tres siguientes producciones -Circo Beat (1994), Enemigos íntimos (1988, con Joaquín Sabina) y Abre (1999)-, tras lo cual Fito Páez iniciaría un voluminoso aunque menos impactante camino discográfico que ya lleva acumulados, hasta el momento, más de veinte títulos en lo que va del siglo XXI.

Sus seguidores saben de sobra que, en toda su obra, el elemento autobiográfico es fundamental, con menciones directas al año de su nacimiento –Del 63 (Del 63, 1983)-, a su largo e intenso romance con la Cantilo –Fue amor (Tercer mundo, 1990)-, sus recuerdos de infancia –Mariposa teknicolor, Tema de Piluso (Circo Beat, 1994)-, dedicada a Olmedo y que fuera estrenada, precisamente, en la gira de presentación de El amor después del amor-, sus reflexiones tras la mediática pelea con Joaquín Sabina –Al lado del camino (Abre, 1999)- y tantas otras.

En ese sentido, El amor después del amor contiene tres joyas, referidas a su entonces naciente relación con la actriz Cecilia Roth. Un vestido y un amor es una balada de corte sinfónico en la que relata lo que sintió al conocerla, desde un punto de vista sublimado, que incluso fuera grabada por su amigo y colega, Caetano Veloso. En Tumbas de la gloria hace lo mismo, pero apelando a una melodía densa y lenguaje más ambiguo, con guitarras atmosféricas de Gustavo Cerati en el fondo.

Y está, por supuesto, el tema-título, con su inconfundible introducción y el intenso final con voces y metales en trance de soul, que nos invoca a creer en el amor pero no de forma etérea o imprecisa sino remitiéndonos a su propia experiencia, una interpretación a la que, por cierto, se arriba fácilmente luego de ver la serie, borrando de un plumazo la asociación al mundo homosexual que se le dio en nuestro país tras ser usada como tema central de una película nacional basada en el primer libro de Jaime Bayly (No se lo digas a nadie, Francisco Lombardi, 1998).

Como era de esperarse, la serie ha generado un renovado interés por Fito Páez y su larga trayectoria. Tanto los conocedores del rock argentino como los recién llegados logran conectarse, a través de entrañables canciones -de Charly, de Baglietto, de Spinetta, de Fito- con esa historia de rebeldía, descubrimiento y superación de adversidades que es coronada con un final feliz predecible y genuino a la vez. El artista celebrará los 30 años de lanzamiento de El amor después del amor con una gira que llegará al Perú en septiembre.

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Es un viaje al pasado que ocurre en el futuro. Una máquina que dispara recuerdos como si fueran proyectiles. La representación del tiempo en la narración es problemática: “El enigma continuaba: ¿era ese hombre el mismo que había decretado la Reforma Agraria en 1969 y había confiscado los medios de prensa en 1974? ¿Estábamos en 1978 gracias a un caprichoso giro de la continuidad del tiempo? El general, quien se preciaba de haber inventado aquel prototipo, estaba sereno, en paralelo a lo intrigante que me parecía toda la situación (…) No sabría decirlo con exactitud. Solo puedo dar fe de todo lo que veía a mi alrededor. Por ejemplo, el automóvil llamado Hugo no correspondía a 2017” (pp.52-53).

Resulta revelador incorporar a un personaje como Velasco en la ficción. Más revelador todavía, el efecto de los discursos históricos sobre la percepción de la propia historia. Güich ha logrado con esta breve novela hacernos pensar en la actualidad crispada –y hasta hoy irremediable– del país.

José Güich Rodríguez. El general y la máquina. Lima: Maquinaciones, 2023.

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TRES

Así que me pusieron un rifle en la mano
Me envió a una tierra extranjera
Para ir y matar al hombre amarillo
Nacido en USA.
Nacido en USA.
Vuelve a casa a la refinería
El contratante dice Hijo, si fuera por mí
Born in the USA – Bruce Springsteen

Si pues, puede ser una Oda al Capitalismo. Es cierto. Recordar que en ese tiempo Nike era una empresa pequeña sin mayor relevancia, muy por debajo de Adidas o Puma. El acuerdo, cambio totalmente la forma en que los deportistas negociaban con las empresas. Produciendo una eclosión nunca vista.

Por ende, el Sueño Americano es mostrado como tal. Sin embargo, Social Network de Fincher o The Founder de Hancock, enfatizaban en las costuras raídas y torcidas del referido sueño. Acá, el personaje de Strasser, menciona su fervor por el tema-himno de Springsteen.

  • Me entusiasma la idea de la libertad estadounidense. Pero hoy me concentre en la letra y no habla de la libertad. De ninguna manera. Habla de un tipo que vuelve de Vietnam y no encuentra trabajo. Yo la canto con entusiasmo. Es el concepto equivocado. De hecho, creamos el 80% de nuestro calzado en Corea y Taiwán

Y enfatiza en su cinismo.

  • Sé que debería tener sentimientos encontrados, pero no los tengo.

Es el lado oscuro del American Dream, indudablemente.

Las sabias palabras del CEO cierran la película.

  • Me concentro en mi respiración. Estoy haciendo una meditación de auto perdón. Creo que marcamos un precedente muy peligroso. Ahora todos los deportistas querrán un porcentaje. Luego todos querrán equidad. A la mierda. Si arruinamos el negocio, al menos nos divertimos.

Tenía razón.

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Los organismos jurídicos internacionales sobre derechos humanos, los convenios firmados y las alianzas establecidas con otros países nos dan un marco fundamental de regulación. Como nuestros parlamentarios saben de ese marco, buscan agraviarlo. Nos quieren hacer creer que la justicia se resuelve con pena de muerte y que por eso debemos romper con el Pacto de San José de la OEA. Que debemos retirar a los embajadores de los países de la Alianza del Pacífico que nos acusan porque el comunismo nos hundirá en la peor de las pobrezas. Pero no pueden tapar el sol con un dedo, por más que cuenten con la complicidad de la prensa y sus escandaletes mediáticos, con la evidencia compartida en las investigaciones de las autoridades internacionales contamos con una base para detener su desborde legislativo, su autoritarismo de gamonal y su festín de corrupción. Sépanlo bien, no nos vamos a rendir.

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Pero vayamos al inicio, cuando el equipo haría su “monumental” ingreso. Como es sabido, desde hace años no hay más hinchadas visitantes debido a múltiples incidentes entre barras como muertes. Aun así ¡no cabía espacio para ni un alfiler ni un alma más! Desde un lateral un telón y desde la popular otro, una camiseta inmensa, la que llevara el equipo en el 2018, año en que ganara de la mano del “Muñeco” Gallardo la final histórica de la Libertadores a Boca en Madrid. Los bombos, las bengalas rojas y blancas como los globos y las banderas, como la albiceleste y los trapos, al son del “River, mi buen amigo”. Los jugadores miraban anonadados. Era un apoteósico recibimiento como es costumbre en cada partido. Y después de un primer tiempo donde tuvo un solo dominador, al equipo local, la gente comenzaba poco a poco a impacientarse. Como mi amigo Manuel Esponja, que no paraba de comerse las uñas. Él me diría: “ojalá que no sea uno de esos superclásicos donde River ataca y ataca y al final faltando pocos minutos, con un contrataque o un córner, Boca hace un gol”. Pero esta vez estaba predestinado que la historia fuera distinta. En el segundo tiempo, el equipo “millonario” seguiría yendo al frente, con un remate al palo y con buenas atajadas de “Chiquito” Romero. Se vislumbraba un 0-0 injusto. Pero en el tiempo adicional, una falta imprudente del lateral izquierdo de Boca, Sández, cambiaría el destino final del partido al dar un penal para River. Que con gran determinación y frialdad el colombiano Borja convertiría en ¡¡¡Gol!!! Desatando el grito sagrado y la euforia máxima entre todos los aficionados, como la de mi compañero Manuel Esponja, que entre conocidos y desconocidos se abrazaban, empapándose de lágrimas. Por primera vez River le ganaba en el último minuto al cuadro “Xeneize”, y eso desataría una celebración única. Pero en eso se armaría un barullo entre los jugadores por un festejo desmedido de Palavecino, que hizo que el partido sobrepasara el centenar de minutos y que a su vez produjera 3 expulsados para cada equipo, como viejos superclásicos. El resultado no cambiaría de resultado y se daría un triunfo histórico para los hinchas de River, que celebraban efervescentemente con Enzo Pérez y los demás jugadores, acompañado del «Tomala vos, damela a mí, el que no salta, murió en Madrid», entre otros cantos.

Posteriormente nos iríamos a festejar al Hall, donde se reúnen los hinchas para continuar con la celebración de un partido importante. Y allí estaría mi entrañable amigo y compañero de viajes, fanático como pocos de River, Bruno Raitzin, junto con los muchachos de Plaza Italia, con los que cantaríamos y saltaríamos hasta quedarnos afónicos. Para luego, como tenía que ser, la fiesta llevarla a otra parte. A un “boliche”, dando el mejor cierre posible a la estadía de Manuel Esponja en el país de la pasión, como haciéndome vivir mi momento más emotivo en el fútbol, y con la cual esta casita de cartón cierra esta memorable columna que indudablemente llevará de recuerdo hasta que tenga que dar su último suspiro y sea enterrado en un cajón, pintado rojo y blanco, como su corazón.

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