La síntesis de la historia es simple: Walter Ríos le dice a la justicia que alguien cometió un crimen, luego aparece el autor del crimen quien confiesa ser autor del delito y da detalles al respecto, refutando lo que Ríos ha señalado; sin embargo, a Walter Ríos le conceden beneficios y se los niegan a quien confiesa y dice la verdad. ¿Por qué el expresidente de la Corte del Callao no le contó a la Fiscalía que quién le entregó el examen escrito para jueces supremos fue el empresario Óscar Peña Aparicio y que efectivamente recibió ayuda en dicho examen del operador fujimontesinista José Luis Cavassa Roncalla? ¿Por qué calló algo tan importante y/o por qué los fiscales de ese tiempo callaron lo que efectivamente dijo? ¿A quién Ríos quiso ayudar o a quién quiso perjudicar?
La venganza de Walter Ríos
Una de las cosas que caracteriza a Walter Ríos Montalvo en su proceso de colaboración eficaz y en las diversas declaraciones que brinda es que cada vez que los medios de comunicación publican alguna noticia en su contra o mencionan que alguien lo desmiente sale lanza en ristre a declarar en las investigaciones abiertas y como toro bravío embiste a todo aquel que se le cruza en su camino y osa enfrentarlo. La verdad le es incómoda si es que no se ajusta a sus intereses. Sus declaraciones son auténticos ajustes de cuentas.
Un ejemplo de ello pasó con sus abogados defensores Juan Miguel Servigón Nakano y Alex Ganoza Céspedes quienes luego de concurrir a declarar como testigos en diversos despachos fiscales entre marzo y octubre del 2019 son sindicados de manera temeraria por su antiguo cliente de haber intentado forzar sus declaraciones para supuestamente favorecer al abogado José Luis Castillo Alva. Esta declaración de Walter Ríos se produjo el 22 de noviembre del 2019 y aparece en escena luego que el semanario Hildebrandt en sus trece publicara el 15 de noviembre del 2019 un artículo titulado “Ríos de lodo” en donde se da cuenta a la opinión pública del Informe de Incidencia N° 1 del 20 de septiembre del 2019 que elevó la Dra. Rocío Sánchez Saavedra a la Fiscalía de la Nación en el que relataba el cambio de versión de Walter Ríos en contra del abogado Castillo Alva y como sustento de dicho informe se anexó vídeos del área de prevención del Penal Piedras Gordas donde se observa a Ríos recibir la visita clandestina (no declarada) del abogado de José Luis Cavasa Roncalla, el libro de cuaderno de visitas y las declaraciones de los abogados Juan Miguel Servigón Nakano y Alex Ganoza Céspedes.
Walter Ríos, pese a que el 22 de noviembre del 2019 fue citado a declarar por otros hechos, enfiló sus baterías de la manera más grosera y descarada en contra de sus ex abogados que lo habían desmentido en relación a algunas declaraciones que venía realizando y todo ello ocurrió una semana después de que un medio de comunicación publicara una información debidamente documentada que señalaba el cambio en sus declaraciones. Ríos no perdona que alguien lo desmienta o llegue siquiera a objetar alguno de sus dichos. Para ello utilizaba su colaboración eficaz y la impunidad de sus declaraciones que le proporcionaba la Fiscal Fanny Quispe. Podía hablar y disparar a su antojo, sin el temor a que algo le pueda pasar.
Según fuentes, los abogados Juan Miguel Servigón Nakano y Alex Ganoza Céspedes habrían manifestado, sobre las afirmaciones vertidas por su ex patrocinado, su absoluta disconformidad señalando que es absolutamente falso lo indicado por Ríos, que la Fiscalía nunca les notificó algo y que una vez que fueron advertidos informalmente de lo que comentaba se entrevistaron con los fiscales Fernández Alarcón y Quispe Farfán quienes lamentaron las palabras de Walter Ríos y, por el contrario, reconocieron sus aportes a la investigación, ya que fueron ellos los que convencieron a su antiguo cliente de acogerse al beneficio de la confesión sincera y la colaboración eficaz. También habrían señalado que guardan en su poder las diversas conversaciones que tuvieron por whatsapp con los familiares del encarcelado expresidente de la Corte de Justicia del Callao y que hablan de la integridad y la transparencia de su actuación profesional.
Como se observa Walter Ríos es un huracán que no quiere dejar algo en pie a su paso. No solo traicionó a su país, a su familia, a la justicia peruana que lo cobijó como juez, sino a cuanta persona se le acerca. Es grave que Ríos haya cometido delitos cuando era Presidente de la Corte de Justicia del Callao, pero es más grave que luego que fue detenido y se acogió a beneficios para reducir su pena siga delinquiendo y sorprenda a las instituciones del sistema de justicia.