Opinión

[EN EL PUNTO DE LA MIRA] Acabo de terminar de leer La política va al cine (Universidad del Pacífico, 2015), de Manuel Alcántara y Santiago Mariani. Una recomendable compilación que reúne textos de un grupo de politólogos de ocho países que, desde la mirada del cine, ponen de relevancia a la política como un aspecto importante del ser humano.

Desde el estudio de películas y de sus directores, los autores abordan diversas temáticas de la ciencia política; como el entramado complejo que representa el poder y su relación con lo transgresor y sumiso del ser humano. Por solo mostrar un ejemplo, tenemos el texto del español Manuel Alcántara sobre la “complejidad, subjetividad y poder en Kubrick”. En dicho ensayo, el profesor Alcántara analiza la trayectoria del judío neoyorquino, dando a conocer su formación y la capacidad de este de desenmarañar las diversas tramas de sometimiento (político, tecnológico y de convivencia) a la que está expuesto el ser humano.

Asimismo, hace un estudio minucioso sobre las películas de este director: Senderos de Gloria, Spartacus, Lolita, La naranja mecánica, 2001: Una odisea en el espacio, Resplandor, entre otras. En ellas estudia el poder y la violencia, el poder y la confianza, y el poder y la subjetividad. El despliegue de estas relaciones complejas e interconectadas manifiestan ese carácter poliédrico del poder. Representa también el sino en el que está envuelto el ser humano, no solamente en el aspecto racional de la política. Alcántara nos demuestra que Kubrick apela a las emociones para interpelar el carácter mismo de los protagonistas y de los que aprecian la película.

El cineasta Bergman decía que “ningún arte traspasa nuestra conciencia de la misma forma que lo hace el cine, tocando directamente nuestras emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas”. Así es.

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Cine, Kubrick, Manuel Alcántara, Política, Santiago Mariani

[EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS] A mediados de 2019 se levantaron los chilenos por mejoras socioeconómicas en su país. Querían acceso a la educación, que bajen los precios de los servicios públicos, como el transporte, y jubilaciones dignas. Fueron a una Asamblea Constituyente y esta malinterpretó el mensaje, así que terminó redactando un texto constitucional de género y feminista-radical, reivindicando derechos muy distintos a los anhelados por la mayoría de las masas protestantes.

Para muestra un botón, el proyecto constitucional, que se rechazó abrumadoramente en plebiscito celebrado en septiembre de 2022, comenzaba señalando que Chile estaba compuesto por seis nacionalidades mapuches, pero olvidaba mencionar algo obvio: a la propia nacionalidad chilena. El resultado es que las comunas y regiones mapuches fueron las primeras en rechazar aquel proyecto, porque resulta que no conozco, en América Latina, una nación que lo sea más que la nación chilena.

La situación obligó a redactar otro texto constitucional con vientos a favor de la mesura y, es verdad, también de la derecha (quien siembra vientos …). Así que la nueva Carta Magna, que acaba de ser aprobada por el Congreso y que va a plebiscito el 17 de diciembre, no menciona una sola vez la palabra género en su capitulado, de lo que sí habla es de igualdad absoluta entre varones y mujeres; inclusive, sanciona la tan anhelada igualdad laboral. También coloca su énfasis en los derechos sociales y económicos, aunque no sé si lo suficiente como para satisfacer las demandas que motivaron las protestas de 2019-2020.

Por otro lado, no se menciona tampoco, en ninguno de sus pasajes, a los colectivos LGTBI, lo que considero un gran vacío, pero también una reacción, no justificable, ante un texto previo que hacía parecer la agenda de una minoría como si fuese la mayoritaria. Finalmente, el nuevo texto constitucional, conservador, por las varias referencias a la familia tradicional, representa una vuelta a los derechos fundamentales, explícitos en su capitulado, los que fueron transgredidos brutalmente por las olas libertaria-conservadora y progresista radical de las derecha e izquierda del siglo XXI.

Estas, a través del escrache y la cancelación, han hecho de este mundo un lugar incierto e inseguro, carente de valores democráticos y republicanos tan básicos como el diálogo y la tolerancia, así como transgresor de derechos fundamentales irrenunciables, como el honor, el buen nombre y la presunción de la inocencia. ¿Hasta cuando la tiranía de las redes sociales? Por todo ello, se espera un gran debate nacional en las tres semanas que nos separan del día en que se realizará el trascendental plebiscito en el vecino país del sur.

La nueva constitución chilena, si se aprueba, no será un lugar perfecto. Sin embargo, podría convertirse en un recinto mejor que aquel en el que uno de los dos extremos se aprestaba a adoptar posiciones muy ventajosas para ganar terreno en su lucha ideológica a través de prácticas absolutamente jacobinas, en las que la destrucción del disidente se justifica y normaliza como método de acción política.

Tampoco puedo asegurar si el nuevo lugar que podría generarse pronto en Chile será más acogedor. Sin embargo, en tanto que sujeto que no ha arriado los principios y valores del progresismo del siglo XX, los que suponen la vigencia irrestricta de los derechos de la persona humana por encima de cualquier otra consideración, espero que dicho lugar se convierta en una esperanza para la reconfiguración de espacios donde el respeto por el otro, y no su deshumanización, vuelvan a erigirse en la base de la convivialidad democrática.

En suma, espero que, desde Chile, pueda comenzar a reedificarse un lugar en el que el centro democrático y republicano se constituya en una vía alternativa a la guerra de extremismos en la que nos encontramos inmersos en toda América Latina y el mundo.

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CambioConstitucional, Chile, Constitución, género, Plebiscito, Protestas2019

[PIE DERECHO] Hay que seguir con atención el desenvolvimiento de Javier Milei en Argentina. Ya el solo hecho de que haya triunfado electoralmente una opción libertaria en un país lastrado por el peronismo, es una noticia que hay que saludar. El populismo económico ha destruido la economía argentina y una buena gestión macroeconómica, como promete Milei, debería enderezar el rumbo.

Hace bien, por cierto, Álvaro Vargas Llosa en entrevista que hoy le hace Milagros Leiva en el Comercio, distinguiendo a Milei de Donald Trump, un antiglobalista, proteccionista y hasta estatista (infló el presupuesto público de una manera descomunal); Trump no tiene nada que ver con una propuesta que va en sentido contrario.

El liberalismo se juega mucho en la región con la manera como le vaya a Milei. Por eso la reacción destemplada y antidiplomática de gobernantes como Lula o Petro, quienes anteponen sus ojerizas ideológicas a las políticas de Estado que les corresponde llevar por la responsabilidad presidencial que les cabe.

Milei obviamente va a tener que moderar sus propuestas, ya lo está haciendo. Necesita hacerlo para poder gobernar con relativa estabilidad y entender que los tiempos deben ser administrados con astucia y perspicacia. Con que estabilice el delirio populista económico de Argentina ya habrá logrado bastante.

Las gestiones funestas de los regímenes de izquierda en la región ayudan, pero claramente no bastan para convencer al electorado peruano del grave error de votar por opciones de ese talante (si no, no hubiera ganado Castillo el 2021); se requiere la muestra palpable, fáctica, de que una opción diferente es eficaz y positiva. Milei puede jugar ese papel y convertirse en foco de irradiación continental.

Se necesita a gritos en el Perú una opción liberal integral. Lo mucho que se había avanzado en materia económica en los 90 se ha ido desmontado de a pocos y hoy tenemos un remedo regulatorio populista en casi todos los sectores productivos del país. Y en términos políticos institucionales casi no se ha avanzado nada y, por el contrario, lo que vemos hoy es un grave deterioro de los mismos, con la connivencia fatal del Ejecutivo y el Congreso.

La del estribo: no es una joya cinematográfica, pero es una película imprescindible Napoleón de Ridley Scott. No sé si habrá sido la intención del director, pero desacraliza a un personaje inflado por la historiografía oficial. Entre las megaproducciones de este año, me parece superior Oppenheimer, de Christopher Nolan y no tanto Los asesinos de la luna, de Martin Scorsese, a la que, en mi modesta opinión crítica, le sobraron al menos treinta minutos.

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Argentina Liberal, Economía, Javier Milei, peronismo

[MÚSICA MAESTRO] Desde las primeras semanas tras su amarga separación en 1970, las noticias de una posible reconciliación de The Beatles comenzaron a rondar, entre medias verdades y abiertos inventos, las redacciones de los medios especializados en música popular más importantes de Inglaterra y Estados Unidos.

Rumores de conversaciones telefónicas entre Paul y John, colaboraciones de Ringo y Paul en los primeros discos solistas de George, cualquier movimiento o comunicación entre los cuatro camaradas, todo era buen motivo para que las páginas de New Musical Express y Melody Maker crearan ilusiones entre los seguidores del grupo.

Se llegó a especular, casi a finales de los setenta, que los cuatro de Liverpool se habían juntado a escondidas bajo un extraño nombre, Klaatu, para hacer de las suyas (ver nota aquí). Por cierto, todas estas ilusiones tenían pleno sentido pues los músicos seguían productivos, publicando discos individuales -entre 1970 y 1979 Ringo lanzó siete álbumes, George ocho, mientras que John y Paul, diez cada uno- y cruzando, de vez en cuando, sus caminos personales y artísticos.

El asesinato de John Lennon (40) en 1980 en New York anuló para siempre la posibilidad de que los Beatles se reunieran de nuevo en el mundo de los vivos. Y dos décadas después del lamentable crimen de Mark David Chapman, en el 2001, el sensible fallecimiento de George Harrison (58), fue un nuevo latigazo de aquella inexorable realidad.

A pesar de ello, los Beatles y su impresionante legado artístico jamás abandonaron el imaginario colectivo de las siguientes generaciones. A través de los años, la vigencia de sus canciones ha perdurado venciendo tendencias, colocándose varios niveles por encima de las categorías que ellos mismos ayudaron a crear -rock clásico, pop barroco, psicodelia, avant-garde- y convirtiéndose en figuras legendarias ajenas a la paulatina y creciente decadencia de los gustos de las masas modernas, negándose a desaparecer. Gracias a su auténtica calidad y trascendencia, las grabaciones que John, Paul, George y Ringo realizaron entre 1962 y 1970 son obras maestras del arte mundial, reverenciadas como las pinturas de Leonardo da Vinci, las películas de Charles Chaplin, los personajes de Walt Disney o los libros de Miguel de Cervantes Saavedra.

Pese a las ausencias físicas de Lennon y Harrison, los amantes de la música de los Beatles pudieron siempre mantenerlos unidos, a través de dos misteriosos mecanismos naturales: los recuerdos y los sueños. Las miles de personas que los vieron por televisión en 1964 en el show de Ed Sullivan, los enfervorizados fanáticos que ni siquiera los dejaron cantar en el Shea Stadium de New York un año después o los atónitos transeúntes que se ganaron con su concierto en el techo de Savile Row, Londres, el 30 de enero de 1969, deben haberlos recordado y soñado infinidad de veces durante sus vidas, iluminadas por la fortuna de haberlos vistos juntos haciendo lo suyo, en pleno uso de sus facultades.

Hace unas semanas la tecnología, esa creación artificial que el ingenio humano ha puesto al servicio de las civilizaciones para toda clase de fines, se une esta vez a los naturales recuerdos y sueños para devolvernos al grupo y traernos una nueva canción, trabajada en 2023 por Paul McCartney (81) y Ringo Starr (83), los dos Beatles que aún están entre nosotros, usando para ello grabaciones recuperadas de John Lennon y George Harrison, fechadas en 1977 y 1995, respectivamente.

La canción se llama Now and then (De vez en cuando) y representa, más allá de las razones que se puedan esgrimir para no considerarla un nuevo clásico beatlesco, comparable a gemas de la música pop como I want to hold your hand, Strawberry fields forever, Penny Lane, Something o Let it be, un homenaje y un trabajo de amor a una herencia artística entrañable e imperecedera. Como anotó hace unos días un crítico musical en una publicación británica, su sola existencia es más importante que los detalles de su sonido. Por otro lado, no es la primera vez que los Beatles regresan en formato tecnológico.

Now and then pertenece a un grupo de canciones que John Lennon compuso y grabó de manera artesanal en su departamento del edificio Dakota, a pocos metros del Central Park en el corazón de New York, allá por 1977. Yoko Ono, viuda de Lennon, le alcanzó esas cintas a Paul McCartney en los años noventa, proponiéndole que la banda se encargara de terminarlas. Así, la mujer históricamente sindicada como responsable de la ruptura de la mágica amistad que unía a los Beatles desde sus años escolares, se encargó de reunirlos en un acto de (in)voluntaria justicia.

De ese mismo paquete de temas inconclusos salieron los singles Free as a bird y Real love, que McCartney, Starr y Harrison construyeron en 1994, junto al productor Jeff Lynne, líder de Electric Light Orchestra y colaborador de Harrison, tanto en su álbum Cloud nine de 1987 como en el supergrupo Traveling Wilburys (junto a Bob Dylan, Tom Petty y Roy Orbison) y que fueron incluidos en el megaproyecto The Beatles Anthology -tres álbumes dobles y una colección de videos con materiales nunca antes vistos y oídos del Fab Four-, que vio la luz en 1995 y fue éxito de ventas millonarias a nivel mundial.

De hecho, Now and then fue también revisada para formar parte de esas antologías pero no logró superar las dificultades técnicas que planteaba la baja calidad de la cinta original. Como se viene contando con amplio detalle en notas de diversas webs especializadas en todo lo relacionado a los Beatles, George Harrison rechazó, en su momento, la canción Now and then por estos problemas y Jeff Lynne consideró muy difícil recuperar la voz de Lennon pues no contaban con la tecnología suficiente para alcanzar un resultado óptimo que hiciera justicia al esfuerzo. Casi treinta años después, los nuevos softwares de edición de sonido han hecho posible el procesamiento de aquella demo casera para, a partir de allí, redondear lo que se lanzó a principios de noviembre de este año como «la última canción de los Beatles».

Como ocurrió con Real love y Free as a bird, Paul y Ringo grabaron pistas nuevas de bajo, batería y voces, mientras que la guitarra acústica y el solo de slide de George provienen de las sesiones de 1995, todo unido al piano y voz de Lennon, extraídos de la grabación original de finales de los setenta. Un trabajo de edición sonora que no es para nada una novedad en el mundo del pop-rock pues se practica desde mediados de los años sesenta, con la salvedad de que aquí se usaron fuentes de audio registradas con veinte y treinta años de distancia entre ellas.

Gracias a la sofisticación de la tecnología actual, el resultado final elimina toda imperfección que pudiera esperarse del copy-paste de registros tan diferentes/desiguales. McCartney además agrega pianos, órganos y colabora con Giles Martin -hijo de Sir George Martin, «el quinto Beatle» fallecido en 2016- para los arreglos de una sección de cuerdas que le da a Now and then un acabado sinfónico elegante y profundo, una característica del sonido clásico del grupo, especialmente si pensamos en su etapa intermedia a la que pertenecen temas como Eleanor Rigby, A day in the life o Here, there and everywhere.

Now and then debutó como #1 en Inglaterra y Estados Unidos, como era de esperarse. El videoclip combina imágenes de las diversas etapas de la banda -la Beatlemania de monocromáticos uniformes y peinados idénticos, la psicodelia de Sgt. Pepper/Yellow Submarine/Magical mystery tour, las grabaciones de Let it be y el álbum blanco, los videos finales de Abbey Road- con las sesiones de 1995 para The Anthology y las más recientes de Ringo y Paul, en un collage audiovisual que despierta emociones en todos nosotros, fans incondicionales y agradecidos por tantas imágenes y sonidos que aportan luminosidad en momentos grises como los que hoy padecemos a nivel nacional e internacional. El video acumuló más de 30 millones de reproducciones en YouTube a poco más de un mes de haberse publicado. Paralelamente, un video de doce minutos titulado Now and then: The last Beatles song, presenta la historia del tema contada por sus protagonistas.

El tema ha sido incluído en una nueva edición de la clásica recopilación 1967-1970 -el recordado álbum doble de la carátula azul- y, como single, viene acompañado de una nueva mezcla de Love me do, en la versión definitiva con Ringo Starr en batería -grabada originalmente el 4 de septiembre de 1962, toda una simbología que une la primera y la última -hasta ahora- grabación de la formación definitiva de los Beatles en un solo disco, oro en polvo para coleccionistas. La prensa cultural de Inglaterra no hace más que hablar del tema, lo cual nos ofrece una oportunidad para liberarnos por un rato de las babosadas a las que nos somete la actualidad musical en lo que respecta a las modas reinantes en nuestro medio.

En el universo del pop-rock clásico, hay artistas que han hecho de los lanzamientos póstumos un camino discográfico aparte, incluso más copioso que el que dejaron grabado en vida. Casos especiales son, por ejemplo, los de Jerry García (Grateful Dead) y Frank Zappa, quienes solían grabar todos sus conciertos y sesiones con la intención de convertirlos, posteriormente, en colecciones de LPs y CDs. Cada uno de ellos tiene hasta hoy, más de cien discos publicados después de sus fallecimientos en 1993 y 1995, respectivamente, y siguen sumando títulos.

En el caso de los Beatles, por el contrario, los lanzamientos póstumos han sido muy pocos y espaciados. No las recopilaciones, conciertos y remasterizaciones, que son numerosas, desde los dobles 1962-1966 y 1967-1970, editados originalmente en 1973; las dos colecciones de singles Past Masters (1988); hasta el CD 1 (2000) o el documental de tres episodios Get back (Peter Jackson, 2021) que causó gran revuelo desde su estreno en la plataforma Disney +; sino a aquellos lanzamientos que (re)descubren grabaciones inéditas, tesoros escondidos. Después de la mencionada The Beatles Anthology (1995-1996) y Let it be… naked (2003), en el que se escucharon por primera vez las canciones de aquel accidentado álbum sin los arreglos orquestales de Phil Spector, Now and then se inscribe en esta tradición de ediciones póstumas que causan emoción y expectativa por sus contenidos.

El impacto mediático, artístico y comercial de Now and then demuestra que siguen siendo los mejores de todos los tiempos. Los Beatles lo hicieron de nuevo.

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[PIE DERECHO] Alex Contreras es el Juan Reynoso del MEF. Todas las cifras son negativas y en cuanto a su gestión no se ve que haga algo significativo para revertirlas con eficacia. No se entiende su permanencia en el cargo y el visto bueno que aparentemente le brindan la presidenta Boluarte y el premier Otárola.

La inversión privada, motor esencial de la economía, se ha reducido 6.2% interanual en el mismo periodo, con lo cual suma cinco trimestres consecutivos de caída.

Ya no se puede atribuir todo a los problemas climáticos o a las protestas sociales de comienzos de año. Ya hay claramente un problema serio de gestión pública, de un MEF debilitado, sin capacidad de contención del populismo regulatorio del Congreso, ni la energía suficiente para impulsar una agenda proempresarial en los sectores productivos (relanzamiento de proyectos mineros postergados, vuelta atrás en la ley de promoción agraria, su extensión al mundo andino, etc.).

El anuncio de 25 medidas del Plan Unidos, para impulsar la economía, no ha generado la reacción entusiasta de los agentes capitalistas, porque un gobierno sumido en la inestabilidad política no es capaz de generar la sensación virtuosa necesaria para que la confianza se recupere y, por ende, la inversión se produzca.

Se necesita un Gareca en el MEF. Y si la presidenta Boluarte le garantiza absoluta independencia, es posible convocar a un economista de primera línea, capaz de romper el estancamiento y animar a los “espíritus animales” capitalistas a soltar las amarras.

Salvo la ocurrencia de un fenómeno del Niño severo no se ve otro nubarrón en el horizonte, quizás la incertidumbre respecto del futuro electoral en el 2026, pero, en primer lugar, eso es largo plazo, y, en segundo término, no es éste un factor que asuste al empresario peruano, acostumbrado a peores situaciones.

Si la economía no mejora, si no hay inversión privada, si no se genera empleo, si no se reduce la pobreza, vamos a llegar, allí sí, a un escenario electoral complicado. Y si la presidenta Boluarte no es capaz de remover del cargo al responsable de tal situación, pues ya la responsabilidad recae en ella y vuelve a poner sobre el tapete la discusión de si conviene o no que su gestión dure dos años y medio más.

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Crisis económica, gestión gubernamental, Inversión privada, MEF

[PIE DERECHO] Otra de las perlas infames de la contrarreforma política que el Congreso está a punto de perpetrar es la eliminación de los movimientos regionales de los procesos electorales congresales.

Como se sabe, ya desde hace décadas, los partidos “nacionales” no hallan eco en las regiones del país, porque han perdido presencia, arraigo y adhesión. Es desde las propias regiones que surgen movimientos locales que logran éxito representativo, reflejando la vigencia de una saludable vida política autónoma de las regiones fuera de Lima, que expresan mejor el sentimiento local y reflejan el rechazo al centralismo, también político.

Claro, suena bien que los partidos políticos tengan representación nacional y que, como antes sucedía, tengan vida y vigencia política en cada región del país. Pero el fenómeno del surgimiento y éxito de los movimientos regionales es producto de la dejadez y apatía de los partidos nacionales, que se han labrado, por su propio empeño, el fracaso representativo que hoy exhiben fuera de la capital de la República.

Cortar de un tajo legislativo, la posibilidad de que los movimientos regionales sigan teniendo presencia y vigencia, no es un tema secundario. Es postrar a las regiones al silencio político, porque en ellas, los partidos nacionales no existen, son entes sin vigencia, anquilosados y que no conocen los problemas locales o, al final del día, los terminan soslayando en beneficio del mayor bolsón electoral limeño.

Ya José Matos Mar, hace poco más de una década, con su habitual agudeza, había señalado que así como desde los 60 en adelante, lo que definía el mapa sociológico del Perú era la emergencia del emprendedor migrante en las grandes ciudades, en el futuro inmediato, ese mapa iba a estar definido por la asunción del provinciano como sujeto político, económico y social cada vez más preponderante.

A los limeños, en el resto del Perú nos miran como América Latina mira a los chilenos, que se han construido una imagen de antipatía y recelo crecientes, por su altivez percibida como ofensiva. Va a ser difícil que en el Perú, esa percepción del capitalino cambie en buena cantidad de años.

Por ello, la importancia de otorgarle vitalidad a la democracia, permitiendo que los movimientos regionales mantengan su presencia y vigencia en la conformación del mapa electoral peruano. El Congreso quiere truncar ese proceso y no se imagina la reacción social que va a producir. Las regiones del Perú no se van a dejar arrebatar graciosamente un derecho político conquistado. En la plaza Bolívar están abriendo una caja de Pandora de imprevisibles consecuencias.

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Contrarreforma Política, Diversidad Electoral, Movimientos Regionales, Representación Política

[LA TANA ZURDA] Esta vez celebran su décimo aniversario con el XI Festival de Arte y Cultura, enfatizando su interés multiartístico y multimedial, pues no se trata de un simple festival de poesía –como hay tantos– en que los poetas se paran a leer sus versos en una maratón interminable. La Huaca es Poesía combina distintos lenguajes (música, teatro, danza, artes plásticas y arqueología) para brindar al público una imagen integral de lo que está pasando en distintas disciplinas y sus interesantes combinaciones.

Como se recordará, esta valiosa iniciativa surgió del encuentro feliz de un poeta, Rafael Hidalgo, y un arqueólogo, Santiago Morales que tuvieron la idea de llamar la atención sobre el Complejo Arqueológico Mateo Salado, en el límite del cercado de Lima con el distrito de Pueblo Libre, a media cuadra de la Plaza de la Bandera. Desde aquel ya lejano 2013 han convocado a decenas de artistas no solo en sus festivales previos, sino también en diversas actividades como conferencias académicas, entrevistas en línea, participación en eventos nacionales e internacionales y una larga lista de muestras de su vitalidad imparable.

El núcleo de La Huaca es Poesía lo conforman hoy los dos dos fundadores, Rafael Hidalgo y Santiago Morales, junto con los otros miembros de su Comité Central: Valeria Chauvel Moscoso, Brenda Vallejo Mezarina, Francesca Federico, Sandra Luna, Lesley Costello, Santiago Morales Erroch, Rafael Hidalgo Osorio, José Antonio Mazzotti y Raúl Bueno Chávez, a los que se han aunado recientemente el novelista Eduardo González Viaña y los músicos Yazmín Cuadros y Rudy Rivera. Todos ellos se organizan para cumplir diversas funciones, entre otras su primera publicación impresa, como fue la antología que compuse con sus textos este año y que dio a conocer en algunos casos la producción inédita de los más jóvenes del grupo. Y digo los más jóvenes porque algunos de los miembros de La Huaca son poetas mayores y consagrados como Raúl Bueno y José Antonio Mazzotti, que aportan una amplia experiencia internacional.

El XI Festival de La Huaca se realizará este sábado 25 y domingo 26 de noviembre en el ya mencionado recinto de Mateo Salado. Hay una multitud de poetas participantes, como José Aguirre, Úrsula Alvarado, Dina Ananco, Daysy Arévalo, Dalgys Bautista Sánchez, Alberto Benavides, Virginia Benavides, Chonon Bensho, Andrea Cabel, José Gabriel Cabrera Alva, Lesley Costello, Valeria Chauvel, Yazmín Cuadros, Rosa María Díaz, Pedro Favarón, Gabriel Gargurevich, Rafael Hidalgo, Milagritos Huertas, Manuel Kentore, Carlos López Degregori, Manuel Liendo, Sandra Luna, José Antonio Mazzotti, Alejandra Monterroso, Santiago Morales Erroch, Edián Novoa, Domingo de Ramos, Piero Ramos Rasmussen, Mercedes Tinoco, Rubén Quiroz Ávila, Enrique Sánchez Hernani, José Guillermo Saravia, Sixto Sarmiento, Becky Urbina y Brenda Vallejo.

Asimismo, se cuenta con la participación del artista plástico Alberto Huapaya y se rendirá un sentido homenaje-conversatorio al recientemente fallecido Luis Guillermo Lumbreras, extraordinario arqueólogo e historiador cuyo hijo, también arqueólogo y del mismo nombre, contribuirá con una semblanza de su padre.

La danza de las tijeras estará a cargo de los grupos Warmi Danzaq Killari y Puka Kichka de Andamarca; la danza folclórica correrá por cuenta del Club Provincial Canchis; el rock lo pone la Banda LSM; y los conciertos la Agrupación Pacha Wakay Munan, los cantautores e intérpretes Piero Bustos, Dante Ayala, Yazmín Cuadros, Rudy Rivera, Mauricio Moquillaza y MUKURA blues y cajón.

Como se ve, La Huaca es Poesía abarca una gran variedad de producciones culturales de diversas partes del Perú a través de sus increíbles manifestaciones verbales, musicales, plásticas y performáticas. Y todo esto lo hacen sin recibir un centavo del estado ni de instituciones privadas.

Ya es hora de que las autoridades reconozcan el valioso aporte y el esfuerzo de estos escritores y artistas y que tomen cartas en el asunto. Ya estuvo bueno, pues.

Vamos a La Huaca este fin de semana.

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Arte, Complejo Arqueológico Mateo Salado, Cultura, festival, poesía, teatro

[CIUDADANO DE A PIE] La opinión pública o el porqué las mayorías se dejan gobernar por minorías.

Fue el filósofo escocés David Hume el primero en preguntarse cuál es la razón por la que las mayorías sociales se someten voluntariamente al gobierno de ciertas minorías. Su respuesta fue que esto sucede únicamente gracias a la capacidad de persuasión de los gobernantes sobre los gobernados: “Solo en la opinión es donde se funda el gobierno” escribió en 1754. Pocos años después, en “El Contrato Social o los principios del derecho político” de 1762, Jean-Jacques Rousseau defiende la idea de que la “opinión pública” -término que el mismo acuñó- determina en gran medida la legitimidad de los gobiernos democráticos. Así lo reconoció tempranamente la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, al proclamar que para garantizar los derechos inalienables de los hombres “se establecen gobiernos, los cuales adoptan sus justos poderes del consenso de los gobernados.” Su ejemplo no tardaría en ser seguido por otras declaraciones similares en América y Europa. Finalmente, y tras una accidentada evolución histórica, se impuso en Occidente el modelo de democracia liberal representativa, en el que, mediante elecciones libres y periódicas, se eligen gobernantes cuya legitimidad se sustenta precisamente, en la opinión pública consensuada denominada “Voluntad Popular”.

La democracia representativa es una ficción peligrosa.     

Dejando de lado la crítica de Marx a la “democracia burguesa”, a la que consideraba una superestructura político-ideológica destinada a asegurar la explotación del proletariado, muchos autores contemporáneos como Ellen Meiksins Wood, Nancy Burns, Jason Brennan, Charles Tilly y Domenico Losurdo han cuestionado la validez de la democracia liberal representativa como medio para asegurar una real participación de los ciudadanos en las decisiones de los gobiernos. Algunos han ido incluso hasta calificarla como una mera ficción. Pero entre todos los detractores, destaca uno que critica la democracia representativa desde una óptica radicalmente diferente, pues ya no señala los riesgos de una limitada participación popular en la gobernanza, sino todo lo contrario. Ludwig von Mises, uno de los padres del neoliberalismo, señala que el gran peligro del sistema representativo, en el que el voto de cada ciudadano cuenta, es que el resentimiento de los pobres (siempre en mayoría numérica) contra los ricos, puede ser aprovechado por “demagogos” que invocando la “justicia social”, llegan al poder con la intención de poner trabas al libre mercado. La democracia representativa no solo sería entonces una ficción, sino una ficción peligrosa para los grupos de poder económico.

Manipulando la opinión pública

Un sobrino de Sigmund Freud, el austriaco-norteamericano Edward Bernays, considerado un pionero de la propaganda moderna, escribió en los años 20 del siglo pasado: “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos y de las opiniones de las masas, es un elemento importante en las sociedades democráticas, y aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la sociedad, constituyen el verdadero poder dirigente de nuestro país.” Más recientemente el economista y especialista en medios de comunicación, Edward S. Herman, conjuntamente con el célebre lingüista e intelectual Noam Chomsky, demostraron mediante un modelo teórico cómo las élites económicas, a través de los grandes medios de comunicación, “fabrican el consentimiento de la opinión pública” con el claro objetivo de mantener el statu quo que les es favorable. ¿Afiebradas teorías conspirativas? Martin Wolf, nada menos que editor en jefe de Economía del Financial Times, ha escrito en su muy reciente libro “La crisis del capitalismo democrático” lo siguiente: “La plutocracia (poder político ejercido por los ricos) es el resultado natural de una forma de capitalismo depredador que genera enormes desigualdades de ingresos y riqueza. A medida que la riqueza y el poder económico se concentran cada vez más, es inevitable que la democracia liberal se vea amenazada (…) Más que nada, buena parte de lo que ha ido mal es (…) la tendencia de los poderosos a amañar los sistemas económicos y políticos en contra del resto de la sociedad.” La manipulación de la opinión pública por parte de los grupos de poder, es un ataque directo contra el corazón mismo de la democracia representativa, y esto viene ocurriendo no solo en el mayor exponente de la democracia y la economía de mercado, sino en nuestro propio país, como lo han señalado autores tales como Francisco Durand.

¡No una, sino tres ficciones!

En un libro con el provocativo título de “La invención del pueblo”, el eminente historiador norteamericano Edmund Morgan, afirma que el éxito de los gobiernos democráticos depende de la aceptación popular de tres ficciones: que los representantes del pueblo son el pueblo, que los gobernantes están al servicio del pueblo, y que todos los hombres son iguales. Para que estas ficciones puedan funcionar adecuadamente, la realidad debe asemejarlas el máximo posible pues, de no ser el caso, la incredulidad y el descontento se apoderarían de los ciudadanos, produciéndose el desmoronamiento del sistema.

Esta democracia ya no es democracia

En estos difíciles tiempos de nuestra vida política y económica, todo apunta a que la mayoría de peruanos no creería más en las ficciones de la democracia representativa, o al menos eso es lo que muestran importantes encuestas realizadas recientemente en nuestro país (OXFAM/IEP, Latinobarómetro, INEI). Así, en lo que concierne a cuatro aspectos fundamentales de la igualdad ciudadana, el 94% de peruanos piensa que somos desiguales en el acceso a la salud, 92% a la educación, 94% al trabajo y un impresionante 83% considera que en nuestro país el acceso a la justicia es muy desigual. En lo concerniente al aspecto económico, la percepción del 72% de compatriotas es que la desigualdad entre pobres y ricos es muy grave, y que dicha desigualdad va en aumento. ¿El gobierno y los políticos trabajan en nuestro beneficio? El 66% pensamos que somos gobernados por unos cuantos grupos poderosos que buscan su propio beneficio. No es de extrañar que apenas el 8% de nuestra población este satisfecho con la democracia (el único país latinoamericano con un solo dígito), que el 73.1% piense que nuestra democracia funciona mal o muy mal y que el 87.7% culpe de ello a los políticos.

Un análisis objetivo de esta realidad, nos permite apreciar que el país se ha deslizado  rápidamente, desde lo que Guillermo O’Donnell califica como una clásica “democracia delegativa” latinoamericana -esto es con una muy pobre participación ciudadana tras el voto, instituciones débiles que simulan tener las características de una democracia consolidada y una resultante inestabilidad- hasta lo que Heinz Dieterich denomina una “democracia sustitutiva”, un sistema en el que los políticos elegidos por voluntad popular, lejos de desempeñarse como representantes y servidores de la ciudadanía, actúan sirviendo en primer lugar a los intereses de las élites dominantes y, en segundo lugar, a sí mismos. Los hechos hablan por sí mismos…

¿Encontraremos una salida a esta situación? ¿Podremos construir todos juntos una verdadera democracia al servicio de los peruanos? Difícil decirlo, pero estamos totalmente de acuerdo con Jorge Frisancho cuando escribió con motivo de las recientes movilizaciones sociales en nuestro país: “cualquier nuevo pacto que se forje, como en los años 90, entre el poder congresal, facciones del empresariado, sectores de las FF. AA y la Policía, solo podrá ser una forma de la misma crisis, la crisis del régimen neoliberal, sin ninguna posibilidad de resolverla.”

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[AGENDA PAÍS] El domingo pasado, Argentina vivió una fiesta democrática que culminó con la amplia victoria de Javier Milei, candidato liberal-libertario de La Libertad Avanza, frente al candidato oficialista peronista, Sergio Massa.

Esta victoria contundente con casi 11% de ventaja, refleja el hartazgo de la mayoría de argentinos por la crisis permanente en la que se encuentran hace 30 años, crisis que trasciende lo económico para culminar en una putrefacción moral de corrupción y saqueo del estado por parte de malos gobernantes.

Milei, con su aspecto de rockero ochentero, lenguaje disruptivo, directo y a veces soez, logró captar el corazón del electorado, principalmente al joven, al cual le dio algo que quizá, habían perdido: la esperanza.

La diferencia con las elecciones presidenciales peruanas del 2021, es que en nuestro país los electores votaron por escasa mayoría por el ahora golpista Pedro Castillo, no porque encarnase la esperanza de un Perú mejor, sino por un mezquino odio visceral de cierta parte del electorado por Keiko Fujimori, prefiriendo así el caos a enfrentarse a una propuesta política en democracia.

Incluso en redes se saluda el gesto de Massa de aceptar su derrota, comparándola con la no aceptación inmediata de Keiko Fujimori, cuando en Argentina la derrota de Massa fue por una goleada de 11% mientras que Keiko perdió por 0.26% y varias mesas por auditar. Así, será muy complicado lograr consensos que pongan por delante al país y sus millones de ciudadanos inmersos en la pobreza bajo el desdén de los paupérrimos servicios públicos y la indiferencia de las autoridades.

El efecto Milei ya se siente en América Latina y del éxito de su receta liberal para vencer a la inflación y otorgar un mejor vivir a los argentinos, va a depender que, en otros países, con elecciones en los próximos 3 años como Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, Brasil y Perú, se pueda tener algún candidato que encarne con esa visión y pasión los principios del liberalismo y que los pueda implementar con sabiduría y humildad.

Pero Venezuela será el primer escollo a superar. Las elecciones presidenciales del 2024 son claves para que la oposición, liderada por María Corina Machado, acceda al Palacio de Miraflores y empiece a reconstruir un bello país ahora sumido en la miseria absoluta y el control estatal de toda actividad económica y social.

La tarea es cuesta arriba. Con Maduro controlando todos los poderes del Estado (incluyendo el electoral) y con votación por máquinas electrónicas hasta ahora sin posibilidad de auditoría, las probabilidades de victoria de Machado, aún cuando las encuestas la sitúan en más del 60%, son prácticamente nulas.

La esperanza es que los Estados Unidos de Norteamérica ponga tal presión que obligue a la OEA y a la ONU de ser los veedores y auditores del voto de los venezolanos, sin ello, las cartas están echadas.

Este aluvión liberal de Milei, con libertad económica que va de la mano con respetar la individualidad de las personas, sus credos, sus sueños y sus amores, priorizando las políticas sociales, efectivas y sin corrupción, debe motivarnos a que tanto los peruanos como el resto de latinoamericanos, podamos construir una opción democrática que toque el corazón de los ciudadanos con propuestas simples y empáticas, que una vez en el gobierno, se puedan implementar rápida y efectivamente.

Es momento de romper el eje del mal, debemos debilitar el Foro de Sao Paulo y el de Puebla, que, bajo la dirección estratégica de Cuba y el petróleo de Venezuela, dirigen y financian la corrupción política de izquierda en todo el continente, y reemplazarlos por gobiernos liberales, limpios y eficientes.

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