El vacío, la entraña y el bife de chorizo son los hits. Se agotan día a día. Su corte favorito es especialidad de la casa: el bife de cuadril. Detesta la deshidratación de la carne, se pierde el sabor del producto, subraya. Ellos maduran la carne empapada al vacío en su propio frigorífico a una cuadra del restaurant frente a la Luna de Enfrente.
El sabor depende de la genética del novillo, un macho castrado de 520 kilos y de 2 a 3 años. Mezclan la genética del Angus con Hereford. Es de extrema importancia el pasto que comen. Pero lo más importante es la experiencia de quien escoge al animal, el ojo experimentado para elegirlo entre los distintos productores de la pampa húmeda al sur de Buenos Aires.
Como complemento infaltable está el vino. Cuentan con una cava de 15 mil botellas donde la más valiosa es: “A merced del tiempo” de la familia Muchelinni Muffato de 1923. Al año hacen una cata a ciegas de entre 2 mil y 3 mil botellas de vino y escogen según ese criterio.
Su anhelo es trasladarse al campo y vivir ahí en su retiro. Es un deseo que tiene y probablemente lo vaya a cumplir. Uno de sus sueños frustrados es poder haber conocido al famoso bandoneista y compositor que revolucionó el tango ya fallecido en 1992, Astor Piazzola, y charlar sobre música y las transformaciones que hizo.
Es una persona que prefiere admirar que criticar. Es de esos personajes de baja estatura que no lo parece por pura actitud. En cuanto al Perú: “Es una fuente inagotable de aprendizaje e inspiración para quien trabaje en la cocina. Es diversa y a la vez singular. Mi favorita es la comida norteña y, también, como descanso de la carne; el ceviche”.
Me siento y espero. Llegó mi entraña, a punto, y, como ya es dicho entre los porteños: se puede cortar hasta con cuchara.