sendero luminoso

Pensaba escribir otra columna esta mañana. Una que continuase en la línea de plantear la reconciliación entre los peruanos habida cuenta de que el último proceso electoral, y la circunstancia inédita de un gobierno de izquierda liderado por un maestro-campesino, han visibilizado seculares antagonismos socioculturales y hasta étnicos, que desnudan lo poco que hemos avanzado, en doscientos años, en eso de construir una república de ciudadanos iguales.

Pero me topo con una de mis críticas más sustanciales a la izquierda potenciada exponencialmente. He señalado, en algunas columnas pasadas, que a los grupos terroristas y las FFAA no se les puede brindar un trato similar respecto de la guerra interna pues los primeros fueron sus iniciadores y, además de ello, sólo terroristas. Los segundos, en cambio, fueron defensores de la sociedad y el Estado, víctimas del terror y también violadores de derechos humanos en contra de la población, con lo cual el estatuto que define su participación en el conflicto es múltiple. 

Ahora nos encontramos con un dilema mayor. Gobierna la izquierda y, en principio está bien, digamos que me entusiasma. Esta es una gran oportunidad precisamente de reconciliar, de cimentar este país desde bases distintas, más justas, más equitativas, más inclusivas, más horizontales y pluriculturales. Pensé en una izquierda que tienda puentes, que no excluya a nadie, y cuando digo a nadie es nadie. 

Pero en lo que precisamente no pensaba es en Sendero Luminoso, ni en agudizar las contradicciones o continuar desde la política la guerra popular. Es verdad que del lado occidental de la sociedad – porque en nuestros imaginarios hay un “Perú Occidental”, o predominantemente occidental y otro “Andino”, aunque también hay mucho de por medio y de amazónico también – sólo se pensó el país desde Lima y se le piensa, inclusive hasta ahora, desde el Paláis Concert, o lugares muy cercanos a él. Y pensar lo andino nunca fue ir mucho más allá de imaginar sus bucólicos paisajes, con o sin seres humanos, como nos lo describe Víctor Vich en su esclarecedor El discurso sobre la sierra en el Perú (2010). 

Y así, en líneas generales, nos hemos gobernado doscientos años, salvo Velasco, con todos sus errores y exabruptos. Pero un gobierno andino, tan esperado, en un Palacio que, en efecto, no debería llamarse Pizarro por muchas razones que me valdrían otra nota, no puede ni debe verse como la oportunidad de un ajuste de cuentas histórico y mucho menos con Sendero entre bambalinas. Me han preocupado ya demasiado las pruebas de su presencia, las últimas presentadas por César Hildebrandt en su semanario.  

Como él, he rechazado la posibilidad de que el fujimorismo vuelva al poder en el Perú y lo volvería a hacer por razones que tampoco expondré en estas líneas, porque es momento de construir nuevos espacios para el diálogo en el país. Los populismos de hoy, que son herederos de los totalitarismos de ayer, utilizan las etiquetas ideológicas como calificativos peyorativos que les endilgan a los adversarios. Por eso hay que crear al menos un lugar, o un conjunto de lugares seguros, donde impere el debate, y se discuta la república, bien entendida. 

Al punto: un contrato social, el primero, entre las fuerzas políticas y sociales del país, desde la izquierda hasta la derecha, debe partir de la premisa de que ni Sendero ni Movadef pueden formar parte del gobierno. Ningún proyecto de izquierda puede construirse sobre esas bases porque se coloca, de inmediato, al margen de nuestro sentido común, de nuestra legitimidad, y por consiguiente no se sostiene, téngase presente. 

 

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Izquierda, Movadef, sendero luminoso

El gabinete ministerial, encabezado por Guido Bellido de clara simpatía por el grupo terrorista Sendero Luminoso, genera ante la opinión pública una sensación de pesimismo frente a lo que se viene por estos tiempos complejos de crisis sanitaria y económica para el país.

Al respecto, si uno analiza la composición de cada ministerio, podemos apreciar que pocos cuentan con experiencia gubernamental y con una apertura clara hacia inversores para la atracción de capitales. Simbólicamente, representan a sectores que apoyaron al actual presidente, y que no tuvieron cargos de Estado importante. Hay docentes sindicalizados que están asumiendo cargos ministeriales que no les corresponde, porque no cuentan con ninguna experiencia sobre el tema, como por ejemplo el reciente nombramiento del ministro de Transportes o el nombramiento del experto en política social Héctor Béjar en Relaciones Exteriores.

Ni qué decir de la designación del presidente del Consejo de Ministros que, para el contexto de división en la que se encuentra el Perú, tendría que haber sido alguien convocante, pero no. El presidente electo designó a Guido Bellido, mostrando así una clara afrenta a la oposición política y social. Producto de dicha decisión, según la encuesta de CPI, Castillo tiene una desaprobación de 47% y una aprobación del 40%. Nada positivo para un gobierno que recién empieza.

Como escribí para mi columna en El Montonero el 21 de abril de este año, Pedro Castillo seguirá en el escenario de radicalización progresiva de su performance política y de confrontación contra la oposición hasta lograr generar las condiciones de una asamblea constituyente que cambie las reglas de juego a su favor, como lo hicieron en su momento Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa.

La designación táctica de Pedro Francke en el Ministerio de Economía no es más una pieza de ajedrez en este escenario. Táctica que pasa por generar ante los inversionistas un poco de tranquilidad.

Como señala Maquiavelo en “El Príncipe” para una estrategia de cambio en las reglas de juego es necesario mantener algunas costumbres para no desbaratar el objetivo a alcanzar. Pedro Castillo sabe que mientras genera las condiciones para un nuevo orden político (léase nueva Constitución) con gasto social que prometió el 28 de julio necesita por el momento que los grupos de poder tengan “calma”.

Los sectores que no han votado por él están avisados de una estrategia nada novedosa, pero que se olvida a veces. Los populismos y grupos de filiación marxista leninista tienen establecido estas estrategias en manuales políticos desde hace décadas. Tengamos en cuenta esta situación para así advertir posibles consecuencias de dar frutos estas estrategias del extremismo.

El país requiere sensatez y para ello la oposición política y social debe generar el resquebrajamiento de esas estrategias y plantear un acuerdo nacional de propuestas de reactivación económica (los comodities como el cobre subirá por largo tiempo) y reactivación sanitaria.

Pensar y hacer políticas públicas en el corto y mediano plazo.

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Asamblea Constituyente, Guido bellido, sendero luminoso

[SÁTIRA]

Conquista y Pacificación

Hasta la llegada de los españoles el Imperio Inca era amplio y próspero, aunque su ubicación geográfica -el sur andino- y su aspecto físico –pómulos amplios y pocas ropas–son indicios de sus presuntos vínculos con Sendero Luminoso. 

La guerra civil entre los hermanos Huáscar y Atahualpa, iniciada tras la muerte de Huayna Cápac, debilitó al Imperio y facilitó la tarea a los conquistadores. El sur contra el norte, el político contra el militar. Sin embargo, diversas voces han pedido se deje de utilizar el término “guerra civil incaica” por no representar lo que realmente ocurrió en el país, y se le reemplace por el término “terrorismo incaico”. El almirante Galifardo Montoya propuso además se renombre a los bandos: por un lado la Organización Terrorista Huáscar (OTH), y por otro la Organización Terrorista Atahualpa (OTA). A esto debe añadirse que Huayna Cápac nunca respetó la santidad de la familia y tuvo alrededor de 300 hijos. Era un López Aliaga al revés.

Tras la captura de Atahualpa en Chota y su muerte en julio de 1533, la conquista parecía asegurada. Pero no. Fue un proceso largo y tortuoso, con conflictos armados entre los propios conquistadores y una resistencia inca que duraría 40 años.

Del lado español, la larga disputa entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro terminaría con la muerte de ambos. Según la versión oficial, la causa fue la ausencia de claridad sobre cómo repartirse el botín de la conquista, pero fuentes de inteligencia sostienen que la causa real fueron los presuntos vínculos de Almagro con Sendero Luminoso.

La sangre llegó a todos. Almagro fue ajusticiado y luego decapitado en la Plaza de Armas de Cusco en 1538. Pizarro fue asesinado de 20 sablazos en el propio Palacio de Gobierno en julio de 1541. Su puesto fue tomado por un cholo de 20 años, Diego de Almagro “El Mozo”, hijo de Almagro con la india panameña Ana Martínez quien seguramente era venezolana y militaba en las filas del chavismo.

Del lado incaico, la resistencia parecía una margarita: me uno, no me uno, me uno, no me uno. Hasta que Manco Inca, luego de sitiar la ciudad del Cusco sin lograr tomarla, se retiró primero a Ollantaytambo y luego a Vilcabamba, donde se asentaría con sus tropas y familia. Se declaró Inca. Decidió quedarse allí y no volver al Cusco, pero fue asesinado por infiltrados almagristas que se habían convertido en colaboradores eficaces para subsanar sus antiguos vínculos con Sendero Luminoso. 

Lo sucedió su hijo, Sayri Túpac. Murió, o lo mataron.

Luego lo sucedió su otro hijo, Titu Cusi Yupanqui. Murió, o lo mataron. 

Luego lo sucedió su otro hijo, Túpac Amaru, quien fue decapitado en la Plaza de Armas de Cusco en 1572 debido a sus presuntos vínculos con el MRTA.

Con su muerte llegó a su fin lo que la historiografía caviar llama “Los Incas de Vilcabamba”, pero diversas voces han pedido que se les llame simplemente “Los Remanentes”.

En adelante, siguieron 250 años de pacificación y estabilidad logradas por el gobierno del expresidente Alberto Fujimori.

 

La Colonia

Todo bien, gracias.

 

La Independencia

Doscientos años después sabemos que nuestra independencia fue un fracaso. Como señaló la historiadora Stephanie Cayo, hay cosas no funcionan porque son “del año de la pera”, como la democracia en Grecia, o porque “se originan en el extranjero”, como San Martín y Bolívar y la Constitución de Cádiz y los ideales de la Revolución Francesa.

Cabe señalar que antes del fatídico 1821 hubo una serie de ataques terroristas contra la integridad de la Colonia. El más conocido fue el del antisistema José Gabriel Condorcanqui, alias Túpac Amaru II, en noviembre de 1780. En lugar de optar por una marcha pacífica o canalizar sus demandas a través de las vías institucionales, Túpac Amaru optó por una salida violenta. Primero, asesinó al corregidor Antonio de Arriaga, un sacrificado funcionario público que solo cumplía su labor a favor del modelo económico. Producto del resentimiento, Túpac Amaru mandó a que Arriaga fuese ahorcado en un patíbulo y que la soga fuese jalada por su propio esclavo. Según un testigo, los indios resentidos pasaban al lado del cuerpo sin vida de Arriaga y le decían “manachu caita rurahux canqui” (“¿No solías hacernos esto?”).

Pero la violencia nunca es la solución, salvo que sea en forma de represión.

Muchos años después de estos luctuosos sucesos que dividieron a los peruanos, un argentino con ideas foráneas y camiseta de River cruzó los Andes y llegó en barco a Paracas. Su nombre era José de San Martín. Sus patillas eran largas. En Paracas solo durmió. Un día soñó con gaviotas de alas rojas, lo cual muestra sus presuntos vínculos con Sendero Luminoso.

Al final, San Martín no fue tan malo como parecía. Luego de declarar la independencia del Perú y hacer un largo tour por la costa, impulsó la sana idea de que lo mejor para el Perú era una monarquía. A fin de cuentas, los peruanos no sabían cómo gobernarse a sí mismos y cada que les toca decidir algo la cagan. “Estoy seguro”, dijo San Martín, “que si les damos a elegir a ustedes, siempre van a elegir mal. Y así será por 200 años. Mejor no elijan. La monarquía es el mal menor. Palabra de Generalísimo”.

No obtuvo el apoyo deseado.

En julio del 1822, San Martín se dirigió a Guayaquil a encontrarse con lo peor que uno se puede encontrar.

Un venezolano.

Allí lo esperaba Simón Bolívar, el Libertador, un hombre pequeño y moreno de ideologías trasnochadas, y que acababa de fundar la Gran Colombia y convertirla en un país comunista e hiperinflacionario.

El encuentro entre San Martín y Bolívar buscaba definir qué hacer militarmente con el Perú, el último reducto realista y con una aristocracia poco afecta a la república. 

San Martín proponía una monarquía. Bolívar, el comunismo. 

El 27 de julio de 1822, Bolívar tomó la delantera. Mirando el Río Guayas y tocando suavemente su espada, miró a San Martín y le lanzó un ultimátum:

-No pueden brillar dos dólares en un mismo firmamento.

San Martín lo miró intrigado.

-Había pensado decir “dos soles”, pero el sol se está devaluando -concluyó Bolívar.

San Martín entendió. Agarró sus cosas -su mate, su espada, su camiseta de River- y partió hacia el Perú. Luego hacia Francia. Nunca más volvió al continente.

Y así nos dejó ante las garras autoritarias de Bolívar, el chavismo y Sendero Luminoso.

Lo que vino ya lo sabemos. Los españoles fueron derrotados en las batallas de Junín y Ayacucho. Se independizó el Perú, grave error. Nadie quería a Bolívar y al final este se fue, gloria a Dios. 

 

A continuación

Para nuestra siguiente entrega, haremos un sucinto resumen de nuestro siglo favorito, el XIX. 

Miraremos el intento irracional de unirnos con Bolivia, a pesar de que somos muy distintos.

Miraremos el enfrentamiento entre Castilla y Echenique, que derivó en la abolición de la esclavitud pese a las recomendaciones del IPE en contra, pues suponía encarecer la mano de obra y atentaba contra el crecimiento.

Miraremos la mal llamada prosperidad falaz, que en realidad fue una época de bonanza y crecimiento y si algo falló fue el Estado.

Miraremos finalmente la Guerra con Chile, aquel funesto suceso originado por culpa de Bolivia (¿Quién se alía con Bolivia?) y que terminó con la ocupación de Lima por el ejército chileno con ayuda de los coches bombas de Sendero Luminoso.

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Historia, sendero luminoso, Terrorismo

“Nunca, en casi 30 años, he escuchado ni visto un ataque así. Han lanzado fuego abierto. Han podido matarlos a todos”, dice Alejandro Atao, alcalde del distrito de Vizcatán y residente del poblado de San Miguel del Ene. Este es el escenario que dejó la reciente masacre que habría perpetrado el Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), la facción que se separó de Sendero Luminoso y que hoy concentra gran parte de sus ganancias en el narcotráfico.

 

La incursión criminal en este poblado de la provincia de Satipo (Junín) se saldó con 16 víctimas mortales, entre ellos dos niñas de cinco años. Tres personas más resultaron heridas. Estaban todos en dos locales a los que la población local llama ‘cuchipampas’, que no son otra cosa que bares que funcionan, además, como prostíbulos. Ambos inmuebles eran alquilados por foráneos, según cuenta a Sudaca Leónidas Casas, juez de paz del distrito y una de las primeras autoridades que se acercó a constatar los hechos.

Los locales están separados por un riachuelo, a menos de 100 metros el uno del otro. Conforme se fueron relajando las medidas contra la pandemia, abrían casi todos los fines de semana. “Yo vivo en el lugar de los hechos, en San Miguel del Ene. Todo ocurrió aproximadamente a las 10 de la noche del 23 de mayo. Atacaron los dos lugares. Son cantinas donde atendían también chicas. Han matado a quienes encontraron y en el segundo lugar los han quemado”, dice Atao. El ruido de los vecinos lo despertó por esas horas y, aunque no vio a los atacantes, pudo ver el resultado.

Aquella madrugada, dos personas aparecieron en la chacra de Casas, que además de juez de paz es excandidato al Congreso por el Frente Amplio. Le contaron que había ocurrido un crimen en su comunidad. “Yo no entendía nada, pensé que estaban bromeando”, cuenta él.

Cuando llegó a la escena del crimen, después del alcalde Atao, encontró un panorama tenebroso. “Ingresé al primer local y vi casquillos de bala de armas de largo alcance. Había tres muertos, las mesas botadas, las botellas de cerveza rotas. Una señora parecía que había tratado de abrir la puerta trasera y murió ahí, tratando de escapar”, relata.

leonidas casas vizcatan
El juez de paz de Vizctatán del Ene, Leonidas Casas, fue una de las primeras autoridades en llegar a la escena del crimen. «Estaba calcinada la gente allí dentro, entre varones y mujeres», cuenta.

En el segundo local, Casas vio a un hombre sentado, tapado con una colcha. Había muerto en esa posición. Avanzó un poco más y vio que salía humo de una habitación. “Estaba calcinada la gente allí dentro, entre varones y mujeres”, dice.

Sobre una mesa de madera, Casas divisó varios comunicados impresos con la siguiente proclama: “Limpiar al Vraem y el Perú de antros de mal vivir, parásitos y corruptos”. El escrito estaba firmado por el MPCP, un grupo narcoterrorista liderado por Víctor Quispe Palomino. Según la Dircote, Vizcatán es la guarida y la base de operaciones de esta organización.

Casas guardó uno de los comunicados en su bolsillo y lo entregó a la Policía local. El juez de paz confirma que se trata del panfleto que viene circulando en distintos medios, con fecha del 10 de mayo, y en el que se llama a boicotear las elecciones y a votar blanco o viciado. También califica de traidores a quienes votarán por Fuerza Popular. El alcalde de este distrito, Alejandro Atao, llegó al sillón municipal por ese partido.

Antes del mediodía de ayer, la noticia se empezó a manosear con fuertes tintes políticos de uno y otro bando. La prensa capitalina afirmaba que los ataques provenían de Sendero Luminoso. La situación no fue bien tomada por los vecinos del distrito del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).

“Como autoridad política, hago saber la indignación que está teniendo la población de Vizcatán del Ene, que está viendo todo lo que está afirmando la televisión. Nosotros como autoridades no sabemos quiénes han hecho ese acto. La población pide que se esclarezcan estos hechos”, dice Nélida Mansilla, subprefecta del distrito.

“Nosotros justamente para tener esa ayuda [descubrir la verdad], nos hemos acercado a la Policía. Para saber si son o no son los señores del monte [se refiere a los narcoterroristas]. A eso nos hemos acercado, pero al rato ya había un comunicado del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas”, se queja Leónidas Casas. Los militares responsabilizaron a Sendero Luminoso, sin hacer la precisión de que quienes operan en el Vraem son un grupo de remanentes que se desligó políticamente de Abimael Guzmán hace varios años.

Al cierre de esta edición, Ojo Público había dado a conocer el testimonio de una sobreviviente del ataque. “Eran civiles. No eran policías, no tenían polos negros de Sendero [Luminoso]. Era gente normal, vestidos con ropa a colores. No usaban botas. Dicen que los terroristas dejan su lema, que los terroristas son así y asá, pero no decían nada señor, solo mataban”, contó la mujer.

quispe palomino 2019
Un panfleto firmado por los narcoterroristas en enero del 2019 amenazaba a las ‘cuchipampas’, o prostíbulos de la zona. «Expulsar o ejecutar a homosexuales, prostitutas, drogadictos, alcohólicos, a los llamados parroquianos, a padres de familia que visitan a los prostíbulos», añadía. Un comunicado similar se halló en la escena del crimen.

En la Dircote, sin embargo, ven el caso como el posible corolario de una serie de amenazas previas, que hasta ahora no se habían materializado. El 2016, por ejemplo, luego de las elecciones que dieron como ganador a PPK, el MPCP lanzó un comunicado con el título: “¡Expulsar a los cuchipampas de todos los poblados del Vraem!”.

En enero del 2019, fueron más específicos. Y en los puntos 18 y 19 de un comunicado, los narcoterroristas llamaban a atentar contra estos locales:

-Destruir los cuchipampas-prostíbulos y expulsar a sus dueños.

-Expulsar o ejecutar a homosexuales, prostitutas, drogadictos, alcohólicos, a los llamados parroquianos, a padres de familia que visitan a los prostíbulos, a mujeres que abandonen a su marido e hijos por hacer fechorías con otro, por parásita y corrupta.

El documento también amenaza a la población por la vestimenta que usan y hasta por los productos que consumen. “A los varones que usan aretes hay que arrancharlos, si se pintan las uñas hay que rascarlos, si tienen tatuajes advertir los que se hagan limpiar y, si no obedecen hay que tajarlos, que tengan vestimenta y corte normal de los cabellos y no de acuerdo a la podrida moda capitalista”, se lee.

Otro párrafo añade: “Por ignorante, necio y zombi, no tragar arroz “Tonderito”, porque es sintético y es “comida” basura. A aquellos que transporta este veneno vamos a dinamitarlo e incendiarlo e incendiarlo. Consuman arroz que producen los campesinos del VRAEM y del Perú”.

Leónidas Casas, sin embargo, no conocía estas advertencias. Dice que no tenían mayores roces con los narcoterroristas. “En los 90 sí los veía, pero luego de diez años en adelante ya no teníamos ningún caso acá como para decir que son los remanentes. No sé qué ha ocurrido”, cuenta.

En las últimas horas, un grupo de agentes de la Dircote viajaba a Junín para investigar los hechos. La Fiscalía Supraprovincial Especializada en Delitos de Terrorismo y Lesa Humanidad de Huánuco y Selva Central está a cargo del caso.

 

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