Conformismo

En los años 90 del siglo pasado, estando aún en la universidad, uno de mis primeros trabajos de campo marcó ese camino que los siguientes años se encargaron de fortalecer en mí la pasión por la antropología: la realidad urbana tradicional, los barrios históricos, los barrios antiguos muy limeños motivaban mirar comparativamente a aquella población que había conquistado grandes espacios y que ya criaban terceras generaciones de nuevos limeños en lugares que habían sido habitados productos de las llamadas “invasiones”. Una realidad que sin dar cuenta avizoraba un gran tema a tratar a futuro cercano, el pase al siglo XXI, y la gran “conquista de Lima”.

Mi trabajo, comparaba jóvenes de los Barrios Altos frente a jóvenes del distrito de el Agustino, propiamente la primera etapa de la Cooperativa Huancayo, demás está describir que aquella población había establecido una red social del centro de nuestro pais, y por allí se explica el nombre de la cooperativa. Los barrios tradicionales contaban con jóvenes que en su mayoría mostraban características muy conformistas, muy metidos en los proyectos de corto plazo, la sociedad de las esquinas primaba en las juventudes, junto con la salsa y a veces el rock, mientras que muchos jóvenes de la cooperativa Huancayo tenían una mirada más cuesta arriba, proyectos largos y las conquistas habían sido su pan de cada día, la luz, el agua, las pistas y Chacalón era verdaderamente el descriptor de su historia. Momento clave perdido para el aprovechamiento pensado para el desarrollo y crecimiento socioeconómico.

  En los años 90, repito esta comparación barrial se podía dar, aun existían esas marcadas diferencias poblacionales, aun había rasgos culturales que condicionaban actitudes y la cultura y la personalidad se veían asociadas. Pero luego de muchos años, esta historia se equilibró y la zona urbana se hizo una y la pobreza urbana se estancó y se perdió en el olvido. La ciudad “no es pobre” pareciera pensarse.

A simple vista no interesa tal resumen y descripción, sin embargo, sirve para pensar una realidad que motiva muchos temas de análisis a futuro, pues los barrios tradicionales como los Barrios Altos por ejemplo se han estancado, ya las casas señoriales son almacenes de emprendedores y negociantes, la historia comienza a tener amnesias en la población y los barrios que fueron emergentes, ahora entran en ese conformismo y la cascada de decepciones sociales alimentan los estudios de la historia de la población en el Perú.

Pues bien, ahora se habla de pobreza urbana que, como forma de exclusión económico-social, es un problema grave y las dimensiones en el que se advierte son las dificultades de acceso al trabajo principalmente vinculante a otras carencias, aquellas que sufren las personas para alcanzar una vida digna, bien sean de salud, educación y cualquier otra, independientemente del lugar de la población afectada. Sin embargo, es importante conocer las brechas en que se manifiestan a fin de poder diseñar políticas adecuadas para atenderlas. En las últimas décadas las situaciones de privación que padecen las personas han ido mostrando cada vez más formas diferenciadas según habitan en zonas urbanas o rurales. Con la salvedad que los rurales, por cuestión natural tienen más posibilidades de ser atendidos y de crecer en emprendimientos comunales o desarrollo productivo agrícola, por esa razón es que los nuevos enfoques metodológicos de medición de la pobreza hacen la salvedad para el estudio de la pobreza urbana y rural; y, sobre todo, para conocer los procesos de empobrecimiento que hacían surgir esas formas específicas y distintas de pobreza en una y otra área.

He allí entonces una explicación de ambas partes. La sociedad sin asistencia, conocimiento y acompañamiento se estanca, se vuelve conformista y lo peor de todo invisible. La mayor pobreza que existe está en las zonas urbanas tradicionales, el olvido de los barrios antiguos que rodean Lima es latente y el caos y los temores que se viven son producto de la falta de atención. Las autoridades mucho miran a los cerros y la atención siendo necesaria es muy lírica, muy asistencial, y no está mal, pero los cerros son emprendedores, son comunales, son diferentes. En la ciudad tradicional, hasta las polladas ya perdieron la esencia de la ayuda en cooperación. 

Hay mucho pues por desarrollar, mientras ustedes seguro dicen, qué mirada tan corta de la pobreza urbana en el Perú, y yo les respondo, NO, las consecuencias las genera el mismo Estado. Hace muchos años un estudiante se dio cuenta que el conformismo de la ciudad pasaría factura, los primeros “conquistadores” se sumaron al conformismo y esto se repetirá siempre que haya falta de oportunidades, de mirada, de lectura, de atención. 

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Conformismo, Economía, Urbano

[EMPRENDE] La intención de los artículos que he presentado durante este tiempo es la de sumar temas para el análisis y de manera terca insistir en la propuesta de debate entre los investigadores sociales o también económicos para que se pueda aportar soluciones de cambio y así abrir el camino para la comprensión. De esta forma, siempre espero encontrar alternativas para un posible crecimiento y desarrollo del país. El debate sobre temas sociales, económicos y también políticos creo yo, pueden marcar una agenda que trate y desarrolle las particularidades que se muestran en el día a día de nuestra población.

Son temas que buscan abrir un panorama para pensar y aportar alternativas, situándonos en un espacio donde las características culturales, sociales y económicas son muy variadas y la construcción de esquemas de supervivencia se basan en la realidad misma. La resiliencia de nuestros emprendedores, la migración interna de hace décadas reconfigurando el país, las contribuciones de nuestra diversidad ecológica vistas desde el mercado o la adaptabilidad social pensada o asumida naturalmente por historia y cultura, que los antropólogos, (no todos), avistan como un mecanismo de desarrollo autosostenido, son temas que vistos y analizados seriamente y sin pasiones, muestran, repito, una realidad  nueva y única, posibilitando un cambio a mediano y largo plazo.

En consecuencia, en este artículo, me permito poner un tema que me parece interesante y podría generar también debate o intercambio de opiniones, en el afán de explicarnos cuál es la definición que se puede dar a nuestra sociedad, que de por sí, creo yo es sui generis, producto de estar imbuida en un círculo vicioso que lo ha generado la corriente globalizadora y que nos pone, como un país periférico dependiente de los cambios motivados por el mercado internacional y dominante. Quizás por eso, la existencia de muchos emprendedores por necesidad y que buscan fortalecer la oportunidad avistada. Para ello, es importante revisar si somos una sociedad conformista,

La conformidad social la definen desde las ciencias sociales como el nivel en el que un individuo o grupo puede alterar su opinión y actitud para adaptarse y encajar en las normas de otro individuo o grupo. Asimismo, muchas de estas normas actúan de forma implícita, guiando la interacción y el comportamiento de los miembros que lo componen. La capacidad que tiene el hombre para la toma de decisiones de manera individual hace pensar, se dice, de un sentido de libertad, sin embargo, muchas personas, quizás todos nosotros, no somos conscientes que día a día somos influenciados socialmente. Ser conformistas es aceptar los cambios de creencias o de conductas debido a una fuerte presión de los grupos mayoría, modificando las disposiciones previas de los sujetos y direccionándolas hacia las normas establecidas por el colectivo dominante.

No es solo actuar como actúan los demás, es estar condicionados a cómo actúan normalmente, se pierde la autonomía y se cambia el comportamiento, los pensamientos y los sentimientos de las personas con respecto a una norma social. Se puede hablar de una mejor adaptación, es lo normal, se muestra cierta coherencia en el accionar diario, uniformidad y convivencia, o se podría también entender que las figuras dominantes, dominan también la vivencia diaria y es cómodo.

La normativa también genera conformismos sociales, pues ella contribuye a la búsqueda de la aceptación y lógicamente es válido, y por qué no también pensar que la masa comunicacional es influyente en la aceptación de un cambio y por ende de la pérdida de autonomía. Lo cierto es que una sociedad conformista o camino a serlo es punto de análisis, sobrando los casos que la definen como positiva o quizás negativa para el crecimiento de nuestro territorio y nuestra población.

A veces, nos conformamos sin creer realmente en lo que se va construyendo; la conformidad social pasa por una aceptación obligada de acuerdo a circunstancias que responden a una realidad implícita o explícita pero que solo busca ser atendida mas no aceptada interiormente. Otras veces nos alineamos creyendo en lo que la mayoría grupal ya nos propone y la hacemos verdad, ahí aceptamos por la presión social.

En resumen, el tema de conformismo social, nos permite analizar de cerca las motivaciones que cualquier grupo tendría para hacer valer la aceptación de lo que ocurre o de permitir construir a lo que verdaderamente no ocurre. El ser independiente genera alternativas de cambio, otra es parte de una situación generada por las masas. ¿La pregunta es, como nos definimos nosotros? ¿La sociedad peruana es conformista, es seguidora voluntaria o es rebelde cultural y socialmente hablando también? Creo que los emprendedores tendrían una primera respuesta. Esperemos que dice el tiempo

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antropólogos, Conformismo, desarrollo autosostenido, presión social
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