¿Está postulando al Congreso y a la vicepresidencia por el candidato presidencial que acompaña o a pesar de él, porque desea hacer algo por el país?
No, obviamente por el candidato que tengo. George es una persona en la que creo y confío. No somos iguales ni pensamos igual, pero nos complementamos y ayudamos. Eso es bueno, de eso se trata la política: buscar puntos en común, dentro de determinadas compatibilidades. Hay sectores con los que para mí es imposible pensar en llegar a acuerdos, pero hay otros con los que, si llego al Congreso, voy a trabajar. En el caso de George, jamás diría que estoy ahí porque quiero hacer algo por el Perú a pesar del candidato.
Me ha quedado la impresión de que Forsyth, con la conformación de su plancha y su lista al Congreso, ha querido darle contenido político a una propuesta que él no puede llenar. ¿Es así?
Al organizar una plancha, obviamente tengo que pensar qué me aporta la persona. Si no me aporta, no lo voy a llevar en mi plancha. Me parece completamente normal y deseable. ¿Cuáles son las razones por las que uno escoge a alguien si no fuera por el contenido político que te aporta? Jorge [Chávez, el otro miembro de la plancha] y yo aportamos cosas completamente diferentes, pero cada uno enriquece el diálogo.
¿Qué aporta exactamente Forsyth en la discusión política?
Yo diría que sí aporta. Tiene algunos temas que para él son centrales. Por ejemplo, le importan mucho los temas de Interior y Defensa, que para mí son bastante ajenos. Le interesa el tema de la informalidad. George tiene ciertos temas que son un aporte político muy importante. Yo tengo los míos. A veces, los de él me interesan menos. Todos somos así, tenemos nuestros propios intereses. Él tiene muy clara la agenda anticorrupción y en eso sí coincidimos.
Si se tuviera que definir, ¿de qué lado del espectro político se ubicaría?
Digamos, a mí izquierda y derecha me parecen términos que están un poco caducos. Hay sectores de la derecha que son muy progresistas con respecto a derechos civiles, por ejemplo. Y sectores de izquierda que son homofóbicos. Yo prefiero llamarme de centro progresista. ¿En qué sentido? En que estoy buscando el cambio.
Entonces, en la concepción clásica de un solo eje, ¿sería de centro-izquierda?
Es que la concepción clásica es un poco complicada, pero puede ser que sí. Eso no significa que uno no pueda hacer alianzas con la derecha, si hubiera necesidad.
¿Está en una pequeña alianza con la derecha en el proyecto al que se ha sumado?
Sí, y también en una pequeña alianza con la izquierda. Pero no son concesiones a la derecha, sino cosas en las que creo: el libre mercado, en la empresa privada. No es una concesión. Y también creo en cosas que están más relacionadas con la izquierda normalmente: derechos civiles, por ejemplo.
¿El antifujimorismo la define políticamente?
No. ¿Es parte de mi definición política? Sí. El fujimorismo le ha hecho mucho daño al Perú. Yo nunca había estado tan interesada en política hasta que llegó el fujimorismo al Perú. Ahí empecé a decir: qué es esto, qué está pasando. Creo que hay personas dentro del fujimorismo que pueden tener buenas intenciones, pero son pocas. No sé quiénes son, pero supongo que existen.
¿A cuál de sus partidos competidores no podría endosarle el apoyo si pasa a segunda vuelta con Keiko Fujimori?
Probablemente a Unión por el Perú, pero no va a llegar, entonces no es una preocupación. ¿Sabes qué? Creo que no podría endosar nunca a Keiko. La he visto mentir demasiado. Esto de indultar a su padre es nuevamente un cálculo político: está buscando el voto duro albertista. Eso es algo con lo que no puedo: ver como alguien puede utilizar primero a su madre, después a su padre, después a su hermano, después nuevamente a su padre. No puedo confiar.
¿Cuáles son los temas que usted pone en la discusión de su plancha presidencial?
La anticorrupción es el principal. [Luego], lo que me caracteriza por formación, por trayectoria y por interés: educación y cultura, mujer, y agregaría algo que cada vez me importa más, que es la salud. Específicamente, salud mental.
Lo tiene indexado en tu cuenta de Twitter: una de sus cuatro prioridades es la salud mental. ¿Por qué?
Esta pandemia nos ha hecho ver carencias gravísimas que vienen de muchos años atrás, pero dentro de todos los descuidos posiblemente uno de los mayores es el de salud mental. Cuán frágiles somos, qué estigmatizado está el tema. La gente no se atreve a pedir ayuda, no sabe dónde hacerlo. Se confunde, muchas veces, salud mental con machismo, violencia de género, violaciones. Y ahora estamos viendo mucha depresión, mucha frustración, mucha violencia doméstica. Es una prioridad en el Perú.
¿Dos cosas urgentes que se puedan hacer desde el Legislativo en salud mental?
Por ejemplo, cada distrito debería tener un centro comunitario, donde no solamente haya acceso a un profesional de salud sino a una comunidad. La comunidad es una de las cosas más importantes para la salud mental. Uno de los grandes problemas es el aislamiento, no tener con quién hablar, actividades que realizar, sobre todo para los adultos mayores. Si en cada comunidad hubiera un centro cultural con psicólogos, donde puedas desarrollar arte, música, deporte, sería un gran paso.
Sin dudas la salud mental es importante. ¿Pero nuestro Estado está preparado para crear centros comunitarios en todo el país, cuando no puede implementar plantas de oxígeno?
Deberíamos, porque es tan importante como tener postas médicas. El espacio común, el espacio público, no es solamente un tema de ocio. Es un tema que en este momento es fundamental para resolver problemas como la violencia, la soledad, los suicidios, las violaciones. No digo que se vayan a solucionar con eso, pero el Perú necesita espacios donde la gente se sienta segura, acompañada. No sé si es posible en todos los distritos del país, pero se puede crear algún mecanismo de estímulo mediante asociaciones público-privadas. Hay muchas maneras en las que se pueden hacer este tipo de cosas.
Forsyth ha hecho carrera política con operativos de desalojo de ambulantes en La Victoria. ¿Qué opina de esa forma de tratar al comerciante informal, que tiene que llevar comida a casa?
Bueno, pregúntenle a Susel Paredes, que es la número 1 del Partido Morado. Ella fue quien encabezó toda la fiscalización en La Victoria.
Se lo preguntamos.
Creo que a veces no hay más remedio. Por las buenas no salen. No es que tenga gran opinión al respecto. No veo muchas alternativas para hacer un desalojo, la verdad. No hay forma de hacer un desalojo amistosamente.
El 70% del Perú es informal. Es un tema que van a tener que enfrentar en algún momento. ¿Lo enfrentarán así si son gobierno?
No, no, no. En un gobierno local no tienes muchas posibilidades: lo único que puedes hacer es que salgan. Esa es una de las razones que llevan a George a moverse hacia las ligas mayores. Te das cuenta de que como alcalde distrital estás muy limitado. Se deben dar estímulos a la formalización. La formalización tiene que ser rentable y en este momento no lo es. Lo que te dan a cambio de formalizarte es muy poco en relación a lo que te cuesta. No es un tema policial, definitivamente. Pero allí el tema era desalojar a gente que estaba perjudicando a los formales, que son los que pagan los impuestos, los que sacan adelante el país con sus impuestos. Con la formalidad pagamos colegios, hospitales, carreteras, policías, maestros, ejército, etc. Sin eso, no hay nada.
¿No está creando ciudadanos de primera y segunda categoría?
No, de ninguna manera. Lo que queremos es que todos tengan las mismas oportunidades. Que la formalización sea rentable no tiene que ver con ser un ciudadano de mayor categoría, sino que te tiene que permitir tener ventajas. No porque seas un ciudadano de primera categoría, sino porque estás pagando tus impuestos. Es así en todas partes del mundo. Si no se pagan impuestos, no hay país.
¿Le gustaría asumir algún ministerio?
Sí, a quién no. Solo en caso de que no fuera elegida congresista. Es un lugar desde donde uno puede hacer muchísimas cosas.
¿Qué ministerio?
De cualquiera de las cosas que te he mencionado: Educación, Cultura, Mujer.
Hablemos de Educación. Ricardo Cuenca dijo [inicialmente, luego retrocedió] que los COAR no iban a admitir alumnos este año. ¿Los COAR deben continuar o son elitistas?
Tienen sus ventajas y sus desventajas. Tampoco es que podamos decir ‘qué maravilla’. Está muy bien tener colegios de alto rendimiento si es que tenemos un sistema público educativo bueno. Cuando ya tienes algo bueno, puedes tener algo mejor. Pero no puedes tener un colegio arriba y el resto abajo, porque es discriminatorio. Está probado que tener alumnos de alto, mediano y bajo rendimiento en el mismo salón favorece que el nivel se eleve. Cuando tienes un compañero que es mejor que tú, tú vas a mejorar.
¿No se estaría condenando a personas que tienen mucho potencial a sucumbir a la precariedad de la educación pública, dado que el Estado no puede darle educación de calidad a todos?
El Estado debe brindar educación de calidad para todos. Conozco mucha gente que es producto de la educación pública reciente, escolar y universitaria, y son de primera. Destacadísimos. No fueron a un COAR. Los colegios emblemáticos son una muy buena experiencia. Se les dio muy buena infraestructura. Han dado excelentes resultados.
¿Se puede replicar un colegio emblemático en las zonas rurales del país, en La Pampa en Madre de Dios, o en Rinconada, en Puno? ¿No es esa también una forma de discriminación?
Igual, los mismos alumnos de La Pampa o Rinconada, con el COAR, están en la misma situación. Su situación no mejora porque existan COAR. ¿Qué es más importante? ¿Mejorar la situación de los alumnos de Rinconada o La Pampa, o hacer COAR? El Estado ha renunciado a su obligación de ser el principal proveedor de educación pública y de calidad. Cada vez menos alumnos van a colegios públicos. ¿Qué estamos haciendo? En la pandemia, muchos alumnos han migrado del sector privado al público. El esfuerzo que estaban haciendo para tener educación privada era tan precario que, en el fondo, no podían sostenerlo. Eso no es justo.
¿Está a favor o en contra de una nueva Constitución?
Favorezco una reforma. En este momento es más realista y menos riesgoso ir por una reforma de temas puntuales, que son los urgentes. Nada nos garantiza que la nueva Constitución va a ser mejor que la que tenemos, no sabemos quiénes la harían. El principal problema de la Constitución está en la reforma política, eso es lo más urgente. Somos uno de los países con menos representantes por habitante del mundo y la Constitución fija el número, lo cual es un error. Eso no tiene sentido, debería haber una fórmula poblacional para definirlo. Luego, tendría que haber renovación por mitades: que puedas premiar a aquellos a los que hay que premiar y castigar a los que lo han hecho mal. Abogaría porque las elecciones congresales se hagan en segunda vuelta y no en primera, eliminaría el voto preferencial para que haya verdadera paridad y alternancia.
¿Qué opina de las propuestas de Forsyth de utilizar ‘jurados como en las películas’ o renunciar a la franja electoral para que se invierta en salud, pese a que no va a revertir al Estado pronto?
Eso de las películas es anecdótico, es una forma de explicarlo con facilidad. Pero los jurados ciudadanos se usan en muchos sitios, no solamente en el derecho anglosajón. Es una propuesta que hay que afinar, no podría ser cualquier ciudadano, pero sí se puede pensar en designar a determinadas personas provenientes de determinadas instituciones. En cuanto al dinero de la franja electoral, creo que es un gesto. No sé si lo puede realmente hacer [renunciar a la franja], pero el gesto es “yo estoy dispuesto a renunciar a mi única posibilidad de hacer publicidad en radio y televisión, ¿tú como ciudadano a qué vas a renunciar para ayudar a tu país en esta pandemia?”.
Forsyth venia cayendo en las encuestas, aunque la caída se ha detenido. ¿Qué sensación le deja para encarar lo que resta de la campaña?
Ha vuelto a subir. Hay cosas que corregir, sin duda. Hay que aparecer más, hay que aparecer con propuestas.