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Daniel Córdova, la nula gestión del regreso a clases, la vacunación, el papel de la izquierda moderada o el rebote económico. ¿Qué fue lo mejor, lo peor y lo horrible del año que se va?
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Lima – Perú
Querida Manuela,
Se acabó el año, hoy es el último día de 2021. Se pasó bastante rápido. Sigue la pandemia y tuvimos elecciones presidenciales bastante violentas y radicales. Entramos al Bicentenario de la República sin mayores festejos y con mucha convulsión política. Cerramos el año con una baja representación de mujeres en el Ejecutivo: una Presidente del Consejo de Ministros y cinco ministras mujeres para 19 carteras.
Ha sido un año de contradicciones, donde las restricciones de la pandemia limita el tocarnos, el poder estar cerca, el poder asistir a escuelas y universidades y, sin embargo, hacemos fiestas, reuniones, abren cines y restaurantes, se llenan los centros comerciales y hasta se celebran conciertos. Somos un país de extremos: se limitan los aforos de locales, pero hay colas inmensas para ingresar, es como si solo tuviéramos la capacidad de recibir órdenes, pero no de analizar o internalizar las problemática en todo lo que realizamos. El criterio ha desaperecido. Los niños, niñas y adolescentes aun no van a ir al colegio y no hay un plan concreto para el retorno en 2022 (los últimos datos según las autoridades indican que se regresaría entre marzo y abril y por cuatro horas al día).
¿Crees que estemos acostumbrados a recibir órdenes y solo acatarlas por un tema de educación y formación? Lo pienso así. ¿Cuál es el futuro de un país donde el 25% son jóvenes entre 15 a 29 años y hace dos años que no reciben educación presencial? Entramos a los 200 años de la República sin un rumbo fijo en relación a nuestros niños, niñas y adolescentes.
Nuestra juventud debe de conocer nuestra historia para no repetir los errores y mirar hacia un futuro con expectativas reales. Estuve el 29 de diciembre en una ceremonia en el Parque de la Reserva por los 100 años de la urbanización de Santa Beatriz. Conociste esta zona como la hacienda de José Bernardo de Tagle y Portocarrero, el mismo con el conversaste muchas veces y quien fue el segundo presidente del Perú. Fue 100 después, con el que el entonces presidente Augusto B Leguía, que se desarrolla esta zona de Lima con una visión urbanística estadounidense, casas con retiros y jardines externos con garajes. Fue la primera creada fuera del Cercado, con espacio para la práctica de deportes modernos de la época como el tenis, un hipódromo, el estadio de fútbol y la piscina japonesa. Además, Santa Beatriz fue el barrio de la generación de 1950, ya que en distintos momentos vivieron ahí los poetas Javier Sologuren, Leopoldo Chariarse y Carlos Germán Belli; el narrador Julio Ramón Ribeyro; el pintor José Bresciani; el educador Carlos Cueto; el filósofo Augusto Salazar Bondy; los músicos Enrique Pinilla y Enrique Iturriaga; y mujeres talentosas como Chabuca Granda y la poeta Blanca Varela. El tiempo avanza, cambia, pero debemos mantener el recuerdo y aprender de las experiencias. Hoy Santa Beatriz luce bastante diferente. ¿Cuantos niños, niñas y adolescentes limeños saben de esto?
Recordar que existen mujeres como tú en nuestra historia y mirar hacia el futuro con las mujeres organizadas (somos el 50% del electorado y en Lima el 90% de las dirigentes vecinales). Hace 200 años fuiste condecorada con el título de Caballeresa de la Orden El Sol del Perú por Don José de San Martín por tus actividades proindependentistas, luego de que tomase Lima con su Ejército de Los Andes y proclamase la Independiencia del Perú un 28 de Julio de 1821. Pocas niñas saben tu historia.
Entramos a 2022, a los 201 años de vida republicana. Es año de elecciones regionales y provinciales y distritales. Actualmente solo 11 mujeres ocupan un sillón municipal en distritos y en provincias de un total de 1676 municipios distritales y 196 provinciales. Esperemos más representación en estas elecciones y avancemos sin olvidar la historia. Por un futuro con más participación de las mujeres, así como con niñas, niños y adolescentes educados con memoria histórica. Feliz año y todo lo mejor para 2022. Manuela, nos mantenemos en contacto.
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Normalmente, las redacciones periodísticas y columnas de opinión, suelen incluir en sus balances de fin de año, la elección de un ciudadano o ciudadana que simboliza lo mejor de esos 365 días y, en esa medida, es elegido como el o la personaje central del periodo mencionado.
Es muy difícil hacerlo en esta oportunidad. Lo normal hubiese sido que, estrenado un nuevo gobierno a mitad de año, el personaje de marras hubiese sido el elegido Presidente de la República, Pedro Castillo. Pero es tal la cantidad de entuertos, gazapos, estropicios y cuchipandas que este señor ha desplegado desde el poder, que su elección, más bien, es negativa. Es el antipersonaje del año. El símbolo perfecto de aquello que nunca debió ocurrir en el año que está a punto de culminar.
Ya sabíamos que era un personaje precario, poco preparado, sin experiencia administrativa alguna, cargado de prejuicios ideológicos radicales -la peor combinación de todas las habidas y por haber-, pero, a la vez, pensábamos, ingenuamente, que la capacidad influyente del ejercicio del poder iba a permitir que el sujeto de marras se imbuyese de la gravedad presidencial, que tuviera un upgrade personal-político, que le permitiera aprender rápidamente, en curso acelerado, cómo administrar el poder palaciego.
Nada de eso ha ocurrido. Por el contrario, el poder parece haber tenido el efecto perverso de hacerle creer al señor Castillo, que goza de absoluta impunidad. La circulina lo ha mareado. Así, cree que sucesos como los de Sarratea son normales y por eso no da, siquiera, explicaciones a la opinión pública de los estropicios que allí se han perpetrado (por cierto, no solo en Breña, también en Palacio, como ha sido revelado periodísticamente).
Pedro Castillo ha devaluado la investidura presidencial a niveles pocas veces vistos en nuestra República, y eso que hemos tenido personajes impresentables o demenciales ocupando Palacio. No ha sido capaz de armar gabinetes viables, no responde a la prensa, protagoniza conflictos de interés y negociaciones ilícitas sin empacho ni rubor, no toma las riendas del Estado para evitar el colapso minero, ni siquiera conduce -como fue revelado- los mediocres gabinetes ministeriales que ha armado, reacciona con sorprendente y punible lentitud ante los sucesivos escándalos que explotan casi a diario, en suma, un desastre mayúsculo. Es lo peor que nos ha pasado este atribulado año.
Virginia Benavides lleva publicados varios libros de poesía; el más reciente es una reedición remozada de Ejercicios contra el Alzheimer (2021), originalmente aparecido en 2019. Uno de los aspectos centrales en la poética de este volumen es la enfermedad y, más concretamente, la pérdida de facultades como la memoria, la lucidez, los vínculos que unen al sujeto con el entorno factual. Incluir el término Alzheimer en el título no es entonces un gesto gratuito, es más bien un reclamo, una interpelación al abandono, al deterioro, a la finitud y a la indiferencia. La poeta asume su trabajo con un lenguaje que puede combinar la visceralidad y la sutileza, el tono airado y la audacia metafórica. Cito un fragmento del que es, para mi gusto, uno de los textos más logrados del conjunto:
“Mi país no es mi país. Es un rencor, un dormirse con hambre, una puerta entreabierta al vacío donde una escalera de emergencia se espera. Mi país es una piedra que hemos pintado limada por un mar calmo, pero áspera, pero sura y certera cuando la arrojamos para no olvidarnos de gritar detrás de ella. Una herida que lloramos a solas, sin consuelo; un óxido, un miedo de niño, un caramelo vencido (…)” (p.47).
002666 Lapo Tencia, poemario de Guillermo Valdizán prolijamente editado por Vallejo & Co. nos devuelve a la ironía y el sarcasmo propios de la mejor tradición coloquial peruana, especialmente la de la década del 60, donde a una observación crítica de la cotidianidad se sumaba el gesto político, se insinuaba un camino de intervención a través de las palabras. Su actualidad es indudable. Leamos, por ejemplo, el poema “Proclama”:
“A poco de celebrar las fiestas patrias / se acabó el papel higiénico // Cuando afirmábamos que todo cambiaría / se acabó el papel higiénico // No pudimos crear los poemas urgentes / se acabó el papel higiénico // Tampoco la vacuna para el universo / se acabó el papel higiénico // Seguramente es un truco publicitario / se acabó el papel higiénico // O los heraldos negros que nos manda la muerte / se acabó el papel higiénico // Senta dos como próceres // Por fin máxima suavidad / y rendimiento” (p.32).
Vanessa Martínez Rivero nos ofrece Arte-Facta, una selección de sus poemas traducidos, en la misma edición, a varias lenguas. Muchos de sus poemas están construidos bajo la premisa de una sencillez engañosa: detrás de ese orden y esos ritmos que la poeta sostiene con rigor, hay lugar para la revelación, para palabras que conscientes de su mordacidad reclaman su legítimo lugar en la enunciación. Así, tenemos, como muestra “Poema para una vaca en la plaza”:
“Si me podrías contar todas las estrellas / de esta casa universal / escogiendo desde mi norte y coleccionando las fugaces, / podríamos tirar el poncho a la grama y / yo jugaría a inventar sus nombres. // Te podría decir también / Un pecho henchido no es señal de amor, / sino de lucha. // Un toro posee a la noche y muge a las estrellas. / La vaca va parir” (p.64).
Calaveras retóricas, de Diego Lazarte, se ubica en una orilla desacralizadora, en la que las figuras del poeta y la escritura son invitadas a descender del Olimpo y sacudirse de sus más caros mitos. El autor imagina este aparato crítico a partir de ciertas categorías culturales populares de México, donde la calavera o calaca ocupa un lugar central. ¿Alguna nostalgia de los 60? Es posible, como es evidente también su autonomía. Dejo aquí este recuento y luego de decirles Feliz Año (en la medida de lo posible) entrego este botón breve y punzante de Lazarte, el poema “Calavera literaria”:
El crítico literario / Sobrínisimo de la cala / Becario de ultratumba / Monaguillo odiadísimo / Enterrador de vanidades / Ave de mal agüero. / Hay que persignarse / Tres veces / Si te lo topas. // El poeta es más bien / el espiritista. / Detrás de él se asoma / un Concilio Cadavérico. / Y hay que saber mantenerlos a raya. / El poltergeist de Adán / Prende y apaga las luces. / Los orbes de Moro / Dibujan un collage ectoplasmático. // Por eso ten mucho tacto, Sr. Crítico, / cuando escribas sobre los poetas / ¡Todos tienen un genio maligno! / No vaya a aparecerse / La calavera de Vallejo / y lo jale de las patas” (p.54).
Virginia Benavides. Ejercicios contra el Alzheimer. Lima: La Purita Carne, colección La Trenza, 2021.
Guillermo Valdizán. 002666 Lapo Tencia. Lima: Vallejo & Co., 2021.
Vanessa Martínez Rivero. Arte-Facta. Selección y traducción multilingüe. Lima: Vallejo & Co., 2021.
Diego Lazarte. Calaveras retóricas. Lima: La Strada, 2021.
Al año, cerca de 140,000 hogares nuevos buscan una vivienda en el Perú, pero solo 40,000 consiguen una vivienda formal con todos los servicios necesarios para tener calidad de vida, según un informe del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade).
El resto de los hogares recurre a vías informales, e incluso ilegales como traficantes de terrenos para cumplir el sueño de la casa propia. Ante esta situación y a un mercado inmobiliario con precios elevados, ¿es buena idea pensar en adquirir un terreno para empezar desde cero?
La compra de un lote o terreno resulta una gran inversión ya que puede ser destinada a múltiples propósitos como construir una vivienda o edificar un negocio. Además, se trata de una inversión con un importante retorno en el tiempo, debido a la plusvalía.
Plusvalía: Se trata del beneficio obtenido como resultado de una diferencia positiva entre el precio al que se adquirió un bien y el precio de su venta. La plusvalía es el incremento de valor del terreno por diversas causas fuera del control de los propietarios. Por ello es que las inversiones en lotes suelen resultar rentables en el tiempo.
Bajo riesgo: Invertir en un lote implica un riesgo bajo con alto retorno, pues dada su plusvalía, el valor irá incrementando con el paso del tiempo. Puede entenderse, además, como un activo que va trabajando por el propietario.
Alto valor de reventa: El último Estudio de Demanda de Vivienda a Nivel Nacional elaborado por el Fondo Mivivienda del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, reveló que la demanda potencial para la adquisición de vivienda social asciende a un total de 918,000 hogares. En ese sentido, cuando se decida construir una vivienda o negocio en el terreno, y se presente la oportunidad posterior de venderla, el precio de venta cubrirá el costo del terreno adicional al de la construcción. Esto brinda un importante margen de ganancia que se verá potenciado por la ubicación, accesos, movilidad, servicios y el tipo de uso que se le dé a la construcción.
Fácil mantenimiento: Al tratarse de un lote, con un proyecto de construcción, requiere de poco tiempo y dinero para su cuidado, a diferencia de una propiedad como casa o departamento que requieren de mayor atención e inclusive mayores medidas de seguridad.
A raíz del Covid-19, diferentes servicios y empresas se vieron obligadas a pasar de la presencialidad a la virtualidad. Personas que eran ajenas a realizar compras o hacer sus diligencias de manera virtual, debieron adaptarse. Y muchas empresas a migrar y captar sus clientes por internet. Esto ha generado que crezca la competencia por tener una mayor rapidez a la hora de la entrega de un pedido o por obtener un clic de un cliente potencial en su sitio web.
Estas tecnologías nos han permitido seguir -aunque en el mundo digital- comprar, ir a conciertos, reunirnos vía Zoom. Aunque también está generando diversos problemas como el “tecnoestrés”, en donde diariamente son más las personas que se sienten sobrecargadas de tantos estímulos. Aunque esta nueva evolución nos ha permitido avanzar, también nos dificulta la forma de interpretar el lenguaje no verbal dificultando las conversaciones serias.
Michiel Das, Profesor de EAE Business School, ofrece una predicción cercana de hacia dónde apunta el marketing digital en el 2022:
Teniendo muy claro el público objetivo al que dirige su producto, podrá plantear estrategias de marketing dirigido a su sector. Por ejemplo, si apunta a un cliente millennials, las campañas vía Tik tok o Instagram funcionarán muy bien.
Use el poder de las redes sociales. Facebook, Instagram, Tik Tok son plataformas que permiten exhibir sus productos, además de facilitar el contactar a sus clientes.
Un correo electrónico institucional, como canal principal para promocionar productos y servicios de una empresa ofrece la posibilidad de educar a tu audiencia sobre el valor de tu marca, informarlos sobre novedades de tus servicios, mantenerlos interesados en tu empresa y fidelizarlos mediante promociones o descuentos exclusivos.
Según la agencia de marketing digital Avii Perú, los mejores momentos para publicar contenido en nuestras redes son: lunes: 11:00 a.m. a 5:00 p.m; martes: 5:00 a.m., 9:00 a.m. a 6:00 p.m; miércoles: 5:00 a.m., 11:00 a.m. y 3:00 p.m; jueves: 5:00 am, 11:00 am y 3:00 a 4:00 pm; viernes: 5:00 a.m., 9:00 a.m. a 4:00 p.m; sábado: 11:00 am; domingo: 10:00 a.m. a 2:00 p.m.
“En el próximo año se espera que muchas empresas que aún no han llevado su negocio al mundo digital lo inicien y sigan convirtiendo sus estrategias de posicionamiento al mundo digital, todo esto pensado para captar nuevos clientes interesados en sus productos y ganándole de esta manera a su competencia”, enfatizó Michiel Das, Profesor de EAE Business School.
Por último, tenga en cuenta las reseñas o comentarios negativos sobre la marca, vea donde estuvo el error y actúe.