Martha Baldeón

Martha Baldeón siempre prefirió callar. Podía soportar el desprestigio y el acoso por ser una mujer alcaldesa porque, total, parecen detalles. Miradas, gestos, algunas palabras. Actitudes de hombres para hacerla sentir inferior. Pero este sábado 21 de noviembre, por primera vez, la agresión ha ingresado a su casa. Han destruido el jardín que había cultivado con su hijo de dos años y han matado a una de sus mascotas mientras ella dormía. Parecen detalles, pero así lo declara su testimonio en el pedido de garantías que interpuso ante la Policía al día siguiente del incidente. Sudaca pudo revisar el documento.

Baldeón es la alcaldesa de Atavillos Alto, un pequeño distrito en la zona alta de Huaral. Desde el inicio de su gestión, prefirió callar sobre el acoso político del que era víctima. Nunca es directo, se camufla en los reclamos hacia su gestión, y podría parecer algo que le pasa a cualquiera. “Pero esto no se lo hacen a un hombre, el trato y la presión serían diferentes”, dice a Sudaca, en una conversación donde cuenta entre lágrimas su intención de dejar la alcaldía por el acoso.

Baldeón denunció ante la Policía el atentado contra su casa el 22 de noviembre.

Para entenderlo mejor, hay que retroceder al inicio de su gestión. El primer agravio –mucho más grave que un detalle– fue la asignación de apodos para las regidoras: ‘la insaciable’, ‘la quita-marido’ y ‘la macho’ fueron repartidos entre ellas. Todo ello publicado y repartido dentro del distrito de Atavillos Alto en una publicación llamada ‘Gallina que come huevos, aunque le cortes el pico’, relata Baldeón. “Solo pensé en ese momento y en estos años, ser fuerte”, dice. 

Pero la fuerza, a veces, puede ser una forma de denominar al silencio y la tolerancia. El hijo de una de las regidorasvio el panfleto pegado a un poste en un paradero rumbo a Huaral.

Ella, cuya identidad protegeremos, sintió vergüenza de continuar. Pero Baldeón le pidió ser fuerte y seguir en la gestión pública. “En Atavillos Alto hay más mujeres y jóvenes que hombres, y elegirme a mí fue mandarle una señal al machismo”, dice la alcaldesa.

Su gestión tiene logros: empedrado de calles, avance de obras de reconstrucción, conectividad de Internet. También, por supuesto, múltiples críticas: se le perciben malas decisiones relacionadas al Covid-19 y algunas obras incompletas que debían servir a la población. Nada fuera de lo común en la mayoría de gestiones distritales del país. Sin embargo, ella no ha tenido tregua. De hecho, ya existe un movimiento para revocarla. Están recolectando las firmas. 

La revocatoria de Baldeón fue puesta en marcha rápidamente.

La regidora Álvarez dice no recordar otros alcaldes hombres cuestionados y atosigados como Baldeón. Dice que solo le ocurrió a otra mujer, la única que ocupó el cargo antes que Baldeón: Rosario Huamán. En exclusiva para Sudaca, la maestra Huamán reconoce la dificultad de ejercer el cargo siendo mujer. “Es una sociedad muy machista […] debemos enseñarle a las comunidades que una mujer también puede ser una buena autoridad”, asegura, pensando cada palabra con cuidado.

De hecho, hay un contraste entre las palabras de Baldeón y Huamán. La primera está marcada por su desahogo, y se quiebra al denunciar por primera vez lo vivido en dos años. Pero Huamán, aunque reconoce el problema, duda en llamarlo con todas sus letras. “Hay que entender y conocer a las comunidades, saber darles lo que quieren […] hay que ser fuertes […] ella tiene que ser fuerte y terminar su mandato”, vacila.

Martha Baldeón cuenta que la profesora Rosario Huamán fue una de las primeras personas en advertirle de la dificultad a la que se iba a enfrentar por ser mujer. Huamán lo confirma, aunque no desee explayarse demasiado en las características del acoso. “Yo quiero mucho a mi pueblo […] conmigo fueron muy fuertes […] ni siquiera me dejaron cobrar el sueldo de alcalde porque me dijeron ‘vas a tener dos sueldos, de profesor y de alcalde’ y yo no podía dejar de enseñar, entonces doné el sueldo a las comunidades”, dice.

En las propias palabras de la alcaldesa Baldeón: la población de Atavillos Alto es liderada por hombres. Y ellos tienen su propia forma de negociar con un alcalde. “Lo llevan a tomar, a las casas de citas […] Hay un lenguaje propio entre hombres y como una mujer no entra en todo eso, soy un fastidio”, reconoce. Hace pocas semanas, llegó a oídos de la alcaldesa una amenaza de que la van a ‘enchufar’ y agredir a su familia. El verbo entre comillas hace referencia a una violación.

¿Cada vez más mujeres?

El problema central es el machismo. Lo señalan las cuatro mujeres –dos alcaldesas y dos regidoras– entrevistadas por Sudaca tras sus años de gestión. Atavillos Alto es un distrito integrado por seis comunidades rurales. Los líderes de esa sociedad son casi todos hombres. Han llegado a la categoría de comuneros y toman decisiones. “Alguna vez un comunero me dijo ‘Martha, cómo me vas a poner en la misma reunión con mi esposa’ cuando yo he defendido y buscado la mayor participación de la mujer en la política comunal”, cuenta.

Lo que sucede en el pequeño distrito de la sierra de Huaral es el reflejo de la realidad en el Perú. Es fácil verlo en las cifras. Por ejemplo, en Lima Metropolitana, una sola mujer es alcaldesa distrital (San Juan de Miraflores), de 43 sillones municipales. A nivel país, en los últimos veinte años, la cantidad de mujeres en puestos de alcaldesa provincial o distrital ha bordeado siempre el 3%. En la actualidad, son 3,6% de mujeres en alcaldías provinciales y 4,9% en las distritales.

Según el PNUD, existe una incoherencia en el Perú entre la cantidad de mujeres participando en partidos políticos y la de aquellas elegidas en cargos. Por ejemplo, en los últimos años, la militancia en la mayoría de los partidos es de 50% de mujeres, pero el Parlamento ha tenido siempre menos de 30% de congresistas elegidas. El Parlamento de este año tiene 33 mujeres de un total de 130 curules (25%).

Queja pública de Baldeón por los atentados contra su casa y sus animales.

Esta evidente subrepresentación de las mujeres, un grupo que es más del 50% de la población efectiva del país, es parte del desenfoque entre sistema de representación y la visión política del electorado. Por ejemplo,  según la última encuesta del IEP, la opinión de las mujeres en el Perú demuestra un 10% más de aprobación favorable y representación perciba hacia el ex presidente Vizcarra, vacado por el Congreso. “Al descartar la presencia de las mujeres en la política, estamos dirigiendo la toma de decisiones hacia intereses que descartaran la visión de la mujer, sus intereses y necesidades”, afirma Tello.

En contraste, se registró una nutrida participación femenina en la movilización de la calle: 41% de mujeres en el Perú afirman haber participado de las protestas contra el gobierno de Manuel Merino, versus 33% de hombres, según la encuesta especial del IEP. Para Pilar Tello, la responsable del área de Género para América Latina de IDEA Internacional, el mayor número de mujeres en las marchas ha influido en el tono y ritmo de las protestas, además de su acelerado efecto. “Al margen de la violencia desatada, en el conjunto de la marcha se percibe un ambiente distinto, más festivo, más alegre”, indica.

Miradas, no estereotipos

El acoso político es la forma de discriminación más notable contra la mujer. Según las especialistas en género y política Mona Lena y Juliana Restrepo, la violencia contra la mujer en política tiene la motivación específica de restringir su participación. Identifica a la mujer como no apta para el ejercicio de la política, por lo que afecta al género además de a la víctima como individuo.

“Toda la sociedad de Atavillos Alto, hombres y mujeres, todavía creen que una mujer no puede ejercer el cargo de poder, de liderazgo, de administración”, señala Martha Baldeón, y coinciden todas sus regidoras. Esta es una realidad extendida en el Perú, donde “casi todas -por no decir todas- las mujeres que participan en política han dicho alguna vez que sufrieron cualquier tipo de acoso”, sentencia Pilar Tello.

Las formas más comunes de acoso político son la ridiculización, la burla, el bloqueo informativo y el descrédito. Según el Jurado Nacional de Elecciones, que recibe denuncias de acoso político a través de su portal web, un elemento trascendental de esta violencia es la mentira. Ya sea para ventilar asuntos de la vida privada o crear historias falsas alrededor de las mujeres.

El JNE recibe denuncias de acoso político.

En los últimos años, IDEA observa una mayor naturalización de la mujer en espacios de poder y políticos, pero aún no en liderazgos. El cambio, lento y desde abajo, es principalmente generacional. Se destierran cada vez más los estereotipos y se reemplazan por nuevas miradas sobre las políticas, miradas de mayor igualdad.

“¿Por qué no hay mujeres en tu gabinete?”, escribe el guionista Peter Morgan en el primer capítulo de la cuarta temporada de The Crown. Es 1979 en la historia, y Margaret Thatcher va a nombrar su primer consejo de ministros. La Reina Isabel II le cuestionó la falta de mujeres en cargos ministeriales. La respuesta es muy simple: son emocionalmente inestables, débiles, y no saben tomar decisiones. Ese grito resuena, en la actualidad, en Atavillos Alto.

**Una versión previa de esta nota decía que el 3% de los alcaldes distritales y provinciales elegidos en el 2018 y que el 27% de los congresistas elegidas en el 2020 eran mujeres. Ambas cifras eran erradas, pues refieren a los alcaldes y congresistas de las gestiones previas (2014-2018 y el Parlamento disuelto) a las mencionadas. Las cifras correctas, cuya variación no es significativa, han sido actualizadas en la nota. 

Tags:

Gobierno, Martha Baldeón
x