Según UNICEF, el Perú está entre los 4 países donde menor porcentaje de estudiantes han regresado a las escuelas en Latinoamérica. Los números son realmente desoladores: mientras en Chile, Argentina, Bolivia, Colombia, Paraguay y México, más del 50% de estudiantes ya volvieron a algún tipo de presencialidad, en el Perú solo el 4,4% de los estudiantes tiene ese privilegio.

¿Los daños? No tienen nombre. De no realizar un giro de timón inmediato, este será el mayor desastre educativo que ha sufrido el país en décadas, cuya educación pública de por sí no estaba en condiciones óptimas. Según el Banco Mundial, la pobreza de aprendizajes -el % de niños de 10 años que no pueden leer y entender un texto simple- puede llegar a 70% por la pandemia. El impacto del cierre de escuelas además acentúa las brechas de desigualdad entre niños con más y menos recursos, y niños y niñas.

La situación peruana es desesperanzadora. La última conferencia de prensa del actual Ministro de Educación nos dejó en claro que las prioridades de este ministerio son los intereses de un sindicato minoritario. No hay planes concretos para regresar a clases; solo planes para tumbarse la meritocracia en la carrera magisterial.

Los colegios de elite limeña ya regresaron de manera semipresencial en su mayoría, y pronto seguirán los privados de todo el país. Si antes la brecha entre la educación pública y privada ya existía, ahora la diferencia será entre ir o no al colegio. E irónicamente será un gobierno de izquierda, liderado por un maestro, el responsable de esta diferencia abismal. De qué servirá que la educación sea un derecho en la Constitución, como nos han repetido hasta el cansancio, ¿si los niños NO asisten a clases?

Muchas personas que tienen la suerte de tener a sus hijos en colegios que ya abrieron, o quienes no tenemos hijos, podríamos creer que esto finalmente no nos afecta. Pero no señores: nos afecta a todos. Si no lo vemos hoy, lo veremos mañana. Tendremos toda una generación con problemas emocionales y de aprendizaje que hará muy difícil que seamos un país viable, por más crecimiento económico que haya. Si algo amerita que todos levantemos la voz, salgamos a marchar o hagamos un plantón, más que una reforma tributaria, es esto. Deberíamos estar indignados y no dejar de reclamar hasta que tengamos respuestas concretas. Un país sin educación simplemente no tiene futuro.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

 

Hace 7 años, fui a ver una obra de teatro, escrita por Mariana Silva Yrigoyen, llamada “Sobre Lobos”. La obra, ganadora del concurso de dramaturgia “Sala de Parto”, relataba la historia de una joven de 24 años que, un día cualquiera, regresando a su casa de la bodega, fue seguida por un carro con dos hombres adentro que la secuestraron y violaron por varios días de manera violenta, hasta que finalmente la protagonista logró escapar. 

En el monólogo final de la obra, interpretado de manera impresionante por Gisela Ponce de León, se relataba una escena de violación sexual masoquista, que terminó por darme un ataque de pánico. La crudeza con la que se relataba la violación fue tal, que sentí que me quedaba sin aire y me desmayaba. Tuve que taparme los oídos para dejar de escuchar, y salir de la sala.

Por mucho tiempo me pregunté por qué me había impactado tanto una escena de aparente ficción, considerando que yo, una joven limeña bastante privilegiada, no había vivido nunca una experiencia de este tipo. Con el tiempo llegué a la conclusión de que cualquier mujer que vive en Lima sabe que la posibilidad de ser víctima de violencia no es ficción, sino un riesgo que puede volverse realidad en cualquier día de mala suerte y “poco cuidado”.

7 años después de ver “Sobre Lobos”, leí ayer en Twitter un testimonio compartido por la excandidata al Congreso Narezcka Culqui, que relataba: “Una de mis mejores amigas fue secuestrada y abusada sexualmente en grupo casi 12 horas, el hecho ocurrió en la Av. Habich y el hotel donde la llevaron quedaba en Pista Nueva, el carro que se la llevó era una camioneta negra”. 

Culqui, conmovida por la noticia, relata en un hilo como ella, en por lo menos dos oportunidades, fue también seguida por un carro cerca de la misma avenida cuando sacaba a pasear a su perro en las mañanas. En ambas ocasiones, felizmente, la excandidata al Congreso logró escapar, auxiliada por otras personas. En respuesta a este testimonio, muchas mujeres comenzaron a compartir los suyos: más de una había sido seguida y perseguida por un carro con hombres dentro, en distintos distritos de Lima. La mayoría había logrado escapar a tiempo, a diferencia de la víctima cuyo caso se compartió en Twitter, y la protagonista de la obra “Sobre Lobos”. Mi mente regresó al ataque de pánico que tuve en el 2014: no es ficción. Nunca fue ficción. Es la amenaza de ser mujer joven en Lima en su más brutal expresión.

12 horas de violación. Pasó, pasa y seguirá pasando. ¿Qué tenemos que hacer para que esto deje de ocurrir? ¿Qué tiene que pasar para que este caso nos indigne hasta las lágrimas, o hasta quitarnos el aire? Hace unos años, miles de mujeres salimos a las calles a gritar “Ni una menos”, conmovidas por dos casos de violencia de género también brutales. Me parece que este caso amerita una movilización similar, con exigencias claras y concretas, como justicia para la víctima, especial resguardo policial en las zonas donde esta modalidad se ha vuelto recurrente, capacitación en las comisarías para casos de violencia de género, entre otras.

Una ciudad donde una mujer no puede salir a pasear a su perro sin terminar secuestrada y violada es una ciudad en la cual simplemente no podemos vivir ni un día más. Basta.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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mujeres y niñas, Ni una menos, violencia a la mujer, violencia sexual

Todo parece indicar que la respuesta al cambio de gabinete ha sido positiva. El dólar bajó, la bolsa de valores subió, Perú le ganó a Chile y Cerrón pataleó. Y si bien al conocer al gabinete completo nos enteramos de que este venía con ciertos elementos muy preocupantes, en líneas generales la designación de Mirtha Vásquez a la cabeza ha dado cierto nivel de tranquilidad. 

Los cambios, sin embargo, no le aseguran una primavera al presidente Castillo. Por un lado, la oposición más férrea no parece identificar matices entre la izquierda radical e improvisada de Guido Bellido, y el perfil más sensato de Mirtha Vásquez, ni reconocer ninguna mejora en las decisiones de Castillo. Por otro lado, al presidente se le abre un nuevo flanco: el del ala radical de su propio partido, que ya se ha manifestado en contra del nuevo gabinete.

Castillo, como todas las personas, se mueve por incentivos: si este ve que haberse alejado de Cerrón y buscado un mejor perfil para el premierato le da buenos resultados, como mayor % de aprobación en las encuestas, mejor relación con el legislativo, calma en los mercados, etc., entonces tendrá incentivos para seguir en la senda de la moderación. La oposición puede, por supuesto, tenderle puentes a medida que este se vaya comprometiendo cada vez más a moderar su discurso y políticas, y bloquear todas las iniciativas no negociables para la mayoría de los partidos, como a Asamblea Constituyente.

Si la oposición, en cambio, no reconoce las mejoras que se han hecho (así sean pequeñas), y Castillo más bien concluye que se está quedando sin soga y sin cabra, y está más cerca de ser vacado, entonces inevitablemente deberá volver, como perro arrepentido, a los brazos de Cerrón, y no tendrá otro camino que el radical. Quien perderá, entonces, será el Perú. 

Por eso, querida oposición, hoy la pelota está en su cancha. 

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Asamblea Constituyente, Presidente Castillo

La historia de la democracia directa en Suiza es de larga data. Los ciudadanos tienen voz y voto, a través del referéndum, para aprobar (o no) los textos elaborados por las autoridades comunales, cantonales y confederales, y pueden proponer cambios constitucionales por medio de iniciativas populares. Además, toda modificación a la Constitución es sometida en automático al voto del pueblo.

El domingo pasado, los suizos votaron por dos cosas: el matrimonio igualitario, y una iniciativa de los jóvenes socialistas que proponía introducir un impuesto a las ganancias por dividendos, acciones y rentas, con el supuesto objetivo de reducir la desigualdad, buscando incrementar los impuestos en ganancias de capital en 1.5 comparado con los impuestos regulares. Los resultados fueron los soñados por cualquier liberal: 64% de aprobación para el matrimonio igualitario, y un rotundo 65% en contra de la iniciativa del partido socialista. 

Suiza ostenta el puesto #4 en términos de libertad económica en el mundo, y es un país bastante atractivo para las grandes fortunas. No en vano, muchos de los millonarios de otros países con políticas tributarias más restrictivas deciden poner su plata aquí. Es, además, uno de los países con menos pobreza en el mundo. Ante esta realidad, los suizos no consideraron que fuera necesario hacer una reforma tributaria, a pesar de que, seguro a la mayoría de los votantes les hubiera convenido en el corto pazo. 

Esta no es la primera vez que los suizos votan en contra de iniciativas que suenan muy atractivas, pero que técnicamente no son lo mejor para la economía. Casi todas las propuestas de los partidos de izquierda por modificar el sistema fiscal han fracasado en las últimas décadas. La introducción de un impuesto a las herencias, intentos de introducir impuestos a las ganancias de capital, y otras iniciativas de aumento de los impuestos a los más ricos, se vieron frustradas en el voto popular. Incluso, en el 2018, un 77% de los suizos votaron en contra de una iniciativa que planteaba que cada ciudadano adulto podría recibir una pensión de 2.250 euros solo por ser ciudadano suizo, porque la consideraron dañina para la economía. ¡Increíble!

Quienes se oponían a la llamada iniciativa “del 99%”, que no logró prosperar, sostienen que suiza ya cobra impuestos a las personas de manera escalonada, la desigualdad en suiza es una de las menores en el mundo (puesto 24 de 160 países, incluso en mejor posición que Alemania), y el sistema de seguridad social en el país europeo es suficiente para mitigar las desigualdades. Los números, tanto macroeconómicos como de la votación, terminaron dándoles la razón. 

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derechos, impuestos, Suiza

Durante el segundo trimestre de este año, Estonia, ex país comunista, superó el PBI per cápita de España. 30 años de políticas liberales y de modernización han llevado al país báltico a ser un caso de éxito. ¿Cómo lo logró?

Estonia fue conquistado por la Unión Soviética en 1939. A principios de los noventa, se vivía una situación familiar a la de muchos países comunistas: su sector industrial estaba en ruinas, los salarios reales se habían reducido a la mitad, la inflación era incontrolable y los alimentos, escasos.

En 1993, el historiador Mart Laar se convirtió en primer ministro. Laar mencionaba con frecuencia que, para ese momento, el único libro de economía que había leído era “Libertad para elegir”, de Milton Friedman. Desde la gestión de Laar, se implementaron una serie de medidas de libertad económica que lograron pasar de una economía centralizada y estatal a una economía de mercado dinámica, con una tasa de crecimiento anual del PIB de 4,02% en promedio, por encima del promedio europeo. Veamos algunas de las medidas que se implementaron. 

    • Impuestos simples y atractivos: Es decir que, independiente de lo que gane un trabajador, la tasa de impuestos es siempre 20%. Las empresas son sujetas a un sistema bastante atractivo, ya que los impuestos se pagan solo cuando se han distribuido los beneficios (cuando se pagan dividendos, por ejemplo), incentivando así la reinversión por parte de las empresas. Las empresas pagan solo 20% de impuestos, y estos pueden ser reducidos hasta 14%.
  • Tecnología y bajos niveles de corrupción: Estonia es el único país donde el internet es un derecho garantizado en la Constitución. Son líderes en el llamado “gobierno electrónico”, y la mayoría de los trámites gobierno-ciudadano se hacen a través de internet, reduciendo costos y burocracia. Crear una empresa, votar, o adquirir un pasaporte son todos tramites que pueden hacerse de manera virtual. El alto nivel de digitalización ha llevado también a altos niveles de transparencia. Entre el 2003 y el 2020, el ex país comunista mejoró 20 puestos en el índice de corrupción global. Se estima que la digitalización les ahorra el 2% del PBI en sueldos y gastos. 
    • Facilidad para hacer negocios: Estonia ostente el récord mundial de empresas emergentes por persona y está superando al resto de Europa. Esto se debe a que es muy fácil crear una empresa: todo puede hacerse de manera digital, los impuestos son bajos, las declaraciones de impuestos se realizan en menos de 3 minutos y los dividendos pagados a los no residentes no están sujetos a retención de impuestos.
  • Política macroeconómica responsable: esto no debe sorprender, pero Estonia es el país con menor endeudamiento de Europa, y ha mantenido en los últimos 30 años políticas fiscales saludables.

Adicional a todas estas buenas prácticas, Estonia es un país con políticas avanzadas en términos de igualdad de género, y de hecho este año se volvió el primer país del mundo en tener tanto presidente como primera ministra mujer. El país báltico ostenta el puesto #8 en el índice de libertad humana, por encima de Alemania, Suecia, Finlandia y Noruega, siendo su puntaje más fuerte en libertad personal. Es, además, el único país ex soviético que acepta las uniones civiles entre personas del mismo sexo y reconoce matrimonios realizados en otros países.

Envidiable, pues, lo de Estonia. Ojalá en el Perú podamos acercarnos más a las ideas y políticas que han llevado a este país a la prosperidad, y menos a políticas controlistas que restrinjan no solo la libertad económica, sino también la política y humana.

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corrupción, Estonia, Gobierno, Tecnología, transparencia

Las mujeres no somos una minoría: somos la mitad de la población peruana. ¿Por qué no nos vemos representadas hoy en el gabinete Bellido? Algunas voces del partido de gobierno, así como de sus aliados, que hoy parecen incapaces de cuestionar a Perú Libre, han tratado de minimizar las críticas a este gabinete en términos de paridad, argumentando que este es un gabinete del pueblo, y que a diferencia de lo que pasa siempre, no se ha convocado a personajes de la élite limeña. Con estas justificaciones, no hacen más que insinuar que fuera de las elites y de Lima no hay mujeres preparadas para asumir los cargos ministeriales. Nada más falso.

En este artículo, menciono a 7 mujeres de izquierda o centro (ideología afín al gobierno) que, en mi opinión, están mejor preparadas que algunos de los hombres que hoy forman parte del gabinete Bellido.

  1. Mirtha Vásquez- Cajamarca: Política de izquierda, es abogada con más de 15 años de experiencia. Se desempeñó como presidenta del Congreso, mostrando capacidad de dialogo con las diversas bancadas, así como con el ejecutivo. Si bien tiene detractores, hay bastante consenso en que cumplió su rol con profesionalismo.
  2. Ruth Luque- Cusco: Actual Congresista de la República, Ruth es abogada y cuenta con una maestría en derecho penal y procesal. Se especializa en temas ambientales y de derechos humanos, habiendo trabajado en provincias altas del sur por más de 12 años. ¿Potencial candidata para el ministerio del ambiente?
  3. Magali Silva Velarde- Lima: Quien si fue convocado para formar parte del gabinete Bellido fue más bien el compañero de bancada de Ruth, Roberto Sanchez. Este es psicólogo de profesión, y a pesar de no contar con experiencia alguna en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, se le otorgó el liderazgo de dicha cartera. ¿Por qué no considerar más bien a una mujer con experiencia en el tema? Magali Silva, por ejemplo, es licenciada en economía, ocupó diversos cargos gerenciales en el BCRP, fue Viceministra de Mype e Industria del Ministerio de la Producción, y lideró el Ministerio de Comercio Exterior durante la gestión de Humala, entre el 2013 y el 2016.
  4. Rosa Mavila- Ayacucho: Excongresista por Gana Perú, y ex candidata a la vicepresidencia por el partido humanista, Mavila ha sido Jefa de Asuntos Académicos en la Universidad Mayor de San Marcos, Procuradora de Asuntos Judiciales y Terrorismo en el Ministerio del Interior, y Presidenta del Consejo Nacional Penitenciario en el INPE y Secretaria General del Ministerio de Educación. Su CV está bastante más lleno que el de varios de los ministros actuales.
  5. Violeta Bermúdez- Lima: Esta semana, Verónika Mendoza declaró que, hasta ahora, una pequeña argolla limeña se rotaba los cargos ministeriales. ¿Se habrá olvidado de la primera ministra saliente, Violeta Bermúdez? Esta, abogada, feminista, y muy distante de la elite limeña, sale de una reciente gestión en la PCM de un gobierno con alta aprobación. Mal se haría en no tenerla en el radar para posibles gabinetes futuros.
  6. Rocío Silva Santiesteban- Lima: Nuestro actual ministro de cultura, Ciro Gálvez, cuenta con más de 10 investigaciones abiertas en el ministerio público. ¿Un gobierno de izquierda no pudo haber considerado, en su lugar, a una política afín, con amplia trayectoria cultural, más de 15 libros publicados, y varios concursos literarios ganados como Rocío Silva Santiesteban?
  7. Marisol Espinoza- Piura: Abogada y periodista, ha sido vicepresidenta de la república, y Congresista durante 3 periodos. Sin duda, tiene más experiencia trabajando para el Estado que la mitad del gabinete actual.

Las mujeres que menciono seguramente no son las únicas. Quizás a quienes leen este artículo se les ocurran más y mejores nombres. Mi objetivo no es abogar por personas particulares, sino evidenciar que en todo el Perú existen mujeres de ideología afín al gobierno de turno, largamente más preparadas para dirigir un ministerio que muchos de los hombres a los cuales hoy se les ha dado la oportunidad. No es que no haya mujeres de izquierda o centro preparadas para asumir ministerios importantes; es que no se las convocó.

A la izquierda progresista: exijan hoy con la misma fuerza al presidente Castillo lo que en su momento les exigieron a sus adversarios. A la izquierda conservadora: Avísenos cuando la revolución incluya a las mujeres.

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feminismo, Gobierno, Guido bellido

El feminismo es un movimiento que no debe ser visto solo como social, sino también como económico. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la economía de Latinoamérica podría crecer hasta un 22% si lograra cerrar las brechas de género laborales. Esto sería equivalente a 15 años de crecimiento económico en la región.

Aunque en los últimos años nos hemos concentrado en impulsar el crecimiento económico como medida para reducir la pobreza, no hemos notado un factor clave: el feminismo, entendido en esta columna como un movimiento que busca igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, incluyendo igualdad en condiciones laborales, y que juega un rol clave para el desarrollo de cualquier país.

Si vemos los países de la OECD al 2019 (pre- pandemia), no es coincidencia que los países con mayor participación femenina en la fuerza laboral sean a la vez de aquellos con menor pobreza, e ingresos familiares y PBI más altos en el mundo: Canadá, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón lideran el ranking con más de 70% de las mujeres entre 15 y 64 años trabajando. Los países de Latinoamérica como Brasil, Argentina y México contaban solo con entre 50% y 60% de mujeres empleadas. En Afganistán, menos de 20% de mujeres contaba con un empleo. Esto se suma a que, en los países en desarrollo, las mujeres son más propensas a acceder a empleos inadecuados, informales y con sueldos por debajo del promedio.

Imaginemos entonces, una realidad en la cual la mitad de la población de un país no pueda trabajar por una terrible desigualdad ante la ley, creada por razones ideológicas: el impacto no es solo social, sino también económico, pues es obvio que, al aprovechar solo a menos de la mitad de su población económicamente activa para generar riqueza (los hombres en edad de trabajar), este país estará en total desventaja al competir contra otros que usan a más del 70%.

En el Perú, las fuerzas conservadoras gobernantes, si bien han levantado la bandera el crecimiento económico, no se han caracterizado por ser especialmente aliadas del feminismo, principalmente por su visión tradicional del rol de la mujer en la familia y su cercanía a la iglesia. Por eso es tan importante que las fuerzas liberales pongamos esta realidad sobre la mesa: crear condiciones para cerrar la brecha de género en el Perú es una pieza clave no solo para el desarrollo social, sino también económico del país.

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BID, feminismo, OECD
  1. ¿La Constitución es la norma máxima dentro del sistema legal peruano?

En el Perú, cosa que no sucede en todos los países, los tratados internacionales que tratan sobre derechos humanos tienen el mismo rango que nuestra Constitución. Por ende, las disposiciones constitucionales se interpretan a la luz de los tratados suscritos y ratificados por el Perú.

  1. ¿Quién es responsable de interpretar la Constitución?

El Tribunal Constitucional. Dado que la Constitución es dinámica, lo establecido en sus artículos puede ser complementado por las decisiones del TC.

  1. ¿La Constitución garantiza igualdad ante la ley para todos los peruanos?

Si. La Constitución contempla una lista abierta de derechos fundamentales, entre los que se encuentra el derecho “a la igualdad ante la ley” para quienes residen en el Perú. Esto significa que, según la carta magna, nadie puede recibir un trato distinto sobre la base de su raza, religión, sexo, entre otros.

  1. ¿Es verdad que la Constitución actual no garantiza el derecho a la educación?

Es falso. El TC ha señalado que el derecho a la educación constituye un derecho fundamental, pues es mediante el acceso a la educación que una persona puede lograr su libre desarrollo (https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2017/00853-2015-AA.pdf). Adicional a ello, el Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, tratado internacional del cual el Perú es parte, también contempla a la educación como derecho fundamental. (https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/cescr.aspx).

  1. ¿Y la salud?

El artículo 7 de la Constitución señala que todos tienen derecho a la protección de la salud. El alcance de este derecho, al igual que el de educación, ha sido desarrollado por el Tribunal Constitucional.

  1. ¿Qué dice la Constitución en materia laboral?

La Constitución refiere que las relaciones laborales deben contar con la igualdad de oportunidades. Este ha sido desarrollado también por el Tribunal Constitucional, adicional al tratado internacional que mantiene el Perú con el Organismo Internacional de Trabajo (OIT).

  1. ¿Finalmente, la Constitución garantiza el derecho a la vivienda?

El derecho a la salud mencionado arriba garantiza las condiciones mínimas de salud, como el ambiente equilibrado, adecuada vivienda, entre otros. (https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/02064-2004-AA.pdf)

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Constitución del 93

En el último reporte presentado por el BCRP en el mes de junio, hubo un tema que pasó desapercibido: se evidenció que el segmento donde más ha caído el empleo en el Perú es en el de mujeres jefas de hogar con hijos menores de 6 años, lo cual ha llevado a muchas de ellas a caer en la pobreza. Adicional a ello, en los hogares tradicionales, la pérdida del segundo ingreso familiar (el femenino) ha sido uno de los factores que ha golpeado económicamente a las familias peruanas durante la pandemia.

Esto responde en parte al hecho de que en el Perú, los colegios y centros de cuidado han estado cerrados, forzando a muchas mujeres (quienes asumen en mayor porcentaje el rol de cuidadoras) a quedarse en casa sin poder salir a trabajar. Esto ha reducido la participación laboral femenina y aumentado la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El cierre de escuelas en Latinoamérica ha sido el más prolongado del mundo, siendo Perú uno de los pocos países donde aún no se tiene claro cuándo se regresará a clases en zonas urbanas. En este tiempo, las mujeres han asumido el cuidado de los hijos en mayor proporción que los hombres, principalmente en los hogares más pobres, con un aumento de hasta 40% de tiempo dedicado a las tareas del hogar.

Son pocos los hogares privilegiados que tienen la oportunidad de tener ayuda, ya sea por parte de un familiar o de una persona contratada: para la mayoría de mujeres con hijos pequeños, el cierre de escuelas significa una encrucijada entre salir a trabajar o cuidar a sus hijos. No en vano, según la última encuesta de DATUM, el 69% de los padres estaría de acuerdo con que sus hijos regresen a clases si los colegios cumplen con todos los protocolos sanitarios, sin embargo, este porcentaje va en aumento a medida que baja el nivel socioeconómico. Mientras que en el A/B, el 57% está a favor del retorno presencial, en el C hablamos del 62% y en los sectores D y E, el porcentaje es de 68% y 76%, respectivamente. En el ámbito rural, hablamos de un 80% a favor.

Aún no tenemos suficientes estudios que crucen las variables de cierre de colegios y el aumento de pobreza femenina. Solo indicios, como la mayor disminución del empleo adecuado entre las mujeres durante la pandemia, y la mayor tasa de desempleo femenino frente al masculino. Lo que sí queda claro, es que cada día que pasa y los colegios siguen cerrados, los grandes perdedores no son solo los niños, sino también las mujeres.

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