No debiera tranquilizar a nadie que hayan sacado de la carrera electoral a Antauro Humala. Es verdad que su presencia protagónica -ya aparecía segundo en la reciente encuesta de Ipsos respecto de preferencias electorales- y sus desvaríos hacían temblar a cualquiera y en esa medida resulta saludable que la democracia se proteja (ojalá la Corte Suprema o el Tribunal Constitucional no reviertan la inicial decisión judicial), pero lo que la centroderecha debe entender es que los candidatos disruptivos radicales van a aparecer de todas maneras.

Si no es Antauro será otro y por ello nadie debería confiarse y cejar en el empeño de construir una candidatura sólida y potente en dicho sector del espectro ideológico. Hay que saber, además, si el Congreso amplía el plazo ya vencido para registrarse en un partido y postular. En ese escenario, Antauro podría hacerlo y moderar su discurso estratégicamente. Es un tema aún por definirse plenamente.

El grado de irritación popular, que se arrastra desde la pandemia y la escandalosa inacción gubernativa y estatal para atender las demandas de los más pobres, que se acentúa con la brutal represión tras la caída de Pedro Castillo -entre diciembre del 2022 y enero del 2023- y que ahora alcanza su cúspide por la mediocridad absoluta del gobierno de Dina Boluarte, producirá que la narrativa radical de algún candidato prenda rápidamente, peor aún cuando se asocia a la centroderecha con el régimen y solo unos pocos líderes de ella toman debida distancia del establishment.

Si Antauro finalmente no postula, hay dos candidatos que se asoman como receptores de la alta intención de voto que Antauro ya tenía (8% según Ipsos): Guido Bellido y Aníbal Torres, ambos tan o más radicales que el líder etnocacerista, y cuyo discurso fácilmente tendría empatía con la cólera ciudadana vigente, la misma que ya ha empezado a manifestarse con paros y protestas, como no ocurría hace meses.

Que el susto no se pase, pues lo peor que podría ocurrir es que lleguemos a abril del 2026 con más de treinta candidaturas de centroderecha (en general, ya hay 37 partidos inscritos y 31 en proceso). Le dejarían la mesa servida a los radicales antisistema, sean Antauro, los mencionados o cualquiera que surja en el horizonte final del proceso electoral (como sucedió con Pedro Castillo).

Una de las definiciones más trabajadas por los estudiosos de las ciencias sociales es la que tiene que ver con el concepto de “comunidad”, y en el Perú se han generado un sin número de trabajos que veían a la comunidad y al trabajo comunal como una estrategia muy pensada de subsistencia y de orden natural de la población. Los andes y la amazonia organizada, ambos territorios representaban con certeza lo trabajado académicamente. La comunidad es vista como el conjunto de personas que tienen en común diversos elementos, el mismo territorio donde se habita, las tareas de adaptación diarias, los valores, los roles, el idioma o la religión, en general un condicionante que tiene a la cultura como eje articulador. La comunidad campesina funcionaba de la mejor manera, y hace gala de un orden funcional y una estructura que permite el trabajo coordinado entre sus integrantes. Cada pueblo en los andes, sobretodo, constituyen sus comunidades y el reto de crecimiento autosostenido funciona.

El punto es pues, tener un objetivo en común, como unidad social se generan diversas relaciones interpersonales, concibiendo los sentidos de pertenencia como una fuerza de unión y crecimiento. Además, más allá de una concepción geográfica y cultural, las relaciones sociales que surgen en una comunidad pueden ser analizadas desde puntos de vista funcionales o también estructurales y muchas veces desde el análisis netamente cultural.

En un país generador de cambios, esta condición ancestral o histórica de articulación poblacional, se vuelve base para buscar definir qué entendemos por  participación ciudadana, que es donde los ciudadanos, comienzan a tomar decisiones respecto al manejo de sus recursos y generan las acciones que buscan tener un  impacto en el desarrollo de sus comunidades. Para el acompañamiento de este derecho casi consuetudinario, es necesario tener marcos legales que ordenen estas organizaciones comunales y puedan ser parte del grupo de actores sociales que bregan para el desarrollo y crecimiento del país. No perdamos este punto de vista, la población organizada, aun lleva consigo esta experiencia ancestral, aunque en la misma comunidad la correlación de poderes está inmersa y definida por las necesidades que el mercado global obliga a hacer frente, nuevos empresarios que saltan la línea de lo tradicional, grupos de camioneros, productores, que guardan particularidades  comerciales exentas del concepto rígido de lo comunal. Este es un tema que será tratado después. 

Sin embargo es importante rescatar, que siempre perdura la imagen, válida, que, con la participación social o ciudadana legitimada, el consenso de una determinada población, permitiría cerrar brechas en la relación con los gobiernos y se pueda mediar con la sociedad los cambios que determinados territorios buscan articuladamente. La población organizada tiene historia ancestral y democracia representativa asumida. He allí la importancia de un  involucramiento de la sociedad con el estado. 

Son muy válidas las experiencias ejecutivas de la población, el espíritu de asociatividad para conseguir objetivos de subsistencia marcan la pauta en muchos programas sociales, donde el desarrollo autosostenido es una característica que raya con lo exitoso, la generación de los llamados núcleos ejecutores como gestión participativa y transparente, fue creada para ejecutar proyectos de infraestructura social y productiva para los pobladores, ciudadanos o familias en situación de pobreza y pobreza extrema de las comunidades rurales del país. Con la activa presencia de una población  que se organiza para ese objetivo

No esta demás reafirmar esta experiencia ancestral andina, donde un grupo de familias que ejecutan proyectos están revalorando el Ayni que describía la ayuda mutua entre familiares o vecinos, y en otros casos a la minka que era el trabajo comunitario con objetivos puramente sociales. Es ahí donde la población de una comunidad o centro poblado a través de un núcleo ejecutor gestiona los proyectos de inversión social, pues desde la base misma del conocimiento que le permite su sentido de  adaptabilidad y donde la  cultura condiciona estas fortalezas es que se permite aprovechar de mejor manera las oportunidades sociales y económicas, considerando además las potencialidades de su territorio. El sistema de un núcleo ejecutor funciona en la confianza de los desarrollos autosostenidos que cubren las necesidades inmediatas de la misma población.

El estado es parte importante en esta característica poblacional y como dije líneas arriba exige la consecución de marcos legales que ordenen estas organizaciones comunales y puedan ser parte del grupo de actores sociales que bregan para el desarrollo y crecimiento del país, para hacer realidad esta situación que presenta. Al transferir dinero a los núcleos ejecutores, estos a su vez, organizados se desarrollan y ejecutan, con la confianza de un trabajo comunal para beneficio mayoritario y general, se rinde exitosamente cuenta del recurso publico otorgado. 

Es muy importante, considerar que con los núcleos ejecutores formados a nivel nacional en los andes y en la amazonia, se fortalece y valida practicas ancestrales de colectividad. En esa lógica, es necesario más adelante, entender y analizar las razones por las cuales el segundo escalón de crecimiento para los demás accesos naturales al crecimiento, por ejemplo el mercado, es un tema que aun cuesta consolidar a nivel de la población referida en este artículo.  Discutamos la necesidad inmediata cubierta frente a la proyección de crecimiento como estrategia. Repito, siguiendo la misma lógica.

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Comunidad, crecimiento, Empresa

El domingo 27 de octubre a las 9:10 de la noche se presentó en el Estado Nacional del Perú Paul McCartney dentro de lo que haya sido, posiblemente debido a su edad, sido su última gira mundial.

Lo singular de la banda más famosa de la historia es que no podemos seriamente afirmar que alguno de sus cuatro integrantes haya sido prescindible. Es cierto que ya en 1968 Ringo Starr se alejó del estudio por unos días y McCartney tuvo que tomar su lugar en “Dear Prudence” y “Birthday”. Pero fue de la hábil mente del baterista que surgió la rarísima percusión de “Ticket to Ride” que, como saben los músicos, fue compuesta en un compás de 4/4 y, por tanto, podía ser acompañada de manera muy estándar. Ringo compuso para esa canción un acompañamiento de batería singular, que suena a tropiezos, a pasos que no avanzan y retroceden. Esto tiene mucho sentido porque la canción toca un tema muy popular y nada original: la tristeza del muchacho que pierde el amor de su chica. Ese tema tiene mil y una versiones, pero hay al menos una de The Beatles que quedará en la memoria de las generaciones. 

Ringo Starr no era ni es el más excepcional de los bateristas. George Harrison no era el mejor primer guitarrista, como tampoco John Lennon era la mejor segunda guitarra ni Paul McCartney el más virtuoso de los bajistas. Lo que los hacía excepcionales era que cada uno de ellos encajaba y entendía que su aporte debía estar al servicio de la canción y no a la exhibición de virtuosismo. Por ello mismo, Ringo Starr hizo una sola excepción al hacer un solo de batería al final de Abbey Road, el álbum de despedida, después de que cada uno de sus compañeros demostrara sus habilidades con la guitarra. Componer melodías memorables y ensamblarlas en una ejecución imperfecta pero llena de efectos como modulaciones e instrumentaciones audaces los convirtió en la banda más icónica, el modelo de casi todas las demás. 

Quienes tuvimos la suerte de escuchar a McCartney ese domingo 27 pudimos ser testigos de su proverbial ética del trabajo, una pasión tan intensa por buscar la perfección y la innovación que se convirtió en uno de los varios motivos por los que la banda se disolvió en 1969. “Let it be”, su penúltimo álbum en ser grabado pero el último en ser publicado, fue un gran fracaso que desgastó a la banda, pero fue un fracaso de gigantes que se propusieron volver al espíritu de su primer disco y grabar uno con temas nuevos y en directo. Resultó imposible y terminó con amargas discusiones.

Paul McCartney es conocido por una pasión por el trabajo duro que lo ha llevado a ser considerado como un insoportable tirano en el estudio, como el tipo de compañero que no te va a soltar y te va a obligar a repetir tomas hasta que se llegue al resultado que tiene en su mente. Es además el tipo de persona que no puede estar tranquilo. Siempre está haciendo algo. La inactividad, el retiro, no parecen ser tolerables para un ánimo tan enérgico. No es perfecto. Ha cometido muchas, innumerables fallas. Pero es perfeccionista. No conoce otro mundo que no sea el del arte y un poco el de las finanzas. 

La ética del trabajo de McCartney nos enseña que no basta ser creadores e innovadores. Además, hay que buscar la perfección, aunque nunca la alcancemos. En todo equipo de trabajo debe haber un perfeccionista, alguien que reclame repetir la toma hasta que suene como se ha proyectado que debe sonar, alguien que pida rehacer el proyecto hasta que sea plasmado como fue soñado.

Su concierto fue un viaje en el tiempo. Nos llevó desde los inicios de la historia hasta el final. Nos transportó con su música a distintas edades y emociones. Los motivos fueron los de siempre: el amor, el desamor, la lucha social, el asombro, la nostalgia, el auto cuestionamiento, la hermandad de toda la humanidad. Pero la experiencia fue particular, intensa e irrepetible. Estábamos escuchando a un gigante y veíamos el mundo desde sus hombros.

Paul McCartney plasma en su vida aquella idea de Albert Camus de que debemos imaginar a Sísifo feliz. Se llega a la cima para volver a caer y volver a subir y volver a caer. Sí, es una referencia a “Helter Skelter”, canción que inauguró el heavy metal y que el domingo 27 de octubre de 2024 resonó en el Estado Nacional

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ética, Got Back, Now and then, Paul McCartney, The Beatles

La trasnacional Teoma, líder absoluta en redes de mercadeo a nivel de América Latina, detiene el mundo con el lanzamiento del evento del año en la industria. La cita es para el 14 de diciembre donde asisitirán miles de personas y contará con novedades para innovar el futuro del negocio.

Todo en la vida se reinventa, mejora, despierta con nuevas ideas. Y es que el mundo digital nos empuja hacia adelante, a crear cada vez más posibilidades de crecimiento, sinergia, prosperidad. Y Teoma, con toda la experiencia de años de éxito en el rubro, innova, implementando metodologías de progreso para que sus líderes empresarios tengan las mejores posibilidades que existen en el mercado, con la mejor calidad, y las mejores capacitaciones; lo que la consolida como la mejor red de mercadeo de toda Latinoamérica.

El crecimiento exponencial respaldado en la transformación de vidas de abundancia y fortaleza; se resume en el evento de fin de año; donde expondrán lanzamientos impresionantes en relación con la herencia milenaria y su propósito de seguir expandiéndose a nivel nacional para ayudar a la salud de millones de personas que consumen sus productos naturales certificados bajo los más altos estándares del planeta.

En el evento, que reune a exponentes de talla mundial, tiene lanzamientos sin precedentes que van a transformar por completo la forma de emprender y de llevar a cabo digitalmente el negocio. Una oportunidad para que todo el mundo aprenda que la oportunidad de crear riqueza está a una sola decisión de distancia. Y que cuando se tiene la voluntad y la persistencia de crecer es solo cuestión de rodearse con los mejores para obtener los resultados que uno sueña.

La ceremonia culminará con la presencia de un artista invitado sorpresa que dará un concierto a lo grande para todos los líderes. La dirección del recinto aún permanece en secreto por la compañía para generar intriga en los miles de líderes que esperan con ansias unirse a este día de aprendizaje, unión, coraje; y resiliencia para seguir inspirando al mundo a generar abundancia, salud y felicidad.

Teomorfosis: El Reinicio, marca el cierre de año perfecto para la mejor red de mercadeo de toda América Latina. No podría haber un cierre más apropiado. Este año ha sido testigo de un crecimiento extraordinario, que se refleja plenamente en un evento de esta magnitud: grandeza y abundancia en todos los sentidos.

Calificación especial 

30 y 31 de octubre + 1er. periodo de Noviembre.

Zona Platinum: 

Adquiere 30 productos de tu elección.

15 productos (entre el 30 y 31 octubre) y 15 productos (1er. periodo de Noviembre)

Zona Vip: 

Adquiere 14 productos de tu elección.

7 productos (entre el 30 y 31 octubre) y 7 productos (1er. periodo de Noviembre)

Calificación en noviembre

Zona Platinum:

Adquiere 40 productos de tu elección.

20 productos (1er. periodo noviembre) y 20 productos (2do. periodo de Noviembre)

Zona Vip:

Adquiere 20 productos de tu elección.

10 productos (1er. periodo noviembre) y 10 productos (2do. periodo de Noviembre)

[La columna deca(n)dente] Otros son los traidores

La reciente declaración del vocero presidencial, calificando a quienes planean movilizarse durante la cumbre de la APEC como «traidores a la patria», ha sacudido, una vez más, la frágil relación entre el gobierno de Dina Boluarte y la ciudadanía. En un país donde la democracia y sus instituciones se encuentran bajo constante asedio tanto por el Congreso como por el Ejecutivo, estigmatizar las voces disidentes solo profundiza la desconfianza y refuerza la percepción de un régimen que ignora los sufrimientos diarios de la población.

La presidenta Boluarte, con un 95% de desaprobación, parece haber optado por convertir las críticas ciudadanas en actos de subversión. Esto ocurre en un contexto en el que la delincuencia y la inseguridad cobran vidas con una frecuencia alarmante, difícil de ocultar en las estadísticas oficiales. Cada cuatro horas, una persona es asesinada en nuestro país. En Lima, la violencia criminal ha incrementado tanto que la morgue se encuentra colapsada ante el número creciente de personas asesinadas.

El llamado de los ministros a no movilizarse, en nombre de proteger la «imagen internacional» del país, suena a hipocresía cuando se compara con el fracaso del Estado en garantizar lo más básico: la vida y la seguridad de su población. La retórica de “traición” hacia los manifestantes busca camuflar el temor de un gobierno frívolo, consciente de que su legitimidad se desmorona día tras día. Silenciar las voces discrepantes bajo el pretexto de un supuesto desarrollo económico que promete la APEC es un espejismo que no encuentra eco en los hogares cuyos integrantes son extorsionados o asesinados por resistirse al cobro de cupos.

¿Quién es, entonces, el verdadero traidor? En un sistema donde se legisla a favor de mafias y se protegen los intereses de grupos que lucran con la violencia, señalar a los ciudadanos que alzan la voz como enemigos de la patria es un acto de cinismo colosal. El verdadero patriotismo se encuentra en la defensa del derecho a protestar, en la denuncia de las tropelías de las organizaciones criminales y en la exigencia de justicia. La historia enseña que las sociedades que renuncian a la protesta se condenan a vivir bajo el yugo de quienes detentan el poder para fines ajenos al bien común.

El gobierno de Boluarte pide silencio, pero la ciudadanía comprende que en el silencio reside la aceptación de lo intolerable, de lo injustificable, de lo indignante. Movilizarse no es un acto de traición, sino de dignidad. La retórica oficial de “traidores a la patria” solo evidencia el miedo de un régimen incapaz de enfrentarse a la realidad: el verdadero peligro para el país no proviene de las calles que claman justicia y seguridad, sino del gobierno y del Congreso, que dictan políticas y emiten leyes que perpetúan la inseguridad, la corrupción y la impunidad.

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Congreso, Dina Boluarte, organizaciones criminales, traición a la patria

[Migrante al paso] Eran las dos de la mañana. No sabía nada del lugar, ni el idioma y me quedaba poca batería. Todo estaba oscuro y más que una plaza parecía un descampado. Se veía la Giralda a lo lejos. Algunos locales me hablaban, pero no entendía nada. Motos por todos lados. Casi me atropellan un par de veces. Yo solo, con mi maleta y mochila. Las calles angostas y sucias te dan la impresión de que estás en mitad de la nada. Es el barrio de Medina en Marrakech.

Encontré el lugar. Después de un par de cigarros y de tocar el timbre y la puerta varias veces recién me abrieron. Era un riad, es un tipo de casa caracterizado por tener un patio interior. Solían ser viviendas de gente adinerada, pero actualmente funcionan como pequeños hospedajes. Los cuartos son pequeños y los pasillos son chatos. Nunca entendí por qué, ya que, por lo menos en Marruecos, las personas son bastante altas. No dormí nada, el tour de tres días hacia el desierto de Merzouga comenzaba a las 7 de la mañana y terminé de instalarme a las 3 am. 

Normalmente, no me gusta ir en tours con grupos. No soy muy sociable y me incomoda estar mucho rato con gente desconocida, pero esta vez me hice amigos de todos. Por alguna razón, siempre que me encuentro a otro grupo o persona de Latinoamérica me da tranquilidad, sobre todo si es de México. Pedían en todos lados ají o salsa picante, así que me unía a ellos en todas las comidas. Al terminar el tour, todos se despidieron de mí de manera cariñosa y me sentí bien. La gente introvertida no es rara, simplemente nos da un poco de ansiedad al socializar, pero no es que no nos guste o los demás nos caigan mal. Normalmente, cuando nos sentimos cómodos hasta llegamos a hablar más de la cuenta. 

Después de tres días estuve una noche en la ciudad de Fez y de ahí regresé a Marrakech. Estuve de nuevo en la plaza, pero esta vez parecía un lugar completamente distinto. Miles de puestos de comida y tiendas. Gente con unos pobres monos encadenados para que la gente se tome fotos. Serpientes que salían de sus canastas supuestamente bailando al ritmo de unas flautas, pero es mentira, se ponen así porque están a la defensiva. Es agradable, pero hasta cierto punto. Hay distintos tipos de turistas, y yo soy uno que le cuesta disfrutar cuando está rodeado de tanta pobreza y miseria. Es un lugar precioso, pero donde voltees ves algo que no te agrada, desde niños hambrientos hasta animales mal tratados. Está claro que es un país que no funciona bien. Entre todo el caos se esconden muchas cosas que estoy seguro de que ningún turista, yo incluido, quiere ver. Vivo en Lima, nací y crecí ahí, aun así, nunca había visto tanto desorden. 

Francisco Tafur 

Después de varias horas en el carro, paramos en el Ksar de Ait Ben Hadu, una ciudad fortificada donde actualmente solo viven menos de 10 familias, la mayoría de gente vive en la nueva ciudad al otro lado del rio. Lo único que pregunté fue por qué la ciudad no había crecido más al encontrarse al costado de un rio y la respuesta fue que éste es salado debido a varias minas a lo largo de todo el rio. Parece sacado de una película, construido a un lado de una colina de piedra, los edificios se camuflan con la arena del desierto. Rodeado por palmeras de dátiles, las torres angulares y viviendas crecen de manera compacta. Construida con ladrillos de arcilla, albergó numerosos puestos comerciales ya que era un punto estratégico en la ruta que unía a la antigua Sudán con Marrakech. Efectivamente, se han grabado múltiples películas en ese lugar como Gladiador, Babel y otras más antiguas como Lawrence de Arabia y La joya del Nilo, la última construyó ahí mismo un portal gigante, todavía sigue a la vista. 

El cambio de paisaje cuando llegas al desierto es abrupto. Repentinamente la geografía rocosa cambia por un mar de arena rojiza que parece extenderse hasta el infinito. Sería imposible adentrarte en él sin perderte. No hay ningún punto de referencia salvo el sol calcinante y las estrellas en una noche helada, si es que sabes guiarte por ellas. Merzouga es un pueblo pequeño que se encuentra comenzando el desierto del Sahara que se expande por todo el norte de África, estábamos a un poco más de 50 kilómetros de la frontera con Argelia.

Francisco Tafur 

Entramos con cuatrimoto en el atardecer. Fue increíble. De un momento a otro te olvidas de cualquier problema. Estas en mitad de la nada, te puede pasar lo que sea y va a ser casi imposible que te encuentren. Anocheció y prendieron una fogata y comenzaron a tocar tambores y cantar alrededor. Me quedé hasta la madrugada conversando con los guías y me uní a sus juegos raros. De las brasas que quedaban cogían un pedazo de carbón hirviendo y se lo pasaban de mano en mano, perdía el que se quemaba, como se darán cuenta no hay mucho que hacer para entretenerse ahí. A pesar de todo estaban felices, si mirabas al cielo te quedabas anonadado por la cantidad de estrellas, podías ver claramente en la noche y ellos estaban ahí todos los días. 

Regresamos al día siguiente en camello, ya me había subido a uno antes, así que sabía cómo funcionaba, pero no deja de ser sorprendente. Son enormes y siempre me darán algo de miedo porque estás como a tres metros del suelo y tienen un movimiento tambaleante. Al bajar las dunas sientes que te vas a caer hacia adelante. Aprendí muchas cosas y eliminé algunos prejuicios que tenía sin darme cuenta. Regresaría en algún momento. Tal vez, más viejo y con más plata para evitar algunas incomodidades. Una crónica queda corta para describir todo lo que vi y lo que aprendí de esa cultura, cercana históricamente y distinta totalmente a otras que haya conocido en cuanto a prácticas culturales.  

En la Biblioteca Nacional habrían encontrado la forma de tomar dinero de la institución usando gastos reales como excusa para emitir documentos que luego les permitían sacar montos extra con fines desconocidos. Sudaca accedió a estos reveladores documentos que exponen los malos manejos en los que estaría incurriendo la BNP.

En la histórica Biblioteca Nacional se viene escribiendo y descubriendo nuevos capítulos de una novela que, a diferencia de las muchas obras literarias que en esta sede se guardan, no es una ficción sino que está basada en hechos reales y, quizá lo peor, es que cada vez la trama va tomando tintes más complejos que invitan a creer que los villanos de dicha novela han logrado su cometido.

Sudaca ha accedido a nuevos y reveladores documentos que detallan el método por el cual se habría utilizado como excusa un gasto propio de las actividades desarrolladas por la Biblioteca Nacional para destinar dinero en favor de otras personas sin brindar las explicaciones correspondientes.

LA EXCUSA IDEAL

 Para este 2024, el evento denominado  “II Encuentro Internacional Bibliotecas desde Abya-Yala” estaba programado para los primeros días del mes de mayo y la Biblioteca Nacional del Perú iba a ser una de sus protagonistas. En este evento de esperaba contar con la presencia de invitados nacionales e internacionales y, para ello, la Dirección de Acceso y Promoción a la Información (DAPI) de la Biblioteca Nacional de los gastos de transporte y alojamiento.

Cristian Rebosio 

Sin embargo, tras un decreto de urgencia del Ministerio de Economía y Finanzas, las expectativas se vieron afectadas. Por ello, la Dirección de Acceso y Promoción a la Información (DAPI) se encontró en la necesidad de realizar algunos cambios y, ante el paso del tiempo, Lilian Antonieta Maura Tejada, directora de la DAPI asumió con su propio dinero los gastos por novecientos soles que correspondían para la logística necesaria para la presencia de dos ponentes que iban a asistir a dicho evento.

Semanas después, la directora de la Dirección de Acceso y Promoción a la Información solicitó a la Oficina de Administración que le puedan resarcir el gasto que había efectuado. Para el mes de junio, esta oficina respondió que se formularía un TDR (documento con especificaciones técnicas para una contratación externa) con el cual le devolverían el gasto que ella había asumido semanas atrás.

No obstante, en esta respuesta le anunciaron que el TDR no sólo atendería el gasto realizado por ella sino que también incluiría otros y por ello el TDR en cuestión no era por 900 soles sino por 3,500 soles. Es en este punto que las explicaciones al respecto empezaron a despertar sospechas sobre un posible aprovechamiento de un pedido justificado para liberar dinero con otras intenciones.

Cristian Rebosio

Sudaca accedió al documento que la entonces directora de la Dirección de Acceso y Promoción a la Información envió a la jefatura institucional reportando esta situación y exponiendo la extraña explicación que le dieron con respecto a la cantidad de dinero por la cual se estaba emitiendo el TDR.

En este documento Lilian Maura relata que, tras pedir explicaciones por el inesperado monto del TDR, se le informó que, además de los 900 soles que le correspondían a ella, 500 soles serían para un tercero que ya no trabajaba en la Biblioteca Nacional y el resto serían para gastos solicitados, y que no eran especificados, por Luis Calle, quien brindaba asistencia en el plantel de asesores de la jefatura.

Cristian Rebosio

En palabras de la propia directora de la DAPI, esta ausencia de detalles en la explicación por los 3,500 soles llevó a que suponga que “habría la posibilidad de producirse un acto incorrecto” y, al no existir claridad sobre este caso, manifestó que no estaba dispuesta a poner su firma en el cuestionado TDR.

Cristian Rebosio

Como se contó al inicio de este informe, esta situación se produjo entre los meses de mayo y junio, y para el mes de agosto, más precisamente el primer día de este mes, se conoció que Lilian Antonieta Maura Tejada, la directora de la Dirección de Acceso y Promoción a la Información que expuso su preocupación por los 3,500 soles asignados en el TDR renunció a su cargo.

Cristian Rebosio 

LA RUTA CONOCIDA

Pero, además, parece que se ha establecido una ruta de llegada a la Biblioteca Nacional que se está volviendo usual para más de un funcionario. Así como anteriormente Sudaca expuso que Ana Peña Cardoza, la jefa institucional, llegó al cargo que ostenta en la actualidad sin mayor experiencia en el sector que un breve paso por el Ministerio de Cultura como asesora y jefa del gabinete de asesores de dicho ministerio, el nuevo gerente general habría seguido la misma ruta.

En esta oportunidad estamos hablando del señor Agustín Rodolfo Saldaña Murrugarra, quien el pasado 21 de agosto fue designado por la propia Ana Peña Cardoza como el nuevo gerente general de la Biblioteca Nacional. 

Cristian Rebosio

Al igual que la jefa institucional, Saldaña Murrugara tuvo un muy breve paso por el Ministerio de Cultura entre 2023 y 2024 cuando estuvo ocupando el cargo de asesor de la secretaria general y coordinador de la unidad funcional de integridad antes de dar un salto directo y sin escalas a la gerencia general de la Biblioteca Nacional.

Cristian Rebosio

Según fuentes internas consultadas por este medio, lo que más sorprendió con respecto al nuevo gerente general ha sido que, antes de cumplir dos meses en su puesto, Agustín Saldaña Murrugarra ya había solicitado su primera licencia.

Cristian Rebosio

Lamentablemente, las posibilidades de un cambio de rumbo en una institución clave en la cultura, como es el caso de la Biblioteca Nacional, son escasas y más si se tiene en cuenta que, al desinterés del Ejecutivo y Legislativo por salvaguardar este sector, existe un claro interés de utilizarlo para poner a conocidos de la propia Dina Boluarte y su hermano Nicanor Boluarte, tal como ha ocurrido con la llegada de Juan Yangali a la dirección de la Casa de la Literarura. 

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biblioteca nacional, BNP, Ministerio de Cultura

[Música Maestro] De jueves a viernes, esta semana, bares, oficinas y callejones seguramente fingieron querer al Perú, en el Día de la Canción Criolla (31 de octubre), cantando a grito borracho esa composición que el gobierno militar de los setenta le encargó a Augusto Polo Campos -me refiero, por supuesto, al vals Contigo Perú- y que cuatro décadas después se convirtió en superficial himno de banderazos para celebrar fracasos futbolísticos y coartadas de políticos de estercolero que buscan capitalizar la vacía e infértil emoción de quienes se ponen camiseta rojiblanca cuando juega la selección pero que, en paralelo, terruquean a quienes marchan o apoyan a las marchas, manifestaciones de un hartazgo que, siendo mayoritario, aun no es suficiente para sacarnos del agujero oscuro en el que nos encontramos como país.

Para mí, escuchar música criolla es otra cosa. No tiene que ver con engaños patrioteros de poca monta. Tiene que ver con el amor que me hizo sentir mi familia paterna por los sonidos propios, por la sana picardía y el calor de casa, el preludio nacional que me preparó para disfrutar hoy de todo lo que por naturaleza me es ajeno: un jazz o un death metal norteamericano, una rumba cubana o una tonada mediterránea en Estambul, una polka balcánica. Escuchar música criolla es, para mí, sinónimo de mi niñez y mi universidad, de mis anhelos socialdemocrátas y mis iras frente a la bazofia que carcome hoy nuestra sociedad y nuestra política. Es la base de mi liberalismo sonoro y mi humanismo radical. Es todo lo que los poderes Ejecutivo y Legislativo hoy pisotean con su ignorancia, su cinismo y su corrupción. Ellos no merecen escuchar estas canciones. No merecen ser considerados peruanos, como ellas. 

RAFAEL MATALLANA, VÍCTOR REYES Y ALBERTO URQUIZO – EL PRIMER RECITAL DE LA CANCIÓN CRIOLLA (Decibel Discos, 1968)

Apenas cinco meses antes de que el general Juan Velasco Alvarado tomara el poder a través de un golpe militar, derrocando al primer gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, el 1 de mayo de 1968, se grabó este LP en la Sala Alzedo (así, con “z”) del Teatro Segura de Lima, en el que se reproduce este recital de música criolla, organizado por la Corporación Nacional de Turismo. 

El concierto no es una simple sucesión de valses conocidos, sino que incluye elegantes textos escritos por nuestro recordado poeta y compositor Juan Gonzalo Rose y leídos por Estenio Vargas, conocido periodista de la época, quien además fue el productor de este espectáculo en el que se cuenta la historia del vals peruano. Varias de las composiciones que forman parte del programa pertenecen a la llamada Guardia Vieja –como La palizada (“a la muchachada del Karamanduka”), La andarita o El plebeyo (de Felipe Pinglo)- pero también hay canciones de la segunda hornada de autores criollos que surgió a mediados de los años cincuenta, y algunos temas que para esa época eran relativamente nuevos. 

Muchos de estos, con los años, se convirtieron en títulos fundamentales del cancionero limeño, reproducidos hasta la saciedad e interpretados de mil maneras: desde La flor de la canela, de Chabuca Granda (grabada por primera vez en 1953); Madre, de Manuel Acosta Ojeda (escrita en 1951 y popularizada por el Trío Los Chamas); hasta Cuando llora mi guitarra (Augusto Polo Campos) o Yo la quería patita (Mario Cavagnaro); todas en versiones cortas, resumidas, para facilitar las descripciones con las que empezaba cada surco del LP. 

Las guitarras, tocadas con fineza y trinar criollo, son de Víctor Reyes y Alberto Urquizo, dos de los guitarristas más solicitados en los estudios de grabación y las radios de entonces, ambos miembros activos del Centro Musical Unión y provenientes de la escuela de Breña, expertos en bordones y solos agudos que caracterizan el toque criollo antiguo, genuino. Ambos de gran talento, eran conocidos por haber acompañado a diversas estrellas como Nicomedes Santa Cruz, Pedrito Otiniano, entre otros. 

Doce de los catorce temas incluidos en esta histórica grabación son cantados por el recordado Caballero de la Canción Criolla, don Rafael Matallana, en aquel entonces una de las voces más respetadas del criollismo, ese que para muchos ya murió y está sepultado bajo las peñas-discoteca en las que prima el estilo chacotero de Los Ardiles y el vals-balada al que nos han malacostumbrado cantantes como Bartola o Eva Ayllón (sobre todo en sus grabaciones más recientes, orientadas a un público más “internacional”). Los dos temas restantes, Remembranzas e Idolatría, son tocados solo por los guitarristas Reyes y Urquizo y constituyen una clase maestra de cómo debe tocarse el vals criollo. 

Este álbum, inexistente en formato digital, contiene además algunos títulos que se interpretan muy poco en la actualidad como Jesús (Pedro Bocanegra), Ídolo (Manuel Quintana/Braulio Sancho), Anita (Pablo Casas) y Mi primera elegía (Eduardo Márquez Talledo/Serafina Quinteras). Si quieres escuchar verdadera música criolla, en este disco descubrirás que no todo es Regresa, Mal paso o Mi propiedad privada. Esta es música criolla de la fina, de esa que cada vez se practica menos.

ARTURO «ZAMBO» CAVERO & ÓSCAR AVILÉS – LES TRAEMOS… EL CHACOMBO (Iempsa, 1979)

Nuestra música criolla costeña tiene una larga historia, cuyo comienzo formal data en las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. En esos casi 100 años de evolución, hay diversos momentos emblemáticos de desarrollo musical, con figuras que ayudaron a definir el sonido de nuestra patria. En 1979, dos titanes del vals criollo se juntaron para producir este álbum titulado Les traemos… el chacombo. 

«Chacombo» es el nombre de un instrumento de percusión proveniente del norte peruano -específicamente en Zaña, Lambayeque- usado por las poblaciones afroperuanas para tocar festejos y landós. En 1958, Manuel Quintana y José Durand, gestores culturales de la época, recuperaron letra y melodía de una canción dedicada a este peculiar instrumento, con ritmo frenético similar al popular festejo, y se la entregaron a Óscar Avilés y Arturo «Zambo» Cavero, quienes la arreglaron junto a don Augusto Ascuez, un legendario cantante criollo de callejón y solar. 

Avilés -para muchos, la primera guitarra del Perú- había paseado su talento en diversos conjuntos como Fiesta Criolla, Los Morochucos, entre otros. Y ya era conocido su estatus de leyenda por su revolucionaria forma de atacar los bordones y trinos típicos de nuestros valses «guardiaviejeros». Por su parte, «Zambo» Cavero se había hecho muy conocido como cantante y cajonero en interminables jaranas criollas de esa Lima que ya fue, que no existe más, y que jamás volverá. Esa Lima de los años cincuenta y sesenta, que algunos consideraban horrible en su tiempo, hoy es recordada con nostalgia por sus sobrevivientes. 

Avilés y Cavero se unieron por primera vez para este disco y dieron inicio a una colaboración musical que se convertiría en el emblema mayor de la música de la costa peruana durante décadas. Sobre la base de El chacombo -el tema que mencionamos al inicio- la dupla armó un listado con diez canciones ideales para musicalizar cualquier almuerzo familiar: valses de despecho (Mala mujer, Mi amiga la tristeza, Sigue mintiendo), de amor profundo (Sincera confesión, Rebeca, Nuestro secreto, La noche de tu ausencia), un cadencioso y jaranero festejo (Pancha Remolino) y hasta una polka que, a estas alturas, ya viene a ser un género oscuro, antediluviano, por lo poco cultivado que es en la actualidad (El picaflor). 

Los temas vienen firmados por dos compositores de fuste de nuestro cancionero criollo: Félix Pasache y Mario Cavagnaro, con tres y dos títulos cada uno, mientras que Eduardo Márquez Talledo, otro nombre principal entre los autores de valses contribuye, aunque ahora a través del festejo Pancha Remolino que cierra el LP. 

La guitarra de Avilés es brillante, con ese manejo único de silencios y profundos bordones característicos, que cruza con repentinos e inspirados solos y trinos colocados de manera inesperada, entre compás y compás; mientras guapea y llama y hace armonías vocales en su distintivo grito contra-alto. Por su parte, la voz de Cavero suena limpia y sin esos antipáticos gorjeos que incorporó a su desempeño vocal en sus últimos años, para ayudarse seguramente, debido a las dificultades que le ocasionaba el sobrepeso que padeció. Ahora que ambos ya no están entre nosotros, este disco reafirma su condición de clásico por el sonido fresco y, a la vez, tradicional, que ofrece, una propuesta que se echa de menos en la música criolla moderna, dada a las oportunistas, disforzadas y poco talentosas fusiones con la balada, el lounge y el jazz que suelen practicarse actualmente.

LOS TROVEROS CRIOLLOS – VUELVEN LOS TROVEROS CRIOLLOS (Sono Radio, 1954)

En los años cincuenta hubo diversos conjuntos que conformaron la segunda generación de artistas que cultivaban la música criolla -entendida como la expresión musical de la costa peruana- con un repertorio que combinaba valses y polkas de la Guardia Vieja (estas son canciones compuestas durante las tres primeras décadas de siglo XX, aunque algunos extienden el rango de este tipo de valses a los siguientes 20 años). 

Uno de los más populares es el dúo conformado por Lucho Garland (segunda voz, primera guitarra) y Jorge «El Carreta» Pérez (primera voz, segunda guitarra), Los Troveros Criollos. Su estilo festivo y tradicionalista los convirtió en favoritos en Lima, aquella Lima criolla y jaranista que ya no existe más, ni en los valses convertidos en balada de Bartola o Eva Ayllón ni en la chacota con sabor a farándula de Los Ardiles. La voz aguda, con tonalidades similares a las de un payaso -dicho esto sin ningún afán despectivo, por cierto- del «Carreta» se combina con el tono de barítono de Garland, que recuerda a Los Morochucos, creando una atmósfera cercana al público, simpática y de mucha chispa, particularmente porque Los Troveros Criollos impusieron los valses compuestos por Mario Cavagnaro, con letras que incluían múltiples giros idiomáticos y dichos que se usaban en los barrios de antaño, la replana, esta jerga de origen delincuencial hizo su paso al habla coloquial de las personas decentes y familias gracias al uso masivo en canciones como Yo la quería patita, Carretas aquí es el tono o Desembólate chontril, las tres firmadas por el genial arequipeño, uno de los mejores compositores de la era dorada de la música criolla. 

Las tres están incluidas en este segundo LP de Los Troveros Criollos, junto con otros clásicos de las jaranas limeñas como Ay Raquel (de Augusto Polo Campos), El parisién y La Reyna de España, que hasta hoy suelen escucharse en círculos que aun cultivan el buen y verdadero criollismo. 

La guitarra de Garland es inspirada y plagada de trinos, mientras que Pérez replica con un acompañamiento experto en secuencias de acordes, bordones precisos y golpes cerrados que bastan y sobran haciendo innecesaria la presencia del cajón. Este famoso instrumento de percusión, que hoy padece de sobre exposición mediática como símbolo de peruanidad y uso exagerado de propios y ajenos, recién pasó a ser estable en ensambles criollos a finales de la década de los cincuenta. 

El disco contiene además Parlamanías, un tema compuesto por Serafina Quinteras con la ayuda de Jorge Pérez en el que se hace creativa mofa de las promesas eternamente incumplidas de los congresistas. Este valsecito, escrito hace más de 80 años, es 100% aplicable a cualquier campaña electoral de nuestro país, sea esta local, regional, municipal o presidencial. Parlamanías debería ser tan conocida como La flor de la canela, Mal paso, Propiedad privada o Contigo Perú -solo por mencionar a algunos de los temas criollos que hoy cantan a voz en cuello los jóvenes cuando se las quieren dar de «criollazos» insertos, como están, en esa falsa tendencia patriotera que sale a relucir cada vez que juega la selección de fútbol o cada 31 de octubre.

Sin embargo, es evidente la sombra de oscuridad que se cierne sobre este ingenioso vals, que refleja la indignación y el sarcasmo ante las distintas generaciones de mentirosos y sinvergüenzas que nos vienen gobernando desde hace décadas, un fenómeno que hoy padecemos en su más alto grado de putrefacción y descaro. Si quiere escuchar un bonito disco de valses criollos antiguos, consígase este o cualquier otro título de Los Troveros Criollos. No hay pierde.

LUCHA REYES – UNA CARTA AL CIELO (FTA Producciones, 1971)

Cuando apareció este disco de Lucha Reyes, ella ya era una superestrella de la música criolla pues se había hecho conocida viajando por todo el Perú como parte del elenco de la Peña Ferrando, grupo itinerante de artistas organizado por el productor y conductor de radio y televisión, Augusto Ferrando. 

Una carta al cielo es el segundo LP oficial de Lucha Reyes, lanzado a través del sello Fabricantes Técnicos Asociados, subsidiario de RCA Victor. La «Morena de Oro del Perú» poseía un fuerte y claro timbre vocal, agudo y expresivo, y llamaba la atención por sus presentaciones en vivo en las que ponía profunda emoción en cada una de sus interpretaciones. 

Con el marco musical del conjunto liderado por los guitarristas trujillanos Rafael Amaranto y Álvaro Pérez (ambos del grupo Los Caciques), y la colaboración en algunos temas del saxofonista y director de orquesta argentino Freddy Roland, Reyes grabó estas doce canciones -diez valses y dos marineras/tonderos), que pertenecen al cancionero popular peruano y que han sido interpretados por una enorme cantidad de artistas. 

Sin embargo -y, en parte, por el estatus de leyenda que adquirió Lucha Reyes por su azarosa salud y su posterior muerte, dos años después- estas versiones son de las mejores de cada uno de estos temas, cargadas de una emotividad muy particular. A pesar de que en los últimos años solo se escuchan Regresa y Propiedad privada, la última de las cuales está contenida en este álbum, producido por Viñico Tafur, Lucha Reyes nos ofrece una bonita selección de valses románticos, firmados por algunos de los más connotados compositores de la segunda generación de autores criollos. 

Por ejemplo escuchamos Remembranzas (de Pedro Espinel), Jamás impedirás (de José Escajadillo) y Ya ves (de Augusto Polo Campos), tres de los valses más escuchados durante los años setenta y ochenta, en las voces de famosas intérpretes como Eva Ayllón, Cecilia Bracamonte, Cecilia Barraza, entre otras. 

El tema-título, Una carta al cielo, es una tierna historia en la que un niño huérfano es llevado a una estación de policía por haber robado cintas de una tienda. El chico, cuando el oficial le pregunta si ha robado, le dice que sí pero para ponerle las cintas a una cometa en la que ha amarrado una carta para su madre que está en el cielo. La canción fue compuesta por el trujillano Salvador Oda (autor de la también popular canción El árbol de mi casa, popularizada por Carmencita Lara). Una carta al cielo fue grabada por primera vez en 1945 por Los Trovadores del Perú y luego por Maritza Rodríguez, pero fue esta versión la que quedó como la mejor, por el talento interpretativo de Reyes, que la convirtió en un clásico del Día de la Madre, para todos aquellos que ya no la tenemos a nuestro lado. 

Propiedad privada es, de hecho, el tema que más se escucha de este LP, y fue escrito por el poeta y músico hispano-mexicano Modesto López; y, a partir de la fama que alcanzó en la voz de Lucha Reyes, fue grabada también en bolero, salsa y hasta en rock, además de ser un tema inevitable en cualquier recopilación de clásicos del criollismo, fiestas, peñas y karaokes. El verdadero nombre de Lucha Reyes fue Lucila Justina Sarcines Reyes.

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Lucha Reyes, Música criolla, Óscar Avilés, Perú
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