Matsufuji

Ceviche, arroz con mariscos y chicharrones son los platos fuertes de este embajador de la cocina peruana que el año pasado conquistó Netflix

“La comida en el Perú es más fuerte que el fútbol. Estoy orgulloso de haber nacido acá y de haberme quedado acá a hacer patria”. La frase es de Tomás Matsufuji, o Toshi, como lo llaman sus amigos. Es un cocinero peruano de 39 años y dueño de uno de los huariques más prestigiosos del país: Al Toque Pez, una cevichería ubicada en la cuadra 8 de la avenida Angamos, en Surquillo, y que reivindica a la cocina de la calle, el sabor del barrio.

Toshi ha hecho de Al Toke Pez un lugar de culto. Aunque él no lo acepte y niegue cualquier adjetivo superlativo que se le otorgue. Su fama es tal que en julio del año pasado protagonizó -y aún sigue disponible- uno de los capítulos de Street Food Latinoamérica, una serie de Netflix donde se cuentan las historias de los mejores cocineros de la calle de toda Latinoamérica. Con su aparición en la plataforma de streaming, Toshi se convirtió en el nuevo embajador de nuestra gastronomía.

“Salir en Netflix no significa que yo le haya ganado a nadie. No soy el mejor cevichero, ni si quiera soy el mejor del barrio”, dice con una sonrisa pícara, contagiosa. De esas que suelta a cada momento como un sello propio.

“Sé que la aparición en Street Food me trajo popularidad, pero soy consciente que hay más por trabajar. Yo no estoy buscando algo en la vida. Solo quiero disfrutarla y es lo que estoy haciendo”, cuenta.

La historia de Toshi está llena de paradojas. Es ingeniero agrícola por la Universidad Agraria La Molina. Es doctor en Química supramolecular, graduado en Inglaterra. Pero es, ante todo, un tipo de retos: dejó su carrera de científico para convertirse en el nuevo promotor de nuestros ceviches, chicharrones y arroces con mariscos ante el mundo.

“Trato de sacar adelante a mi país, aunque sea en este huequito. Que cada turista que venga diga que lo mejor que ha probado en el mundo es la comida peruana. Esa es mi misión”, dice, quien hace uso de sus conocimientos en química para hallar los toques de sabor exactos en todos sus platos.

El local de Toshi se ubica en el 886 de a avenida Angamos, en Surquillo. Es un local pequeño que de momento atiende pedidos por delivery (los envía en una caja con bolsas selladas al vacío) o sus clientes pueden recoger su pedido en la puerta del restaurante.

Cuando Al Toke Pez abría sus puertas, en las afuera de la avenida Angamos, era visitado por periodistas especializados, críticos gastronómicos de todo el mundo y personas que llegan de todo lado para probar su sazón.

En las afuera de su local se formaban largas colas que hacía pensar en una expansión. Pero Toshi no lo ha pensado. Prefiere su local pequeño y “feo” como él lo califica: “porque es parte de su esencia”. Una mística que viene acompañada con el ruido de combis, bocinazos de taxis… la bulla de la caótica ciudad que rodea su espacio vital: Al Toke Pez.

“Mi comida representa lo que somos los peruanos. Es de bastante imaginación. Somos un país con bastante imaginación, con ganas de salir adelante”, dice.

Toshi y el retorno

Cuando Toshi tenía 29 años regresó de Inglaterra. Desistió de su carrera y prefirió lavar platos en La cocina de Darío, el restaurante de pescados y mariscos de su padre, Darío Matsufuji, el gran promotor de la comida nikkei en el Perú. Ahí fue adquiriendo los conocimientos gastronómicos que más tarde lo llevaron a ser considerado un estupendo cevichero.

“Mi padre era un virtuoso de la cocina. Era un cocinero de fuego fuerte. Lo que siempre me dijo fue “sino vas a hacer las cosas bien, entonces no hagas nada”. Yo creo que es la mejor lección que me dejó”.

Y es que Toshi es heredero de una tradición gastronómica. La familia de su padre fundó el mítico Matsuei de la avenida Canadá. Además, su papá creo los restaurantes el Tío Darío (en Limatambo) y La Cocina de Darío (en Petit Thouars).

“Toshi ha tenido una buena escuela que es la de su padre. Esto a él lo ha marcado, lo ha forjado”, cuenta Israel Laura, amigo de Tomás Matsufuji y agrega: “Yo no creo que él tenga como fin convertirse en un ícono de la cocina”.

Lo que dice Israel Laura es cierto. Toshi es alguien sin pretensiones. Quienes lo conocen lo tildan como un tipo tímido, sarcástico, dueño de un carisma natural y un emprendedor nato que decidió hacerse de su propio camino: antes de heredar el imperio gastronómico de su padre, prefirió hacer su propio huarique.

Platos fuertes

La carta de Toshi –que además es un guitarrista de rock frustrado- consta de cinco platos fuertes: cebiche, chicharrón, leche de tigre, chilcano y parihuela. Chicha morada para acompañar.

“A mí me gusta servir de frente al plato, tirar el arroz como caiga, me gusta la tosquedad. Si miras la calle, así es mi cocina: desordenada, pero dentro de todo ese caos todo tiene sentido”, cuenta este maestro de la cocina peruana.

Aunque detesta la fama, los visitantes a su local ahora le piden selfis. ¿Cómo es eso de sentirse reconocido?, le preguntamos. “Es bonito, ¿no? Yo no soy un ejemplo, pero sí soy una persona con la que otra persona se identifica. Por ese lado creo que ha sido el éxito total”.

Antes de terminar la entrevista le preguntamos Toshi, como vive esta pandemia y cómo adaptó su negocio a la nueva normalidad. La respuesta fue muy sencilla: “Yo no tengo ningún plan. Soy de las personas que, en momentos difíciles, ahorran energías y recursos. No hay que ponerse a hacer locuras ni arriesgar lo que uno no tiene, con un futuro incierto. Fundé hace nueve años en Al Toke Pez, trabajando, pensando en el día a día. Mi plan es sobrevivir, que no falte ningún ingrediente y aguantar, como la mayoría de restaurantes del país”.

 

Pedidos:

Dirección: Avenida Angamos 886, Surquillo.
Whatsapp: 946-272779

 

Fotoportada: Leyla López (imágenes: Revista Cosas e Instagram)

 

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Al Toke Pez, Matsufuji, Toshi
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