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Pedro Castillo archivos | Página 76 de 88 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Pedro Castillo

Y por qué vamos camino a un espiral de polarización más agudo que el de los últimos cinco años.

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Lima – Perú

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Pedro Castillo, Perú Libre, Vladimir Cerrón

 

En algunas ocasiones, Gian Marco Castillo Gómez (23) es quien recibe a las personas que llegan a la casa de cinco pisos ubicada en el pasaje Sarratea N°179, en el distrito de Breña, donde Pedro Castillo reside cada vez que está en la capital. Es uno de los sobrinos más queridos del profesor y un importante colaborador político de esta contienda.

 

Gian Marco es hijo de José Mercedes Castillo Terrones (57), el hermano mayor del virtual presidente. Es el segundo de tres hermanos. Hasta antes del inicio de la campaña, ‘Gian’, como le dicen sus amigos, vivía con su madre y hermanas Merly (26) y Anali (20) en San Juan de Lurigancho, pero por la contienda política se ha mudado en más de una ocasión a la vivienda de Breña, la base de operaciones de Castillo en Lima.

Allí, ayuda a su tío a coordinar su agenda de reuniones, que ha estado bastante cargada estas últimas semanas. Cuando hace falta, además, lo acompaña en algunos viajes. “Con él ha recorrido casi toda la campaña”, dice a Sudaca Raúl Oblitas (29), otro sobrino del profesor Castillo e hijo de su cuñada Lelis Paredes (52).

Gian Marco, que estudia Economía en la Universidad Nacional del Callao (UNAC), forma parte del primer grupo de confianza que posee Pedro Castillo en nuestra capital. El común denominador de los integrantes de este círculo es que son hijos de sus hermanos y poseen raíces en la provincia de Chota (Cajamarca).

Fray Vásquez Castillo (31) y su hermano Cledin (26), por ejemplo, también forman parte de este grupo. Son hijos de Adelinda Castillo Terrones (54), una de las hermanas del candidato presidencial. Fray ha acompañado a su tío en casi toda la campaña presidencial, junto a Gian Marco, ha apoyado en la organización de los mítines y hasta ha tomado fotografías en la que suele captar momentos claves.

 

 

Su hermano Cledin, por su parte, ha cedido a su tío un vehículo marca Kia de placa BNB-272 con el que se ha movilizado en varias oportunidades por la capital. Por ejemplo, el pasado 5 de mayo Castillo llegó en ese carro al club Apurímac, en Breña, para firmar su acuerdo político con la excandidata presidencial de Juntos Por el Perú (JP) y lideresa de Nuevo Perú, Verónika Mendoza.

En su cuenta personal de Facebook, Fray ha colocado fotografías de varios mítines que él mismo ayudó a coordinar. En un reciente post -en el que adjuntaba una fotografía junto a Castillo y su primo ‘Gian’ en los días previos al cierre de campaña- describió así su experiencia de estos meses:

“Para mi querido tío, Pedro Castillo Terrones: Primero, gracias a Dios por la vida, por la salud y por todo. Mi vida ha estado llena de bajos y altos, pero lo más maravilloso ha sido ser partícipe en tu campaña, en nuestra campaña, de la campaña de todos. No sabes el honor que ha sido para mí acompañarte en cada uno de tus viajes y ser parte de tu lucha. Sé de dónde vienes, sé adónde quieres ir y es eso [lo que] te hace alguien especial. Todos estos momentos compartidos han visto la esperanza de un pueblo que tiene en ti. Estoy seguro de que no darás la espalda a tu pueblo [ni] a tu familia (…)”.

 

Pedro Castillo

Fray Vásquez publicó esta foto, el pasado 5 de junio, en su cuenta de Facebook. Aquí aparece junto a su tío Pedro Castillo y su primo hermano Gian Castillo, durante un recorrido de la campaña de la segunda vuelta electoral.

 

Fabián Castillo Terrones (48), otro hermano del candidato del lápiz, también ha sido un apoyo clave para esta campaña. Es el único de este círculo con experiencia política previa. En las elecciones municipales y regionales de 2006 y 2010 postuló sin éxito a regidor del distrito de Curimana con las organizaciones políticas ‘Integrando Ucayali’ y ‘Esfuerzo Unidos’, respectivamente. En varias oportunidades se ha trasladado desde Pucallpa -donde reside- hasta Lima para ayudarle en asuntos administrativos, como realizar llamadas telefónicas para coordinar reuniones. Paradójicamente, en septiembre del año pasado se afilió al partido político Democracia Directa, donde actualmente figura como militante.

En las dos semanas previas a las elecciones, otro sobrino del profesor, Rudbel Oblitas Paredes (27), apoyó a su tío en el aspecto logístico para la coordinación del traslado de personas. Oblitas es hijo de Lelis Paredes, cuñada de Castillo. Y es ingeniero civil graduado en la Universidad Tecnológica de la Habana, Cuba, donde estudió gracias a una beca.

Sudaca conversó con su hermano Raúl Oblitas (29), quien no oculta su admiración por la figura de Ernesto ‘Che’ Guevara. El 18 de julio de 2018, la fecha de la graduación de Rudbel, Raúl fue el más entusiasta en tomarse fotos con una pintura del guerrillero argentino. Este explica a Sudaca que se tomó esa instantánea “por la simpatía y admiración” que siente por este personaje y por el hecho de haber luchado ante “tanta injusticia social”. Recuerda que conoció por primera vez la biografía del ‘Che’ en un DVD que fue proyectado, “cuando era chibolo”, en la casa de su tío Pedro Castillo en Chota, Cajamarca.

 

Raúl Oblitas, quien aparece en esta foto junto a un cuadro del ‘Che’ Guevara, es hermano de Rudbel, quien ha ayudado a su tío Pedro Castillo, en Lima, durante la campaña. Ambos son hijos de Lelis, la hermana de su esposa Lilia. Estudia ingeniería civil en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo.

 

A ese primer grupo de confianza, con raíces de la provincia de Chota, le podemos sumar un reciente jale: el exdecano del Colegio de Abogados de Lima y de la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM), Aníbal Torres Vásquez (78). Él nació en el distrito de Chota, en la provincia homónima. Aunque su vínculo con el virtual presidente es distinto. 

“Desde los 18 años radico en Lima. Recién conozco al profesor Castillo después de la segunda vuelta, cuando salí a darle su apoyo y me llamaron [de su equipo]. Salí a defenderlo porque lo llamaron terrorista y comunista. Y él no lo es porque en Chota no hubo terrorismo gracias a los ronderos. En mi familia hubo ronderos”, dice de manera tajante el abogado que hoy integra el equipo de asesores legales del profesor.

El apoyo en Chota

En la provincia de Chota, en el distrito de Tacabamba, Cajamarca, también hay grupos de importantes colaboradores de Pedro Castillo. Uno de estos ya lo dio a conocer Sudaca en un reportaje publicado el pasado 4 de junio. Entre ellos, está el secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (Fenatep) de Tacabamba, Almansor García Delgado, y el coordinador del partido Perú Libre también de este distrito, Juan Chamaya Chávez.

 

Entorno del profesor Castillo

 

Castillo y Almansor se conocen hace más 15 años, cuando ambos trabajaban en la escuela N°10475 del distrito de Chugur, donde este reside. De aquellos tiempos también es su relación con el profesor Chamaya, quien recibió el encargo de Castillo de ser el coordinador local del partido.

Los dos profesores, junto a más de veinte colegas, consiguieron que una profesora les ceda la casa de dos pisos que ahora funciona como local de campaña de Perú Libre en Tacabamba. Es más, un importante grupo de estos, junto a dirigentes de Perú Libre y ronderos, llegaron a Lima el pasado 14 de mayo. Suman más de 30 personas.

“Estamos en Lima para decirle al profesor Pedro Castillo y al pueblo que no están solos. Estamos acá para defender la democracia. Esperemos que, en las próximas horas, el Jurado Nacional de Elecciones se pronuncie frente a las actas contabilizadas al 100% de la ONPE. Nos vamos a quedar hasta que se den los resultados de forma legal”, señala Almansor García, docente y viejo amigo del virtual presidente.

Pedro Castillo tiene también un círculo de confianza que le sirve como base emocional. A pocos metros de la casa del virtual ganador de las elecciones, por ejemplo, vive su hermana Amelia, con quien posee una permanente comunicación. Y a media hora de allí, en la localidad de San Luis de Puña, en el vecino distrito de Tacabamba, viven sus padres Ireño y Mavila y su hermano José Mercedes.

Cerca de la plaza de armas de Tacabamba, los padres del profesor Castillo poseen, además, una vivienda a la que van un par de veces a la semana. El día de las elecciones de la segunda vuelta, antes de dirigirse a esperar los resultados a boca de urna programados para las 7 p.m., Castillo estuvo durmiendo un par de horas en aquella casa. Pidió ser despertado a las 6:20 p.m. para dirigirse al local de Perú Libre, ubicado a solo dos cuadras de ese punto. Allí esperó los resultados electorales junto a su familia y sus colegas profesores.

 

Yenifer o ‘Yeni’, quien aparece en esta foto con su sombrero chotano, es la hija mayor del virtual presidente Pedro Castillo. Está haciendo su tesis para sacar su título de administración de empresas en la Universidad Nacional de Cajamarca.

 

Aparte de sus padres y sus hermanos, su esposa Lila y sus hijas Yenifer (25) y Alondra (10) representan otro grupo de apoyo emocional importante para Castillo. De hecho, aquella noche del boca de urna, el profesor prefirió recibir con ellas, en el segundo piso del local de campaña del distrito de Tacabamba, los resultados. Mientras que los profesores y militantes lo hicieron en el primero. A su hijo  Arnold (16), no se le vio en dicho recinto.

 

Entorno del profesor Castillo

 

Parte de esta estabilidad emocional está basada en el respeto a la religión que cada integrante de la familia profesa. “Mi papá es católico, pero respeta las creencias mías, de mi madre y de mis hermanos [pertenecen a la congregación de la Iglesia del Nazareno]”, dice su hija Yenifer a esta publicación. Ella, en los papeles, es la hermana menor de la esposa del profesor Castillo, pero al quedar huérfana de madre cuando tenía un año y nueve meses de edad, fue adoptada y criada por la virtual pareja presidencial.

“En las reuniones de la familia, siempre me hace participar como la hermana mayor. Por ejemplo, tú has visto que en los dos desayunos electorales me dice: ‘ya hija, inicia tú la oración’»’, cuenta. En el patio de su casa hay una frase religiosa escrita en inglés: “Jehova is my shepherd [Jehová es mi pastor]”. Por allí, merodea actualmente ‘Boby’, que es el perrito criollo de su tía Lelis, pero que ahora es el nuevo guardián de su casa puesto que ‘Jazmín’, otro can, murió hace poco. Antes, tuvieron a otro perrito llamado ‘Montesinos’, como el apellido del siniestro exjefe del SIN.

 

(*) Fotocomposición de portada e infografías: Leyla López

 

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Pedro Castillo, Perú Libre

Tiene razón Pedro Francke cuando señala que no se necesita cambiar la Constitución para cambiar de política económica, por lo menos aquella que el equipo económico de Pedro Castillo encabezado por él plantea desplegar.

El único punto donde señala divergencia es en el tratamiento equitativo a la inversión nacional y extranjera. No resulta muy racional que se les distinga, pero si, en fin, quiere hacerlo, pues que proponga la reforma del artículo correspondiente y abandone la peregrina idea de llevar al país, a pie forzado, a la larga marcha de una Asamblea Constituyente.

Podría convencer a Acción Popular (17 congresistas) y Alianza para el Progreso (15) que se sumen a esa iniciativa y con los 42 que ya tiene (37 de Perú Libre más 5 de Juntos por el Perú) lograría 74 votos, el número suficiente para aprobar una reforma constitucional en primera instancia que luego sea aprobada en un referéndum.

En cambio, insistir en una Asamblea Constituyente es un suicidio político. Ni la ciudadanía lo quiere ni la realidad congresal lo permite. La única forma de llevarla cabo pasa por conducir al país al reino absoluto de la incertidumbre política por lo menos durante dos años, en desmedro de la estabilidad que justamente el eventual gobierno de Castillo va a necesitar para aplicar su nueva política económica.

Solo podría hacerlo disolviendo el Congreso, con lo cual el horizonte político pasaría por una nueva elección congresal. Si allí consigue al menos los 65 votos para aprobar el cambio del artículo 206 que agregue la potestad al Ejecutivo de convocar a un referéndum para elegir una Asamblea Constituyente, recién tendría que convocar a un primer referéndum para aprobar esa reforma.

Luego de ello, si ese referéndum le resulta favorable, tendría entonces la capacidad legal de convocar al segundo referéndum esta vez para preguntarle a la ciudadanía si está de acuerdo con convocar a una Constituyente. Si gana esa consulta popular, recién entonces podrá convocar a elecciones para conformarla. Y solo si gana a su vez esa elección y logra mayoría en la Asamblea, podrá cambiar la Constitución a su antojo, en un proceso deliberativo que no durará menos de nueves meses.

Todo ello supondrá al menos resignar dos años de gobierno en medio de absoluta zozobra política, a la espera del resultado final. Inversiones paralizadas, agentes económicos en suspenso, consecuencias negativas para la economía, que más bien debería fluir aprovechando el super ciclo de precios de materias primas que se avecina. Ojalá Francke entre en razón y consiga lo propio con el maestro Pedro Castillo.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, Pedro Francke

Una mirada rápida de los programas, noticieros, periódicos y medios tienen un común denominador: los mismos invitados, el mismo discurso, la misma orientación. Este artículo busca analizar el peligro de una mirada hegemónica desde los medios y qué generan.

Dos semanas después de la elección estamos aún sin un presidente formalmente proclamado por el JNE. Sin embargo, es casi ya un problema anecdótico. De no mediar algún suceso extraño Pedro Castillo es el nuevo presidente del Perú y hay que aceptarlo y entendernos a partir de ello.

Sin embargo, estos días hemos apreciado una especie de “guerra argumental” que desde los cuarteles de la candidata Fujimori se ha desatado y que, objetivamente, ha tenido poco éxito desde los fundamentos de base, pero muy efectistas desde la comunicación a la opinión pública. Cada una de las ideas que Fujimori o sus allegados han expresado esta semana, han caído desbaratadas. Pero se siguen levantando, como si al frente nadie les hubiera comentado nada. Como si nadie contrastara sus afirmaciones. Bueno, es que nadie en medios masivos lo ha hecho. Se deja hablar extendidamente y no hay un contrapeso eficiente desde los medios de comunicación.

¿Qué buscan entonces repitiendo argumentos falaces y agregando nuevos cada dos días, cada vez que se anulan desde lo fáctico y desde lo legal los anteriores? Pues generar corrientes de opinión que se instalen en la opinión pública y que hagan aceptables argumentos de duda sobre el proceso. Como Neumann teorizó en La Espiral del Silencio, la opinión hegemónica genera un tejido de aceptación en la que la disidencia genera aislamiento. Ergo, se busca conseguir un discurso único que haga que se quiera invalidar el proceso.

Un ejemplo claro de ello es la participación en estos días de la excandidata Lourdes Flores que ahora se pasea como experta estadística sin que nadie dentro del establishment mediático le haga el contrapeso. No entraré en el fondo de argumentos pero existen una decena de estudios serios que han demostrado lo débil de sus afirmaciones. Pero aparece en todos los canales, dudando de todo, frente a periodistas a los que les falta solamente aplaudir cada sentencia que da. Pensamiento hegemónico que compele y anula las ideas contrarias.

Lo que busca y genera finalmente es categorizar y generalizar. Lograr trascender la discusión y asentar un pensamiento. Cuando en términos cognitivos generalizamos, estructuramos nuestra manera de pensar dirigiendo afirmaciones y conclusiones con lo que hace empate con esa hegemonía de posición.

Pero además, no solo es una lógica cognitiva sino también conativa. Como Jackson señala: “Estas influencias agregan otra capa a la forma en que los humanos se comportan más allá del simple contagio y la formación de opiniones: las personas se preocupan deliberadamente por igualar las acciones de los demás” (Jackson, Matthew, 2019. The Human Network). Otra vez, la hegemonía que nos lleva a una única forma de entender las cosas, pero que también nos lleva a una acción que se justifica por ello.

Lo que se genera entonces es un intento por generar una “verdad inobjetable” desde una sola mirada, que tiene el apoyo masivo de los medios de comunicación y que puede generar incluso comportamientos que se basen en esa verdad instalada. El componente perfecto para el cóctel de inestabilidad que el Perú no necesita. Todo el tiempo, como Jackson señala, nos portamos como los demás y si eso está basado en lo que consideramos “verdad” seguimos adelante con mayor convicción.

Jonathan Haidt en La Mente de los Justos (2012) justamente considera estos temas a través de la psicología moral y señala que una condición que nos caracteriza es la “defensa de los nuestros”, la capacidad que tenemos para optar por posiciones cohesionadas. Específicamente la política y la religión han sido elementos de cohesión y poseen un valor adaptativo. Si contamos con información unidireccional, nos llevamos por la intuición y adaptamos el razonamiento luego. Desde otra perspectiva Damasio (El error de Descartes) también lo señala al considerar que primero sentimos y luego pensamos para actuar. El sentimiento no aparece de la nada, es resultado de los marcos de referencia en el que nos ubicamos.

El problema con ello es que no hay información con contrapeso, lo que hace que en el fondo las decisiones que podemos tomar orientadas a mejorar una situación problemática que percibimos, no terminan siendo productivas porque esa información no contenía elementos razonables que motivaban positivamente dichas decisiones. Sunstein lo dice claramente: “Desafortunadamente, cierta información no mejora la vida de las personas de ninguna manera. No mejora sus decisiones y no los hace más felices. A veces es inútil. A veces les hace sentir miserables. A veces empeora sus decisiones.” (Sunstein, Cass R. (2020) Too Much Information)

El mismo autor trata de esbozar la respuesta a este panorama: debemos lograr como sociedad un compromiso con la divulgación. Existe el derecho a saber pero ese derecho es amplio, no restringido a una sola parte del espectro. Si restringimos parte de las posiciones, las trivializamos y no las incorporamos al debate público, la posibilidad de tomar decisiones se restringe y -en el fondo- tendremos un discurso único.

Hemos pasado por un manejo de la pandemia que ha ido en ese sentido: el gobierno anterior manejó información sesgada, confusa y orientada a la manipulación. Una de las consecuencias de ello fue tener el peor efecto a nivel mundial de las cifras, una vez que se sinceraron. La información es clave, pero tiene que dejar de manipularse.

Las últimas elecciones son una muestra de ello también. En espacios sin mediación y con medios claramente jugados a una sola posición, el efecto se sintió. La lógica del miedo se asentó y se recuperó porciones importantes de votantes. En espacios donde la mediación a través de estructuras comunales es más habitual, ese discurso de miedo no entró y se fue mas capaz de una decisión mejor motivada. Es una hipótesis que puede ser interesante de probar cuando ya contemos con data cerrada.

La discusión sobre el papel que la hegemonía y la distribución de información tiene sobre el sentido que toma la opinión pública, recién empieza. Lo que es evidente es que no puede subestimarse y que se debe ser muy crítico y abierto para poderse estudiar. Una sociedad más libre también implica una información menos maniatada.

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Lourdes Flores, Pedro Castillo, psicología moral

El genial político y periodista Enrique Chirinos Soto siempre señalaba que la vitamina más poderosa, la que movilizaba más las potencialidades y capacidades del ser humano, la que elevaba sus defensas en grado extremo, la que no tenía competencia respecto de cualquier otra sustancia, era la “vitamina P”, la vitamina del poder.

Hay cientos de estudios psicológicos que demuestran, en efecto, el grado sumo de influencia que tiene en cualquier persona el ejercicio de algún tipo de poder, así sea mínimo. Lo que deberíamos saber, sin embargo, es que su impacto tiene doble valencia: potencia tanto lo bueno como lo malo: la hiperactividad productiva como la psicopatía destructiva.

Hasta que Pedro Castillo no asuma cabalmente las riendas del poder no vamos a saber qué aspecto de su personalidad incrementará y cuál no. De ello dependerá, en gran medida, que prime un Castillo que sepa leer la adversidad que le muestra casi la mitad del país, y que concilie para tratar de ponerlo de su lado. O más bien que aflore un Castillo narcisista, creyente en su poder omnímodo y que busque así la confrontación patológica con el adversario para buscar su aniquilación.

A Toledo el poder se le subió a la cabeza muy pronto y convirtió a un líder contra la corrupción en un tremendo sinvergüenza que ya a los pocos meses de estar en Palacio recibía coimas de Odebrecht. A García le elevó a la máxima potencia un ego ya colosal de antemano, pero al menos en su segundo gobierno eso lo convirtió en hiperactividad proempresarial (lastimosamente nunca supo entender qué era una postura promercado antes que proempresa, pero ese juicio quedará ya para la historia); en su caso, ya había maltratado los influjos malignos del poder en su primera gestión, así que no le impactó mucho en su segunda.

A Ollanta Humala es al presidente que menos cambió el poder. Quizás acostumbrado ya al mando y a manejar situaciones complejas en su carrera militar, el ejercicio del poder no lo envaneció ni lo mareó. A Kuczynski lo transformó en un tipo soberbio, frívolo en extremo, indolente, incapaz de entender la inmensa tarea política que tenía al frente (en gran medida, que hoy estemos a punto de tener a un radical en el gobierno es también responsabilidad de su pésima administración).

Cuando Castillo asuma el poder a plenitud recién sabremos el camino político que seguirá, porque será su talante personal el que lo guiará sobremanera y no sólo las ideas o razones que lo puedan acompañar o le puedan mostrar.

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Pedro Castillo, Poder

En reciente entrevista hecha al alimón por varios economistas a Pedro Francke, vocero oficial de Pedro Castillo, publicada en El Comercio, éste no argumenta con fundamentos respecto de por qué es necesaria una Asamblea Constituyente para llevar a cabo el plan de gobierno que, según él, van a aplicar en caso de llegar al poder.

Es una mala noticia esa ambigüedad, porque no renuncian a esa premisa política y de no hacerlo colocarán al país en una pendiente de zozobra permanente. Forzar la Asamblea Constituyente sin tener la mayoría de votos en el Congreso (tienen apenas 42), probablemente lleve al camino de la cuestión de confianza para disolver el Congreso y ver si en esa nueva elección logran la mayoría calificada para sus propósitos, escenario políticamente inseguro dada la movilización activa de la derecha, que probablemente la haga tener mayor presencia, inclusive, que la que tiene actualmente en el Legislativo (44 congresistas).

Y suponemos que no nos vamos a pasar los cinco años de gobierno forzando cuestiones de confianza y disoluciones del Congreso hasta que por fin le toque en suerte uno que le permita los 87 votos necesarios para reformar la Constitución.

Otro escenario, menos confrontacional, es que logre llegar a un acuerdo con las bancadas de centro (APP, AP, Podemos, Somos Perú y morados), que suman 44 votos y con ellos logre 86 votos, que no le alcanzan para zanjar el tema, pero sí para aprobar por mayoría la reforma que le permita al Ejecutivo convocar a referéndum y convocar a una Asamblea Constituyente (modificando el artículo 206 de la Constitución) y luego de ello convocar a un referéndum.

Habría entonces un primer referéndum para saber si se aprueba la reforma constitucional. Si lo gana, habría otro referéndum convocado ya por el Ejecutivo directamente para ver si se aprueba la Asamblea Constituyente. Si lo gana, se convocaría a dicha Asamblea. Si gana la mayoría en ella, recién podría reformar la Constitución a su antojo.

En medio de toda esta batahola, el país inversor estaría paralizado por la incertidumbre, desperdiciándose el super ciclo de precios de las materias primas que se avecina, que le podrían permitir a Castillo, si despliega un programa moderado y se olvida de la Constituyente, llegar al término de su gobierno con buenas cifras y mejores consecuencias políticas.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, Pedro Francke

En el caso de ganar Castillo, mucho del destino político y social del país va a depender del papel de bisagra y de contención que ejerza el centro en el Congreso de la República. La izquierda está definida: son 42 (37 de Perú Libre y 5 de Juntos por el Perú); la derecha lo propio: son 44 (24 de Fuerza Popular, 13 de Renovación Popular y 7 de Avanza País).

En el centro recalan 17 de Acción Popular, 15 de Alianza para el Progreso, 5 de Podemos, 4 de Somos Perú y 3 Morados, en total 44. En el escenario de un Castillo tirado al centro, más moderado, con el plan de Francke bajo el brazo, es factible que se llegue a un acuerdo con este numeroso sector de congresistas y lograr así un holgado grupo de 86 votos, con los cuales se podría, sin problemas, hacerse las modificaciones tributarias que se han planteado particularmente para el sector minero (que es de donde Castillo piensa sacar la caja para sostener su proyecto de reconstrucción del Estado en materia de salud y educación).

Pero el elemento de negociación que el centro debería anteponer es que Castillo arríe las banderas de la Asamblea Constituyente. Primero, porque no es necesario para aplicar el plan Francke y segundo porque de querer hacerlo va a someter al país a una zozobra política e incertidumbre social gigantesca, cuyo principal perjudicado va a ser el propio gobierno (con las inversiones privadas retraídas no hay país que pueda prosperar).

La única manera de asegurarnos que el período Francke no sea una primavera rosada que a renglón seguido, apenas se acomode en el poder Castillo, dé paso a un verano rojo liderado por las huestes cerronistas, pasa porque Castillo renuncie a la idea de refundar constitucionalmente el país, pretensión que choca con el rechazo de por lo menos la mitad del país que no votó por aquella.

Meterse el escenario de una eventual disolución del Congreso, nuevas elecciones congresales, o referéndum inicial para ver si se convoca otro que consulte si se va a una Constituyente, elecciones para la misma, etc., teniendo en el medio planeando la posibilidad de una vacancia, sería una demostración de irracionalidad que ojalá Castillo entienda que sería terrible para el país y su propio mandato.

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Centro, Congreso, Pedro Castillo, Pedro Francke

UNO

Era natural de la lejana Wisconsin. Era un cuarentón, caucásico, con cejas pobladas, orejón y pelo engominado. Joseph McCarthy fue electo senador republicano en 1947. En 1950 emergió de la oscuridad: Dedujo, inteligentemente, que la Unión Soviética y China eran los enemigos a vencer. Entonces, cual demagogo oportunista, acusó a Truman de tibio, ante el avance del Comunismo. Como pocos le hicieron caso, le envió una misiva al Presidente denunciando una conspiración roja, dentro del Departamento de Estado. Más tarde, hizo pública la carta. Eso, jodió a Truman.

Volteó su mirada a la Costa Oeste: Hollywood. Y sonrió. Ahí esgrimió una lista negra, con apoyo popular y sin ninguna interferencia política. En dicha lista, incluyó a actores, guionistas, intelectuales, artistas, científicos y directores de cine.

DOS

Dícese, erróneamente, que la edad brinda un mayor sosiego y sabiduría. Generalmente, la gente que de joven es cojuda, pues de viejo lo seguirá siendo. O que en la vejez, mucha gente cambia para mal.

Vitocho Belaunde es una muestra clara de este axioma. En un programa político, recordó el golpe de 1962 (que benefició a Belaunde y perjudicó a los apristas) como un ejemplo –erróneo- del porqué se debe anular las elecciones. Aunque, hasta ahora, no se comprobó el tan mencionado fraude, según los organismos internacionales.

En 1992, tuve la gran oportunidad de entrevistar al vate Antonio Cisneros, quien generoso me brindó una hora y media de su tiempo. Me dejó muchas frases para el recuerdo.

“Tomás, todo es cíclico. Incluso el liberalismo a ultranza que estamos viviendo”.

Leí en las redes sociales, a gente que sin inmutarse, exigía que se proscriba al Partido Comunista. Otros, reclamaban que los tanques militares salgan a las calles. Me parecía volver a los años cuarenta y cincuenta, cuando el APRA y el Partido Comunista estaban proscritos; y sus líderes deportados. O los ignomiosos golpes de Estado.

TRES

Apuntó su mira a los Rosenberg, y los acusó de traición a la patria. Terminaron en la silla eléctrica.

McCarthy creó comités y grupos de vigilancia privados, para antiamericanos en las ciudades. La consecuencia directa fue que miles de personas perdieron sus trabajos. Así también, se procesaron a residentes extranjeros y homosexuales. Lo contraproducente de esto, es que él era gay; reprimido, pero gay.

Incluso persiguió a Chaplin. Lo obligó a exiliarse.

Años después, su imagen se desgastó. Se había creado demasiados enemigos. Su alcoholismo y el cambio de la opinión pública sellaron su suerte. Fue expulsado del Comité del Senado. Y luego se perdió en el anonimato.

CUATRO

El Perú era y es un país racista. Acá no hubo un proceso de mestizaje uniforme, como en otros países. Los españoles (conquistadores) usaron los indígenas como servidumbre. En otros países, los españoles tenían queridas e hijos, por doquier, con las indígenas. Acá eso no sucedió, ni de casualidad.

Que Pedro Castillo haya salido de un pueblo perdido del interior, y que no haya ido nunca a Lima, para hacerse de un nombre; es algo que los limeños no entienden, o no quieren entender.

Cuando hacia campaña por esos pueblos, les hablaba como un campesino más y comía con ellos. Fácil deducir, por que dichos poblados votaron por el hombre de Chota.

Que Keiko y su troupe, menosprecien y deseen anular el voto indígena, es una muestra más de racismo. Y su forma inequívoca de entender el país.

La irascibilidad se apoderó de un grupo heterogéneo de personas, ante los resultados electorales, en Lima. Por cuenta propia o no, decidieron colgar un cartel en las redes sociales: “Chapa tu Caviar”. Un mensaje netamente discriminatorio.

Lo insólito del caso, es que muchos cristianos que suscribieron en el muro del facebook: “El Comunismo es Satanás”;  ahora, con lo de “Chapa a tu Caviar”, dichos creyentes han virado en un silencio sepulcral.

A lo lejos, en el Seol, McCarthy dibujó una sonrisa sardónica en su rostro.

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Fraude electoral, Golpe de estado, Pedro Castillo, Racismo

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