El buen manejo de la gobernabilidad en el país necesita de tener un buen manejo democrático con las bancadas en el legislativo para frenar intentos de crisis, dado que -por nuestra naturaleza humana que tiende, por un lado, a transgredir la legalidad- se puede llegar a tener actos de corrupción que agravien la imagen gubernamental. Es allí donde podemos apreciar que, por ejemplo, en el país no ha tenido -a lo largo de los veinte años que tenemos de democracia- una maduración política en el arte de la negociación y convocatoria hacia ciertos sectores opositores, salvo el gobierno de Alan García que tuvo un buen manejo con el legislativo para llevar adelante reformas importantes en educación y economía.
Es en este punto que es necesario poner atención para poder entender que necesitamos afirmar estrategias de concertación o negociación que permitan una mínima gobernabilidad. Por otro lado, es necesario también advertir que los juicios políticos o vacancias presidenciales no son síntomas de inestabilidad que degenere el régimen. Para nada. A pesar de los embrollos que pueda generar, se puede encontrar salidas a ello, como sucedió en Paraguay y Brasil después de los juicios políticos a sus presidentes.