Los derechos políticos de las mujeres, que nos pueden parecer tan elementales hoy en día, se consiguieron, en el Perú y en el mundo, a través de un largo y sostenido periodo de luchas. El reconocimiento de cada uno de ellos en la política pública, fue una conquista histórica del mundo contemporáneo y sin duda uno de los mayores logros democráticos del siglo XX.
A puertas de las nuevas elecciones, y las conmemoraciones del bicentenario de nuestra independencia, se hace necesario recordar a las pioneras de la política peruana, aquellas que incursionaron en cargos que hasta entonces solo habían ejercido varones, su paso por la política no estuvo exento de dificultades y prejuicios, ellas fueron un ejemplo para sus contemporáneas, así como para las nuevas generaciones y con su ejemplo fue posible imaginar, que había un mundo más allá para las mujeres que el corset de las buenas esposas y las buenas madres.
Cabe señalar como antecedente, la participación de las mujeres en las Sociedades de Beneficencia Pública en 1914, primera función pública a la que tuvieron acceso. Este triunfo en la legislatura peruana fue impulsado por “Evolución femenina”, primera organización feminista, que posteriormente conformó el Consejo Nacional de Mujeres del Perú, institución que luchó por el voto femenino en el país durante muchos años.
Las primeras funciones públicas de facto, sin embargo, se ejercieron en los municipios en 1945. En octubre de ese año fueron elegidas las primeras regidoras de las juntas municipales de Lima, Miraflores y Surco, destacan entre ellas; María Jesús Alvarado como regidora de la Municipalidad de Lima, Alicia Cox de Larco, Luisa Benavides de Porras en el municipio de Miraflores; y Ana Chiappo, viuda de Mariátegui en el distrito de Surco. También incursionan en sus funciones, las primeras tenientes alcaldesas, las señoras; Eva Morales en Arequipa y Susana León en Matucana.
No obstante, un hito histórico poco reconocido, fue la elección de las primeras alcaldesas peruanas también en 1945, Dora Madueño elegida por Huancané en octubre y Angelica Zambrano en Urubamba algunas semanas después.
Luego de largos debates, en 1955 se aprueba en dos legislaturas el sufragio femenino para alfabetizadas y mayores de edad, el Perú fue el penúltimo país de la región en otorgar este derecho y la ley promulgada, no solo permitió a las mujeres elegir, sino también ser elegidas y es así que, en 1956, inician sus funciones las primeras congresistas del Perú.
El primer cuerpo parlamentario femenino estuvo conformado por una senadora y ocho diputadas; Irene Silva de Santolalla (Senadora por Cajamarca), Lola Blanco (Áncash), Alicia Blanco (Junín), María Eleonora Silva y Silva (Junín), María M. Colina (La Libertad), Manuela C. Billinghurst López (Lima), Matilde Pérez Palacio (Lima), Juana Ubilluz (Loreto) y Carlota Ramos (Piura).
La mayoría de las parlamentarias electas eran casadas, representaban a las provincias y provenían de diferentes agrupaciones políticas, la incorporación de ellas al Congreso, rompió con los esquemas de representación política masculina y esto se tradujo en las dificultades y prejuicios que tuvieron que enfrentar, tanto en el ámbito laboral como personal, en el texto La ampliación del cuerpo electoral, Roisida Aguilar recoge las experiencias de Juana Ubilluz y María Colina de Gotuzzo.
Ubilluz cuenta que tuvo el apoyo de su familia y de los militantes de su partido durante su labor de parlamentaria, sin embargo, no la de su esposo, esto fue clave dentro de su carrera política y fue el motivo que la hizo desistir de postularse para un segundo periodo, en un testimonio recogido por Roisida Aguilar, Ubilluz señala:
“En Loreto me pedían que continúe, para terminar las obras que habíamos comenzado, pero el que se oponía era mi esposo […] no le gustó mucho [decía]: ‘No, no porque la mujer no puede estar allí metida con hombres en el Congreso, no puede ser, quién va a ver a los hijos, las sesiones demoran hasta la noche’; pero, en cambio, el pueblo me pedía que haga esto, que hago lo otro, que ayude y que termine lo que había empezado”
Por otro lado, María Colina de Gotuzzo, como mujer casada y madre, tuvo que repartir su tiempo entre el trabajo y la familia al igual que Juana Ubilluz.
“…hasta las 8 de la mañana yo era la señora María Colina de Gotuzzo, madre de familia, de esa hora hacia delante, sabe Dios hasta qué hora porque no sabía a qué hora iba a terminar, era congresista”.
El testimonio de ambas pone de manifiesto, las tensiones e inequidades entre el ámbito público y privado. Las desigualdades en las responsabilidades domésticas asumidas entre hombres y mujeres, sigue siendo un desafío hasta el día de hoy para muchas de las mujeres que ejercen cargos públicos.
En las décadas que siguieron, las mujeres siguieron abriéndose paso en la política, sin embargo, los logros fueron dándose a cuenta gotas. Es recién en 1985, que una mujer imagina la posibilidad de ser presidenta del Perú, se trató de María Cabredo de Castillo, quien postuló a la presidencia de la República por el Partido Socialista.
Mercedes Cabanillas, se convierte en la primera mujer ministra en 1987 y durante la década del 90, contadas mujeres siguen sus pasos ocupando puestos en el Ejecutivo, cabe destacar entre ellas a Beatriz Merino, quien en el año 2003 se convierte en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra, no solo en el Perú, sino en toda la región.
Es quizá, la incursión de liderazgos indígenas y de la comunidad LGTBQ uno de los hitos de la participación política de las mujeres en el siglo XXI, pues transforman el rostro de la política peruana y generan tensiones que abren al debate público, las taras y los prejuicios de una sociedad que hasta el día de hoy es poco inclusiva y sumamente machista; Paulina Arpasi, se convirtió en la primera mujer aymara electa para ejercer el cargo de congresista por el departamento de Puno en el año 2001, y en el 2006, Hilaria Supa y María Sumire fueron las primeras congresistas en la historia del Perú en juramentar en sus lenguas originarias; el quechua cusqueño. Luisa Revilla Urcia por otro lado, se convirtió en la primera regidora transexual del Perú por Trujillo en el 2014.
Las mujeres, no obtuvieron sus derechos políticos esperando que una sociedad conservadora y patriarcal fuera iluminada por el chispazo de la igualdad, cada batalla, a veces minuciosa y otras veces ruidosa, ha sido y es, inherente al ejercicio político de las mujeres, y si ayer fue por el derecho a elegir y ser elegidas, hoy es por la paridad, la alternancia y por ejercer los derechos políticos sin acoso.
Estas batallas, sin duda, empujan los límites de la época, todas fueron y son trascendentales, porque abren un camino un poquito más justo a las que vienen, las mujeres han pasado por un largo y lento recorrido, de electoras a elegibles y de militantes a líderes y aunque falta aún mucho por recorrer, este bicentenario tendrá el rostro de las mujeres pioneras que rompen esquemas.