Si a Sagasti le va bien, crecen las posibilidades electorales de Julio Guzmán, candidato del mismo partido. Si al actual Presidente le va mal, afectará significativamente las naturales expectativas del candidato morado.
¿De qué depende de que a Sagasti le vaya bien? Básicamente de dos temas, que ya están siendo suficientemente álgidos: la llegada de las vacunas y el desborde social. Lo primero no es culpa suya, sin duda, sino más bien de la mediocre gestión ejecutiva de Vizcarra, pero la opinión pública mira con atención qué solución le va a dar al problema. Si llegamos a enero o febrero sin luz en el horizonte, el descrédito va a ser mayúsculo. Y si encima sobreviene una segunda ola, mejor que Guzmán vaya pensando en buscarse otro empleo que no sea el de candidato.
Respecto de la protesta social, puede haber algo de manipulación de algunos partidos de izquierda, pero no explican el problema. Hay embalse de expectativas y las calles son el mecanismo para resolverlas. Si el gobierno no dispone los adecuados canales de diálogo y en los casos que sea necesario, no dispone una correcta represión policial, el tema puede escapársele de las manos y provocar una crisis política suficientemente poderosa para arrastrar con ella las tasas de aprobación a la gestión gubernativa.
Sagasti está recibiendo fuego cruzado tanto de la derecha como de la izquierda (lo que, de paso, le hace la campaña a los morados), pero lo cierto es que hasta el momento, en los dos frentes señalados, se juega el todo por el todo. Se espera que Mazzetti enmiende los groseros errores cometidos y que un correcto José Elice arregle el entuerto generado por sus antecesores.
Muchos de los ataques provienen, sin duda, del intento de afectar a Guzmán, a quien se ve como potencial protagonista de una jornada electoral que será muy reñida: si continúa el descenso de Forsyth vamos a llegar a las postrimerías de la primera vuelta con un pelotón de candidatos, ninguno de ellos con dos dígitos.
La suerte de Guzmán va a estar atada obviamente a su propio desempeño. Lo ayuda, además, tener una buena bancada, responsable y proactiva, pero Sagasti es su referente principal. Puede ser su ancla como su boya salvavidas.