Enrico Casarosa

La reciente película de la compañía Disney-Pixar regresa con el brillo que anteriormente lograron cintas como Toy Story, Cars o Ratatouille.  Se trata de un fantástico film de animación que consigue envolver al espectador con un fresco relato y es a la vez una alegoría a las diversidades. Se estrenó el 18 de junio en la plataforma de Disney plus y espera conseguir el éxito que sus predecesoras han obtenido. 

Luca, es la historia de un niño que impulsado por su amigo Alberto decide dejar su hogar para conocer el mundo. Ambos con la fijación de conseguir una vespa (conocida motoneta italiana) que les permita lograr ese fin. Con ese propósito se embarcan en la Carrera de la Copa Portorosso, triatlón de un pueblo en la riviera italiana en donde conocen a Giulia, quien se unirá al equipo. 

La codiciada vespa no es otra cosa que el vehículo que los conducirá a la libertad de poder explorar un mundo que les ha sido negado por su condición de seres distintos. Por eso se convierte en un objeto de ensoñación y deseo. Cuando en realidad es una motoneta sencilla, pero que tiene todo un valor cultural en Italia. Podríamos mencionar este elemento también como parte de la inocencia que corresponde a la edad de los personajes. 

La aparente sencillez de esta historia captura al espectador con momentos divertidos e incluso surrealistas. Sin embargo, la clave de este relato está en la identidad de sus personajes. Luca y Alberto han huido de las profundidades del océano para adoptar forma humana ante la mirada de los demás, cuando en realidad son monstruos marinos. 

Esta premisa que hace alusión a las minorías, a lo diferente, satanizado por siglos, por temor y desconocimiento, es un importante punto de partida en esta última entrega de los estudios de animación. Si bien podemos recordar films también con este propósito como Monster Inc o Unidos, donde se presenta el primer personaje gay. En Luca, este concepto alcanza una dimensión con mayor impacto social.

Enrico Casarosa, quien dirigió la película, ha negado cualquier intención de darle al film un contenido LGBTQ. En declaraciones a la prensa se ha referido a que solo quiso reproducir experiencias de su infancia en Génova a lado de quien fue su amigo y que lleva el mismo nombre en la ficción: Alberto. “Una celebración a la amistad” mencionó. 

El director italiano expone una serie de componentes en Luca, como homenaje al séptimo arte. Admirador confeso del cine de Hayao Miyazaki, conocido por El viaje de Chihiro, como también de Federico Fellini, Wes Anderson, entre otros. Por lo que destacan los afiches de películas como La Strada en las calles del colorido pueblo, Vacaciones en Roma y guiños a cintas como El Rey León cuando sus protagonistas miran el cielo y se preguntan el significado de las constelaciones.

Lo cierto es que los elementos que deliberadamente el director ha incluido en esta película para hacer alusión a su cultura cinematográfica son considerables. Pero con respecto al argumento es inevitable pensar en La Sirenita y la restricción que los seres marinos tenían de contactar a los altamente peligrosos humanos. 

Jacob Tremblay, aquel niño galardonado que destacó por su actuación en La Habitación en el 2015, no ha parado de trabajar y hoy a sus 14 años ha dado la voz al personaje principal de este film. Por otro lado, en el papel de Alberto destaca Jack Dylan Grazer, conocido por su actuación en la película It. Acompañan Sacha Baron Cohen como el tío Hugo y Emma Berman como Giulia. 

Pixar debe escuchar las corrientes que van marcando las tendencias en el mundo. No hacer oídos sordos como lo hizo Disney cuando no aceptó el pedido de sus seguidores para presentar a Elsa de la película Frozen como un personaje LGTBI. Sin embargo, algo está cambiando y no es de sorprender que esta historia plantee figuras distintas a las que por muchos años Disney nos ha tenido acostumbrados. Giulia, es una niña impetuosa, capaz de confrontar a quien dude de sus capacidades. Un símbolo interesante de empoderamiento femenino y que se aleja del discurso conservador y patriarcal. 

En el mes del orgullo, donde se celebra a la comunidad LGTBI en su lucha por obtener los mismos derechos que las mayorías tienen, una película animada casualmente gráfica una realidad muy sencilla, pero dolorosa. Llamamos monstruos a todo lo que sea diferente y anormal, según lo que como sociedad se ha normalizado y legitimado. Ponemos la lupa sobre asuntos irrelevantes de la condición humana, por no profundizar en los océanos de cómo nos relacionamos como especie. 

A 35 años de la creación de los Estudios de Pixar, sus productores han elegido el mismo día de lanzamiento que tuvo hace 11 años Toy Story 3. Marcar tendencia hoy es apostar por la inclusión y por dejar de lado conceptos que sólo han alimentado el miedo a la diferencia. Parece que atrás ya han quedado las historias con las que miles de niñas crecieron soñando con el  príncipe azul y un sistema obsoleto de nobleza. Una nueva era también se refleja en la animación. 

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