Italia

Siendo la “Tana Zurda”, no podía menos que destacar esta semana el gran evento cultural del año, que reúne a connotados intelectuales internacionales y lleva nuestra producción académica al mismísimo corazón del Renacimiento: Florencia. Se trata del Décimo Congreso Internacional de Peruanistas, que finalmente se realiza desde este lunes 20 de setiembre en Italia, luego de dos postergaciones por motivo de la maldita pandemia.

La iniciativa forma parte de un largo ciclo de congresos sobre el Perú realizados por la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), una entidad sin fines de lucro conformada por académicos de diversos países bajo la dirección del poeta y crítico peruano José Antonio Mazzotti. La AIP comenzó sus labores en 1995 en Washington DC con algunas publicaciones, centralizando la enorme producción académica sobre nuestro país en una sola entidad de su tipo. Hoy agrupa a la mayor parte de los peruanistas del mundo.

El primer Congreso Internacional de Peruanistas se dio en la Universidad de Harvard en 1999. A este siguieron los de Sevilla el 2004, Nagoya (Japón) el 2005, Santiago de Chile el 2006, Boston el 2011, Washington DC el 2013, Poitiers (Francia) el 2015, Ottawa (Canadá) el 2017 y Burdeos el 2018.

En este décimo Congreso se cuenta con la colaboración del Centro Jorge Eduardo Eielson de la Universidad de Florencia, que dirige la destacada poeta y estudiosa Martha Canfield. Hay, como es lógico, algunas mesas dedicadas a Eielson, nuestro valioso poeta y artista plástico que vivió en Italia la mayor parte de su vida, pero también muchas ponencias que destacan la relación entre Perú e Italia. Como señalan los especialistas, Italia llega al Perú desde el mismo siglo XVI a través de comerciantes y navegantes que cruzan el Atlántico en busca de mejor vida.

A fines de esa centuria inicial de la conquista europea viene nadie menos que el turinés Antonio Ricardo, que instala la primera imprenta de Sudamérica en 1584. Durante los siglos coloniales llegaron pintores como Bitti y virreyes como el príncipe de Caracciollo y más adelante, aún por iniciarse la república, músicos como Andrea Bolognesi, que firmaron nuestra acta de independencia. Uno de sus hijos, don Francisco Bolognesi, sería con el tiempo el héroe máximo del Ejército Peruano.

Y así los italianos, en su mayoría ligures y lombardos, han desembarcado en territorio peruano en sucesivas oleadas que han enriquecido nuestra cultura de manera importante. ¿A quién no le gustan, por ejemplo, unos tallarines verdes, o un mondonguito a la italiana? Estos platos ya aclimatados al paladar peruano son solo parte de una inmensa gama de aportes, que incluyen, sin duda, a los descendientes de italianos como el gran poeta Carlos Germán Belli, el novelista Manuel Scorza, las poetas Giovanna Pollarollo y Rosella Di Paolo, sin olvidar al mismo José Antonio Mazzotti, por destacar solo algunos de los más notables. Pero hay muchos más en campos como la arqueología, la música, la pintura, la investigación académica, etc. 

El Décimo Congreso Internacional de Peruanistas incluye también a catedráticos italianos que estudian las contribuciones de nuestros compatriotas en la hermosa península del Mediterráneo. Ya son hoy decenas miles de peruanos que viven en Italia y día a día la luchan para mejorar y aportar desde sus remesas a nuestra economía. Ellos han llevado al Señor de los Milagros a Italia y lo sacan a pasear cada octubre. Han llevado también nuestra culinaria, manifiesta en numerosos restaurantes peruanos en casi todas las ciudades italianas. Y no hablemos ya de los escritores y artistas peruanos que se han radicado o han pasado por Italia, asimilando su huella.

En la península hay una brillante estela de peruanistas como Antonello Gerbi, Ruggiero Romano, Roberto Paoli, Giuseppe Bellini y Antonio Melis, renovada hoy por nombres como los de Giovanna Minardi, Riccardo Badini, Stefano Pau, Alessandro Rocco, Paola Mancosu, Domenico Branca, Francesca Federico y muchos más.

En suma, este Congreso Internacional de Peruanistas, sobreponiéndose a todas las dificultades de estos tiempos de pandemia, está como se pide. Incluye un hermoso volumen titulado Perú-Italia: más allá del Bicentenario, con ponencias del Congreso, y cuenta con el apoyo de la Embajada del Perú en Italia.

En conclusión, un evento rojo, verde y blanco al que vale la pena acudir. Ya veremos las grabaciones en el debido momento.

 

Ci vediamo!

Mas allá del Otre

 

El interesante volumen Perú-Italia: más allá del Bicentenario, editado por César Jordan, José Antonio Mazzotti y Rafael Sánchez-Concha, puede descargarse en este enlace:

https://drive.google.com/file/d/1HVjfe2QW50EHH2Hs5R6K08W2VfyLo7Ws/view?fbclid=IwAR1sm1D5OmHz1yycBvrtmybK2DBsrTXPD8XMzTI6OENIcgINi9JgqumWQuA

 

X Congreso Internacional de peruanistas en el extranjero

 

El Programa completo del Décimo Congreso Internacional de Peruanistas puede verse aquí:

https://asociacioninternacionaldeperuanistas.blogspot.com/2021/07/programa-del-x-congreso-internacional.html

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La asociación de Italia con una propuesta futbolística conservadora ha quedado atrás. Desde hace un buen tiempo, en realidad, aunque nunca falten algunos altavoces desde los que se hable de la posible presencia del histórico ‘catenaccio’. Y es que, tras haber quedado eliminada de forma sorpresiva en su intento de llegar a Rusia 2018, Roberto Mancini —entrenador de perfil propositivo, que intenta imponer condiciones a partir del buen trato de balón— asumió la dirección técnica de la ‘Squadra Azzurra’,  iniciando un proceso constructivo que se inscribe en un contexto de renovación e incorporación de nuevas tendencias (ej. Atalanta, Sassuolo, etc) en el fútbol italiano. No solo por mantener un invicto de veintiocho jornadas podemos afirmar que marcha bien, sino también por ‘la manera’, es decir, el ‘cómo’ ha jugado su equipo para conseguirlo. En ese sentido, la victoria por tres a cero frente a Turquía en el partido inaugural de la Eurocopa significó la respuesta exitosa en la primera prueba de rigor, además de un buen indicador sobre la evolución del juego colectivo de los dirigidos por el exestratega del Inter de Milán.

Así, en el Stadio Olímpico, de principio a fin, el dominio fue del seleccionado italiano. Jugando prácticamente todo el encuentro en campo contrario, el 4-3-3 que se planteó como esquema base, en realidad, experimentó varias modificaciones -sin perder el orden- por la tendencia natural a intercambiar roles, combinar y la movilidad de sus hombres de avanzada. Con laterales que otorgaban amplitud y fijación de adversarios por los carriles exteriores como Spinazzola y Di Lorenzo (mejor que Florenzi), en la zaga, Giorgio Chiellini junto a Leonardo Bonucci no hicieron sino evidenciar amplia compenetración, además de capacidad para sumarse a la elaboración de juego mediante pases filtrados a compañeros ubicados a distintas alturas del campo. Jorginho, Manuel Locatelli y Nicolò Barella —de mayor libertad para desprenderse y, por lo general, recostándose sobre el sector derecho, generar situaciones ofensivas—, los tres mediocampistas, fueron determinantes a partir de su manejo de balón y ocupación de los espacios, vinculando positivamente con los tres movedizos e incisivos atacantes, a saber, Lorenzo Insigne, Ciro Immobile y Domenico Berardi.

Turquía, ante la dinámica del equipo italiano, no hizo sino replegarse con un bloque bajo e intentar salir de contragolpe buscando especialmente a su estrella Burak Yilmaz para construir sus ataques, pero eso fue impedido en gran medida por la agresiva presión tras pérdida que aplicaron los de Roberto Mancini. Ni bien perdían el balón, los más cercanos, sostenidos por la estructura táctica, iban hacia adelante forzando al error o incomodando el intento por enlazar alguna jugada rápida por parte del cuadro dirigido por Şenol Güneş. Esto no es sino signo del interesante trabajo coordinativo de un equipo en el que las relaciones de sus futbolistas respondieron correctamente ante las distintas situaciones que implica el juego.

Por su parte, los goles se hicieron esperar durante la primera mitad, pero cayeron de forma sucesiva en el complemento. Goles que, me parece, tienen un carácter simbólico en tanto involucraron conductas distintivas de la idea de juego de esta ‘Squadra Azzurra’. En el primero, Manuel Locatelli identifica a Nicolò Barella ubicado entre líneas con tiempo y espacio y le entrega el balón; así, el mediocampista del Inter espera el momento justo y se lo cede con ventaja a Domenico Berardi, que se interna en el área y saca un centro que terminó con un autogol por parte de Merih Demiral. En el segundo, tras haber arrastrado marcas y ‘limpiado’ la jugada con un pase a Locatelli desde su propio campo, Barella siguió avanzando, volvió a recibir entre líneas por parte de Insigne y replicó el pase a Berardi, que decidió sacar un centro a Spinazzola y, frente al bloqueo de su remate, apareció Ciro Immobile para pescar el rebote y marcar. Finalmente, en el tercero, fruto de la insistencia en la presión alta, obligaron al error al portero rival, que le entregó el balón a Berardi y, tras combinación entre Barella e Immobile, Insigne apareció solo ante una línea defensiva descoordinada para definir con clase ante Uğurcan Çakır.

De este modo, exponiendo un fútbol alegre y dinámico, como lo ha caracterizado el periodista Ramón Besa, el panorama para el equipo de Roberto Mancini da la sensación de ser particularmente alentador. Aunque desde la óptica histórica las mejores performances de los italianos se corresponden con su inscripción fuera del campo del favoritismo, sus posibilidades de progresión en esta ocasión parecen ser manifiestas. En una Eurocopa donde selecciones como las de Bélgica, Francia e Inglaterra, por citar algunos nombres, llegan en gran momento y que, además, como todos los certámenes internacionales, se caracterizan por su dinámica caótica e imprevisible, Italia -sin confundir el camino- tendrá que ratificar progresivamente que puede ser un protagonista de consideración.

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Eurocopa, Italia, Roberto Mancini
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