experiencia

Al cierre de esta columna, son 28 partidos políticos los que están formalmente inscritos para participar en los comicios presidenciales del 2026. Adicionalmente, existen otras 17 agrupaciones que están apresurando el paso para lograr su inscripción ya que el 16 de julio de este 2024, es el último día para que los ciudadanos que deseen postular a cargos públicos en el 2026, se inscriban en el partido de su preferencia.

En las elecciones presidenciales del 2021, tuvimos los peruanos en nuestra sábana, mal llamada cédula de votación, a 21 partidos políticos, así que preparémonos para una nueva sábana, esta vez para cama King, con al menos 40 logos para escoger. Para los votantes de Lima, donde se insiste en un solo distrito electoral con 33 congresistas, la sabanota, que debería postular a Record Guiness, tendría la friolera suma de 1,320 candidatos al congreso para escoger, más lo que se considere para el Senado.

Una tremenda estupidez aupada por este inefable congreso que más se preocupa en blindar mochasueldos que pensar en una reforma electoral que simplifique el voto ciudadano pasando el mapa a distritos uninominales y que otorgue a los ciudadanos el derecho de elegir nuevos representantes en un menor tiempo. Pero no, más se interesan en viajar con el/la amante o usar su semana de representación para hacer proselitismo político, algo no muy “lo justo” que digamos.

La diáspora galáctica de precandidatos presidenciales es enorme. Entre los radicales de izquierda tenemos a Aníbal Torres y su “ correrán ríos de sangre, Guido Bellido leyendo hojas de coca para hacer políticas públicas, el asiduo visitante del VRAEM Guillermo Bermejo, la secretaría de Nadine, Veronika Mendoza y el orate asesino, homofóbico y racista de Antauro Humala. Tremendo ramillete que hace extrañar aquella izquierda, firme pero democrática, con la cual se podía conversar como la de Alfonso Barrantes, Genaro Ledesma y los menos radicales como Cucho Haya de la Torre y Enrique Bernales.

Hacia la derecha conservadora, alguna más achorada que la otra, tenemos a partidos más organizados como Fuerza Popular y su sempiterna candidata Keiko Fujimori, Renovación Popular, Avanza País y también el PPC, recientemente reincorporado a las lides electorales. 

Mientras que en la centro-izquierda aparecen amarillos y morados, la centro derecha se confunde entre discursos populistas y tibios, que poco impacto tienen, por ahora, en la población. Mientras que la derecha liberal, con algunos buenos prospectos, podría ser la sorpresa siempre y cuando los egos se guarden en los bolsillos, y el amor por el Perú prime para formar una alianza electoral desde la primera vuelta.

Pero como están las cosas, el panorama se inclina hacia los discursos radicales y disruptivos. Un sector de la población, como el sur andino y sectores más pobres del país, podría ver a Antauro como su nuevo Velasco, coincidiendo con sus planes de nacionalización, fusilamiento de corruptos, sus discursos en contra de la inversión extranjera y el advenimiento de la supremacía de la raza cobriza. Nazismo a la peruana.

Hacia el otro lado, con una Keiko rejuvenecida y empoderada por el apoyo de su padre, Alberto Fujimori, quien tiene, además, mayor simpatía del pueblo que ella misma, tiene el potencial de llegar a segunda vuelta sin mayor problema, siendo su principal paradigma, los 40,000 votos que, en dos ocasiones, le impidieron de vestir la banda presidencial. No sería de extrañar, que, entre la derecha conservadora, se trate de formar un frente que asegure una bancada mayoritaria y que luego tienda puentes con sectores más centristas para una “hoja de ruta” hacia la segunda vuelta.

Parece entonces que el 2026 se encamina a tener 4 grupos ideológicos en la contienda electoral. La izquierda radial con Antauro a la cabeza, el centro donde podrían confluir políticos de izquierda y derecha con gustos de champagne y caviar, la derecha liberal, siempre que tenga un discurso simple y disruptivo, y la derecha conservadora cuya candidata natural sería Keiko.

Sería ideal ver que estas tendencias ideológicas pudieran desprenderse del espejo del ego y la vanidad para formar alianzas desde la primera vuelta. Por la historia, esto es poco probable. Por el deseo de ver a nuestro Perú de regreso a la tolerancia, a la solidaridad y a un manejo profesional y honesto del Estado, es un mandato ético y moral.

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confluencia, equipo, experiencia, generaciones, género, modernidad, pirámide poblacional, Política, Tecnología

Si hay una frase que recordamos de Manuel Gonzales Prada, escritor y político anarquista del siglo XX, es la famosa : ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!

Hoy, ya entrando al segundo cuarto del siglo XXI y ante el implacable avance de las tecnologías, la expresión de Gonzáles Prada podría tener más vigencia que nunca y aplicarse al pie de la letra en medios políticos, empresariales y hasta sociales.

Sin embargo, la toma de conciencia por mantener un modo de vida saludable y el avance de la medicina, ha hecho que la esperanza de vida se alargue en promedio a cerca de los 80 años, y que adultos de 50’s, 60’s e incluso más allá, gozan de excelente salud física y mental, y un envidiable deseo de seguir contribuyendo a la sociedad.

En el Perú, si tomamos en cuenta la pirámide poblacional desde los 20 años hasta los 70 años, vemos que un 57.7% se encuentra en el rango de 20-40 años, un 36.7% entre 40 y 59 años, y 10.6% entre 60 y 70 años. Es decir, casi un 50% de la población en ese rango, es mayor a los 40 años lo que necesariamente implica, y quizá hasta encamina, a una natural confluencia generacional.

Actualmente, las instituciones están dando mayor énfasis en el intercambio de conocimiento y experiencias intergeneracionales, para generar mayor y bienestar, reduciendo el riesgo de cometer errores que quizá la experiencia, y algunas canas, puedan evitar. 

La confluencia generacional tiene, por supuesto, retos importantes. Uno de ellos es la formación y, en ciertos casos, la reconversión de los adultos para poder adaptarse a un nuevo entorno laboral que les va a demandar un esfuerzo diferente y una apertura honesta para que su adaptación sea rápida y efectiva.

De allí que quien lidere estos equipos multigeneracionales debe comprender que su gestión humana no puede ser horizontal, sino que debe de tener en cuenta las características de cada generación y buscar los puentes (o túneles del tiempo) que generen procesos donde cada uno aporte valor en base a sus competencias, habilidades y experiencia.

Consultoras de talla mundial como KPMG ha publicado un documento titulado “El desafío de retener a distintas generaciones “ (https://assets.kpmg.com/content/dam/kpmg/pa/delineandoestrategias/DE-El-desafio-de-retener-generaciones.pdf) donde recomiendan a las organizaciones a manejar activamente el talento intergeneracional haciendo énfasis en temas como la formación, la motivación, incentivos diferenciados y flexibles, que permitan que la diversidad de generaciones sea provechosa para las personas, las empresas y la sociedad. 

Así como nos hemos acostumbrado a tener equipos multidisciplinarios, multirraciales y con diversidad de género, toca ahora integrar una nueva variable que es la generación de los colaboradores, aquella que entrega juventud y modernidad, como también la que ofrece experiencia y conocimiento. Como en las familias.

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La reactivación económica, tras la súbita crisis debido a la pandemia, va avanzando y necesitando de fuerza laboral para sacar adelante diversos negocios. Esto implica también a la fuerza más joven. Según el Instituto Nacional de Estadísticas del Perú (INEI), en junio de este año, la población ocupada joven menor de 25 años aumentó en 71.7% con relación al mismo mes del 2020.

Esto debe poner en alerta a los estudiantes y jóvenes en busca de prácticas pre profesionales, no solo estando al tanto de las nuevas plazas abiertas para postular, sino también a tener una buena página de presentación, es decir, su CV. Pero, ¿qué podría colocar alguien que aún no tiene experiencia en su campo laboral? Un informe de Crehana, plataforma de educación online, brinda algunas pautas para ello:

Información personal

Indispensable y necesario es incluir todos tus datos personales relevantes, así como la información para que la empresa pueda contactarse contigo de encontrarse interesado en tu perfil. Incluye tu nombre completo, fecha de nacimiento, teléfono celular y correo electrónico.

Perfil profesional

Si es que tienes experiencia previa, haz un breve resumen sobre quién eres a nivel profesional. Incluye tu trayectoria, así sea breve, pero sobre todo coloca tus objetivos profesionales, tus habilidades, fortalezas y áreas que te interesan en el sector.

Formación académica

Al no contar aún con experiencia, resulta pertinente incluir únicamente tus estudios técnicos o universitarios en adelante. Recuerda incluir qué estudios realizaste, el nombre de la institución y el periodo de tiempo. También puedes agregar tus logros académicos relevantes para el puesto al que postulas.

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Experiencia profesional

Es posible que hayas tenido alguna experiencia en un rubro distinto al que buscas ingresar. Puedes tomar en cuenta cualquier trabajo que hayas tenido a lo largo de tu vida e indica qué habilidades lograste desarrollar, así como competencias útiles para el puesto al que postulas.

Cursos y talleres

Si en tu formación académica llevaste cursos o talleres que puedan complementar tu currículum para prácticas profesionales, será positivo incluirlos. Esto demostrará tu interés por prepararte para el mundo laboral, así como tu deseo de seguir aprendiendo. Recuerda incluir el nombre del curso, el tema, cuándo lo tomaste, su duración y modalidad, así como la institución que lo impartió.

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CV, experiencia, Prácticas preprofesionales

Emprender requiere de determinación, organización y un capital base para empezar. Aunque uno crea que se necesita juventud para hacerlo, la edad no es un factor decisivo. Según el Global Entrepreneurship Monitor, el 15.5% de los emprendimientos establecidos en el Perú son administrados por personas entre los 55 y 64 años.

Por ello, nunca es tarde para emprender. Se necesita tener una buena idea, muchas ganas de materializarla, una perspectiva de negocio, conocer las posibilidades que ofrece el mercado actual y conseguir financiación.

La historia más conocida a nivel mundial sobre emprender a la tercera edad es la del “Coronel Sanders”, que tenía 62 años cuando formó la franquicia Kentucky Fried Chicken.

En el Perú, la pandemia obligó a muchos adultos mayores a emprender, ya sea por necesidad, por ausencia de ingresos o por oportunidad, pues vieron un nicho en el mercado que podían explotar con sus negocios.

Dos ejemplos peruanos son: Gloria Ramos y Enrique Cuadros, una pareja de adultos mayores de 70 y 80 años con discapacidad auditiva que crearon Gloren, un emprendimiento surgido en pandemia que ofrece juegos de mesa hechos en madera y pintados a mano. Iniciaron su negocio de venta de juegos de ajedrez, damas y ludo como una forma de pasar las horas de encierro producto de la cuarentena. Ya han vendido más de 500 juegos.

También se encuentra Ebert Tassara, del Taller de Ebert. Un emprendimiento de un electricista de 78 años que creó trípodes para colocar los celulares y ya ha puesto en el mercado más de 1000 unidades.

Se trata de ejemplos que nos demuestran que, para emprender, no hay edad.

Claves para emprender en la tercera edad

Pablo Coloma, gerente general de Emprende, entidad del grupo de la Fundación Microfinanzas BBVA, indica que una de las claves de estos negocios es desarrollarlos en tamaños que puedan ser adecuadamente administrados. “Lo ideal es que los emprendedores comiencen sus servicios de modo pausado, primero con una pequeña actividad que puedan controlar y comercializar adecuadamente y que vayan creciendo de a poco”, señala Coloma.

Lo atractivo de las oportunidades laborales autogeneradas para los jubilados es que pueden seguir teniendo ingresos y realizar actividades a tiempo parcial desde el propio hogar. Dirigir la propia Mype puede ayudar a mantenerse motivado, feliz, saludable y activo en los próximos años, así como a complementar los ingresos.

Entre los años 2000 y 2050, la proporción de la población mundial con más de 60 años se está duplicando y llegará al 22% al final del período, pasando de 605 millones a 2.000 millones, de acuerdo a información de la OMS. En ese sentido, emprender y sostener un negocio durante la tercera edad no será un hecho extraño, más bien es parte de la nueva y antigua normalidad.

Finalmente, un emprendedor de 65 años demuestra tener experiencia en los negocios, pues ha trabajado gran parte de su vida.  Encuentra una motivación laboral pasada la jubilación y le permite mantenerse activo. Además, tiene sabiduría laboral, lo que significa que puede ser un buen mentor. Esto servirá para guiar y formar nuevos trabajadores bajo un modelo de disciplina y responsabilidad. Como ven, para emprender, no hay edad y les sobra experiencia.

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65 años, emprender, experiencia
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