Esta semana participé de un conversatorio sobre reciclaje y me quedó claro -una vez más- que el plástico es considerado el enemigo público número uno cuando se trata de cuidado ambiental y la solución que muchos proponen es primero prohibirlo para posteriormente eliminarlo de nuestra vida.

Sin embargo, la prohibición no es una solución real y paso a explicar por qué tomando como ejemplo la primera hora, luego de despertarse, de un ciudadano promedio que llamaremos Carlos:

Carlos se depertó cuando escuchó la alarma del celular, la apagó y aprovechó para revisar las notificaciones que llegaron. Es decir, casi sin estar 100% despierto ya usó un aparato que tiene piezas de plástico. Carlos se levantó de la cama y fue a ducharse con agua que llegó gracias a tuberías que contienen plástico. Carlos utilizó shampoo y jabón líquido que son empacados en envases de plástico, luego se lavó los dientes con un cepillo de dientes de plástico y utilizó pasta dental que contiene una tapa de plástico. Desayunó y desechó los restos en una bolsa de plástico. Puso su almuerzo en un tupper de vidrio cion tapa de plástico y salió de su casa en busca del bus que lo llevará cómodamente sentado en una silla de plástico a iniciar su día laboral.

Con el relato de Carlos tenemos -como mínimo- dos conclusiones:

  1. Es casi imposible eludir el plástico ya que está en nuestra vida sin que seamos conscientes de ello.
  2. Utilizamos muchísimos productos que están hechos de o contienen plástico. Esto se debe a que es un material versátil, eficiente en su uso, duradero y resistente pero sobre todo es un material económico y accesible a todas las personas.

Sin embargo, de acuerdo con un informe de la ONU Medio Ambiente, para 2050 existirán cerca de 12 mil millones de toneladas de desechos plásticos repartidos, que tendrán como destino final mares y océanos. En nuestro país y más especificamente en Lima Metropolitana y el Callao se generan 886 toneladas de residuos plásticos al día.

Además, a nivel nacional, apenas el 4% del plástico producido es reciclado y solo 3 de cada 100 peruanos contribuyen en las iniciativas de reciclaje, según el Ministerio del Ambiente.

Es importante que tomemos conciencia del daño que estamos ocasionando al mundo. Tenemos una responsabilidad con el planeta y el primer paso para cumplir con esta es tomar conciencia de que somos parte del problema. La reducción en el consumo de plástico es responsabilidad de todos, tanto de quienes fabrican el producto, quienes lo consumen y las autoridades que gestionan los residuos. Lo siguiente es decidir ser parte de la solución.

Sabiendo que los plásticos son 100% reciclables y pueden volver a ser materias primas, la solución pasa por sumarnos a la circularidad de los envases -economía circular-  que busca aprovechar los recursos el mayor tiempo posible, recuperarlos al final de su vida útil para transformarlos y devolverlos al proceso productivo, y así los plásticos no se convierten jamás en residuos.

En concreto, compras una botella de agua y en vez de tirarla al tacho como antes, la dispones en un tacho especial para residuos que se pueden aprovechar. ¡Listo! Cumpliste con tu parte de la cadena. Lo que seguirá es que un reciclador -por intermedio de la Municipalidad- la recogerá y venderá a las empresas que transforman el plástico y así, esa botella se convertirá en una nueva botella.

Y tú, ¿serás parte del problema o de la solución?

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Medio ambiente, Reciclaje

La pandemia nos afectó a todos, definitivamente. Además de las graves consecuencias para la salud, también ha cambiado al mundo.  Aún más: nos ha cambiado a cada uno de nosotros. 

¿Qué pasó conmigo? Cuestioné mis hábitos y propósito de vida llegando a la conclusión que era momento de hablar menos y actuar más. Es así como, en enero del año pasado, me propuse tener un estilo de vida sostenible ya que los recursos del planeta se están agotando y urge un modelo respetuoso y saludable que asegure el futuro de las nuevas generaciones.

Pero, ¿qué es vivir sostenible? significa adoptar sin reservas el respeto por el medioambiente y tener un impacto positivo para las personas y el planeta. 

¿Cómo empiezo una vida sostenible? Antes que nada, debes encontrar un equilibrio realista entre la sostenibilidad y las necesidades de tu vida cotidiana. No tiene mucho sentido adoptar un enfoque tan estricto que no te permita manejar, subirte a un bus, usar plástico, tener un determinado número de hijos o disfrutar de un pollo a la brasa en un restaurante.

Ser tan estricto no encajaría en el estilo de vida de la mayoría y es posible que provoque frustración y que, al final, abandones por completo tu objetivo y buenas intenciones. 

Recordemos que la sostenibilidad es un proceso basado en la esencia. Por eso, es importante empezar haciendo una introspeccion de tu vida: en lo que te gusta, lo que necesitas y más valoras así como lo que podría ser prescindible y lo que te haría más feliz. 

Te sorprenderá descubrir cómo este proceso puede mostrarte algunas formas de ser sostenible que no aparecen en esas listas que a raja tabla te dicen lo que tienes y lo que no tienes que hacer. 

Por eso, más que reglas quiero presentarte algunos consejos para introducir cambios que generen hábitos sostenibles  que contribuyan positivamente a la salud, a la felicidad y a tu progreso a largo plazo:

  • Reducir la cantidad de residuos que producimos es quizás el más importante para ser más sostenible. Empieza a comprar menos, reutiliza lo que compres en lugar de tirarlo a la basura y elige productos que estén hechos de materiales que puedan reciclarse. 
  • Aprende a reciclar, pero de verdad. Participa activamente -como consumidor responsable- en la economía circular de los envases que utilices: plástico PET, cartón, vidrio, aceite, entro otros. Recuerda que hay muchos materiales que pueden tener infinitas vidas y no terminarán en los rellenos sanitarios.
  • Reduce el desperdicio de alimentos: revisa tus armarios, elabora un plan de comidas, haz la lista de la compra, compra solo lo que necesites, reutiliza las sobras o compóstalas.
  • Reduce el desperdicio de agua: dúchate en lugar de bañarte, cierra el grifo cuando te estés cepillando los dientes y utiliza la lavadora solo cuando tengas una carga completa.
  • Consume alimentos locales y productos de temporada: así evitarás kilómetros innecesarios de transporte, tiempo de cultivo y además, aproyarás al productor local.
  • Optimiza el consumo de energía: desenchufa los dispositivos electrónicos cuando no estén en uso. Apaga las luces cuando no estés en las habitaciones. Utiliza bombillas LED en lugar de halógenas.
  • Emplea aparatos de uso manual en lugar de dispositivos electrónicos como, por ejemplo, un recogedor y una escoba en lugar de una aspiradora.
  • Utiliza tu auto, un taxi o el servicio público solo cuando sea absolutamente necesario. Ve en bicicleta o camina cuando puedas.
  • Cada uno de los productos que utilizas generan impacto en el medio ambiente, desde su diseño hasta su embalaje y transporte.  Busca empresas que tengan un enfoque sostenible y que se empaquen en envases reciclables y/o hechos con materiales reciclados.
  • Escoge versiones de productos más sostenibles siempre que sea posible como, por ejemplo, champú, acondicionador y jabón sólido u opta por alternativas ecológicas como cepillos de dientes bambú para reemplazar a los de plástico.

Finalmente, la sostenibilidad  también es practicar la inclusión y la equidad, ser la escucha de las voces de quienes no tienen voz y por tratarte bien a ti mismo y a los demás. 

Y tú, ¿te subes al carro de la sostenibilidad?

 

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Medio ambiente, Sostenibilidad
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