Opinión

En la era de la información ilimitada y las opiniones inagotables, surgen unos héroes improbables: los censores modernos. Equipados con una moralidad autoimpuesta y una lista interminable de temas tabú, como el terrorismo, los derechos humanos y el conflicto armado interno, estos defensores de la sensibilidad pública están decididos a salvarte de ti mismo.

¿Quiénes son estos adalides de la moderación? Son individuos selectos, cuidadosamente elegidos por su capacidad para detectar el más mínimo atisbo de controversia en películas, libros y cualquier medio de expresión imaginable. Su misión es simple: protegerte de cualquier idea que pueda hacerte pensar demasiado, cuestionar el status quo o las historias oficiales.

Armados con bolígrafos rojos y una firme convicción en su propia infalibilidad moral, los censores modernos se abalanzan sobre el arte, la literatura y el cine como cazadores furtivos en busca de presas peligrosas. ¿Una palabra mal colocada? ¡Censurada! ¿Un personaje que desafía las normas sociales? ¡Censurado! ¿Una trama que puede ofender a alguien? ¡Por supuesto, censurada!

Pero no se preocupen, ciudadanos y ciudadanas, estos guardianes de la moralidad están aquí para protegerles. ¿Quién necesita libertad de expresión cuando puedes tener una versión pasteurizada del arte, la literatura y el cine? ¿Quién necesita diversidad de ideas cuando puedes tener un pensamiento único como el “pensamiento Fujimori” (Rosangella Barbarán dixit), convenientemente filtrado y empaquetado para tu consumo?

Y así, mientras los censores modernos patrullan las fronteras de lo políticamente correcto, nosotros, el público, nos hundimos cada vez más en un mar de mediocridad intelectual. Después de todo, ¿quién necesita desafiar sus propias creencias cuando puedes tenerlas validadas constantemente por aquellos que saben lo que es mejor para ti?

Ah, pero hablemos de un incidente reciente que ha capturado la atención de todos: la cuasi censura de la película «La piel más temida» por parte de Paco de Piérola, el censor más vigilante de la industria cinematográfica nacional. ¿Qué fue lo que le molestó a Piérola? ¿Quizás el reflejo incómodo de la sociedad en el espejo del cine? ¿O tal vez la audacia del cineasta Joel Calero de desafiar las convenciones narrativas y mostrarnos la complejidad de las personas ante situaciones difíciles? No, nada de eso. Fue simplemente que la palabra “terrorista” no se mencionó 666 veces para evitar que se “romantice el terrorismo”. ¡Qué barbaridad!

Y como si la tarea de censurar películas y libros no fuera suficiente, ahora también tenemos la propuesta de la participación de militares y policías dispuestos a decirnos qué es lo que podemos ver y qué no en el cine. ¿Quién necesita críticos de cine cuando puedes tener a un sargento dictando tus preferencias cinematográficas? Porque, claramente, lo que necesitamos en nuestra vida ya abrumada por decisiones es que un oficial nos diga si una película es apta para nuestro consumo cultural. ¡Qué alivio saber que nuestras fuerzas armadas estarán dedicando tiempo y recursos a protegernos de las tramas peligrosas y de las palabras no dichas!

Entonces, levantemos nuestras copas a los censores modernos, esos guardianes incansables de la ignorancia y la monotonía. Porque en un mundo donde la libertad de expresión es una molestia y el pensamiento crítico es un lujo, su labor es verdaderamente invaluable. ¡Larga vida a la censura moderna! O mejor dicho, ¡no tan larga, por favor!

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Uno de los desafíos que enfrentan las orquestas sinfónicas  es cómo conectar a las grandes multitudes. Para lograrlo,  suelen interpretar temas muy conocidos por la audiencia, como las bandas sonoras de películas famosas o canciones populares. Sin embargo, esto a menudo lleva a que se descuiden las obras de los grandes compositores clásicos.

Esta situación refleja un cambio en la sociedad actual, donde la atención se fragmenta y los gustos musicales se diversifican. La música clásica, que antes era venerada y ocupaba un lugar destacado en la cultura popular, ha sido desplazada por otros géneros más comerciales. Los promotores culturales, con una actitud sesgada, piensan que no será del gusto del público mayoritario.

No creo que sea así, necesariamente. Se actúa con prejuicio y nos dejamos absorber por estereotipos culturales que limitan nuestra apreciación de la música clásica. Es un error pensar que la música clásica es incompatible con la sociedad actual. Por el contrario, puede ofrecer una alternativa valiosa en un panorama cultural saturado de entretenimiento superficial y efímero. En una sociedad líquida, donde las preferencias y las tendencias cambian rápidamente, la música clásica tiene el potencial de ofrecer una experiencia profunda y duradera que trasciende las modas pasajeras.

Es importante evitar caer en el error de pensar que la música clásica ha perdido su atractivo para el público. De hecho, aún existe un gran interés por este género entre personas de todas las edades y procedencias. Es difícil no quedar inerme y sentirse abrumado ante composiciones como la Novena Sinfonía de Beethoven, La Flauta Mágica, La Cabalgata de las Valquirias o la Pequeña Serenata Nocturna. 

Para fomentar el consumo de música clásica, es fundamental adaptarse a las dinámicas contemporáneas y encontrar formas innovadoras de presentarla y promoverla. La solución no consiste, por supuesto, en crear versiones edulcoradas como ‘Mozart para niños’ o ‘Beethoven para niños’, similares a adaptaciones infantiles de los grandes clásicos literarios. Todo lo contrario: el desafío radica en ofrecer al público las versiones originales de estas obras maestras de manera atractiva para las audiencias contemporáneas, sin sacrificar la calidad artística ni la profundidad de las composiciones.

Ese es precisamente el mérito de Mateo Chiarrella, quien ha escrito y dirigido la saga de Sisi y Lala, donde introduce a un público neófito al extraordinario universo clásico de la música, la ópera y el ballet.

Actualmente, bajo la dirección de Lucho Tuesta, se presenta la obra “Mozart interactivo” en el Teatro Ricardo Blume. Esta experiencia innovadora permite al público participar de manera activa en la obra, sin que esto resulte incómodo o molesto.

En «Mozart interactivo», se presentan los diferentes episodios de la vida del genio Wolfgang Amadeus Mozart, desde su descubrimiento como niño prodigio hasta su muerte. La obra es entretenida pero no plana; también muestra las penurias y contradicciones por las que pasó Amadeus, incluidos los conflictos con su padre, quien quería controlar su alma libre, así como los problemas maritales, agravados por la miseria económica, y la profunda tristeza por la muerte de la mayoría de sus hijos.

Uno de los elementos más interesantes de esta obra es que está realizada con música en vivo. El público, además de disfrutar de una interesante y amena historia, podrá empaparse de una fina selección del legado musical de Amadeus, sublime y monumental.

Así como gracias a la lucha tenaz de las protagonistas y de una valiente defensa legal, al fin dos mujeres decidieron optar por la eutanasia en un caso y dejar de recibir asistencia forzada para seguir viviendo en el otro, luego de una ardua batalla legal, ojalá llegue el día en el Perú que los derechos civiles alcancen el estatus que en otros países, inclusive de la región, ya existen.

El derecho al matrimonio homosexual, al aborto, la despenalización de las drogas, la educación obligatoriamente laica, por ejemplo, deberían ser parte de una agenda civil liberal, que ya merece ser puesta en discusión. No va a tener resultados al inicio, porque el pensamiento conservador y reaccionario de la mayoría de las élites y el pueblo se opondría a ello, pero no hay mejor ladrillo para empezar a construir una edificación que una idea. Y de eso se trata, de ir construyendo un tejido ideológico que poco a poco vaya calando en sectores crecientes de los tomadores de decisión.

Vivimos tiempos difíciles, en donde los extremos ideológicos se abrazan en la misma línea moralmente conservadora, pero hay un dinámico y potente centro liberal que tiene la obligación de empezar a hacerse sentir en estos fueros, por más que inicialmente sean “políticamente incorrectos”.

Ya de por sí es difícil marcar una agenda capitalista democrática, en un país donde el libre mercado sigue siendo un ideal lejano, en medio de un capitalismo mercantilista por parte de la derecha y posturas estatistas por parte de la izquierda; y donde la democracia se asume como algo superfluo, maleable, ajeno al Estado de Derecho, y es manoseada y pervertida desde todos los frentes sin rubor.

Con mayor razón, será más difícil, desplegar la otra agenda, la que completa la propuesta liberal, de ser procapitalista competitiva, democráticarepresentativa y moralmente libertaria. Pero ya llegó el momento de empezar a marcar esa ruta y exponer en cuanto foro cívico sea posible la necesidad de construir esa plataforma.

La libertad es un sueño republicano incumplido. La hemos gozado en retazos, parcialmente, luego degradada y pervertida. Es indivisible su apuesta por la economía, la política y la moral. Ese debe ser el mensaje ideológico que luego deberá calar en el ámbito de las políticas públicas.

Muchos ingenuos le quitan peligrosidad al escenario del 2026, asumiendo que aun si ganara un radical extremista, al final terminaría gobernando, en el peor de los casos, como Pedro Castillo. Se equivocan groseramente y revelan una miopía política extrema.

Si el 2026 gana Antauro Humala, Guido Bellido o Aníbal Torres, lo harán con el voto aluvional del sur andino, que les va a permitir de arranque tener una holgada bancada parlamentaria. Y esta vez perfeccionarán el método de reclutamiento de un imberbe Castillo. Lo más probable es que logren amasar una mayoría congresal.

Con ese telón de fondo, y con la armazón ideológica de cualquiera de los mencionados, queda claro que esta vez sí, a diferencia de Castillo, van a arrasar con la economía de mercado parcialmente vigente hoy en día, que nos vamos a conducir al estatismo de los 70, y que la catástrofe económica va a ser brutal.

La democracia será una pelotudez. Harán tabla rasa de ella. La separación de poderes será vulnerada desde el primer día e instituciones como la prensa libre serán demolidas (ya Antauro anuncia la expropiación de todos los canales de televisión de señal abierta).

La oposición, en esa medida, carecerá de potencia para evitar la pendiente que se produciría si tal escenario se concreta en el país. Sería un apocalipsis para la economía libre y la democracia.

Eso es lo que está en juego. Y la centroderecha actúa con una irresponsabilidad punible al respecto, no dando los pasos necesarios para consolidar una apuesta sólida, plural, coaligada entre varias agrupaciones, etc., que impida que el país se deslice por la misma pendiente que han recorrido países como Venezuela o Nicaragua. Como bien se dice en el libro Memorias de África, de Isak Dinesen, la burguesía suele no reconocer la tragedia, no la tolera y no la vislumbra.

De esa no salimos así nomás. Nos costaría décadas de sufrimiento social, económico y político, lograr revertir esa caída en el autoritarismo populista radical que la izquierda expone, por medio de sus principales voceros, para una contienda que ya está a la vuelta de la esquina.

La del estribo: extraordinario libro La llamada, de la fenomenal cronista Leila Guerriero. Versa sobre la vida de una exmontonera que estuvo detenida en la ESMA, en Argentina, sometida a torturas y que logró sobrevivir. El libro es palpitante de principio a fin.

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La casa de Mamá Adelina y Papá Amador siempre fue un recinto lleno de respiro familiar. Los Ballumbrosio cobijaron en Chincha a diferentes artistas y compartieron sin refreno todo su conocimiento no solo musical, sino tradicional en general: recetas culinarias, remedios caseros, historias ancestrales, entre otros. Yo tuve la inmensa suerte de participar en numerosas ocasiones en esos festejos y visitas gracias a mi relación con Filomeno Ballumbrosio, el primogénito de la mítica pareja, que me trataron siempre con cariño de padres y mentores en asuntos de la vida. Fue gracias a Filomeno, o «Meno», como cariñosamente lo llamamos siempre, que aprendí muchos secretos del arte de la música afroperuana y la sabiduría popular que conlleva. 

En los ochenta, muchos investigadores y estudiantes curiosos comenzaron a abrirse al heterogéneo panorama artístico de nuestro país e incluyeron así en sus obras diferentes perspectivas de la nación. El poeta César Calvo, por ejemplo, produjo un texto documentado que tituló “Es Amador”, en el que relata la vida de don Amador Ballumbrosio Mosquera. De hecho, fue a través de la amistad de Cesar Calvo que personajes importantes de nuestro acervo musical afroperuano como Nicomedes Santa Cruz empezaron a frecuentar Chincha. El reconocido músico Micky González también se nutrió de las técnicas e instrumentos afroperuanos de Chincha para enriquecer su propia producción musical rockera. El zapateo, esa musicalidad que se desprende de la tierra con el contacto de los pies, crea un ritmo único, y era protagonizado con increíble maestría por don Amador. Aparte de eso, el cajoneo también insufló de vida muchas manifestaciones artísticas, tanto que Joan Manuel Serrat lo incorporó a algunas de sus canciones.

Por otro lado, Mamá Adelina siempre pensaba y cuidaba detodos nosotros. No solamente nos alimentaba con riquísima y mágica comida, preparada en los tradicionales calderos y ollas de barro que desprendían aromas exquisitos, sino que también nos chequeaba, como escaneándonos, y conversaba con nuestras mentes, porque hasta en el silencio Mamá Adelina sabía qué sucedía en cada uno. 

Todos esos recuerdos intensos se plasmarán muy pronto en un evento que no pueden perderse. La renombrada fotógrafa Jeannine Ferrand presentará una exposición de imágenes históricas de la gran pareja fundadora afroperuana junto a sus quince hijos, titulada “Adelina y Amador”. Ferrand pudo retratar a la familia en pleno enseñándonos ciertos segmentos de rutina diaria, así como numerosas imágenes posando para la cámara. En todas las fotos se distingue a la familia compartiendo quehaceres y actividades emblemáticas y distintivas: escenas de la vida cotidiana, manifestaciones de su arte, bailes espontáneos, preparación de comidas y muchas más.

Jeannine Ferrand (Lima, 1954) es una fotógrafa independiente con más de 45 años de experiencia en el campo de la fotografía documental y artística. Ella pudo viajar a El Carmen numerosas veces en los ochenta y capturar así estas hermosas e importantes imágenes de los Ballumbrosio.  

Este miércoles 8 de mayo al mediodía será la inauguración en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Cancillería, ubicado en Jirón Ucayali 391, Lima 1. Por supuesto, el ingreso es libre.

¡Vamo pa’la exhibición, familia!

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El trecho en carretera desde el pueblo de Lambsheim (Renania-Palatinado) —donde actualmente resido— hasta la ciudad de Dortmund (Renania del Norte-Westfalia) es de unos 330 kilómetros, pero el pasado sábado 27 de abril valía la pena hacer ese recorrido de entre tres y cuatro horas. Pues en Dortmund, en un evento organizado por las Misiones Católicas de Habla Española, iba a dar una conferencia —“Sanando las heridas espirituales provocadas por el maltrato”— el sacerdote español Luis Alfonso Zamorano (nacido en 1974), miembro de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.

Para mayor detalle, el P. Zamorano realizó labor pastoral en Chile durante veinte años y es magíster en acompañamiento psico-espiritual por la Universidad Alberto Hurtado de los jesuitas, con sede en Santiago de Chile. También es autor de un informe sobre las Siervas del Plan de Dios, la comunidad de monjas fundada por Luis Fernando Figari, detallando en ese informe los graves abusos que se cometieron en perjuicio de muchas de sus integrantes, similares a los abusos que muchos experimentamos en el Sodalicio de Vida Cristiana. Según lo dicho por el P. Zamorano en su conferencia en Dortmund, de esta comunidad se habrían retirado unas cincuenta monjas, veinticinco de las cuales sufrirían de fibromialgia, «una enfermedad crónica que se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado, con una exagerada hipersensibilidad […] en múltiples áreas corporales y puntos predefinidos […], sin alteraciones orgánicas demostrables” (Wikipedia en español). Lo cual confirmaría lo que muchos sospechábamos: que la espiritualidad sodálite sería un caldo de cultivo de muchas enfermedades, sobre todo psíquicas y psicosomáticas.

Para muchos de los asistentes, en su mayoría jóvenes católicos residentes en Alemania y provenientes de varios países de Latinoamérica, lo que escucharon del P. Zamorano fue algo novedoso. Si bien para mí nada de lo que dijo fue algo que yo ya no supiera, lo que sí me sorprendió es escuchar por primera vez de labios de un cura católico una exposición tan detallada y estructurada sobre la temática de los abusos en la iglesia católica, sin intentar una justificación sembrada de excusas encubridoras, atribuyendo el problema a unas cuantas manzanas podridas, como ya hemos escuchado en varias ocasiones de clérigos desde los más altos niveles hasta de quienes ostentan poca autoridad, manteniendo la creencia en la santidad de un sistema eclesiástico que, tal como existe en la actualidad, propicia que se cometan abusos.

El P. Zamorano fue deconstruyendo varios de los mitos que existen sobre los abusos en la Iglesia:

– que el abuso sexual es lo mismo que violación, cuando en realidad abarca una amplia gama de acciones, muchas de las cuales pueden darse sin que haya habido contacto físico entre el abusador y su víctima;

– que los niños olvidan rápidamente lo sucedido, sobre todo si se trató solamente de tocamientos, cuando en realidad bastan unos cuantos segundos para marcar un antes y un después en toda una vida;

– que sólo los varones menores de edad sufren abusos, cuando en realidad también hay muchos abusos en perjuicio de niñas;

– que el abusador suele ser una persona extraña o ajena a la víctima, cuando en realidad forma parte del entorno cercano de la víctima, es una persona de confianza y suele despertar la simpatía de quienes le conocen;

– que el abusador es una persona con trastornos psicológicos o con una sociopatía, cuando en realidad esto no tiene que ser cierto, y el abusador suele ser la mayoría de las veces una persona considerada normal pero con carencias afectivas;

– que la homosexualidad de algunos clérigos y religiosos tendría una relación directa con los abusos, cuando en realidad no existe esa relación, pues eso sería como atribuirle a la heterosexualidad la existencia de tantas violaciones de mujeres;

– que la justicia y reparación son menos importantes que la sanación espiritual y psicológica y, por lo tanto, las víctimas no deberían necesariamente exigirlas y deberían contentarse con poder dar vuelta a la página, cuando en realidad la justicia y reparación forman parte importante del proceso de sanación;

– que las víctimas, sobre todo en contextos cristianos, deben perdonar a sus agresores para lograr la paz interior, cuando en realidad el perdón no puede ser exigido como requisito a ninguna víctima, pues se trata de una decisión autónoma que ésta tomará o no, si lo considera necesario y se encuentra preparada para hacerlo, resaltando además que el perdón no significa de ninguna manera renunciar ni a la justicia ni a la memoria de lo sucedido.

Respecto a este último punto, señaló que el tema del perdón suele ser manipulado para revictimizar a los afectados por abusos, sobre todo cuando éstos, con todo derecho, no están todavía dispuestos a perdonar.

Pero tal vez lo mas interesante es que el P. Zamorano incidió en que a cualquier abuso le precede un abuso espiritual, utilizando el abusador no sólo la autoridad y el ascendiente que le da su investidura religiosa para perpetrar el delito, sino también la misma religión como justificación de sus actos. «Las víctimas llegan a creer que Dios es cómplice del abuso», ha declarado una vez el P. Zamorano. Y por eso mismo, para muchos el proceso de sanación pasa por un rechazo de toda creencia religiosa.

Luis Alfonso Zamorano ha plasmado sus reflexiones e investigaciones en dos libros:

“Ya no te llamarán ‘abandonada’: Acompañamiento psico-espiritual a supervivientes de abuso sexual (2019)” y “Te llamarán ‘mi favorita’: Sanando la herida espiritual provocada por los abusos” (2024), ambos publicados por la editorial católica española PPC.

Como también es cantautor, el P. Zamorano terminó su ponencia cantando, acompañado de su guitarra, una canción sobre el tema de sanación de las heridas, compuesta por él mismo. Como yo también lo soy, le hice llegar vía WhatsApp una grabación casera con una canción que compuse hace más de un lustro y que lleva el título de “Sobreviviente”.

Esta canción —hecha de la carne, hueso y sangre de mi propia biografía, como otras muchas que he compuesto— adquirió un significado especial para mí durante el encuentro efectuado en septiembre de 2023 en Roma, organizado por Ending Clergy Abuse, una asociación internacional de víctimas de abuso eclesial. Había en ese encuentro sobrevivientes de abusos originarios de países de los cinco continentes, creyentes y no creyentes, personas de diversa orientación sexual (heterosexuales, homosexuales, transgénero), todos comprometidos en acabar con el abuso que el sistema eclesiástico favorece y permite. Las manifestaciones pidiendo “tolerancia cero” para los abusadores y encubridores que los protegen las efectuamos cerca del Vaticano, con cobertura de la prensa internacional. En otro momento quienes hablábamos español tuvimos una reunión aparte en el hotel, al final de la cual canté mi canción “Sobreviviente” a viva voz, poniendo en ella alma, corazón y vida. Terminada mi interpretación, había lágrimas en la mayoría de los ojos y comprendí lo que también me escribió el P. Zamorano después de escucharla: «es un tema potente».

He aquí la letra de esta canción mía:

SOBREVIVIENTE

Autor y compositor: Martin Scheuch

adiós infancia querida / que ya no revivirás / ahogada por la inmundicia / de quien fingía bondad

adiós juventud perdida / que ya nunca gozarás / de los delirios de savia nueva / descubriendo la vida / ventura que fue encerrada / secuestrada / aprisionada / enrejada en su corazón

jamás te rendiste en tu guerra / sobreviviente / jamás sometiste tu esfera / sobreviviente / aunque estrías severas / surquen tu alma y cantera / pero no tu madera / sobreviviente

quisiste alcanzar una estrella / sobreviviente / quisiste alumbrar primaveras / sobreviviente / restañando las mellas / en tu huella señera / izarás tu bandera / sobreviviente

adiós inocencia mordida / por fauce tan criminal / el colmillo de la insolencia / fachada de santidad

adiós libertad herida / soñando volver a volar / en la frescura de la insurgencia / sin temor ni obediencia / fraguando una firme entraña / liberada / germinada / emancipada de la sumisión

jamás te rendiste en tu guerra / sobreviviente / jamás sometiste tu esfera / sobreviviente / aunque estrías severas / surquen tu alma y cantera / pero no tu madera / sobreviviente

quisiste alcanzar una estrella / sobreviviente / quisiste alumbrar primaveras / sobreviviente / restañando las mellas / en tu huella señera / izarás tu bandera / sobreviviente

cuerda valiente / piedra sangrante / rueda sufriente / vena doliente

voz inquietante / sol renaciente / luz transparente / sobreviviente

Para terminar, quiero citar unas declaraciones que el mismo P. Zamorano le hizo en marzo de 2019 al periódico digital español Público:

«El abuso sexual es el Everest de todos los traumas. No lo digo yo, sino el pianista James Rhodes, y te puedo asegurar que lo he constatado. Es como un bombazo en el aparato psíquico del menor con consecuencias impredecibles. Fíjate que los psiquiatras para describir las consecuencias psicológicas que sufren estas víctimas usan el término de estrés post traumático, el mismo que se da a los supervivientes de las guerras. Los abusados son auténticos supervivientes, es una hazaña seguir adelante después de algo así».

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Coalición Ciudadana, Idea Internacional, Transparencia, Capitalismo consciente, son algunas de las ONG que bien podrían abrir un filón de trabajo vinculado a la supervisión y evaluación de los millares de candidatos que vamos a tener para el próximo Congreso (con más de treinta partidos y dos cámaras, el número va a ser aluvional).

Y los empresarios estar llanos a dar fondos para estos fines. Los objetivos son claros y no tienen ninguna connotación política partidarizada, así que no debería haber temor de ser luego atrapados por la moledora de carne abusiva y muchas veces irracional del Ministerio Público y el Poder Judicial, como ya ha ocurrido en casos semejantes y que hasta ahora está con carpetas abiertas manteniendo en zozobra a donantes sanos y éticos que solo cometieron el error de hacer algo que a un fiscal enfebrecido se le ocurrió ocultaba un apoyo encubierto y criminal a la candidatura de Keiko Fujimori.

Va a ser crucial que si queremos aspirar a que el próximo lustro sea el inicio de una refundación republicana que nos saque de la crisis profunda en la que se encuentra el sistema político institucional, cribar a quienes vayan a ocupar una curul. No podemos repetir un Parlamento de mochasueldos, “niños”, vinculados a la minería ilegal y demás actividades ilícitas, llanos a zurrarse en toda cautela de respeto a la institucionalidad democrática, como hoy sucede.

No bastará con un Ejecutivo afiatado, con un buen líder, forjado en base a una sólida alianza electoral y centenares, si no miles de tecnócratas dispuestos a dar su cuota de sacrificio para sacar al país de las ruinas en las que el régimen de Dina Boluarte lo va a dejar, sino que se requiere ver en perspectiva que nada de ello va a funcionar si a la par no se logra una mayoría congresal sana y eficaz, técnica y políticamente dispuesta a hacer de su representación una actividad política democrática e institucional.

Un amigo congresista me comentaba que no había pasado ni un día desde que había juramentado y ya la gente lo insultaba en la calle. Eso debe revertirse rápidamente. El Congreso debe recuperar su prestigio y la actividad política su signo de vocación de servicio, que acarree, por ende, crédito y mérito público.

Acaba de fallecer, el 1 de mayo -feriado por el Día Internacional del Trabajador y de marchas ciudadanas en el Centro de Lima ninguneadas por la gran prensa- uno de los músicos británicos más importantes y anónimos de lo que solemos identificar como “rock clásico”, categoría genérica y algo arbitraria que abarca todo lo que se grabó entre 1960 y 1989, aproximadamente. Me refiero a Richard Tandy, tecladista y lugarteniente de la formación original de Electric Light Orchestra, una de las bandas de pop-rock más interesantes y exitosas de su tiempo, liderada por el compositor, guitarrista, cantante y productor Jeff Lynne. Tandy, cuyos problemas de salud lo tenían alejado de la música desde hace algunos años, falleció a los 77, en Gales, país donde residía desde el año 2010.

Para nadie es un secreto que la marca registrada de E.L.O. fue siempre su sección de cuerdas -un violín y dos cellos-, recurso que en su momento fue totalmente innovador y único que utilizaron desde su álbum debut, allá por 1971. Pero detrás de ese sonido sinfónico que heredaron y perfeccionaron a partir de los arrestos beatlescos en Eleanor Rigby (Revolver, 1966) o A day in the life (Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, 1967), estaba la destreza y el arsenal de instrumentos de Tandy, conformado por pianos acústicos, teclados Minimoog, Clavinet, mellotrones, órganos y pianos eléctricos Wurlitzer, sintetizadores Oberheim, Moog, Yamaha y ARP y otros artilugios tecnológicos, en diversos modelos. 

Además de ser experto un guitarrista y bajista, el nivel de Richard Tandy como tecladista le permitió ubicarse en el mismo escalafón de otros superdotados como Keith Emerson (Emerson Lake & Palmer), Tony Banks (Genesis), Richard Wright (Pink Floyd) o Rick Wakeman (Yes), pero en contextos más relacionados al pop-rock melódico que al progresivo propiamente dicho, menos convencional y de texturas instrumentales más anquilosadas y difíciles de asimilar para el oyente promedio. Además, era la mano derecha de Jeff Lynne a la hora de escribir armonías vocales, arreglos para cuerdas y organizar la producción de sonido, mezclas y efectos de estudio. 

Richard Tandy se unió al grupo en 1972, después del lanzamiento de su primer LP, aunque ya había trabajado junto al baterista Bev Bevan, en los años previos a la transformación de The Move en la formación primigenia de “la orquesta de la luz eléctrica”. Entre 1972 y 1986 la banda produjo once exitosos álbumes -uno de ellos para la banda sonora de Xanadu (1980), compartiendo canciones con la australiana Olivia Newton-John (1948-2022)- que vendieron, en conjunto, más de 50 millones de copias alrededor del mundo. En todo ese tiempo, Tandy, Lynne y Bevan se mantuvieron como integrantes estables del grupo. 

El rock y la música clásica comenzaron a cruzar sus caminos pocos años después que las primeras estrellas de aquel ritmo que enloqueció a los jóvenes y escandalizó a sus padres -Bill Haley, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Elvis Presley- se impusiera como la principal expresión de rebeldía adolescente a finales de los años cincuenta. Si artistas como The Beatles, The Rolling Stones, Frank Zappa, The Moody Blues o Deep Purple, entre otros, ya habían experimentado ocasionalmente con ensambles sinfónicos en sus grabaciones, con resultados diversos, nadie había logrado integrar guitarras, baterías, violines y cellos con solidez y coherencia. Hasta que apareció Electric Light Orchestra, que se atrevió a incorporar un trío de cuerdas como parte de su formación estable en lugar de usarlo como un simple acompañamiento o colaboración esporádica.

No se puede contar la historia de esta banda sin hablar de The Move, conjunto de blues-rock psicodélico formado en 1965 en la ciudad británica de Birmingham. De la mano de su líder, un extravagante vocalista, compositor y multi instrumentista llamado Roy Wood, The Move llegó a participar en la primera edición del legendario Isle of Wight Festival (1968) y colocó algunos temas en las radios de entonces. En 1970 ingresa al grupo el guitarrista y compositor Jeff Lynne, amigo cercano de Wood. Ambos compartían mutuos deseos por combinar rock y música clásica, para recoger las cosas del lugar en que los Beatles las había dejado, cosa que comenzarían a hacer cuando dejaron atrás su primer proyecto. El single Down on the bay, de 1971, es un ejemplo del sonido de The Move, más rugoso y cercano al hard-rock. En el video podemos ver a Richard Tandy en una de sus pocas apariciones como miembro de The Move, tocando guitarra.

Lynne y Wood armaron Electric Light Orchesta, o simplemente E.L.O., a partir de las cenizas aun calientes de The Move, ayudados por el productor Don Arden, famoso por sus métodos de negociación nada convencionales. Tras dos álbumes lanzados entre 1971 y 1973 con temas cercanos a lo progresivo como 10538 Overture, Kuiama, Manhattan rumble (49th Street Massacre) o The battle of Marston Moor, Wood renunció al grupo, por supuestas “diferencias creativas” con Lynne y fundó otro, Wizzard. Arden, manager de ambas agrupaciones, fue el verdadero instigador de la separación, para obtener ganancias por partida doble. Sin embargo, mientras Wizzard tuvo un impacto breve y moderado, Electric Light Orchestra se convirtió en una de las bandas de mayor éxito e influencia de todos los tiempos. 

En sus quince años de esplendor, E.L.O. consolidó un estilo único que tenía de todo: pop-rock barroco inspirado en los Beatles, armonías vocales recogidas de la generación hippie, sofisticados arreglos sinfónicos, adaptaciones de piezas clásicas al rock and roll y complejas instrumentaciones progresivas. El periodo 1975-1979 fue el de su alineación definitiva: Jeff Lynne (voz, guitarra), Richard Tandy (teclados), Bev Bevan (batería, coros), Mik Kaminski (violín), Melvyn Gale, Hugh McDowell (cellos) y Kelly Groucutt (bajo, coros) quien llegó ese año en reemplazo del bajista original Mike de Albuquerque.

El estilo compositivo de Jeff Lynne, más orientado al pop-rock, acercó a E.L.O. a un público más amplio sin perder su esencia. El vocalista y guitarrista de la melena rizada y los lentes oscuros se convirtió, además, en un prestigioso productor discográfico, dueño de un sonido propio y absolutamente reconocible, presente en muchas de las grabaciones de artistas connotados como Olivia Newton-John o el ex Beatle George Harrison (1943-2001), cuya carrera ayudó a reflotar a finales de los ochenta, en especial cuando asumió el rol de productor para su décimo primer álbum Cloud nine (1987), con éxitos como Got my mind set on you, Devil’s radio o This is love. A partir de aquel trabajo conjunto, Lynne y Harrison armaron el recordado proyecto de los Traveling Wilburys junto con Tom Petty (1950-2017), Roy Orbison (1936-1988) y Bob Dylan. Lynne produjo los dos álbumes que lanzó el supergrupo, los años 1988 y 1990.

Mientras canciones como Showdown (On the third day, 1973), Telephone line (A new world record, 1976), Last train to London, Shine a little love (Discovery, 1979) o Rock ’n’ roll is king (Secret messages, 1983) son permanentes en las programaciones radiales del recuerdo, otras como los instrumentales Daybreaker (Eldorado, 1974), Fire on high (Face the music, 1975), Boy blue (Eldorado, 1974), que comienza con la suite dieciochesca Prince of Denmark’s March del compositor barroco inglés Jeremiah Clarke (1674-1707) o su versión de Roll over Beethoven (E.L.O. 2, 1972), clásica composición de Chuck Berry de 1956 -también grabada por los Beatles en los sesenta-, que incluye el primer movimiento de la conocida quinta sinfonía del genio alemán, son solo una muestra de la diversidad de E.L.O. y la ecléctica visión musical de Jeff Lynne.

En muchas de estas y otras canciones, además de los brillantes pasajes de violines y cellos que las convertían en elegantes bandas sonoras en miniatura, los teclados de Richard Tandy tenían una fuerte presencia, aportando al sonido de Electric Light Orchestra una particular aura futurista. Además de eso, Tandy usaba frecuentemente el vocoder, un aparato inventado a finales de los años treinta por un equipo de ingenieros de sonido norteamericanos, que permite distorsionar la voz humana, dándole un sonido robótico. Canciones como Sweet talkin’ woman, Mr. Blue Sky (Out of the blue, 1977), la famosa Telephone line o Confusion (Discovery, 1979) poseen este sonido característico que también contribuía al concepto de E.L.O., una banda capaz de hacer confluir lo tecnológico con lo orgánico de manera natural. 

En Evil woman (Face the music, 1975), una de las canciones más conocidas del grupo, podemos sentir claramente el clavinet de Tandy, durante el coro, con un riff de raíces funk que podría ser parte de alguna canción de Stevie Wonder o Bernie Worrell. Esa capacidad para combinar estilos -pop-rock, música clásica, funk, gospel- hizo de esta etapa del grupo “un festival de texturas múltiples” como escribió el crítico musical Donald Guarisco para la web AllMusic.com. Un par de años atrás, Tandy y Lynne mostraron que su conexión con la música clásica iba más allá de un uso superficial o efectista, transcribiendo una composición clásica del noruego Edvard Grieg (1843-1907), fechada originalmente en 1875, la suite In the hall of the mountain king, arreglo que usaron para cerrar el tercer disco de Electric Light Orchestra, On the third day (1973).

La carrera musical de Richard Tandy estuvo básicamente ligada a Electric Light Orchestra y a otros proyectos de Jeff Lynne como sus álbumes solistas Armchair theater (1990) y Long wave (2012), en el que interpreta clásicos de Charles Aznavour, Etta James, entre otros. Tandy intentó también desarrollar su propia música. Por ejemplo, a mediados de los años noventa, compuso varias canciones con una cantautora de nacionalidad rusa llamada Nadina Stravonina, que jamás vieron la luz. En 1985 apareció un álbum titulado Earthrise, de sonido extremadamente similar al pop-rock electrónico de la etapa final de E.L.O., compuesto y producido por Tandy a dúo con el vocalista y tecladista David Morgan. Aun cuando no tuvo resonancia comercial, la naturaleza conceptual del disco –acerca de un explorador espacial que protege y ama a la Tierra- hizo que estuviera entre las composiciones interpretadas por la orquesta del Conservatorio Real de Birmingham, su ciudad natal, durante las celebraciones del 50 aniversario de la llegada del hombre a la luna, en el año 2019. 

Tras la separación oficial de Electric Light Orchestra, en 1986, Tandy fue el único de los integrantes originales que se mantuvo junto a Lynne, en las dos producciones de E.L.O. posteriores a la separación oficial de la banda: Zoom (2001) o Alone in the universe (2015). El resto de integrantes originales -Bev Bevan, Mik Kaminski y Kelly Groucutt- se dedicó a armar bandas paralelas con nombres como E.L.O. Part II o The Orchestra -que estuvieron de visita por Lima en 1996 y 2023, respectivamente- para interpretar los temas más conocidos de la discografía clásica del grupo. En el año 2012, Lynne y Tandy se juntaron para interpretar algunas canciones en formato desenchufado, a solas con guitarra y piano. En esta producción exclusiva para la televisión –disponible en YouTube– que grabaron en los estudios de Lynne en Los Angeles, llamados The Bungalow Palace, se ve a los dos amigos interactuando musicalmente de forma natural e íntima.

El DVD Jeff Lynne’s ELO: Live in Hyde Park (2015) muestra una de las últimas apariciones de Richard Tandy junto a la banda cuyo sonido ayudó a cimentar como uno de los más populares y originales de los setenta y ochenta. Siempre al lado de Jeff Lynne, Tandy se integró fácilmente a esta nueva configuración de Electric Light Orchestra, con nuevos y talentosos instrumentistas como Lee Pomeroy (bajo, que también toca a la perfección la música de Yes junto a tres de sus ex integrantes, Jon Anderson, Rock Wakeman y Trevor Rabin), Milton McDonald (guitarra), Mike Stevens (guitarra, saxo, director musical de Take That), Marcus Byrne (batería), entre otros, ejecutando a la perfección el brillante catálogo de su banda. Con la misma alineación, el legendario grupo participó del Festival de Glastonbury, nuevamente con Lynne y Tandy al frente. Aquí la versión de Mr. Blue Sky en el renombrado festival.

Jeff Lynne (76) ofreció en sus redes sociales un conciso pero emotivo mensaje de despedida: “Con una enorme tristeza comparto con ustedes la noticia del fallecimiento de mi colaborador y amigo de toda la vida Richard Tandy. Él fue un músico notable y un gran amigo. Apreciaré por siempre toda una vida de recuerdos que compartimos”. Que en paz descanse, Mr. Tandy.

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Electric Light Orchestra, Elo, Jeff Lynne, Richard Tandy, rock clásico

Las cartas dicen más de lo que pensamos. El género epistolar es impúdico en su necesaria intimidad, una vez que rompe el cerco del destinatario. Las cartas revelan dimensiones de la persona que de otro modo sería difícil conocer. ¿Ofrecen acaso más garantías que otros géneros? Quizá sí. O no. La discusión sería mas bien anecdótica. Las cartas miran la vida de manera distinta, más espontánea, más sinceramente. A diferencia de ellas, en una autobiografía o una memoria el autor hace sus cálculos, escoge los momentos que para él resulten más significativos o, en todo caso, los que se acomoden mejor a su segundo e invisible propósito, construir una imagen de sí. Las cartas responden menos a esta urgencia, se escriben relativamente rápido y muchas veces tratan temas puntuales. Eso no les quita valor: añade una capa más de sentido al enfrentarse a la tarea de reconstruir el mapa de la sensibilidad y del temperamento del autor.

Algo así ocurre con una reciente publicación, que tiene, para mi gusto, un carácter monumental: Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi, vallejistas a tiempo completo y catedráticos en España e Inglaterra respectivamente, han acometido un proyecto ambicioso: reunir, por fin, en una edición casi definitiva la correspondencia de César Vallejo, nuestro poeta padre. No es que la correspondencia de Vallejo fuera desconocida, pero se había dispersado en libros parciales, publicaciones en revistas y otros medios. Hoy existe la posibilidad de una lectura orgánica y sistemática, lo que en términos críticos y de lectura supone una gran ventaja, cuya consecuencia no es otra que tener una aproximación más certera a la cotidianidad de una existencia que, en muchos sentidos, sigue siendo un gran misterio, casi un mito.

La edición se divide en dos volúmenes que cubren un arco temporal que va de 1910 a 1938. Los responsables de este trabajo marcan la existencia de algunos vacíos que será muy difícil sortear, como la correspondencia de Vallejo con Antenor Orrego o José Eulogio Garrido, que sin duda aportarían información muy significativa. Pese a todo, esta debe ser al momento la edición más completa y confiable de la correspondencia vallejiana. Otro vacío, advertido por los compiladores, tiene que ver con el hecho de que, por ejemplo, en estas cartas no se encuentran referencias a la escritura o la composición de poemas específicos. Esto no quiere decir que las cartas no tengan importancia, todo lo contrario, pues abonan una biografía con datos relevantes: “Gracias a ellas se conocieron por primera vez muchos datos, algunos de los que ya han sido contrastados con otros documentos: la fecha en que comenzó a trabajar como profesor en Trujillo, las circunstancias de su hospitalización en 1924, las fechas de algunos de sus viajes a Madrid, la manera en que llegó a colaborar con Variedades, El Comercio y Bolívar; cuándo comenzó a trabajar en los Grands Journax Ibéro-Americains y luego en La Razón de Buenos Aires. Las cartas proporcionan un anclaje referencial ineludible para cualquier investigación biográfica” (I, p.12).

Es mucho lo que se puede descubrir viajando por estas cartas. Un motivo importante, por ejemplo, es que Vallejo tenía el proyecto de vivir de su escritura. En varias cartas se relata este proceso y nos entremos de las diversas estrategias que pone en marcha el poeta para lograr construirse un espacio como escritor profesional. De ahí que el dinero sea también una presencia recurrente en esas misivas. En fin, hay aquí muchas piezas con las que los lectores podrán ir armando, con paciencia, un rompecabezas siempre parcial y sorprendente, u rompecabezas llamado Vallejo. 

Carlos Fernández y Valentino Gianuzzi. César Vallejo. Correspondencia. Universidad César Vallejo y Támesis. 2023.

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