Muchas veces, el amor es lo que nos da la fuerza para avanzar y seguir adelante. Para Claudia Bermúdez, periodista y maestra chocolatera, el amor es la razón de todo. “Migré por amor y me quedé por amor”, cuenta Claudia, quien en 2011 se mudó a Chile y años después formaría una familia en ese país que la recibió con los brazos abiertos.
Chocoletto, la chocolatería de Claudia, nace después de una dura crisis económica que enfrentaron como familia. “Ya me había casado, tenía a Facundo de 1 año 8 meses y Paula que venía en camino. David, mi esposo, no encontraba trabajo y nuestros ahorros se estaban terminando. Al estar acostumbrada a mi independencia económica tuve que ingeniármelas y empecé a hacer trufas de chocolate para venderlas”, cuenta Claudia.
La periodista ya había hecho un curso de chocolatería por hobby algunos años atrás en Lima. Las trufas fueron tan bien recibidas, que la idea de dedicarse por completo a los chocolates empezó a dar vueltas, hasta que en 2017 finalmente se concretó. “Mis hijos iban creciendo y con ellos naciendo Chocoletto”, recuerda la chocolatera quien tuvo que renunciar a su trabajo como periodista para dedicarse por completo a su emprendimiento.
La primera vez que hizo chocolate fue con cacao de Huánuco que su madre le envió. “Había que honrar las raíces y ese fue el primer origen que usamos. Recuerdo pasar horas con el molino de café moliendo pasta de cacao. Fue agotador pero el resultado glorioso. Recuerdo nuestra primera venta en el Mall Plaza aquí en Iquique. Fue todo un éxito. A la gente le gustó mucho”, cuenta Claudia.
Chocoletto empezó con tabletas de chocolate con almendras usando moldes para cupcakes. Luego, Claudia elaboró saquitos de arpillera para presentar los chocolates. De ese punto en adelante, la propuesta de valor de la marca fue tomando forma, hasta lograr comprar refinadoras y conchadoras del proceso “Bean to bar” o “del grano a la barra” para la producción.
Chocolate peruano
Chocoletto usa dos tipos de cacao: Chuncho nativo proveniente del Cusco y cacao de origen criollo de Tingo María, Huánuco. “La idea es más adelante probar con diversos orígenes ya que hay tanta variedad en Perú que queremos aprovechar. Nosotros compramos el grano como nibs de cacao. Gracias a la relación directa y precio justo que tenemos con los cacaoteros, ellos procesan el grano a la temperatura y requerimiento que pedimos”, cuenta Bermúdez.
La marca de chocolates cree en la multiculturalidad y honrar las raíces. David, esposo de Claudia y de origen chileno, se encarga de la logística. Aurea y Claudia, ambas peruanas, trabajan los chocolates. El equipo completo también tiene integrantes en Venezuela con la Comunity Manager, Geraldine y Ely Montaño la chocolatier asesora que vive en Miami. Además están sus proveedores cacaoteros en Cusco: la familia Laura. “Sin ellos y el gran trabajo que hacen en su fundo Nueva Esperanza en el Vraem, Chocoletto no existiría”, cuenta.
Superar las crisis
El punto más crítico para la empresa se dio durante el estallido de protestas en Chile en 2019. Chocoletto lo perdió todo pues el carrito de ventas, exhibidores, y productos fueron quemados por manifestantes que – por entonces- habían radicalizado sus protestas que tuvieron como origen el alza de los pasajes del metro y que derivó en toques de queda, evasión del metro, marchas históricas y abuso policial.
“Yo estaba destrozada porque cada cosa que teníamos lo habíamos comprado de a poco. Lloré un día entero de la rabia y la tristeza. Me sentía realmente muy afectada. Pero a veces las cosas malas traen bendiciones. Al ser nosotros pyme, nuestro caso se visibilizó en varios medios. Emprendedores y amigos alzaron su voz de protesta ‘A las Pymes no se toca’ y recibimos ayuda de todos lados”, recuerda Claudia.
Incluso, recuerda que una minera muy conocida en Iquique la ayudó económicamente. “Así logramos mejorar mil veces todo lo que perdimos. Resurgimos de las cenizas literalmente. La desgracia permitió que todo el mundo nos conociera. La vida hace lo suyo, sin duda”, dice.
Ahora, y tras recuperarse, abrió nuevas sucursales de Chocoletto. Además de Iquique tiene puntos de venta en otras regiones de Chile como Arica, Antofagasta, Copiapó y Santiago. “Estamos a punto de abrir un punto pick up para retiro de productos en nuestro laboratorio de chocolates. Con la pandemia nos tuvimos que adaptar. Abrimos nuestra tienda on line y participamos en todas las plataformas de market place a nivel nacional”, explica y -asegura que viene planificando su ingreso a mercados extranjeros como Estados Unidos, o Europa.
“Desde aquí queremos dar a conocer el duro trabajo de los cacaoteros y sobre todo valorar su esfuerzo pagando lo justo. Perú es mi patria y siempre voy a volver a mis orígenes esté donde esté”, finaliza la orgullosa chocolatera peruana.