Al gobierno lo único que le interesa es que ellos y sus allegados se beneficien, sin importarle como afecta eso al país. Quienes los acusan de comunistas, en realidad les están haciendo un favor, porque les están asignando principios, ideología y direccion a un grupo que no lo merece. Con esas acusaciones lo único que logran es alienar a los izquierdistas que se dan por ofendidos y en vez de unirse con la oposición para luchar contra la corrupción, terminan identificándose con el gobierno o manteniéndose pasivos.
La reciente propuesta del gobierno de consultar si se desea una nueva constitución es una contraofensiva con el objetivo de distraer la atención. El mensaje es: déjennos tranquilos porque si no vamos a insistir con la nueva constitución.
Lamentablemente el Congreso no está haciendo el papel de control que le corresponde, porque, creo esta parcialmente capturado por los mismos intereses que el gobierno.
La situación es intolerable y para enfrentarla es necesario que los políticos de izquierda y derecha que estén a favor de un Estado competente y honesto se unan más allá de sus diferencias ideológicas y errores del pasado. En este momento la prioridad es salvar al país del caos en el que está sumido y eso significa dejar atrás rencillas y concentrarse en recuperar al país y salvarle la vida a la democracia.
Este frente unificado de oposición debe trabajar con el Congreso para que haga el control debido y viabilizar la protesta ciudadana organizada y respetuosa de la ley. Está claro contra que hay que luchar y porque hay que hacerlo.