Las demás oficinas de Omega Pro –si es que existen– se encuentran en Dubai, Islas Vírgenes Británicas, Hong Kong y Singapur. “Que estén en estos lugares debe ser una bandera roja, porque no tienen entes reguladores que aseguren que no sea una captación ilegal de dinero”, sostiene Enrique Castellanos.
Omega Pro no cuenta con RUC ni oficinas físicas en el Perú. Tampoco tiene un número telefónico o un buzón de correo para recibir reclamos. Mucho menos, un representante legal. “Es un esquema que no está inscrito en los Registros Públicos; es decir, no existe legalmente en el Perú, solo es una página web creada en el extranjero y no brinda la garantía de que alguien pueda invertir su dinero con toda seguridad”, argumenta Reátegui.
Esto lo saben los promotores, pero parece no importarles. “Esta es una información importante para que entiendas el negocio. Somos un banco digital, por eso no contamos con RUC, ni oficinas físicas ni estamos regulados por la SBS. Nuestro único regulador es la FCA (Financial Conduct Authority). Ellos son la máxima autoridad de instituciones financieras en el mundo y son los únicos que nos pueden supervisar. No somos una estafa”, dice uno de los voceros con los que esta reportera pudo conversar.
Pero esta no es más que otra de sus mentiras. Omega Pro tiene su propio banco, llamado OMP Money, en el Reino Unido. Supuestamente, se encuentra supervisado por la FCA, entidad reguladora de dicho país. Sin embargo, una búsqueda rápida deja en evidencia que, aunque sí estuvo inscrita por un tiempo, actualmente ya no es así. “Esta empresa ya no está registrada en la FCA como agente de dinero electrónico de una empresa regulada y ya no puede emitir dinero electrónico ni proporcionar servicios de pago”, se lee en la página web. No se detalla por qué se les quitó el registro.
ATADOS DE MANOS
De acuerdo a las cifras de Daniel Reátegui, en los últimos dos años la SBS ha recibido cerca de 50 denuncias y consultas sobre Omega Pro. “Algunos de los correos son de personas que dicen que no se les devolvió el dinero o que los condicionan con traer a más gente a este esquema informal para que puedan entregarles sus ganancias”, explica el coordinador de supervisión de actividades informales de la entidad financiera.
Sin embargo, todos los correos son anónimos. Esto dificulta que la SBS pueda tomar cartas en el asunto, pues no pueden formular denuncias ante el Ministerio Público si es que no tienen pruebas. “Muchas veces las personas que se ven engañadas por estos esquemas no denuncian porque tienen cierto pudor y vergüenza por haber caído. O porque guardan la esperanza de que en algún momento la empresa les devuelva el dinero. Pero si no nos ofrecen las pruebas necesarias (como contratos o vouchers que acrediten que depositaron dinero) no podemos hacer mucho”, se lamenta Daniel Reátegui.
Incluso, se puede generar el efecto contrario, porque si se denuncia sin los medios probatorios suficientes y la Fiscalía no admite la demanda, la empresa podría usarlo a su favor. «Podrían hasta usarlo y decir que es legal. Ese es lo que queremos evitar», asegura Reátegui. Por ello, enfatiza, es importante que aquellos que se vieron perjudicados por Omega Pro –u otros esquemas piramidales– se atrevan a denunciarlos.
**Fotoportada por Darlen Leonardo