Una feria del libro siempre es una buena noticia. Y mejor si se trata de editores independientes, que asumen la tarea de construir catálogos de libros basados en criterios que muchas veces exceden lo puramente comercial. Es sabido que en los últimos años el sector de editores independientes ha registrado un crecimiento nada desdeñable y creo no equivocarme si digo que una feria que muestre la diversidad bibliográfica a la que contribuyen los editores independientes no debe pasar inadvertida.
Por esta razón, la próxima semana muchos lectores nos vestiremos de feria. Organizada por la Federación de Editoriales Independientes del Perú, este 9 de octubre comienza la segunda edición de la Feria de Editoriales Peruanas, en la explanada del Museo Metropolitano de Lima, en la esquina de las avenidas 28 de Julio y Garcilaso de la Vega (ex Wilson). La feria permanecerá abierta al público hasta el día 13 de octubre, en el horario de 1 a 8 pm. El ingreso, así como las actividades preparadas para la ocasión, como presentaciones de libros, talleres y encuentros entre autores y lectores, son absolutamente gratuitos.
Son veinte editoriales las encargadas de dar vida a este evento. Una oportunidad para apreciar el trabajo de un sector importante de nuestra industria del libro. Poesía, narrativa, ensayo, ciencias sociales, literatura infantil y juvenil, además de novedades y lanzamientos recientes para felicidad de los lectores que acudan a la cita. Se saluda el apoyo institucional del Museo Metropolitano de Lima.
Las ferias incentivan la lectura y son espacios que propician el encuentro con esa maravilla que es el libro. Como decía el venerable Borges: “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo…Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Y por si esto no bastara, hay un remate cervantino: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. No se pierda esta feria. Va del 9 al 13 de este mes, de 1 a 8 pm. Vaya y lea.
Este 15 de octubre comienza el Campeonato Sudamericano de Natación Master en Argentina, un evento esperado por atletas de toda la región. Entre ellos destaca una competidora peruana que, con disciplina y pasión, ha alcanzado la cima en su categoría: Úrsula Rambow quien competirá representando al Club Regatas Lima.
Mientras muchos aún disfrutan del sueño profundo en la madrugada, y el frío más intenso acompaña el amanecer, Úrsula —o Uschi, como la llaman sus amigos— ya está en movimiento. Con delicadeza, toma las llaves de su auto, procurando no despertar a su hijo ni a su fiel compañero canino, y sale rumbo a su entrenamiento diario.
A las 4:45 a.m., cuando Lima aún duerme, Úrsula ya se encuentra en el Club Regatas. Su rutina es meticulosa: coloca su plan de entrenamiento, ajusta su reloj y se lanza al agua. Su compromiso y dedicación no tienen comparación, a veces acompañada por un par de aficionados que se sienten inspirados por su ejemplo. Pero es su perseverancia solitaria la que la ha llevado a ser campeona mundial.
Es necesario hacer un paréntesis en este punto, ya que el éxito de Úrsula no es fácil ni ha llegado sin sacrificios. En un país donde el deporte raramente es primera plana y donde los atletas como ella no reciben el reconocimiento ni el apoyo que merecen, su historia es aún más admirable. Para Úrsula, ese duro horario de madrugada es la única forma de equilibrar sus roles: ser madre, trabajar, y a la vez, entrenar como campeona. Después de nadar, vuelve a casa, prepara el desayuno para su hijo, lo lleva al colegio y se enfrenta a las responsabilidades de su día a día. Más tarde, regresa a casa, cocina, y comparte tiempo con su niño, demostrando que, aunque la vida de una campeona mundial es exigente, hay cosas que no pueden dejarse de lado.
El año pasado, Úrsula hizo historia en Fukuoka, coronándose campeona mundial en los 200 metros mariposa, una de las pruebas más exigentes de la natación. Este logro no solo reafirmó su lugar en la élite del deporte máster, sino que es un reflejo del esfuerzo incansable y la pasión que la impulsa.
Sin embargo, a pesar de su éxito, la falta de apoyo estatal hacia el deporte persiste. Úrsula es una de esas grandes deportistas que, desafortunadamente, no recibe el reconocimiento que merece. A pesar de esto, continúa dejando huella. Recientemente, se consagró campeona absoluta en la XV Travesía de Vichayito, un evento anual celebrado en una de las playas más hermosas del norte peruano, organizado por el admirable Ismael Merino, quien también es un ejemplo de emprendimiento y amor por el deporte.
La historia de Úrsula Rambow es un testimonio vivo de que la disciplina y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo. Su ejemplo no solo inspira a los atletas, sino a todos aquellos que creen que los sueños se alcanzan con trabajo duro y dedicación.
A continuación, dejamos algunas preguntas para que Úrsula comparta con nosotros su experiencia y aprendizaje, y así seguir inspirándonos con su camino:
¿Empezaste a nadar desde pequeña y lo dejaste o volviste?
–El agua siempre me llamó mucho la atención. Desde pequeña pasaba todos los días de las vacaciones en el club metida en la piscina. Aprendí a nadar a los 3 años de edad y a los 10 empecé a nadar de manera competitiva en el club San Antonio, de Ismael Merino. Nadaba todos los días, doble entrenamiento inclusive sábados y domingos. Antes de ir al colegio entrenábamos en la madrugada y por la tarde había preparación física y entrenábamos dos horas más en el agua. Participé en copas Pacífico y sudamericanos. A los 17 años ya estaba cansada y sentía que la natación me quitaba demasiadas horas de mi día, aparte de que no podía hacer muchas cosas aparte de nadar. Cuando entré a la universidad continué entrenando y compitiendo esporádicamente y así durante muchos años, hasta que a los 26 años retomé la natación por un tiempo y luego la dejé. Desde el 2018, a los 41 años retomé con más fuerza la natación y ha sido después de la pandemia que he empezado nuevamente con los entrenamientos diarios y a mejorar cada vez más mis tiempos.
¿Recibes algún tipo de apoyo o reconocimiento del Estado?
–En realidad no recibo ningún apoyo, ni del Estado ni de ninguna empresa. Yo me pago mis viajes, los implementos y las inscripciones a las competencias. Varias veces he dejado de ir a algunas competencias por falta de dinero, como el Panamericano de este año que se realizó en trinidad y Tobago y el mundial que se realizó en Doha.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes interesados en la natación?
–Mi consejo para los jóvenes o para las personas de cualquier edad (no hay límite de edad) es que todo se logra con mucho esfuerzo, disciplina y perseverancia. Ponerse una meta es importante y hacer lo posible por llegar a ella. Es cierto que hay días que uno no tiene ganas o está cansada, pero son justo esos días en los que uno debe ir a dar lo mejor de uno.
¿Tienes algún patrocinio de marcas?
–No, no tengo ningún patrocinio de ninguna marca. Arena a veces me apoya con descuentos al comprar ropas de baño o implementos de natación.
¿Qué legado te gustaría dejar en la natación peruana?
–Me gustaría que mi nombre quede en la historia de la natación peruana, por varios años. Deseo seguir haciendo récords nacionales y sudamericanos, y quién sabe, tal vez lograr alguna meta mayor. Se que aún me falta mejorar varios aspectos en mis pruebas, pero sé que aún las puedo mejorar.
¿Tienes algún ídolo o persona que te inspire en tu carrera deportiva?
–Creo que Michael Pelphs. Por su perseverancia y por trabajar tanto para llegar a la meta que se trazó.
Interesantes las respuestas que sobre el fujimorismo contiene la última encuesta del IEP. Preguntada la ciudadanía respecto de la influencia del fujimorismo actual, 52% cree que mucha, 19% algo, 13% poca, 7% nada. Yo hubiera respondido que mucha, dado el peso político que Fuerza Popular mantiene en el Congreso y su rol de socio del gobierno de Dina Boluarte (ésta, sin Fuerza Popular, no dura una semana en Palacio).Lamentable papel que ojalá le cueste a Keiko el pase a la segunda vuelta.
Más precisada, la encuesta pregunta sobre la valoración de la influencia y coincide con mi parecer. Un 63% estima que su influencia es mayormente negativa, 51% positiva y negativa al mismo tiempo y 45% mayormente positiva.
Respecto de la evaluación de Alberto Fujimori como personaje político, un 47% la considera mayormente negativa, 37% mayormente positiva y un 12% positiva y negativa al mismo tiempo. Acá yo hubiera respondido “mayormente positiva”; sus activos me parecen superiores a sus pasivos.
Calza ello con la evaluación del gobierno de Alberto Fujimori: un 44% lo considera mayormente positivo, 42% mayormente negativo y 12% que tuvo cosas positivas y negativas al mismo tiempo. Fujimori fue un gobernante extraordinario en lo bueno y en lo malo (derrota al terrorismo, reforma económica versus autoritarismo y corrupción), pero su legado final me parece positivo en el balance.
Un 51% considera que el fallecimiento de Alberto Fujimori impactará políticamente en el futuro del fujimorismo y un 41% considera que no. Me sumo a la mayoría. La muerte del patriarca, ocurrida en un momento de unidad familiar, le suma a Keiko Fujimori; el albertismo es una fuerza importante.
Discrepo de la respuesta que señala, en un 9.1%, que fortalecerá al fujimorismo y en un 18.5% que lo debilitará. A la postre, terminará beneficiando a Keiko y seguramente utilizará la figura del padre durante su campaña. Lo cual no es una buena noticia ya que, como dijimos ayer, la mejor noticia política para el país es que Keiko no pase a la segunda vuelta.
La única razón atendible para entender por qué alguien como Keiko Fujimori mantiene una relativamente alta tasa de aprobación o de intención de voto, es el recuerdo de la gestión del padre -calificada positivamente por la mayoría de ciudadanos-; no se halla otra explicación.
Porque las dos gestiones congresales del keikismo han sido un desastre mayúsculo. La del 2016, con inmensa mayoría, pudo darle el apoyo legislativo al gobierno de PPK, del mismo signo ideológico, y haber completado las reformas de segunda generación que se requerían luego de las del 90.
Pero no, llevada por resentimientos pueriles, condujo a su bancada al sabotaje y a la destrucción del gobierno de Kuczynski, llevándolo al final hacia la renuncia, abortando así la que quizás haya sido la última oportunidad histórica de la derecha de poder gobernar con mayoría absoluta en el Legislativo.
De peor modo, desde el 2021 en adelante, la gestión congresal del keikismo es penosa. Se ha convertido en comparsa y sostén del peor gobierno de los últimos lustros, excepción hecha del de Pedro Castillo. Se entiende en César Acuña, quien debe haber sopesado que nunca va a ser presidente del Perú, y que, en esa medida, lo único que le queda es sacar el mayor provecho posible de los gobiernos de turno. Pero no de Keiko, quien mantiene, según las encuestas, intactas opciones de pasar a la segunda vuelta el 2026.
El pacto Ejecutivo-Legislativo es lesivo para el Estado de Derecho y para el país. No ha aportado un solo proyecto de ley rescatable o que haya mejorado la vida de la sociedad peruana. Es una componenda para distribuirse cuotas de poder que ha tenido el descaro de incluir en la marmaja nada menos que a Perú Libre, corroborando así que lo suyo no responde a un proyecto político o ideológico sino a una simple repartija de canonjías.
¡Cuánto bien le haría al Perú que el 2026 Keiko Fujimori no pase a la segunda vuelta y que sea otro candidato de la centroderecha quien le dispute el poder al seguro candidato de la izquierda radical que de hecho será protagonista de la justa!
La guerra que está ocurriendo en el levante mediterráneo, encabezada por Israel y alentada por Irán, tiene dos aspectos que no podemos separar, uno geopolítico y otro teocrático.
Israel fue el primer país creado por un acuerdo internacional. Tras el holocausto, parecía una forma de protección a un pueblo perseguido, pero pronto se develó que se trataba de la recuperación histórica de un conveniente territorio situado entre Europa y Asia con salida al Mediterráneo: qué mejor puerto “europeo” para el petróleo. La justificación de la propiedad judía del territorio palestino se basó en dar por verdad absoluta que su Dios la había prometido. Tal es la postura del sionismo, movimiento nacionalista judío que surgió en Europa en el siglo XIX durante la terrible persecución que estaban sufriendo. No todos los judíos estaban de acuerdo, asumieron que se perdió el territorio siglos atrás y que si se mantenían unidos era por su religión. De ahí que muchas familias optaran por la asimilación, dispuestas a integrarse a otras sociedades, tal como ocurrió en Argentina. Opuestos, los que fueron a Palestina participaban del sionismo. De ahí que en Israel la postura hegemónica sea la de su actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien apela a Abraham y a su viaje a la tierra prometida. En Israel recuperaron el uso del hebreo, mantenido en sus textos religiosos y se aceptó no contar con una Constitución dado que la máxima ley no puede ser terrenal. De esta manera, las leyes básicas son la Torá, el Tanaj, el Talmud y el Shulján Aruj; y las leyes fundamentales son aquellas que determinan la organización de las instituciones públicas, las cuales abarcan desde el gobierno, el sistema de justicia y el poder militar hasta los sistemas de apartheid étnico y demolición.
A ninguna de estas leyes Israel puede recurrir actualmente para justificar los genocidios cometidos. Por eso su actual consigna es que pondrá fin al terrorismo iraní. Con ese término se designa a los movimientos políticos islamistas que actualmente gobiernan Gaza, Siria y el Líbano, que aunque tienen muchas diferencias tienen en común el ser auspiciados por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, fuerza armada de un gobierno considerado teocrático, dado que el líder supremo es elegido entre los clérigos islámicos chií, y tiene el control de los poderes del Estado. Esta forma de gobierno comenzó con la revolución islámica el año 1979. El último sha de Persia (el otro nombre de Irán), aliado de Estados Unidos, había reconocido en 1953 a Israel. Advirtiendo siempre que debía reconocerse a Palestina, el vínculo con Israel se rompe recién con la Revolución Islámica bajo el gobierno del ayatolá Jomeini y se declara a Irán protector de Palestina y la región árabe.
El islam es una religión que también se basa en los relatos bíblicos sobre Abraham. Para sus creyentes no hay más dios que Alá y la diferencia está en quién es el profeta: Moisés, Jesús o, en este caso Mahoma. Las principales escrituras del Islam son el Corán, que toma partes de la Biblia, pero que en este caso se cree que es la palabra textual de Dios, y las enseñanzas y prácticas (sunnah) de los relatos de Mahoma. Hoy, la cuarta parte de la población mundial es musulmana. Musulmán significa “el que se somete”, pues todas y cada una de sus acciones, desde la más personal hasta la militar están regidas por la orden de Dios. En Irán, tierra persa, prima el islamismo chiíta, y en Palestina, tierra árabe, los musulmanes son sunitas, por eso son tan distintos los gobiernos de Hezbolla en Líbano y de Hamas en Palestina.
Es una guerra cruel, pero difícil de entender, porque se disputan un territorio donde la política, la religión y las fuerzas armadas son cruelmente indesligables, y donde morir luchando puede ser la única forma de vivir.
El 82.4%, preguntado por IEP por quién votaría si se adelantasen las elecciones, señala que no sabe, no precisa o que por ninguno. Al 43%, según Datum, le interesa poco informarse sobre política y al 28% simplemente no le interesa. A un 68%, según IEP le interesa poco o nada la política. Un 42%, según Ipsos, no se identifica ideológicamente ni de derecha, ni de centro ni de izquierda.
Bolsón electoral presto a ser conquistado e indicador, por ende, de que nada está dicho para las elecciones presidenciales venideras, sueñan los candidatos más optimistas que aún no aparecen en el radar.
Sin duda, hay un porcentaje de indecisos al interior de los resultados estadísticos mostrados, que a la hora nona, terminarán decidiendo razonablemente, pero el grueso de los que aparecen allí son ciudadanos anómicos a los que no les va a interesar quién candidatea sino al momento de estar parado en la cola para ingresar a votar y terminará haciéndolo por el que esté de moda, el que más excéntrico le parezca, el que más joda al resto.
Años de destrucción del debate público, de la ausencia de políticas públicas que ameriten una discusión alturada, de ausencia de políticos (que se esconden para recién aparecer cada cinco años), carencia de cuadros tecnocráticos en el ámbito político, por más explosión de politólogos de la que seamos testigos, la desvinculación de la academia, la farandulización de los grandes medios de comunicación, son, entre otras razones, las causas de esta situación harto peligrosa para la sostenibilidad democrática del país.
Ese ciudadano descrito en las encuestas no vota por buenos candidatos, por programas de gobierno, por equipos tecnocráticos y políticos por más años que haya costado labrar, no se fija siquiera en la lista de candidatos al Parlamento. Es un voto antisistema por naturaleza y difícilmente va a aminorar de acá al 2026.
Ese es el lecho rocoso sobre el que se va asentar la jornada venidera y sería bueno desde ya que los candidatos decentes establezcan campañas ad hoc para ese público (hay tácticas de microfocalización que hoy permiten llegar a niveles o segmentos focalizados pequeños con relativa precisión). Si no, serán desbordados y ni se enterarán por qué.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), la inseguridad alimentaria es la carencia de acceso continuo a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un adecuado crecimiento y desarrollo, que le permitan a un individuo llevar una vida activa y saludable.
Para medir la inseguridad alimentaria se utiliza una escala que se basa en ocho preguntas sobre el acceso a una alimentación adecuada. Así, se identifican tres niveles de gravedad: leve, moderada y grave:
Es leve para quienes experimentan incertidumbre sobre su capacidad para obtener alimentos.
Es moderado si además de la incertidumbre no tienen suficientes recursos para llevar una dieta saludable y se quedan sin alimentos ocasionalmente.
Es grave cuando las personas se quedan sin alimentos y pasan todo un día sin comer en varias ocasiones durante el año.
El reciente informe anual de la FAO sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo es deprimente. Por tercer año consecutivo el hambre sigue siendo un problema mundial muy grave: entre 713 y 757 millones de personas no tuvieron acceso a alimentos en 2023. A nivel global, la proyección de la FAO es que a finales de esta década 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas.
Según el informe, los principales factores para el incremento del hambre en el mundo son los conflictos, las crisis económicas y el cambio climático. Este último fue el principal factor de la inseguridad alimentaria y malnutrición en 2023.
Si bien América del Sur muestra una reducción de inseguridad alimentaria, el Perú empeoró. En 2023, en nuestro país, 17.6 millones de personas padecieron de inseguridad alimentaria moderada o grave. Esto significa que el 51.7% de la población peruana se encuentra en esta situación. De esta cifra, 6.9 millones padecieron de inseguridad alimentaria grave, lo que representa un 20.3% de la población. Así, en comparación con los demás países de América del Sur, el Perú presenta el porcentaje más alto.
La inseguridad alimentaria en Perú afecta tanto a las áreas urbanas como rurales, aunque es en las zonas rurales donde se observa una mayor concentración de personas en situación de vulnerabilidad. Esto se debe a la pobreza, pero también al limitado acceso a alimentos nutritivos y la dependencia de la agricultura como un medio para subsistir. Con la presencia del fenómeno de La Niña en el Perú y la llegada de heladas en las regiones de la sierra, como Puno, Tacna, Huancavelica, Pasco, Junín, la agricultura se verá perjudicada.
Como dato adicional, el costo diario per cápita de una dieta saludable en Perú aumentó progresivamente, pasando de 3.28 dólares por persona en 2017 a 4.00 dólares por persona en 2022.
Ante esta situación, los gobiernos de la región, en colaboración con organizaciones internacionales y locales, han implementado diversas iniciativas para abordar la inseguridad alimentaria. Pero hacen falta más acciones, por ejemplo, construir sistemas alimentarios resistentes al clima es ahora urgente.
Keiko Fujimori ha recibido un claro impulso a su candidatura con la muerte de su padre y la imagen de reconciliación familiar que conllevó la buena relación entre ambos al final de la vida del exmandatario.
Según Ipsos, el recuerdo de Alberto Fujimori es altamente positivo. Un 44% siente pena por su muerte; 6% alegría. Preguntada la ciudadanía sobre el impacto de Fujimori en la historia, 61% dice que será más positivo y 31% más negativo. Un 56% se muestra de acuerdo con la rendición de honores, un 39% en desacuerdo.
Dependerá obviamente de Keiko Fujimori sacar partido de ese activo, porque, en principio, la mayoría estima que disminuirá la fuerza del fujimorismo, pero la lideresa de Fuerza Popular ya demostró saber sacarle manteca al albertismo en las elecciones del 2021. Probablemente haga lo propio para las del 2026.
Todo ello altera un poco la perspectiva electoral que de antemano existía (que dos candidatos de la izquierda radical pasen a la segunda vuelta) y recoloca a Keiko Fujimori en el partidor (ya las encuestas la colocan con alrededor de 10% de intención de voto, con lo cual pasa probablemente a la vuelta definitoria).
A ver si con eso, los candidatos de la centroderecha entienden que el rival a derrotar no es, en la primera vuelta, la izquierda, sino Keiko Fujimori. El antifujimorismo, habitualmente identificado con la izquierda, tendrá que pasar a ser una parte del arsenal político de la centroderecha.
Material de sobra tienen. El autoritarismo y corrupción de los 90 deberán ser traídos al presente. La irresponsabilidad macroeconómica del segundo mandato de Alberto Fujimori. La violación constitucional de querer una segunda reelección. Su postulación al Senado japonés. Su encubrimiento al grupo Colina. Etcétera, etcétera.
Una derecha liberal antifujimorista deberá ser el signo político que adquiera cualquier candidatura que pretenda encaramarse por encima de Keiko Fujimori y evitar que sea ella la que pase a la segunda vuelta y seguramente pierda la elección contra quien se le ponga al frente. Normalmente, el antifujimorismo se activa en la segunda vuelta. Será responsabilidad de la centroderecha (porque a la izquierda le conviene que su rival sea Keiko Fujimori), quien se encargue de ello.
[La columna deca(n)dente] Hoy nos enfrentamos a una de las más graves amenazas contra la vida, la seguridad y el derecho al trabajo: el crimen organizado. Los transportistas se han visto obligados a paralizar sus labores, no por capricho, sino como un acto desesperado en defensa de sus vidas. Este paro es un grito de auxilio ante la extorsión, la violencia y el terror que imponen las mafias criminales.
Estas organizaciones, fortalecidas por leyes que favorecen sus acciones gracias al Congreso y por la colosal inacción del gobierno, han llegado al extremo de disparar contra las unidades de transporte, lanzar granadas, quemar vehículos y asesinar a conductores que no pagan los llamados “cupos”. Ante esta brutalidad, los transportistas han decidido suspender sus actividades como única forma de exigir protección y justicia. Hoy, más que nunca, el gobierno y el Congreso tienen el ineludible deber de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos y su derecho a trabajar en libertad, sin temor a perder la vida.
Un Estado que no puede proteger a su población se convierte en un Estado fallido. Las leyes, en lugar de combatir la criminalidad, han otorgado a estas organizaciones criminales una mayor capacidad de acción. Esas leyes, lejos de frenar el avance del crimen, han empoderado a las mafias, exacerbando su violencia y control sobre sectores como el transporte y los pequeños negocios.
La negativa del Congreso a derogar las leyes que claramente han fortalecido al crimen organizado es, cuando menos, preocupante. ¿Cómo se explica que congresistas de Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Perú Libre, Podemos, entre otros, cuya principal responsabilidad es velar por el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos, insistan en mantener normas que benefician a las mafias? Esta pasividad, que raya en complicidad, genera sospechas de intereses comunes con las organizaciones criminales para garantizar su impunidad. La inacción del Congreso no solo perpetúa la violencia, sino que lo convierte en un actor clave en la crisis que enfrenta el país. El silencio legislativo, frente a la creciente evidencia de que estas leyes alimentan el caos y la inseguridad, es una traición directa a los ciudadanos. La falta de voluntad política para revertir estas normativas plantea una dolorosa pregunta: ¿quiénes se benefician realmente de esta protección legal a las organizaciones criminales?
Finalmente, exigimos al gobierno, al Congreso y a todas las autoridades competentes que tomen medidas urgentes y efectivas para desmantelar estas organizaciones. No podemos permitir que el país se hunda en el caos, donde la vida y la seguridad de los ciudadanos se vuelven negociables. Es momento de actuar con firmeza: derogar las leyes que favorecen al crimen organizado y restaurar la confianza en las instituciones. El país necesita un gobierno que proteja a sus ciudadanos, defienda la vida y recupere el control de la seguridad. La vida es el valor más sagrado y está en juego. ¡No más inacción, no más impunidad, no más leyes que favorecen la criminalidad!