La historia de la democracia directa en Suiza es de larga data. Los ciudadanos tienen voz y voto, a través del referéndum, para aprobar (o no) los textos elaborados por las autoridades comunales, cantonales y confederales, y pueden proponer cambios constitucionales por medio de iniciativas populares. Además, toda modificación a la Constitución es sometida en automático al voto del pueblo.

El domingo pasado, los suizos votaron por dos cosas: el matrimonio igualitario, y una iniciativa de los jóvenes socialistas que proponía introducir un impuesto a las ganancias por dividendos, acciones y rentas, con el supuesto objetivo de reducir la desigualdad, buscando incrementar los impuestos en ganancias de capital en 1.5 comparado con los impuestos regulares. Los resultados fueron los soñados por cualquier liberal: 64% de aprobación para el matrimonio igualitario, y un rotundo 65% en contra de la iniciativa del partido socialista. 

Suiza ostenta el puesto #4 en términos de libertad económica en el mundo, y es un país bastante atractivo para las grandes fortunas. No en vano, muchos de los millonarios de otros países con políticas tributarias más restrictivas deciden poner su plata aquí. Es, además, uno de los países con menos pobreza en el mundo. Ante esta realidad, los suizos no consideraron que fuera necesario hacer una reforma tributaria, a pesar de que, seguro a la mayoría de los votantes les hubiera convenido en el corto pazo. 

Esta no es la primera vez que los suizos votan en contra de iniciativas que suenan muy atractivas, pero que técnicamente no son lo mejor para la economía. Casi todas las propuestas de los partidos de izquierda por modificar el sistema fiscal han fracasado en las últimas décadas. La introducción de un impuesto a las herencias, intentos de introducir impuestos a las ganancias de capital, y otras iniciativas de aumento de los impuestos a los más ricos, se vieron frustradas en el voto popular. Incluso, en el 2018, un 77% de los suizos votaron en contra de una iniciativa que planteaba que cada ciudadano adulto podría recibir una pensión de 2.250 euros solo por ser ciudadano suizo, porque la consideraron dañina para la economía. ¡Increíble!

Quienes se oponían a la llamada iniciativa “del 99%”, que no logró prosperar, sostienen que suiza ya cobra impuestos a las personas de manera escalonada, la desigualdad en suiza es una de las menores en el mundo (puesto 24 de 160 países, incluso en mejor posición que Alemania), y el sistema de seguridad social en el país europeo es suficiente para mitigar las desigualdades. Los números, tanto macroeconómicos como de la votación, terminaron dándoles la razón. 

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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derechos, impuestos, Suiza

Durante el segundo trimestre de este año, Estonia, ex país comunista, superó el PBI per cápita de España. 30 años de políticas liberales y de modernización han llevado al país báltico a ser un caso de éxito. ¿Cómo lo logró?

Estonia fue conquistado por la Unión Soviética en 1939. A principios de los noventa, se vivía una situación familiar a la de muchos países comunistas: su sector industrial estaba en ruinas, los salarios reales se habían reducido a la mitad, la inflación era incontrolable y los alimentos, escasos.

En 1993, el historiador Mart Laar se convirtió en primer ministro. Laar mencionaba con frecuencia que, para ese momento, el único libro de economía que había leído era “Libertad para elegir”, de Milton Friedman. Desde la gestión de Laar, se implementaron una serie de medidas de libertad económica que lograron pasar de una economía centralizada y estatal a una economía de mercado dinámica, con una tasa de crecimiento anual del PIB de 4,02% en promedio, por encima del promedio europeo. Veamos algunas de las medidas que se implementaron. 

    • Impuestos simples y atractivos: Es decir que, independiente de lo que gane un trabajador, la tasa de impuestos es siempre 20%. Las empresas son sujetas a un sistema bastante atractivo, ya que los impuestos se pagan solo cuando se han distribuido los beneficios (cuando se pagan dividendos, por ejemplo), incentivando así la reinversión por parte de las empresas. Las empresas pagan solo 20% de impuestos, y estos pueden ser reducidos hasta 14%.
  • Tecnología y bajos niveles de corrupción: Estonia es el único país donde el internet es un derecho garantizado en la Constitución. Son líderes en el llamado “gobierno electrónico”, y la mayoría de los trámites gobierno-ciudadano se hacen a través de internet, reduciendo costos y burocracia. Crear una empresa, votar, o adquirir un pasaporte son todos tramites que pueden hacerse de manera virtual. El alto nivel de digitalización ha llevado también a altos niveles de transparencia. Entre el 2003 y el 2020, el ex país comunista mejoró 20 puestos en el índice de corrupción global. Se estima que la digitalización les ahorra el 2% del PBI en sueldos y gastos. 
    • Facilidad para hacer negocios: Estonia ostente el récord mundial de empresas emergentes por persona y está superando al resto de Europa. Esto se debe a que es muy fácil crear una empresa: todo puede hacerse de manera digital, los impuestos son bajos, las declaraciones de impuestos se realizan en menos de 3 minutos y los dividendos pagados a los no residentes no están sujetos a retención de impuestos.
  • Política macroeconómica responsable: esto no debe sorprender, pero Estonia es el país con menor endeudamiento de Europa, y ha mantenido en los últimos 30 años políticas fiscales saludables.

Adicional a todas estas buenas prácticas, Estonia es un país con políticas avanzadas en términos de igualdad de género, y de hecho este año se volvió el primer país del mundo en tener tanto presidente como primera ministra mujer. El país báltico ostenta el puesto #8 en el índice de libertad humana, por encima de Alemania, Suecia, Finlandia y Noruega, siendo su puntaje más fuerte en libertad personal. Es, además, el único país ex soviético que acepta las uniones civiles entre personas del mismo sexo y reconoce matrimonios realizados en otros países.

Envidiable, pues, lo de Estonia. Ojalá en el Perú podamos acercarnos más a las ideas y políticas que han llevado a este país a la prosperidad, y menos a políticas controlistas que restrinjan no solo la libertad económica, sino también la política y humana.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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corrupción, Estonia, Gobierno, Tecnología, transparencia

Las mujeres no somos una minoría: somos la mitad de la población peruana. ¿Por qué no nos vemos representadas hoy en el gabinete Bellido? Algunas voces del partido de gobierno, así como de sus aliados, que hoy parecen incapaces de cuestionar a Perú Libre, han tratado de minimizar las críticas a este gabinete en términos de paridad, argumentando que este es un gabinete del pueblo, y que a diferencia de lo que pasa siempre, no se ha convocado a personajes de la élite limeña. Con estas justificaciones, no hacen más que insinuar que fuera de las elites y de Lima no hay mujeres preparadas para asumir los cargos ministeriales. Nada más falso.

En este artículo, menciono a 7 mujeres de izquierda o centro (ideología afín al gobierno) que, en mi opinión, están mejor preparadas que algunos de los hombres que hoy forman parte del gabinete Bellido.

  1. Mirtha Vásquez- Cajamarca: Política de izquierda, es abogada con más de 15 años de experiencia. Se desempeñó como presidenta del Congreso, mostrando capacidad de dialogo con las diversas bancadas, así como con el ejecutivo. Si bien tiene detractores, hay bastante consenso en que cumplió su rol con profesionalismo.
  2. Ruth Luque- Cusco: Actual Congresista de la República, Ruth es abogada y cuenta con una maestría en derecho penal y procesal. Se especializa en temas ambientales y de derechos humanos, habiendo trabajado en provincias altas del sur por más de 12 años. ¿Potencial candidata para el ministerio del ambiente?
  3. Magali Silva Velarde- Lima: Quien si fue convocado para formar parte del gabinete Bellido fue más bien el compañero de bancada de Ruth, Roberto Sanchez. Este es psicólogo de profesión, y a pesar de no contar con experiencia alguna en el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, se le otorgó el liderazgo de dicha cartera. ¿Por qué no considerar más bien a una mujer con experiencia en el tema? Magali Silva, por ejemplo, es licenciada en economía, ocupó diversos cargos gerenciales en el BCRP, fue Viceministra de Mype e Industria del Ministerio de la Producción, y lideró el Ministerio de Comercio Exterior durante la gestión de Humala, entre el 2013 y el 2016.
  4. Rosa Mavila- Ayacucho: Excongresista por Gana Perú, y ex candidata a la vicepresidencia por el partido humanista, Mavila ha sido Jefa de Asuntos Académicos en la Universidad Mayor de San Marcos, Procuradora de Asuntos Judiciales y Terrorismo en el Ministerio del Interior, y Presidenta del Consejo Nacional Penitenciario en el INPE y Secretaria General del Ministerio de Educación. Su CV está bastante más lleno que el de varios de los ministros actuales.
  5. Violeta Bermúdez- Lima: Esta semana, Verónika Mendoza declaró que, hasta ahora, una pequeña argolla limeña se rotaba los cargos ministeriales. ¿Se habrá olvidado de la primera ministra saliente, Violeta Bermúdez? Esta, abogada, feminista, y muy distante de la elite limeña, sale de una reciente gestión en la PCM de un gobierno con alta aprobación. Mal se haría en no tenerla en el radar para posibles gabinetes futuros.
  6. Rocío Silva Santiesteban- Lima: Nuestro actual ministro de cultura, Ciro Gálvez, cuenta con más de 10 investigaciones abiertas en el ministerio público. ¿Un gobierno de izquierda no pudo haber considerado, en su lugar, a una política afín, con amplia trayectoria cultural, más de 15 libros publicados, y varios concursos literarios ganados como Rocío Silva Santiesteban?
  7. Marisol Espinoza- Piura: Abogada y periodista, ha sido vicepresidenta de la república, y Congresista durante 3 periodos. Sin duda, tiene más experiencia trabajando para el Estado que la mitad del gabinete actual.

Las mujeres que menciono seguramente no son las únicas. Quizás a quienes leen este artículo se les ocurran más y mejores nombres. Mi objetivo no es abogar por personas particulares, sino evidenciar que en todo el Perú existen mujeres de ideología afín al gobierno de turno, largamente más preparadas para dirigir un ministerio que muchos de los hombres a los cuales hoy se les ha dado la oportunidad. No es que no haya mujeres de izquierda o centro preparadas para asumir ministerios importantes; es que no se las convocó.

A la izquierda progresista: exijan hoy con la misma fuerza al presidente Castillo lo que en su momento les exigieron a sus adversarios. A la izquierda conservadora: Avísenos cuando la revolución incluya a las mujeres.

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feminismo, Gobierno, Guido bellido

El feminismo es un movimiento que no debe ser visto solo como social, sino también como económico. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la economía de Latinoamérica podría crecer hasta un 22% si lograra cerrar las brechas de género laborales. Esto sería equivalente a 15 años de crecimiento económico en la región.

Aunque en los últimos años nos hemos concentrado en impulsar el crecimiento económico como medida para reducir la pobreza, no hemos notado un factor clave: el feminismo, entendido en esta columna como un movimiento que busca igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, incluyendo igualdad en condiciones laborales, y que juega un rol clave para el desarrollo de cualquier país.

Si vemos los países de la OECD al 2019 (pre- pandemia), no es coincidencia que los países con mayor participación femenina en la fuerza laboral sean a la vez de aquellos con menor pobreza, e ingresos familiares y PBI más altos en el mundo: Canadá, Alemania, Reino Unido, Australia y Japón lideran el ranking con más de 70% de las mujeres entre 15 y 64 años trabajando. Los países de Latinoamérica como Brasil, Argentina y México contaban solo con entre 50% y 60% de mujeres empleadas. En Afganistán, menos de 20% de mujeres contaba con un empleo. Esto se suma a que, en los países en desarrollo, las mujeres son más propensas a acceder a empleos inadecuados, informales y con sueldos por debajo del promedio.

Imaginemos entonces, una realidad en la cual la mitad de la población de un país no pueda trabajar por una terrible desigualdad ante la ley, creada por razones ideológicas: el impacto no es solo social, sino también económico, pues es obvio que, al aprovechar solo a menos de la mitad de su población económicamente activa para generar riqueza (los hombres en edad de trabajar), este país estará en total desventaja al competir contra otros que usan a más del 70%.

En el Perú, las fuerzas conservadoras gobernantes, si bien han levantado la bandera el crecimiento económico, no se han caracterizado por ser especialmente aliadas del feminismo, principalmente por su visión tradicional del rol de la mujer en la familia y su cercanía a la iglesia. Por eso es tan importante que las fuerzas liberales pongamos esta realidad sobre la mesa: crear condiciones para cerrar la brecha de género en el Perú es una pieza clave no solo para el desarrollo social, sino también económico del país.

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BID, feminismo, OECD
  1. ¿La Constitución es la norma máxima dentro del sistema legal peruano?

En el Perú, cosa que no sucede en todos los países, los tratados internacionales que tratan sobre derechos humanos tienen el mismo rango que nuestra Constitución. Por ende, las disposiciones constitucionales se interpretan a la luz de los tratados suscritos y ratificados por el Perú.

  1. ¿Quién es responsable de interpretar la Constitución?

El Tribunal Constitucional. Dado que la Constitución es dinámica, lo establecido en sus artículos puede ser complementado por las decisiones del TC.

  1. ¿La Constitución garantiza igualdad ante la ley para todos los peruanos?

Si. La Constitución contempla una lista abierta de derechos fundamentales, entre los que se encuentra el derecho “a la igualdad ante la ley” para quienes residen en el Perú. Esto significa que, según la carta magna, nadie puede recibir un trato distinto sobre la base de su raza, religión, sexo, entre otros.

  1. ¿Es verdad que la Constitución actual no garantiza el derecho a la educación?

Es falso. El TC ha señalado que el derecho a la educación constituye un derecho fundamental, pues es mediante el acceso a la educación que una persona puede lograr su libre desarrollo (https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2017/00853-2015-AA.pdf). Adicional a ello, el Pacto internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, tratado internacional del cual el Perú es parte, también contempla a la educación como derecho fundamental. (https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/cescr.aspx).

  1. ¿Y la salud?

El artículo 7 de la Constitución señala que todos tienen derecho a la protección de la salud. El alcance de este derecho, al igual que el de educación, ha sido desarrollado por el Tribunal Constitucional.

  1. ¿Qué dice la Constitución en materia laboral?

La Constitución refiere que las relaciones laborales deben contar con la igualdad de oportunidades. Este ha sido desarrollado también por el Tribunal Constitucional, adicional al tratado internacional que mantiene el Perú con el Organismo Internacional de Trabajo (OIT).

  1. ¿Finalmente, la Constitución garantiza el derecho a la vivienda?

El derecho a la salud mencionado arriba garantiza las condiciones mínimas de salud, como el ambiente equilibrado, adecuada vivienda, entre otros. (https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/02064-2004-AA.pdf)

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Constitución del 93

En el último reporte presentado por el BCRP en el mes de junio, hubo un tema que pasó desapercibido: se evidenció que el segmento donde más ha caído el empleo en el Perú es en el de mujeres jefas de hogar con hijos menores de 6 años, lo cual ha llevado a muchas de ellas a caer en la pobreza. Adicional a ello, en los hogares tradicionales, la pérdida del segundo ingreso familiar (el femenino) ha sido uno de los factores que ha golpeado económicamente a las familias peruanas durante la pandemia.

Esto responde en parte al hecho de que en el Perú, los colegios y centros de cuidado han estado cerrados, forzando a muchas mujeres (quienes asumen en mayor porcentaje el rol de cuidadoras) a quedarse en casa sin poder salir a trabajar. Esto ha reducido la participación laboral femenina y aumentado la brecha salarial entre hombres y mujeres.

El cierre de escuelas en Latinoamérica ha sido el más prolongado del mundo, siendo Perú uno de los pocos países donde aún no se tiene claro cuándo se regresará a clases en zonas urbanas. En este tiempo, las mujeres han asumido el cuidado de los hijos en mayor proporción que los hombres, principalmente en los hogares más pobres, con un aumento de hasta 40% de tiempo dedicado a las tareas del hogar.

Son pocos los hogares privilegiados que tienen la oportunidad de tener ayuda, ya sea por parte de un familiar o de una persona contratada: para la mayoría de mujeres con hijos pequeños, el cierre de escuelas significa una encrucijada entre salir a trabajar o cuidar a sus hijos. No en vano, según la última encuesta de DATUM, el 69% de los padres estaría de acuerdo con que sus hijos regresen a clases si los colegios cumplen con todos los protocolos sanitarios, sin embargo, este porcentaje va en aumento a medida que baja el nivel socioeconómico. Mientras que en el A/B, el 57% está a favor del retorno presencial, en el C hablamos del 62% y en los sectores D y E, el porcentaje es de 68% y 76%, respectivamente. En el ámbito rural, hablamos de un 80% a favor.

Aún no tenemos suficientes estudios que crucen las variables de cierre de colegios y el aumento de pobreza femenina. Solo indicios, como la mayor disminución del empleo adecuado entre las mujeres durante la pandemia, y la mayor tasa de desempleo femenino frente al masculino. Lo que sí queda claro, es que cada día que pasa y los colegios siguen cerrados, los grandes perdedores no son solo los niños, sino también las mujeres.

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feminismo

Si bien hubo partidos que apoyaron las movilizaciones de noviembre, o políticos que participaron en ellas, estos no fueron los organizadores de las marchas. No existió nunca un estrado donde personajes políticos aparecieran a dar discursos, e incluso cuando Verónika Mendoza intentó participar de la marcha en la plaza de armas del Cusco, la población la obligó a retirarse, exigiendo que no tratara de capitalizar una protesta que no era política, sino ciudadana (pueden encontrar el video en YouTube).

¿Podría pasar algo similar ahora? Todo parece indicar que sí. Según la última encuesta del IEP, el 85% de peruanos está en desacuerdo con que el sentenciado por corrupción, Vladimir Cerrón, participe en el gobierno de Pedro Castillo. La designación del gabinete liderado por Guido Bellido ha generado rechazo tanto en los sectores de centro que apostaron por Castillo como el mal menor, como incluso en algunos sectores congruentes de la izquierda progresista.

¿Qué se necesita entonces para que las marchas en favor de la democracia sean, esta vez, también multitudinarias? En mi opinión, la clave está en despolitizarlas. Hoy probablemente tengamos a muchos ciudadanos de derecha conservadora, liberal, centro e incluso izquierda, que estarían dispuestos a marchar por un objetivo en común: la caída de este gabinete de izquierda conservadora, y más adelante, para hacerle frente a un atentado contra la democracia. Sin embargo, mientras estas marchas estén lideradas por políticos de un solo lado del espectro ideológico, no serán masivas. Los ciudadanos perciben que participar en estas implica dar su apoyo a algún partido político, o que atrás de las marchas hay personajes buscando capitalizarlas.

Quienes hoy organizan las marchas, parecen no darse cuenta de que, al insistir con la narrativa del fraude, incluir elementos racistas, clasistas, o atacar a otros sectores del espectro ideológico, podrían terminar teniendo un resultado contrario al deseado. Los ciudadanos podrían percibir que si bien lo que ocurre hoy en palacio es muy malo, la opción en calles es aún peor, y se vuelvan más resistentes a apoyar a algún tipo de oposición.

Todo parece apuntar a que se vienen tiempos difíciles para la democracia peruana. A todos los que creemos en ella, nos conviene tener un frente ciudadano de oposición sólido y transversal a las preferencias políticas. El único requisito debería ser querer defender la democracia.

Se buscan, urgentemente: líderes apolíticos que lideren un frente ciudadano para proteger la democracia.

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Guido bellido, Pedro Castillo, Verónika Mendoza, Vladimir Cerrón

Al igual que para la mayoría, ninguno de los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta era de mi agrado. Ninguno era liberal ni en lo social, ni en lo político, ni en lo económico. Ambos, un peligro para la democracia. Sin embargo, a medida que fue desarrollándose la campaña, la propuesta de Perú Libre logró lo increíble: convencerme de ser más peligrosa que el Keikismo, que tanto daño nos ha hecho en los últimos 5 años. Su propuesta económica, que parecía una mezcla de todas las recetas que han empobrecido tanto al Perú en el pasado como a otros países en el presente, me hizo llegar a la conclusión de que Fuerza Popular era el mal menor.

Debe ser humano que cuando uno pierde una contienda, quiere ver al otro hundirse. Sostuve varias discusiones durante la campaña electoral con personas que consideraban a Keiko el mal mayor. En ese momento, expuse mis argumentos contrarios e incluso intenté convencerlos. Por supuesto que ahora, proclamado Pedro Castillo, pasa por mi cabeza un “¡Cuando nos hundamos, vas a ver!”. Supongo que a todos nos provoca tener razón y decir “Te lo dije”. Pero ya pasó más de un mes desde las elecciones, y tuvimos suficiente tiempo para enfriar nuestras cabezas y darnos cuenta de que, en esta oportunidad, si se hunde el barco nos hundimos todos.

Nunca sabremos quién tuvo razón, pero eso ya es irrelevante, porque uno de los dos ganó las elecciones, así sea por un pelo. ¿Me gustan los resultados? No. ¿Acepto los resultados? Sí.

Hoy, ya no quiero tener razón. Quiero, por el contrario, estar lo más equivocada posible. Entre más equivocada haya estado sobre Pedro Castillo, mejor le irá al Perú. Espero de corazón que todas las personas con las cuales debatí durante la segunda vuelta puedan venir, reírse de mí y decirme: “¿Ves? ¡Te dije!”. Y me tocará comerme el orgullo, con una sonrisa secreta.

Claro que no basta simplemente con desear estar equivocado. Todos debemos ser conscientes que lo que nos toca desde el próximo miércoles es estar vigilantes. Pero es diferente vigilar deseando que al próximo gobierno le vaya mal, que dándole el beneficio de la duda que merece cualquier gobernante nuevo. Finalmente, a todos, sin excepción, independientemente de por quién hayamos votado o en qué parte del espectro ideológico nos ubiquemos, nos convendría que Pedro Castillo haga un buen gobierno.

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Keiko Fujimori, Pedro Castillo, Perú Libre

Hoy vemos en Cuba las protestas más masivas de los últimos 30 años, en las cuales el pueblo cubano exige libertad, y el fin de un régimen cuya crisis económica se ha recrudecido con la pandemia y la falta de turismo. Lo que no vemos, sin embargo, hasta el momento en el cual se escribió este artículo, es a muchas de las voces de izquierda en el Perú que han exigido democracia en el último proceso electoral, y apoyado protestas ciudadanas contra gobiernos conservadores, condenar este régimen dictatorial, y apoyar al pueblo cubano.

Como ya hemos comentado anteriormente en esta columna, esto no es algo exclusivo de nuestra izquierda. Mientras esta condena al fujimorismo, pero escuda el fracaso del modelo cubano con “los bloqueos de Estados Unidos”, parte de la derecha peruana, que hoy condena al régimen cubano, también justificó en su momento y hasta apoyó el accionar de Trump cuando este invocó a sus seguidores a tomar el capitolio. Incluso no emiten crítica alguna a la nefasta gestión de la pandemia de Bolsonaro en Brasil, y pasan por alto o apoyan las intenciones de diversos sectores que llaman a desconocer los resultados de las elecciones peruanas.

Tal parece que, para ambas caras de la moneda, la dictadura solo es dictadura cuando viene del lado del espectro ideológico que no les gusta.

En Cuba no hay democracia. Hay que decirlo fuerte y claro. Hace más de 60 años que entró al poder un gobierno autoritario que ha restringido todas las libertades. Cuba es el tercer país con menor libertad económica del mundo (puesto 176 de 178 países), se encuentra entre los 10 países del globo con menor libertad de prensa, y en los índices de libertad humana, Cuba es considerado como “no libre”. Además, cuenta con un régimen político unipartidario.  Como si esto fuera poco, la crisis económica es devastadora: el 64% de los cubanos viven con menos de 1.11 USD al día y el 90% de la población vive bajo el umbral de la pobreza.

El gobierno cubano ya declaró que “defenderá la revolución al precio que sea”. ¿Dónde está la izquierda democrática peruana? Este es el momento para que se separen de esta dictadura con todas sus letras, y la condenen al igual que condenan el autoritarismo cuando viene de la derecha. Los esperamos.

Fuentes: Índice de libertad económica de Heritage, Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH).

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Cuba, Democracia, Izquierda
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