Diversidad Electoral

[PIE DERECHO] Otra de las perlas infames de la contrarreforma política que el Congreso está a punto de perpetrar es la eliminación de los movimientos regionales de los procesos electorales congresales.

Como se sabe, ya desde hace décadas, los partidos “nacionales” no hallan eco en las regiones del país, porque han perdido presencia, arraigo y adhesión. Es desde las propias regiones que surgen movimientos locales que logran éxito representativo, reflejando la vigencia de una saludable vida política autónoma de las regiones fuera de Lima, que expresan mejor el sentimiento local y reflejan el rechazo al centralismo, también político.

Claro, suena bien que los partidos políticos tengan representación nacional y que, como antes sucedía, tengan vida y vigencia política en cada región del país. Pero el fenómeno del surgimiento y éxito de los movimientos regionales es producto de la dejadez y apatía de los partidos nacionales, que se han labrado, por su propio empeño, el fracaso representativo que hoy exhiben fuera de la capital de la República.

Cortar de un tajo legislativo, la posibilidad de que los movimientos regionales sigan teniendo presencia y vigencia, no es un tema secundario. Es postrar a las regiones al silencio político, porque en ellas, los partidos nacionales no existen, son entes sin vigencia, anquilosados y que no conocen los problemas locales o, al final del día, los terminan soslayando en beneficio del mayor bolsón electoral limeño.

Ya José Matos Mar, hace poco más de una década, con su habitual agudeza, había señalado que así como desde los 60 en adelante, lo que definía el mapa sociológico del Perú era la emergencia del emprendedor migrante en las grandes ciudades, en el futuro inmediato, ese mapa iba a estar definido por la asunción del provinciano como sujeto político, económico y social cada vez más preponderante.

A los limeños, en el resto del Perú nos miran como América Latina mira a los chilenos, que se han construido una imagen de antipatía y recelo crecientes, por su altivez percibida como ofensiva. Va a ser difícil que en el Perú, esa percepción del capitalino cambie en buena cantidad de años.

Por ello, la importancia de otorgarle vitalidad a la democracia, permitiendo que los movimientos regionales mantengan su presencia y vigencia en la conformación del mapa electoral peruano. El Congreso quiere truncar ese proceso y no se imagina la reacción social que va a producir. Las regiones del Perú no se van a dejar arrebatar graciosamente un derecho político conquistado. En la plaza Bolívar están abriendo una caja de Pandora de imprevisibles consecuencias.

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Contrarreforma Política, Diversidad Electoral, Movimientos Regionales, Representación Política
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