Opinión

[EL DEDO EN LA LLAGA] Se trata de una figura alegórica y satírica que desfiló este año en el carnaval de Düsseldorf (Alemania) y que fue llevada a Roma, cruzando los Alpes, para protestar contra el abuso sexual eclesiástico, dentro del marco de las manifestaciones organizadas por ECA (Ending Clergy Abuse), una organización sin fines de lucro que agrupa a víctimas de la Iglesia católica, activistas y abogados, que exigen que la institución eclesial aplique de una vez una política de tolerancia cero frente a la plaga de los abusos y que buscan hacerla responsable de estos crímenes ante tribunales internacionales de derechos humanos.

Sin embargo, las autoridades italianas obstaculizaron la protesta. El viernes 29 de septiembre el carro alegórico fue paseado por el centro de Roma, pero el conductor del vehículo que lo halaba fue detenido delante del Coliseo y multado por obstaculizar la vista a un monumento histórico. De regreso al hotel donde se alojaban los participantes de la reunión de ECA, hubo nuevamente un control policial y el carro terminó siendo escoltado por un automóvil patrullero hasta el hotel mismo.

Ricarda Hinz de la Fundación Giordano Bruno, mujer del artista Jacques Tilly —el cual diseñó y realizó la figura alegórica—, declaró a la prensa que la policía le había informado que había una prohibición general de llevar el carro a la ciudad. Por lo tanto, se frustró el plan de colocarla el día domingo 1° de octubre frente al Vaticano, muy cerca a la Plaza de San Pedro. Desde entonces la policía mantuvo el carro bajo observación, con un patrullero que lo acompañó hasta que hubo abandonado la ciudad de Roma, ante el malestar de los activistas de ECA que se hallaban en la ciudad para exigirle al Papa y a las autoridades vaticanas una política de tolerancia cero ante los graves abusos que han habido y que siguen habiendo en la Iglesia católica.

Las manifestaciones de protesta realizadas por ECA los días 27, 28 y 30 de septiembre en las inmediaciones del Castel Sant’Angelo no pudieron movilizarse hasta delante de la Plaza de San Pedro —lugar que pertenece ya al Estado Vaticano— debido a la vigilancia policial. Estábamos presentes algunos representantes de víctimas y sobrevivientes de abuso eclesiástico de países como Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, El Salvador, Costa Rica, México, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suiza, Italia, Eslovenia, Nueva Zelanda, India, Congo y Uganda, abarcando los cinco continentes. Y eso sin contar a los que participan de ECA, pero que lamentablemente no pudieron en esta ocasión viajar a Roma.

Matthias Katsch, sobreviviente de abusos ocurridos durante su juventud en el Colegio Canisio de Berlín, gestionado por los jesuitas, y fundador de la iniciativa Eckiger Tisch (Mesa Cuadrada), que agrupa a sobrevivientes de abusos de la Iglesia católica en Alemania, declaró: «Aparentemente, la policía italiana se propuso minimizar al máximo la visibilidad de esta protesta y permitir que el evento registrado tuviera lugar casi sin presencia de público». Contrariamente a los acuerdos tomados, no se les permitió realizar una marcha hacia el Vaticano. «Lamentablemente, la policía impidió que la figura llegara al lugar junto al Castel Sant’Angelo», concluyó Katsch refiriéndose al carro alegórico. Y el día 30 de septiembre los activistas tuvimos que sacarnos las camisetas con la inscripción “Zero Tolerance” tras nuestro evento al lado del Castel Sant’Angelo para no ser detenidos por la policía, pues portar esta vestimenta era considerado como una protesta ilegítima.

Se consideró esto como una restricción a la libertad de reunión y expresión. Y no les falta razón. Así lo he percibido yo mismo, que hace 39 años estuve en Roma participando del Jubileo de los Jóvenes de 1984, en mi calidad de miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, y estuve en una Plaza de San Pedro donde se podía circular libremente en la totalidad de su área. Esta vez había zonas restringidas y policías —e incluso soldados del ejército con armas de fuego en ristre—, ubicados en puntos estratégicos para mantener la seguridad y el orden. Y para asegurarse también de que protestas legítimas y pacíficas no enturbiaran la santa tranquilidad burguesa de una Iglesia que se asienta sobre la impunidad de sus jerarcas, clérigos y religiosos que han cometido o encubierto abusos. Ciertamente, hay excepciones, pero sólo confirman la regla.

Un miembro de ECA ya le había entregado con anterioridad al cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, un escrito elaborado por expertos en derecho canónico con el proyecto de tolerancia cero, que exige cambios en la ley de la Iglesia, a fin de que los clérigos, miembros de institutos de vida consagrada y personal pastoral que cometan abusos sexuales sean retirados definitivamente de toda función pastoral, debiendo los clérigos ser reducidos al estado laical; los miembros de institutos de vida consagrada, expulsados de la institución a la que pertenecen; el personal pastoral, prohibido de ejercer ninguna función pastoral dentro de la Iglesia. Lo mismo se debería aplicar a obispos y autoridades eclesiásticas que encubran estos crímenes. También se debe informar a las víctimas y a sus familiares de los procesos canónicos en contra de los abusadores, así como garantizarles el acceso a las actas y documentación de su proceso, entre otras cosas.

El cardenal Hollerich, relator general del Sínodo que se ha iniciado este 4 de octubre en el Estado Vaticano y considerado por algunos como posible sucesor de Francisco en el pontificado, había prometido entregarle este documento al Papa Francisco el 18 de septiembre. Sin embargo, el 27 de septiembre dos miembros de ECA que se encontraban teniendo una sesión grabada de Zoom sentados a la mesa de un café en una calle romana tuvieron una encuentro fortuito con el cardenal Hollerich. La conversación quedó grabada. El cardenal no había cumplido lo prometido y tenía planeado entregar el documento al Papa recién en diciembre de este año. Por otra parte, señaló que la tolerancia cero era por el momento inaplicable, pues a los obispos sólo se les podía reemplazar de a pocos. Además, el Papa poco podía hacer pues estaba rodeado de gente de la Curia que le decía lo que tenía que hacer. Ante la insistencia de los activistas de ECA en lo importante que era que el Papa tuviera conocimiento de ese proyecto antes de iniciarse el Sínodo, pues seguían ocurriendo abusos en la actualidad, Hollerich replicó que no tenía a la mano copia del proyecto, pues lo había dejado en Luxemburgo. De modo que el 29 de septiembre, ECA le hizo llegar una nueva copia para ver si esta vez cumplía con lo prometido. Sin muchas esperanzas de que eso ocurra, digamos.

Mientras tanto, el sistema sigue estando estructurado —o improvisado— para obstaculizar las denuncias de abusos. En las oficinas del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica difícilmente aceptan una denuncia entregada personalmente, pues hay que seguir los procedimientos establecidos —no explicitados por escrito en ningún manual ni guía—, que es presentar la denuncia ante las autoridades eclesiásticas locales, llámese tribunal diocesano o superior general del instituto de vida consagrada. Las víctimas no pueden hacer un seguimiento de la denuncia, pues las autoridades competentes —célebres por su incompetencia— no informan a los afectados, los cuales no cuentan con ninguna garantía de que su denuncia esté siendo procesada o de que la documentación se haya enviado al Vaticano. Las investigaciones no contemplan hablar con las víctimas para que precisen detalles de sus testimonios, pero sí se habla con los abusadores y se presta fe a sus versiones. Y, finalmente, si algo se hace, ello sólo ocurre cuando las víctimas denuncian ante la justicia civil o cuando el caso se ha hecho público a través de la prensa. Si al final hay una sentencia, ésta suele ser muy benigna con los abusadores, permitiéndoles que sigan ejerciendo funciones pastorales.

Por eso mismo, las exigencias de ECA no se dirigen sólo a la Iglesia católica. El 3 y el 4 de octubre abogados representantes de las víctimas y otros activistas de ECA estuvieron en Ginebra (Suiza) en la Organización de Naciones Unidas para desarrollar conversaciones que sienten las bases para poder llevar al Estado Vaticano ante tribunales internacionales. Pues los abusos sexuales de menores y personas vulnerables podrían calificar como tortura, y también genocidio, si se comprueba que se trata de una práctica sistemática de la Iglesia católica que se da a nivel global.

Hasta entonces, parecería que existe en la Iglesia católica una norma tácita que contradice lo que la institución dice de la fachada para afuera: “Prohibido denunciar abusos”.

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Abuso sexual eclesiástico, ECA, Iglesia católica, Protesta en Roma, Tolerancia cero

Hay que ejercer presión ciudadana para que el Congreso se allane a disponer la realización de elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, las llamadas PASO, antes del proceso electoral del 2026.

Es un método probado para mejorar la calidad de la representación y que sea la ciudadanía y no el dedo digitador del líder partidario o, lo que es peor, el dinero del candidato, el que determine su ubicación en las listas congresales.

Debemos revertir esta pavorosa tendencia al deterioro que muestra el Parlamento, como segundo y a veces primer poder del Estado -como sucede ahora- y no se repita el espectáculo deprimente de la representación actual, llena de congresistas corruptos (Los Niños), mocha sueldos, viajeros irresponsables, causantes de escándalos permanentes, y, sumado a ello, absolutamente improductivos en materia legislativa y fiscalizadora.

No hay forma de darle estabilidad política a un país sin un Congreso moderno, democrático, honesto y eficiente. Ya está probado -lo estamos viviendo ahora en carne propia- que la crisis política surgida de un Ejecutivo y un Parlamento mediocres, por más que no sean izquierdistas o radicales, provoca tal zozobra en el mundo inversor que éste se retrae y disminuye su vocación expansiva. El capitalismo, la economía de mercado, se ralentizan si no hay una institucionalidad política mínimamente decente.

Que sea la ciudadanía activa la que elija a quiénes van a ser los candidatos de una lista congresal no es la varita mágica para que tengamos un mejor Congreso. Tenemos experiencia de sobra de Parlamentos con personajes notables que, sin embargo, contribuyeron a la ruina del país (pensemos, sobre todo, en la década de los 80), pero en las circunstancias actuales asegura un mejor mecanismo, superior al vigente, para lograr cierta elevación del nivel político de sus integrantes, lo que ya es bastante decir.

No basta asegurar una economía de mercado robusta y trazar una política proinversión privada, ágil y expeditiva. Se requiere acompañar el capitalismo de democracia. Y no hay democracia cabal sin una funcional separación de poderes, la misma que, a su vez, no es posible si seguimos viendo el deterioro paulatino del poder Legislativo, cueva de mediocres y corruptos, que en lugar de ser fuente matriz de reformas de largo aliento, se ha convertido en pasillo de lobbies y triquiñuelas ilícitas.

 

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[MÚSICA MAESTRO] Terry Kath & Eddie Hazel: Héroes olvidados

Cuando nos hablan de héroes de la guitarra («guitar hero» es un término de uso común en la prensa musical anglosajona) los primeros nombres que surgen son Jimi Hendrix, Eric Clapton, Jimmy Page, Santana, Eddie Van Halen, Slash y un larguísimo y variopinto etcétera. La lista es extensa y cada uno tiene su lugar bien ganado en esa galería en la que coexisten vivos y muertos, músicos de diversas épocas y estilos que comparten esa pasión por llevar al instrumento de seis cuerdas hasta sus máximos niveles de expresión, no importa si es a través del country ortodoxo de Bert Jansch, los experimentos sónicos de Thurston Moore, el virtuosismo sobrenatural de Steve Vai, el blues de Joe Bonamassa o el flamenco orgánico de Paco de Lucía.

Aunque casi siempre los compiladores suelen coincidir en las características principales de un guitar hero -dominio del instrumento, personalidad y actitud propias, presencia determinante en el sonido de su grupo, estilo reconocible, etc.- ha habido ocasiones en las que se ha mencionado a personajes como Kurt Cobain (Nirvana) o Noel Gallagher (Oasis) en esas listas honoríficas, sin darse cuenta de que no cumplen con el perfil. Si bien es cierto ser considerado un guitarrista heroico no es algo que persigan conscientemente estos músicos, también es verdad que no cualquiera puede ser incluido en un catálogo como este, que no baja de las cinco estrellas.

La figura de los héroes de la guitarra es tan antigua como el rock and roll mismo. Si pensamos en personajes como Scotty Moore -de la banda de Elvis Presley- o Chuck Berry, ambos pueden ser considerados pioneros de la emblemática figura del guitarrista líder como símbolo supremo del rock. Desde Pete Townshend (The Who) y Robbie Krieger (The Doors) hasta jóvenes “shredders” que comenzaron publicando videos de sí mismos en redes sociales y a raíz de ello son ahora celebridades entre los amantes de la música instrumental para guitarras, como los brasileños Lari Basilio o Mateus Asato -solo por mencionar dos casos notables-, todos forman parte de la amplia comunidad de guitar heroes que dio origen, en el 2005, a una franquicia de videojuegos del mismo nombre.

Hoy quiero referirme a dos verdaderos representantes de ese concepto, frecuentemente olvidados a pesar de las importantes páginas musicales que han dejado escritas en la historia del rock and roll: Terry Kath (1946-1978) y Eddie Hazel (1950-1992). Ambos guitarristas, nacidos en los EE.UU., definieron el sonido de bandas que encabezaron, cada una a su manera, las posteriores transformaciones y reinvenciones por las que han pasado diversos géneros y subgéneros del pop-rock mundial: Chicago y Parliament Funkadelic.

Mientras que la primera revolucionó el ambiente psicodélico y hippie de finales de los años sesenta con la decisión de introducir, en contextos rockeros, una sección completa de vientos en su configuración estable -algo que solo pasaba en el jazz o conjuntos de música latina- y no como anónimos músicos de sesión/acompañamiento; la segunda ayudó al funk a volverse más arriesgado y multiforme, distanciándose del atildamiento de Motown/Stax y generando misterio con toda una imaginería que combinaba ciencia ficción con psicodelia, extravertido erotismo y mucho ritmo.

Terry Kath aprendió a tocar de manera autodidacta y, desde su adolescencia, pulió su estilo en diversos clubes y bares de su natal Chicago. De fraseos veloces, rudos y concisos, el toque de Kath llamó la atención del saxofonista/flautista Walter Parazaider, quien lo convocó en 1967 para fundar la banda The Best Thing, junto a sus compañeros del conservatorio James Pankow (trombón) y Lee Loughnane (trompeta). Completaban la banda el baterista Danny Seraphine, el pianista Robert Lamm y el bajista Peter Cetera, todos de intensa actividad en los circuitos musicales de la capital de Illinois. Este ensamble poco habitual -a mediados de los sesenta el formato clásico de un grupo de rock era el impuesto por The Beatles y The Rolling Stones, es decir: dos guitarras-bajo-batería- cambió su nombre a Chicago Transit Authority y posteriormente, debido a las quejas de la institución dedicada al control del tránsito en esa ciudad, se redujo a Chicago, nombre con el que se hicieron famosos en el mundo entero.

La guitarra y potente voz de barítono de Terry Kath conformaron una de las varias columnas que sostenían el sonido de Chicago, que sorprendió a propios y extraños con su combinación de estilos (pop-rock, soul, rhythm & blues, jazz) y de instrumentación (el uso de metales y de tres cantantes). Entre 1969 y 1977 la banda editó 11 discos de larga duración, todos de enorme éxito comercial. Los furibundos solos de Kath recibieron elogios del mismísimo Jimi Hendrix, de quien cuentan se «enamoró» de Terry después de escuchar su composición instrumental Free form guitar, perteneciente al álbum debut, llamado simplemente Chicago Transit Authority. En este disco también destaca Liberation, obligatorio tour-de-force para cualquier fanático del rock instrumental, en el cual Kath despliega, a lo largo de sus 14 minutos, las particularidades de su estilo guitarrero: solos largos, uso de pedaleras wah-wah y un sentido muy preciso de la improvisación.

La personalidad de Terry Kath era uno de los principales motores de Chicago, por su buen humor y su abierta disposición a explorar nuevas ideas musicales, aunque detrás de ese carácter alegre se escondía un hombre depresivo que se refugiaba en el alcohol, las drogas y su afición por coleccionar armas de fuego. La tarde del 23 de enero de 1978, Kath jugueteaba con una 9mm durante una fiesta en casa de Don Johnson, un roadie del grupo, y con la pistola en la sien apretaba el gatillo una y otra vez, asegurándoles a todos que no estaba cargada y que, además, el seguro estaba puesto. Lamentablemente, ninguna de las dos cosas era cierta. Terry Kath falleció así, trágicamente, suicidándose involuntariamente a los 31 años. Aunque la banda cambió de estilo tras la pérdida de uno de sus fundadores -una movida que, lejos de afectarlos, consolidó y extendió su fama-, en el recuerdo quedan sus clásicas grabaciones como las mencionadas Free form guitar y Liberation.

Además, por supuesto, de todos los clásicos de la primera etapa de Chicago en la que destaca esa Fender Stratocaster que parecía incendiarse en cada solo. El riff de 25 or 6 to 4 -del segundo álbum, de 1969- es hasta ahora uno de sus temas más aclamados e infaltable en sus conciertos actuales, a más de cinco décadas de distancia. Su cavernosa voz, por la que incluso se ganó el alias de “Ray Charles Blanco”, brilla en los segmentos Colour my world y Make me smile de la suite Ballet for a girl in Buchannon -uno de los temas principales del tercer disco, titulado Chicago II (1970)- y muchas otras, entre las que destacan Dialogue Parts I & II (Chicago V, 1972), Wishing you were here (Chicago VII, 1974) o el cover de The Spencer Davis Group, I’m a man (Chicago Transit Authority, 1969).

Como compositor, Terry Kath contribuyó con temas poco difundidos del grupo como Once or twice (Chicago X, 1976), Mississippi Delta city blues, de estilo funky (Chicago XI, 1977), la alatinada Byblos (Chicago VII, 1974) o An hour in the shower (Chicago III, 1971), otra de esas mini suites típicas en este periodo de Chicago, en que Kath expresa mejor su estilo anclado en el soul. Tras aquella lamentable pérdida, su lugar ha sido cubierto por varios excelentes guitarristas, entre ellos Donnie Dacus (1978-1980), Chris Pinnick (1980-1985), Dawayne Bailey (1986-1994) y Keith Howland (1995-2021) pero el aura de Kath, su sonido y personalidad, nunca pudieron ser reemplazados.

Por su parte, Edward «Eddie» Hazel fue el primer lugarteniente de George Clinton, el célebre Dr. Funkenstein, amo y señor de ese combo alucinante llamado Parliament-Funkadelic que asoló las pistas de baile de los ghettos en las décadas setenta y ochenta y que posteriormente, con un Clinton ya agotado y clonando/reciclando todas sus ideas previas, se denominó The P-Funk All Stars. Hazel, nacido en Brooklyn en 1950, vio la transformación de Clinton que pasó de ser el líder de una banda vocal de doo-wop llamada The Parliaments a esta especie de gurú del ritmo y del aquelarre armado por/para las comunidades negras norteamericanas, que llegó a su máxima expresión con aquel excepcional álbum de 1976, Mothership Connection, que condensa toda la filosofía que el colectivo ya venía desplegando en sus álbumes, lanzados bajo los nombres Paliament y Funkadelic de manera simultánea, entre 1970 y 1975.

La guitarra de Hazel, que intercalaba fraseos del soul y el funk clásicos, herederos de esa tradición encabezada por James Brown, Otis Redding y Isaac Hayes, con arranques psicodélicos y eléctricos más propios de Jimi Hendrix, domina los tres primeros álbumes de la naciente mitología P-Funk – Funkadelic (1970), Free your mind… and your ass will follow (1970) y Maggot brain (1971). Bajo la dirección de George Clinton, la formación original de Parliament-Funkadelic, integrada por los cantantes Grady “Shady Grady” Thomas, Ray “Stingray” Davis, Clarence «Fuzzy» Haskins, Calvin Simon; y los músicos Eddie Hazel (guitarra), Billy “Bass” Nelson (bajo), Bernie Worrell (teclados) y Ramon “Tiki” Fulwood (batería), rompió el mito de que los músicos de color solo podían hacer música suave, romántica o rítmica.

Funkadelic fue estableciendo las bases para la evolución del funk con cada uno de sus lanzamientos, combinaba esos elementos básicos con un sonido crudo, agresivo, casi parecido al hard-rock de grupos como Led Zeppelin o Cactus, gracias a la electrizante guitarra de Hazel, con riffs y solos que, por momentos, parecían fuera de contexto, y con un look que anticipó, con sus ropajes multicolores, sombreros extravagantes, bigote y barba, al de Snoop Dogg. Esos tres discos son considerados clásicos, no solo del género funky, sino de toda la década de los setenta, caracterizada por esa creatividad despabilada y libre que buscaba poner de vuelta y media al público.

Precisamente, en el álbum Maggot brain se encuentra el tema que le dio a Hazel la categoría de guitar hero: un épico lamento de casi 10 minutos, que le da nombre al álbum -según el guitarrista, «los gusanos cerebrales» hacían referencia tanto a los efectos del consumo de drogas como a una descripción alegórica del control mental que se ejerce desde el poder- y sacó de la oscuridad a la banda, convirtiéndola desde entonces en una «de culto». El tema es una etérea manifestación de sentimentalismo y sensualidad, propulsada por las múltiples capas de guitarras ensambladas por Hazel en los estudios de grabación. Según entrevistas de la época, durante las sesiones de Maggot brain, Clinton le pidió que tocara la primera parte “como si su madre acabara de morir” y la segunda, como si le dijeran que eso era falso.

En los discos Standing on the verge of getting it on (Funkadelic) y Up for the down stroke (Parliament), ambos de 1974, la guitarra de Hazel alcanza notable prominencia, especialmente en el primero, en el cual firma como coautor de las siete canciones que contiene y lanza furibundos solos en temas como Red hot mamma y la instrumental Good thoughts, bad thoughts -una especie de segunda parte de Maggot brain. Lamentablemente, los problemas de Eddie Hazel lo alejaron de una promisoria carrera musical. Ese mismo fue apresado por posesión de drogas y agresión a dos trabajadores de una línea aérea, lo cual motivó su salida del grupo.

Desde su liberación, en 1976, las apariciones de Hazel con Parliament-Funkadelic fueron muy esporádicas y no alcanzó a formar parte de la legendaria gira que hizo el colectivo para apoyar el disco Mothership Connection, ocasión en la que fue cubierto por Garry “Diaper Man” Shider, Glenn Goins y, especialmente, Michael “Kidd Funkadelic” Hampton, su reemplazo definitivo. En los conciertos de The P-Funk All Stars durante el siglo XXI, Hampton alternaba los solos y riffs registrados originalmente por Hazel con DeWayne «Blackbyrd» McKnight, extraordinario guitarrista conocido por ser integrante de The Headhunters, el grupo de jazz-funk que armó Herbie Hancock a mediados de los setenta.

Luego de grabar su único disco como solista, titulado Games, dames and guitar thangs (1977), con varios de sus compañeros de P-Funk y en el que destacan alucinantes covers de I want you (She’s so heavy) de The Beatles y California dreamin’ de The Mamas & The Papas, Eddie Hazel se sumergió en un voluntario exilio musical. El 23 de diciembre de 1992, el músico falleció de una afección al hígado. Tenía 42 años. Las tristes notas de Maggot brain fueron tocadas durante su funeral.

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[CARTAS A MANUELA SÁENZ] Querida Manuela,

Estoy de regreso en Lima, la ciudad que tan poco te gustaba. Es mi ciudad, tiene sus fallas, claro que sí, pero a mí me encanta que tenga las montañas y el mar tan cerca. El problema es el tráfico, así como un casco histórico lleno de misterio pero que se está cayendo a pedazos o un río Rímac contaminado. En fin, es una ciudad que no puede más.

Cuando estás en la Amazonía y ves a tantas niñas y niños libres corriendo por la naturaleza no dejo de pensar qué diferentes son de los de la capital. Tengo varios ahijados fuera de Lima y mis comadres, que no bajan de tener 3 o 4 hijos, me piden que me los lleve. Piensan que Lima es el lugar de las oportunidades, que es la Gran Ciudad. No quieren vivir de la pesca, la caza y de sus chacras porque se sienten “primitivos”. Prefieren ir a Iquitos y gastar sus ingresos comprando pollo a la brasa, tomar coca cola y vestir de jean. Eso es ser moderno. No saben que el mundo está girando hacia la naturaleza porque como modernos, no sobreviviremos. Mis comadres me piden que me traiga a sus hijas e hijos a Lima. Yo les pregunto cómo saben si seré una buena persona, si los voy a cuidar, si estarán contentos en la ciudad. Me miran con los ojos bien abiertos.

Nunca quise tener hijos, no los voy a tener y no me arrepiento. Fue mi elección. Converso con mis comadres y les pregunto por qué tanto hijo. Me miran, bajan los ojos y me contestan: “así nos tocó”. A veces creo que son los rezagos de la época del caucho, por eso también la alta tasa de mujeres víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, con un colonialismo que llenó de violencia los bosques y que esta sociedad actual no aporta para cambiar eso. Son patrones que se van arrastrando de generación en generación. En este año, la mayor cantidad de embarazos en niñas y adolescentes fueron en Ucayali y Loreto. El 2022 fue el año con el mayor número de niñas y adolescentes menores de 15 años que se convirtieron en madres en Perú: 1.623 nacimientos cuyas madres tenían entre 11 y 14 años. Para este 2023, esta situación se mantiene, ya que hasta el 1 de junio de 2023, hubo 364 nacimientos cuyas madres tenían entre 11 y 14 años, según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV).

Tú tampoco fuiste madre, Manuela. Dicen que biológicamente no podías embarazarte. Yo creo que no querías embarazarte de un marido que no amabas, con el que te forzaron a casar y del que pudiste escapar uniéndote a la causa independentista. No en vano fuiste la Caballeresa de la Orden del Sol en Lima el 28 de julio de 1821 y obtuviste los rangos militares de Coronel del Ejército Colombiano, en diciembre de 1824; General del Ecuador, en mayo de 2010; General de Brigada del Ejército Bolivariano de Venezuela, en julio de 2010. En tu historia de vida, con todo lo que lograste, no podrías haber hecho tantos viajes, participado en tantas batallas y acompañado a Bolívar si hubieras tenido descendencia. Conociendo lo leal y apasionada que fuiste, libertadora del libertador, no hubieras podido abandonar a un hijo/a por tus ideales de libertad. La independencia fue tu legado, aunque te lo hayan querido quitar y borrarte de la historia.

La tierra quema, en especial la Amazonía. Regresé a Lima y las temperaturas seguían subiendo. Actualmente están llegando a 40 grados bajo la sombra. Este verano amazónico está tan caluroso que la radiación de los rayos UV llegaron al nivel de 13 en Iquitos, Loreto, siendo el rango más alto el nivel 15. Tuve que quedarme bajo techo y salir al alba y al anochecer. La sensación térmica en algunas zonas de la selva alcanza los 44 grados, es un aire mojado, caliente, el que se respira. Tenemos 11 regiones (Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Pasco, San Martín y Ucaya) declaradas en alerta. Esta ola de calor ha afectado los ríos y las cuencas amazónicas e inclusive al lago Titicaca. Es el verano en la Amazonía, cuyo clima tropical combina calor y lluvias, pero este verano ha venido sin lluvias.

Los ríos majestuosos han bajado impresionantemente su caudal. El que más me ha impresionado es el río Amazonas, el nivel del agua en la estación Tamshiyacu, donde queda el ACP Ni Meraya, donde trabajo, presenta un nivel de 109.69 metros (1.70 metros por debajo de su valor normal). Es impresionante ver al Amazonas tan pequeño. La estación Santa Rosa presenta un nivel de 55.65 metros (2.15 metros por debajo de su valor normal). Conforme se van dirigiendo al sur, los ríos de la cuenca del Amazonas van disminuyendo su caudal, tanto que la navegación se está volviendo cada vez más difícil.

No me malinterpretes, me encantan los niños, he trabajado años protegiendo sus derechos, por ello, no podemos soportar ni ser tolerantes ante esta ola de violaciones sexuales a niñas y adolescentes, amazónicas en su mayoría. ¿Qué pasa con el sistema de salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en este país? ¿Cómo es posible que estas pequeñas lleguen a tener embarazos tan adelantados, cuando recién las autoridades y sus responsables los identifican? ¿Dónde está el Estado para ellas?  Las mujeres de la Amazonía son violentadas y a nadie le importa. En este año han muerto niñas por embarazos no deseados y otras han sido forzadas a abortos terapéuticos con embarazos bastante avanzados que no solucionan en sí el problema. Se debe evitar que más niñas sean madres. Para ello, se debe transversalizar el enfoque de género, las autoridades locales con sus servicios de asistencia a las mujeres, niñas y adolescentes, así como las regiones que tienen gerencias de la mujer, servicios para las mujeres, Defensorías Municipales de los Niños, niñas y Adolescentes (Demunas) así como las asociaciones de padres de familia, la sociedad civil y los servicios del Ejecutivo coordinen en un solo objetivo: desaparecer el embarazo en niñas y adolescentes. Tal vez por eso la Amazonía arde, porque sus mujeres, sus hijas, están siendo violentadas.

Mientras la Amazonía arde, sus mujeres necesitan con urgencia mejorar sus servicios para que sean integrales a todo nivel de gobierno y la sociedad civil. En Lima Metropolitiana, 22 distritos nos quedaremos sin agua por 48 horas o más. El alcalde de la ciudad ha disuelto la gerencia de la mujer, todas sus comisiones, así como los programas de prevención y atención a mujeres frenando todo lo avanzado, ya que el 2021 la Municipalidad Metropolitana de Lima recibió el Sello de Igualdad de Género otorgado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en alianza con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en miras de llegar a cumplir con el objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al 2030. Un país al revés.

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Amazonía peruana, cambio climático, Derechos de las mujeres, violencia sexual

[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] El diccionario diría con su habitual simpleza que un relato autobiográfico pretende, las más de las veces, construir una narración ordenada y capaz de abarcar un determinado periodo en la vida de alguien. El arco temporal podría ser amplio, ambicioso y así plantear un relato que comenzaría seguramente en la infancia. Otras veces, ese arco podría reducirse y poner el foco en alguna experiencia crucial a partir de la cual la vida y la sensibilidad de quien se auto examina cambian de manera ostensible. Eso nos permitiría decir, provisionalmente, que un texto autobiográfico, cuando registra las disrupciones de la trayectoria vital o presenta los puntos de quiebre de una existencia, hace eco del bildungsroman, pero en una escritura que obedece a convenciones no ficcionales, como el uso de la primera persona para crear un lazo de identidad –que no deja de ser problemático– entre el autor y el narrador y, por supuesto, un conjunto de hechos factuales, sobre los que pesa la documentación y la posibilidad del cotejo.

Con Volverse palestina (2012) la escritora chilena Lina Meruane (Santiago, 1970) emprendió una exploración identitaria y una aventura en busca de sus orígenes que la llevaron a escribir luego Volvernos otros (2014) y una tercera parte titulada Rostros en mi rostro, escrito en 2019 pero inédito hasta hoy, en que estos tres esbozos autobiográficos fragmentarios aparecen unidos en un volumen titulado Palestina en pedazos (2023), título polivalente, que se puede entender tanto en el contexto individual de la escritora cuanto en la condición actual de los territorios palestinos. Meruane busca construir o reconstruir su genealogía y es quizá mejor hacerlo más allá del tono melancólico de los relatos familiares y viajar hacia Palestina y visitar Beit Jala, el hogar originario, donde mora el fuego de los ancestros.

Protagonista de su propio relato, Meruane no escatima autorrepresentarse ejerciendo diversos roles: investigadora, lectora, escritora, convergencia esencial para que la idea del texto como artefacto se impregne en el lector. Escritura que va haciéndose, a sabiendas de su condición literaria. Vistos en conjunto, los tres libros reunidos ahora forman una especie de música cuya tensión va in crescendo: Si en Volverse palestina, se privilegia inicialmente la búsqueda individual, en Volvernos otros el acento se desplaza hacia cuestiones éticas y políticas, además de mencionar a autores como Oz, que ofrecen valiosas pautas de reflexión a la escritora; en tanto en Rostros en mi rostro, esta perspectiva se acentúa y la familia, casi como un coro fantasmal, asoma de a pocos. Una saga o fresco autobiográfico consciente de su naturaleza transcultural.

Una identidad no puede narrarse sino en fragmentos. Categoría problemática y demonizada, es cierto, pero su existencia no puede desbaratarse del todo: hay un tejido íntimo que acaso la razón no logra comprender, un sentido de pertenencia, un conjunto de cavos sueltos que es preciso unir con alguna dirección coherente. La identidad, su descubrimiento y su valoración, tiene en estos tres libros un sabor de epifanía, lleva en sí el peso dramático de la revelación. No deja de ser conmovedor asistir a ese espectáculo –visible gracias a la escritura– en el que la subjetividad recupera algunas de sus piezas constitutivas perdidas. Y hacer de eso literatura es algo que los lectores deberíamos agradecer a Lina Meruane.

Desoír al padre es un acto que está en el origen de estos textos. El padre de Meruane no deseaba volver a Beit Jala por un razonable temor: ser presa de la sospecha, ser visto como foráneo en tierra que fue suya, incluida la casa de su progenitor, el espanto frente a “la posibilidad de llegar a esa casa sin tener la llave” y tocar una puerta que probablemente sería abierta por desconocidos.

De otra parte, esa misma fragmentariedad le permite al texto ser lo suficientemente flexible como para aludir, en momentos distintos, tanto a la preparación y realización del viaje personal como a un suceso histórico de proporciones colectivas: la inmigración árabe a Latinoamérica, su adaptación a la nueva geografía, en especial la chilena, el modo en que la lengua originaria de estos inmigrantes fue disolviéndose y quedó reducida a un código secreto manejado sobre todo por los miembros de la primera generación de recién llegados. Se trata, en suma, de un relato individual, pero también de la nakba, contraparte de la diáspora, un fenómeno que hermana dos extremos, más allá de cualquier otra diferencia.

En una nota que escribí sobre Volverse palestina hace algunos años escribí: “en su búsqueda individual ha logrado recoger también la voz de los otros. Un ejercicio de memoria que se abre e incluye a una comunidad viviendo su hora más absurda, más injusta y más incomprensible, entre el ciego terror que desde una izquierda ultramontana propone Hamas como política y las posiciones de la extrema derecha israelí, que terminan unidas, paradójicamente, en su respectiva falta de racionalidad. Un texto valiente, impecable desde el punto de vista ético y bellamente escrito es el que nos ofrece Meruane; un texto que pone en escena el dolor que acecha a toda reconstrucción identitaria”. Sumadas ahora dos partes más, diría exactamente lo mismo.

Lina Meruane. Palestina en pedazos. Barcelona: Random House, 2023.

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Escribí hace poco sobre el gran riesgo de que el Perú caiga nuevamente en manos de una izquierda radical, pero esta vez mejor pensada que la improvisada apuesta de Castillo, y además con mayoría parlamentaria, y una lectora me indicó que la verdadera amenaza para el país era la extrema derecha. ¿Lo es realmente?

Una cosa es la derecha conservadora que domina el Congreso y, por ende, marca la pauta política del día a día en su razzia caviar -en lo que coincide con la izquierda cerronista- y otra cosa, muy distinta, es que esa derecha pueda tener réditos electorales y así controlar plenamente el gobierno futuro a definirse el 2026.

No se ve por dónde. Está creciendo esta derecha autoritaria, conservadora y mercantilista -más conocida como la derecha bruta y achorada, por su llanura intelectual y sus modales agresivos-, es verdad, pero no se ve en el horizonte un líder que la conduzca a un eventual triunfo electoral.

Su líder más connotado la está pasando mal en el municipio capitalino. Rafael López Aliaga tiene una alta desaprobación y la suya será una nueva constatación de que el paso por la alcaldía limeña destroza las posibilidades presidenciales (el único ejemplo de un alcalde que luego llegó a la presidencia fue el de Guillermo Billinghurst, quien fue alcalde en 1909 y luego presidente en 1912). Ha sido el caso contrario, el de Luis Bedoya Reyes, Alfonso Barrantes, Ricardo Belmont, Alberto Andrade, Luis Castañeda y Susana Villarán, todos alcaldes y después fallidos candidatos presidenciales.

El triunfo de la extrema derecha en el mundo tendría que pasar por el ensayo de fórmulas populistas. En el Perú, la derecha radical no se atreve a confrontar a los grupos de poder y su única tabla de salvación populista pasaría por alentar la xenofobia, pero hasta en ese tema ya ha perdido la batalla frente a la anticipada y más beligerante conducta antivenezolana de un candidato izquierdista como Antauro Humala, quien se ha declarado xenófobo, “con mucho orgullo”.

El anticaviarismo va creciendo y podría ser una herramienta útil, pero tiene límites para crecer por la debilidad política del adversario elegido. Mal puede servir de cosecha electoral patear a un muerto político, como es la izquierda caviar, que solo mantiene reductos de poder en algunas instituciones fiscales y judiciales (del sector salud y educación ha sido expectorada).

No se ve riesgo inminente de que la extrema derecha siente sus reales en la política peruana. Hay un nicho social conservador muy grande, pero no tiene cabeza política que lo represente a cabalidad (y, en todo caso, la izquierda también anda por esos lares con comodidad).

 

 

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[PAPELES VIRTUALES]

UNO

En los peores momentos de la II Guerra Mundial, unos asesores económicos propusieron a Winston Churchill que suprimiera el dinero destinado a la cultura para emplearlo en la compra de armamento. Él respondió.

  • ¿Quitarle el presupuesto a la cultura? ¿Entonces para qué luchamos?

En estos días, una polémica congresista ha elaborado un proyecto de ley para limitar el presupuesto asignado a la golpeada, de por sí, industria del cine. Perjudicando, no solo los proyectos existentes de la capital, sino el de las regiones. Por quienes, la blonda no tiene mucha consideración. Pareciera que le jode las producciones, en quechua o aimara. Incluido, los documentales del tipo Rojo Profundo o La Revolución y la Tierra. Piensa, cojudamente, que estas producciones tienen un sesgo político. Por ende, son inadmisibles. Quieren controlar todo. No solo el Ejecutivo, el Jurado Nacional de Elecciones; sino también, lo que vemos y consumimos.

Mucha gente opinó en las redes sociales; especialmente, en contra de malgastar el dinero público. Un tema muy sensible, en estos tiempos. Otros, los entendidos, defenestraban el proyecto. En resumidas cuentas, se polarizaba la discusión. Lo cual no ayuda en absoluto. El Perú, como país, está enredado en una dicotomía sempiterna, desde que Keiko perdió en 2016. No tenemos políticos creíbles, que nos saquen de ese bucle maniqueísta.

DOS

En primer lugar, excepto Hollywood y Bollywood, en todos los demás países, el cine está subvencionado. Incluido, Gran Bretaña, Francia y España, que cuentan con las entregas de premios más importantes, amén del Oscar. Por estos lares, tenemos la importante producción cinematográfica de Argentina. El INCAA, es el organismo a cargo de la promoción, regulación y fomento de las producciones, hechas en el país vecino. Merece una mención especial, la indudable madurez que han alcanzado sus realizaciones. Buena parte de ellas, tiene un cariz personal, reflexivo y critico a la vez. Si bien, hay del tipo que produce Tondero; esto es, meramente cojudas o livianas.

En segundo término, las subvenciones no alcanzan el 100% del presupuesto de los proyectos, ni en pedo. Hay un jurado especializado que designa a los ganadores de los subsidios. Todo está presupuestado.  Dichos proyectos demoran años en poder realizarse. Incluso, buscan financiación en el exterior. Luego viene el vía crucis para la exhibición en salas. Desde hace más de 50 años, que cuesta, un ojo de la cara, hacer películas. Uno de los primeros cineastas fue Armando Robles Godoy. Su incesante trabajo dio frutos. En 1972, la película El Espejismo fue nominada a Mejor Película Extranjera, en los Globos de Oro.

En tercer lugar, los directores y actores no viven de esto. Es un argumento risible, el pensar que ganan millonadas dirigiendo o actuando. Ellos cubren sus necesidades gracias a una segunda profesión. Generalmente enseñan en universidades, dirigen talleres de actuación o, simplemente, de su propio peculio. No más. Ser artista está infravalorado en un país como el nuestro. Donde la mayoría no lee novelas, tampoco le interesa el teatro, los museos y menos el cine local.

En cuarto lugar, pensar que el cine, como industria es igual o parecida a la industria láctea – por ejemplo –  es desconocer la naturaleza del cine. Ni siquiera hay punto de comparación. En un espejismo creer que, al producir una película, ipso facto se generará una cuantiosa ganancia. Puede ser una buena película y recaudar poco o generar pérdidas. Ni Hollywood tiene la receta mágica, para tal efecto.

Para terminar, muchos hablan de la sorprendente industria coreana y se preguntan cómo hicieron para expandir su cultura (K-Pop, cine y series). Ha sido un proceso largo y el gobierno ha invertido millones de dólares (en 2020, destinó 80 millones de dólares). He ahí el resultado. Otro ejemplo, es el cine mexicano, en plena Segunda Guerra Mundial –aprovechando que USA estaba en pleno conflicto armado– aumentó considerablemente sus producciones. Mis padres crecieron viendo películas mexicanas. Como aditamento, a dichas pelis, nos endilgaron su música, comidas y modismos. En los setenta, la televisión nos introdujo dos paradigmas inconmensurables.

  • El Chavo del Ocho y las telenovelas.

Así quedó establecida la cultura mexicana en Sudamérica.

TRES

Yo he suscrito el proyecto. (…) No veo una sola película que haya ganado absolutamente nada. Son muy malas estas películas, nadie las va a ver al cine. Y finalmente se lo reparte la misma argolla de siempre.

El congresista Cavero.

La viñeta del genial Carlín – sábado 30 -pone en relieve los dislates del congresista- meme. No es de extrañar que el dúo dinámico –Tudela y Cavero– esté detrás del funesto proyecto. Lo que si me asombra es que ambos egresaran de la U de Lima y la PUCP.

  • ¿Acaso, en ambos centros de estudios, no les enseñaron la materia de Antropología Cultural, o reprobaron?

Ni siquiera consultaron con los cineastas más renombrados para elaborar su borrador.

  • ¿Cómo es posible que prepares un proyecto y no hables con los interesados?

La caricatura, ahondando en sus nimios conocimientos, piensa que las películas solo sirven si ganan algo. El cine es memoria, en el mejor de los casos. No solamente sirve para entretener. Es arte y belleza. Combinando los fotogramas, el guion, vestuarios, paisajes y música. Dando lugar al lenguaje cinematográfico.

Por ejemplo, Canción sin nombre, esta filmada en blanco y negro. Su fotografía es de lo más exquisita. Un guion impecable y actuaciones medidas. La acción se desarrolla en los, posiblemente, peores años del país, finales de los ochenta. Es la ópera prima de Melina León.

  • Un país sin cine, es un país sin memoria.

La Boca del Lobo es posiblemente una de las mejores obras, sino la que mejor retrata los horrores de la violencia senderista y la insania militar.

  • ¿Se hubiera podido hacer en estos tiempos?

Recordemos que el Arte es, posiblemente, lo que nos mantiene cuerdos en este mundo tan acelerado y deshumanizado, por momentos.

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El influyente diario Financial Times publica una nota en la que revela la preocupación de Washington respecto de la influencia china en la economía peruana y la eventual dependencia geopolítica que ello podría generar de nuestro país hacia la potencia asiática (particularmente por las inversiones eléctricas y el megapuerto de Chancay).

Sobra decir que la Casa Blanca llora sobre la leche derramada. Es por la renuencia inversora de empresas norteamericanas en la región, que China ha logrado el avance que exhibe y tardíamente en los Estados Unidos se están dando cuenta de que en este mundo globalizado, donde ellos empiezan a ser desplazados como la primera potencia mundial, el patio sudamericano es de crucial relevancia para sus intereses. China se ha percatado antes y ha aprovechado el walk over gringo para dar pasos enormes.

Nuestra perspectiva geopolítica no debe nunca descuidar a Washington como norte referencial, pero en términos económicos debemos mantener la política de puertas abiertas que hasta ahora hemos tenido. En ese sentido, importa poco que las inversiones sean chinas, rusas o brasileñas.

Lo que sí debería preocupar, más bien, a las autoridades peruanas es la calidad moral de muchos inversionistas chinos que se están aprovechando de la malla porosa anticorrupción de nuestro país, para reeditar las andanzas brasileñas de la década pasada. Hay empresas chinas abiertamente corruptas que ya empiezan a tener problemas de serias denuncias y el Perú debería estar más alerta para evitar repetir de acá a algunos años megaprocesos judiciales por corrupción a autoridades compradas por yuanes.

La influencia corrupta de las empresas chinas, que están acostumbradas a jugar fuera del reglamento, es algo que sí debería preocupar al gobierno nacional, porque la corrupción en obras públicas termina siempre o en obras mal hechas o en inversiones perfectamente innecesarias, despilfarrándose los recursos, sobre todo de los gobiernos regionales, tan proclives a la corrupción fácil.

En muchas licitaciones o concursos públicos se está repitiendo la figura del caso Lava Jato o del Club de la Construcción, pero bajo el dominio de empresas chinas medianas y hasta grandes que han hallado un país que más que ser un paraíso de las inversiones, es un campo abierto para prácticas corruptas, sin instituciones que la puedan impedir, y con absoluta impunidad por parte de los funcionarios públicos. Ese sí es un peligro geopolítico a tener en cuenta.

 

 

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[EN LA ARENA] La semana pasada, la muerte del congresista Hernando Guerra García, además de alertarnos sobre la creciente precariedad del sistema de salud nacional, despertó en las redes sociales un intenso debate acerca de si era correcto burlarse o celebrar su fallecimiento. Su carrera política se inició en la izquierda universitaria, pero su apuesta por el emprendedurismo y sus ansias de poder político lo condujeron a vincularse con el fujimorismo y el enclave de Luis Castañeda Lossio. Gracias a este giro, consiguió en el actual parlamento ser congresista vocero de Fuerza Popular y dedicarse a modificar la Constitución para fortalecer el desmedido poder legislativo del que ya abusan las organizaciones políticas para delinquir cada vez más y mejor.

Cuando muere una persona que daña (a una niña, a una familia, a una comunidad, al Estado) sus víctimas reaccionan de distinta manera.  En este caso, que se trataba de un congresista, una persona cuya labor es defender los intereses del país, el hecho de que se haya dedicado a malinterpretar la Constitución para defender los intereses de organizaciones corruptas genera dilemas porque conflictúa el vínculo con una persona en la que deberíamos confiar, pues su trabajo es velar por nosotros, pero que nos ignora para proteger al corrupto y sus secuaces.

El sentir alivio por la pérdida de alguien que se aprovecha de nosotros es algo normal, pero cuando se trata de familiares que nos deben cuidar o como en este caso, de gobernantes, el no poder hacer público ese respiro inevitablemente trae problemas al exigir respeto y observar rituales de velorio y entierro que lo celebran (dado que implica celebrar también su poder corrupto o violento). Es imposible entonces que no provoque problemas emocionales y sociales. Si no se cuenta con un sistema político con dinámicas saludables, es muy probable que se sienta que desde la tumba nos puede seguir haciendo daño, dado que las instituciones insisten en mostrarlo como si fuera un ser admirable.

Una de las reacciones psicosociales más conocidas que confirma que los más crueles gobernantes pueden seguir haciendo daño es la negación de su muerte. La muerte de Adolf Hitler, por ejemplo, fue anunciada con tal solemnidad (acompañada de la música de Wagner) que se creyó fingida. Algunos imaginaron verlo como ermitaño en una cueva en Italia, otros como pastor en los Alpes suizos. Lo vieron en también en Francia y en Irlanda. Stalin, tres meses después de su muerte, insistía con que Hitler seguía con vida en España o en Argentina. Años más tarde, lo vieron en Venezuela y después en Colombia. Que no nos extrañe que también lo hayan creído ver en Perú.

Augusto Pinochet, militar que amasó millones de dólares y jugó con la vida de miles de chilenas y chilenos, murió ya anciano. La máxima sanción que sufrió fue la prisión domiciliaria. En estos tiempos en que se han cumplido 50 años de su golpe de Estado y cuando un violento fascismo renace en el mundo entero, se estrena la película El Conde de Pablo Larraín, en la que Pinochet resulta ser un viejo vampiro, tan inmortal que su madre, la vampira Margaret Thatcher lo rejuvenece y pasa de ser un anciano a ser un escolar primarioso, ahora en Argentina que corre hacia la escuela entusiasmado meneando una peluca similar a la de Javier Milei.

Aquí en Perú hasta la fecha se pone en duda el suicidio de Alan García, algunos lo han visto en Suiza, otros en Panamá, otros dicen que en Francia. La fantasía que se encuentra en lugares donde un gobernante corrupto puede disfrutar de su dinero sin ser detenido. Sin duda hay inspiración en todo el tiempo que estuvo entre Francia y Colombia esperando que algunas de las denuncias por su primer mal gobierno prescribieran y que le permitió ganar por segunda vez las elecciones del año 2006.

Guerra García intentó ser presidente en varias ocasiones, con el partido de Susana Villarán, con el de Yehude Simon y con el de Castañeda Lossio. Si hubiera sido presidente y moría, ¿nos hubiéramos preguntado si fingía su muerte? Ya no importa. Como el congresista que fue, difícilmente estas fantasmas nos llenarán de ansiedades. Aunque si de ansiedad se trata, será su corpóreo reemplazo en el Congreso quien alerte nuestra suspicacia.

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