Soul

[Música Maestro] A las tres y media de la mañana de un día como hoy, hace 55 años, Sly & The Family Stone alborotó a una multitud de hippies en el festival de Woodstock. Pocos minutos antes, The Kozmic Band Blues había hecho lo propio, con la extraordinaria pero depresiva descarga bluesera de la inolvidable Janis Joplin (1943-1970). En cambio, el septeto iluminó la oscura madrugada de aquel campo neoyorquino con el electrizante positivismo de sus canciones, una mixtura de soul y funk con rock psicodélico que venía sentando las bases para un nuevo capítulo en la forma que tenían los afroamericanos de hacer y entender la música popular.

Quienes han visto el legendario documental que resume los tres días de paz, amor y música de agosto de 1969 saben perfectamente de quién estoy hablando. La frenética versión deI want to take you higher, single de su cuarto LP titulado Stand! -lanzado tres meses antes del festival- que se incluyó en el largometraje dirigido por Michael Wadleigh condensa la intensidad del mensaje de esta banda, pero no bastan para entender su importancia, en términos más amplios. El concierto completo duró poco menos de una hora y fue una catarsis rítmica cargada de significados que mereció ser tan recordada como las actuaciones de Santana o Jimi Hendrix (1942-1970). Sin embargo, por algún motivo, el legado de Sly & The Family Stone quedó encapsulado y reducido a esos diez minutos de algarabía e interacción con el público, liderados por el compositor, arreglista y multi-instrumentista Sylvester Stewart.

Para cuando Sly & The Family Stone llegaron a Woodstock, ya eran un grupo reconocido que venía lanzando discos desde 1966. Los expertos coinciden en que Sly Stone es, junto a James Brown (1933-2006) y George Clinton (Parliament-Funkadelic), una de las columnas vertebrales de la identidad musical afroamericana. Si en el rock y el jazz fueron Jimi Hendrix y Miles Davis (1926-1981) respectivamente, Stone impulsó con su creatividad melódica las ramificaciones del gospel y el R&B hasta convertirlas en parte de la subcultura hippie, haciendo disfrutar a públicos blancos y negros de estas odas a la diversión y la armonía que, poco a poco, fueron adquiriendo más peso ideológico, en un tiempo de diversos activismos que marcaban la agenda diaria en los Estados Unidos.

La visión musical y social de Sylvester “Sly” Stewart fue, sin embargo, varios pasos más allá, dispuesto a hacer que elpúblico que entraba en contacto con sus propuestas reflexione sobre conceptos como la integración interracial y de género, muchas décadas antes de que se convirtieran en supuestas banderas de lo que hoy suele llamarse “progresismo”, término que es, a la vez, peyorativo y vanguardista. Para comenzar, The Family Stone era, literalmente, un colectivo familiar, lo cual le daba un carácter confiable, cálido. Los hermanos Sylvester(voz, teclados, guitarra), Freddie (guitarra) y Rose Stewart (voz, teclados), nacidos en Texas y criados en California, comenzaron a tocar juntos desde niños, bajo el nombre The Four Stewart. Sobre esa base, Sly convocó a los primos Larry Graham (bajo) y Cynthia Robinson (voz, trompeta). Y para completar, dos músicos blancos, el saxofonista Jerry Martini y el baterista Greg Errico.

Entonces tenemos, por un lado, un combo que tenía en su formación estable a dos mujeres, algo inusual para la época. Si bien es cierto eran comunes los tríos vocales femeninos -Diana Ross & The Supremes, Martha & The Vandellas, The Ronettes-, lo común era que, en contextos de bandas lideradas por hombres, ver a las chicas cumpliendo roles secundarios (coros, coreografías, percusiones menores) y no tocando sus propios instrumentos. En ese sentido, Cynthia Robinson y Rose Stone fueron anónimas pioneras de la inclusión en la historia del rock. Y, por el otro lado, la presencia de Errico y Martini le generó más de una crítica a Sly por parte de grupos defensores de los derechos civiles, desde los más moderados hasta radicales como “Las Panteras Negras” que, incluso, llegaron a exigirle que los expulsara de su banda, tanto a ellos como a su manager, David Kapralik (1926-2017).

La discografía de Sly & The Family Stone consta de diez álbumes oficiales en estudio y un LP recopilatorio. En solo tres años, la banda construyó el legado que le dio imperecederoprestigio en el universo del pop-rock de los sesenta, con sonidos anclados en los mejor de la música negra norteamericana y una actitud/aspecto que redondeaba una utopía artística y social. Los álbumes A whole new thing (1967), Dance to the music(1968), Life (1968) y Stand! (1969), contienen todos los elementos que hicieron de este grupo una poderosa e influyente fuerza musical y de movilización de ideas.

A diferencia de las fórmulas repetitivas de James Brown y la dureza conceptual del colectivo P-Funk de George Clinton, los dirigidos por Sly Stone mostraban frescura y plasticidad en el terreno sonoro -el bajo redondo de Larry Graham, la diversidad de recursos en teclados y guitarras tanto de Sly como de su hermano Freddie, los metales bien colocados, las voces múltiples– y una riqueza lírica que le permitían elaborar mensajes profundos sin caer en lo panfletario y siempre con la capacidad de generar una atmósfera vital e inspiradora.

Mientras que los tres primeros álbumes contienen melodías hechas para el disfrute y la liberación a través del baile, como Dance to the music, M’ Lady o Underdog -el primer tema del primer LP, un anticipo de las temáticas sociales que serían más adelante su materia prima, en su cuarta producción discográfica, Stand!, aparece esa orientación hacia los aspectos más sensibles de las relaciones humanas. Composiciones incluidas en este disco como You can make it if you try, Stand!o Everyday people sirven para exponer esas preocupaciones por mantener la armonía, respetar al prójimo y divertirse sin límites ni prejuicios.

Por su parte, Sing a simple song y la mencionada I want to take you higher, cuyo título puede interpretarse de varias maneras, especialmente por la acepción coloquial que tiene el vocablo “high” en inglés -que alude a estar drogado- retoman la intención más relajada de sus inicios. Ese disco también presenta dos adelantos de la onda experimental y de críticas más agudas que desarrollaría en años posteriores.

Uno de ellos es un extenso jam instrumental titulado Sex machine, publicada un año antes del superéxito de James Brown del mismo nombre, que presenta un intenso trabajo de Freddie Stone con el pedal wah-wah y una interacción magnética entre la batería de Greg Errico y el bajo de Larry Graham (además de un solo ultra distorsionado de este último, casi al final). Y la otra es, probablemente, la composición más controvertida de Sly & The Family Stone, Don’t call me nigger, whitey (“No me digas negro, blanquito”) que en su coro incluye la contraparte de esta llamada de atención –“don’t call me whitey, nigger”- que, seguramente, debe haber inspirado a los mexicanos Molotov cuando comenzaron a escribir su éxito de 1999, Frijolero.

Casi un año después del festival de Woodstock, la casa discográfica Epic Records organizó todo para capitalizar el gran impacto que había tenido la banda, a través de la publicación de un LP titulado Greatest Hits, doce canciones de las cuales nueve provenían de los discos previos, con excepción del álbum debut. Además, presentó tres temas que se habían estrenado entre julio y diciembre de 1969 como singles y que, a la larga, se convertirían en clásicos de su repertorio en estudio, Everybody is a star, Hot fun in the summertime y Thank you (Falettinme be mice elf agin), título con una deliberada deformación de las palabras, para reflejar en textos escritos la mala pronunciación que suelen tener las poblaciones de barrios negros pobres. La frase correcta sería “for let me be myself again” que, literalmente significa “por dejarme ser yo mismo de nuevo”.

Con el inicio de la nueva década, las composiciones de Sly dieron un giro de 360 grados, pasando del optimismo abierto a una postura un poco más crítica, con un enfoque algo amargado y cínico, si lo comparamos con sus producciones anteriores.There’s a riot going on (1971), el quinto disco del grupo, encara temas como los derechos civiles y las luchas sociales afroamericanas pero desde un punto de vista desafiante, con canciones como Family affair o Running away que funcionaron como singles, con las letras de cuestionamiento o desilusión hacia lo que se conoció como contracultura. Musicalmente prosigue la senda del soul pero también comienza a introducir baterías programadas, efectos de sonido y un acercamiento al estilo de Parliament Funkadelic, más duro y arriesgado que el de sus primeros discos más relacionados al amable sonido de Earth Wind & Fire.

Para este momento, las profundas adicciones de Sly Stone ya lehabían comenzado a pasar factura. Las fricciones que tenía el compositor y líder con sus compañeros eran constantes y eso generaba diversos niveles de frustración en la estructura interna de la banda. Como recuerda Greg Errico, quien fue el primero en retirarse en 1971, la química existente entre Sly y el resto inició un proceso de deterioro que afectaba el cumplimiento de contratos, las sesiones de grabación y los conciertos, especialmente desde que el cantante decidió mudarse a Los Angeles. Errico desarrolló una muy interesante carrera como baterista con Santana, Weather Report, Tower Of Power, entre muchos otros. Su lugar en The Family Stone fue ocupado por el neoyorquino Andy Newmark, músico de sesión que posteriormente alternó con superestrellas como John Lennon, David Bowie y Roxy Music, solo por mencionar algunos de sus trabajos.

Un año después, en 1972, se produjo la segunda gran deserción en la banda. El bajista Larry Graham tenía tantas discusiones con Sly Stone que era casi imposible hacerlos coincidir en un mismo lugar sin que terminaran peleándose. Después de un concierto, los guardaespaldas de Sly prestaron oídos a un rumor no confirmado de que Graham había contratado a un sicario para eliminar a Stone. Para evitarlo, los matones atacaron a los colaboradores del bajista quien tuvo que huir por la ventana de la habitación que ocupaba con su esposa. Dos años después, Larry Graham -creador de la técnica de slapping muy usada por bajistas como Flea (Red Hot Chili Peppers), Les Claypool (Primus) o Marcus Miller (Miles Davis, David Sanborn), entre otros- lanzó su propia banda, Graham Central Station, jugando con el nombre de la centenaria estación central del metro de New York y su apellido– con la que se mantuvo activo durante el resto de la década.

Entre 1973 y 1976 la banda lanzó tres álbumes más, Fresh(1973), Small talk (1974) y Heard ya missed me, well I’m back(1976), acompañado siempre de sus hermanos Freddie y Rose, así como del saxofonista Martini y la trompetista Cynthia, con quien Sly mantuvo una fugaz relación de la cual nació su primera hija. En estos discos la banda todavía mantiene ese toque mágico, gracias a la musicalidad de Sly, y generó algunos éxitos como If you want me to stay o Loose booty. En medio, un disco en solitario llamado High on you mostró a Sly Stone dispuesto a retomar sus glorias pasadas, con canciones salidas de su inagotable fuente de sonidos y melodías de orgánico funk,soul y R&B, además de ciertos acercamientos a la música disco. El álbum contiene canciones notables como el tema-título, So good to me o el instrumental Green eyed monster girl.

En el año 2009 el mundo quedó estupefacto al enterarse de que el creativo músico, uno de los líderes de la cultura musical afroamericana, vivía desamparado en un asilo. Las complicaciones económicas y de salud asociadas a las drogas más las sucesivas estafas de managers que se las arreglaron para quedarse con sus regalías, lo dejaron en bancarrota. Sin embargo, poco a poco, el músico fue reapareciendo por aquí y por allá. Reportajes, invitaciones fugaces en conciertos, intentos de retomar sus actividades artísticas, documentales como On the Sly: In search of the Family Stone (2017) y hasta un excelente álbum de dúos con importantes colegas como I’m back! Family & Friends (2011) hicieron saber a sus seguidores que Sly Stone aun estaba vivo.

El catálogo de Sly & The Family Stone debe ser uno de los más revisitados por otros artistas, señal inequívoca de su influencia en diversas generaciones. Desde sus pares como George Clinton, Prince o The Jackson Five hasta modernos ensambles de hip hop como A Tribe Called Quest y electrónicos como Fat Boy Slim -que usa la intro de Into my own thing (Life, 1968) en su éxito Weapon of choice, del año 2001, los Red Hot Chili Peppers o los Beastie Boys han usado samplers de sus éxitos. Uno de los covers más conocidos fue el que incluyó Joan Jett & The Blackhearts en su tercer LP Album (1983), del clásico Everyday people (Stand!, 1969). Y el bajista y cantanteargentino Pedro Aznar grabó una versión en español de Stand!en su séptimo álbum como solista, David y Goliath (1995).

La publicación, en octubre del año pasado, de la autobiografía de Sylvester “Sly Stone” Stewart, volvió a poner sobre la mesa una trayectoria brillante que fue sepultada por los excesos y las adicciones. Como ocurrió con Brian Wilson de The Beach Boys o Syd Barrett de Pink Floyd, la estrella de Sly Stone se apagóde manera prematura y definitiva, cayendo en una oscura espiral que lo hizo desaparecer del ojo público durante más de dos décadas. Apoyado por el cronista de The New Yorker Ben Greenman, el libro Thank you (Falettinme be mice elf agin), Sylvester Stewart, actualmente de 81 años, recorre su accidentada vida personal y cuenta con detalle los vericuetos de aquella utopía artística que lideró en los gloriosos años sesenta.

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Para todos los conocedores y amantes del pop-rock de los ochenta, las canciones de Daryl Hall y John Oates son tan importantes para describir el sonido de esa década como las de Dire Straits, The Police, Toto o Men At Work. 

Para cuando comenzaron a registrar un éxito tras otro, el dúo ya tenía más de diez años combinando sus raíces en el soul marca «Philly Sound» de los sesenta y setenta con contenidas y, por momentos, irregulares dosis de rock guitarrero y hasta progresivo, pero siempre con una marcada e intencional vocación por el pop elegante y comercial inspirado en las exploraciones soft-rock de bandas como Ambrosia, Atlantic Rhythm Section e incluso de Steely Dan, en sus extremos más ligeros y accesibles. Hall & Oates se especializaron en lanzar álbumes muy sofisticados en producción, de precisión matemática en los estudios y descargas intensas en vivo, gracias a la brillante musicalidad de ambos compositores y un infalible ojo clínico para elegir a sus bandas de apoyo. 

Como Air Supply o Tears For Fears, una idea de estabilidad y compañerismo definía la amistad de estos dos talentosos representantes de esa época en que las canciones no solo eran populares sino que eran, además, auténticas obras de arte sonoro y uso de los estudios de grabación como si se tratara de laboratorios. Aquella sólida amistad parecía irrompible. Sin embargo, una fría y amarillenta notificación legal, fechada en noviembre del año pasado, ha puesto fin a esta unidad que, apenas en el 2022, celebraba 50 años del lanzamiento de su primer LP (Whole Oats, 1972) con varias apariciones en TV, YouTube y conciertos. 

El documento en cuestión, sin entrar en los aburridos detalles legales, fue enviado por Daryl Hall (77) para detener a John Oates (75) y sus intentos por vender su porción de los derechos del legado artístico compartido entre ambos a una empresa editorial y administradora de copyrights llamada Primary Wave. Hall, indignado, declaró a la revista Rolling Stone que su socio había cometido «una traición imperdonable». Oates, por su parte, respondió primero que las declaraciones de Hall eran «exageradas e inexactas» para luego, semanas después, anunciar que «ya había dejado todo atrás».

El camino artístico de Daryl Hall & John Oates no fue nada sencillo. Sus primeros tres álbumes, publicados entre 1972 y 1974 no llamaron la atención de nadie, a pesar de contener composiciones de excelente factura como I’m sorry, Goodnight and goodmorning (Whole Oats, 1972), Everytime I look at you, Is it a star (Abandoned luncheonette, 1973) o You’re much too soon, Screaming through December (War babies, 1974), grabadas con suma meticulosidad y con el apoyo de destacados músicos de sesión y productores famosos como Todd Rundgren, Arif Mardin, Bernard Purdie, entre muchos otros. No fue sino hasta el single Sara smile -que anticipa una década al sonido de artistas como Simply Red o Sade-, que el público se percató de sus atildadas melodías y sus finas instrumentaciones. 

La canción, incluida en su cuarta producción discográfica, titulada simplemente Daryl Hall & John Oates (1975) -conocida también como «The Silver Album» y recordada por la apariencia andrógina, inspirada en el glam-rock, de ambos en la foto de carátula, empujó la carrera del dúo ligeramente hacia adelante, pero sin convertirlos todavía en un fenómeno de ventas. Al año siguiente, su disquera de entonces, RCA Victor, decidió relanzar She’s gone, uno de los temas principales del disco anterior, Abandoned luncheonette, tras el moderado éxito que había obtenido, en 1974, en las versiones de dos estrellas establecidas del R&B, el elegante crooner Lou Rawls (1933-2006) y el conjunto vocal de disco-funk Tavares. Rich girl, del álbum siguiente (Bigger than both of us, 1976), nuevamente hizo que los reflectores se posaran sobre ellos, así como la emocional balada Do what you want be what you are.

En pleno ascenso del dúo, Daryl Hall hizo un movimiento temerario, desde el punto de vista musical y comercial. El cantante y pianista de soul y R&B “de cuello blanco” se alió con una de las columnas vertebrales del rock progresivo y de vanguardia, el guitarrista británico Robert Fripp, quien estaba reenganchándose con la industria discográfica tras tres años de haber disuelto su propio grupo, los influyentes King Crimson. Juntos grabaron, en 1977, una docena de canciones que la casa discográfica de Hall rechazó por considerarlas poco vendibles. Sin embargo, Fripp sí logró lanzar muchas de estas sesiones en su propio álbum Exposure (E.G. Records/Polydor, 1979).

El disco terminaría lanzándose en 1980, bajo el título Sacred songs. Es un trabajo de alta calidad, con momentos notables como Babs and babs, NYCNY, The farther away I am o North star (con Phil Collins en la batería) en la misma línea de pop experimental que, en esos años, también siguieron artistas como Peter Gabriel, Brian Eno, Kate Bush o David Bowie. De hecho, Hall y Fripp intentaron armar un grupo nuevo con Tony Levin (bajo) y Jerry Marotta (batería) que, involuntariamente, terminó transformándose, sin Daryl Hall y con la inclusión de Adrian Belew (guitarra) y Bill Bruford en lugar de Marotta, en la renovada formación del Rey Carmesí, responsable de la trilogía Discipline (1981), Beat (1982) y Three of a perfect pair (1984). 

Una de las cosas que más sorprende del reciente desencuentro legal entre Daryl Hall y John Oates, que incluye una “orden de alejamiento” impuesta a este último, es que se produzca al final de su exitosa carrera y, prácticamente, de un momento a otro. Si bien es cierto el dúo ya no tenía la misma presencia de antes en los rankings, debido al inevitable paso del tiempo y los cambios de la industria musical, era una banda fija en la agenda de conciertos nostálgicos hasta hace poco más de dos años. Esto solo confirma que cualquier relación, personal y/o artística, por fuerte y larga que sea, puede hacerse añicos cuando hay, de por medio, disputas por dinero.

Entre los años 1978 y 1984 se ubica el periodo dorado de este dúo de cantautores y productores, uno de los más vendedores de su tiempo. Durante gran parte de esos años, a diferencia de otras épocas en que se rodeaban de un elenco siempre cambiante de músicos de apoyo, la banda tuvo una formación fija. Además de Daryl Hall (voz, teclados, guitarra) y John Oates (voz, guitarra), se integraron G. E. Smith (guitarra), Tom «T-Bone» Wolk (bajo, guitarra, mandolina), Charles DeChant (saxo, teclados) y Mickey Curry (batería). 

Canciones como Kiss on my list, You make my dreams (Voices, 1980), Private eyes, I can’t go for that (No can do) (Private eyes, 1981), One on one (H2O, 1982), encabezaron los rankings a ambos lados del Atlántico. La cohesión de la banda les permitió insertarse en la subcultura de MTV con videoclips que resaltaban las personalidades de los integrantes del grupo, haciéndolos fácilmente reconocibles. De todos aquellos éxitos radiales y televisivos, Maneater (H2O, 1982) con su aura misteriosa, el inconfundible riff de bajo y ese saxo duplicado en el intermedio instrumental, conquistó a los consumidores de música ese año y es, hasta ahora, la canción emblema de Hall & Oates. 

Esa primera mitad de los ochenta los vio cosechando otros éxitos de como Say it isn’t so y Adult education, dos temas nuevos que incluyeron en su recopilación Greatest hits: Rock ‘n soul Part I (1983) y, al año siguiente, su décimo segundo LP titulado Big bam boom (1984), produjo otros dos singles de alta rotación, Method of modern love y Out of touch, con un sonido que incorporó más sintetizadores y trucos de estudio, sin afectar el estilo orgánico del grupo. Ambos estuvieron ese año entre las 47 superestrellas que participaron en la grabación del disco benéfico We Are The World (USA For Africa), muy de moda actualmente entre los Netflix-lovers por el documental recientemente estrenado acerca de aquel importante acontecimiento musical.

Otras canciones destacadas de ese periodo, aunque no tan conocidas como las mencionadas, fueron Wait for me (X-Static, 1979) -cuya excelente versión en vivo se incluyó en la recopilación Rock ‘n soul Part I-; It’s a laugh (Along the red ledge, 1978); Did it in a minute (Private eyes, 1981); y los covers de Family man y You’ve lost that lovin’ feelin’ clásicos de Mike Oldfield y The Righteous Brothers, en los álbumes H2O (1982) y Voices (1980), respectivamente. En este último también apareció la balada Everytime you go away, composición de Daryl Hall en su momento desapercibida, pero se convirtió en éxito global cuando fue grabada en 1985 por Paul Young. 

Durante un receso del grupo que comenzó en 1985, G. E. Smith aceptó una invitación del humorista y productor de NBC Studios Lorne Michaels para asumir la posición de primer guitarrista y director musical de la banda de su conocido programa Saturday Night Live, cargo que desempeñó durante toda una década. El baterista Mickey Curry, quien tocaba en paralelo con Bryan Adams, se dedicó a tiempo completo al grupo del exitoso canadiense. Mientras tanto, Charles DeChant y Tom «T-Bone» Wolk -quien también estuvo junto a G. E. Smith en The SNL Band entre 1985 y 1995- se dedicaron a diversos trabajos como productores y músicos de sesión, pero sin desligarse nunca de Hall & Oates, participando tanto en sus grabaciones en conjunto como en solitario. En el caso del carismático Wolk, lo hizo hasta su inesperada muerte, en el año 2010, a los 58 años.

Un personaje poco mencionado en la saga de Daryl Hall & John Oates es Sara Allen, coautora de varios de los más grandes éxitos del dúo. Sara fue, además, pareja de Daryl Hall durante más de 30 años, aunque nunca se casaron oficialmente. De hecho, Allen fue inspiración del tema Sara smile, quizás la más asociada al grupo, después de Maneater. En la comedia romántica Serendipity (2001), la canción es usada en una graciosa secuencia en que el protagonista, interpretado por John Cusack, intenta olvidarse de la misteriosa chica que encontró por casualidad una noche de Navidad, llamada Sara (Kate Beckinsale) y, en medio del tráfico, un ciclista con audífonos se la canta prácticamente a la cara (ver aquí).

Sara Allen y su hermana Janna -quien falleció trágicamente a los 35 años de leucemia- se unieron a la banda como compositoras y coristas a mediados de los setenta. Tras su separación en el 2001, Sara mantuvo una estrecha amistad con Daryl Hall, participando en su discografía como solista y sus proyectos televisivos, que incluyeron un programa de renovación de casas y otro musical, inspirado en los shows que condujeron sus colegas Elvis Costello (Spectacle with Elvis Costello, 2008-2010) o el pianista Jools Holland (Later… with Jools Holland, 1992-hasta ahora), pero con un toque más informal y abierto.

Live From Daryl’s House arrancó el año 2007 como un programa que se transmitía únicamente online, una vez por mes, y así se mantuvo hasta la temporada 2011-2012 en que comenzó también a aparecer en varias cadenas televisivas, de manera esporádica. En el espacio, Daryl Hall recibe, en su casa/estudio en New York o en un local que también posee en esa ciudad, a músicos destacados para tocar con ellos, conversar informalmente y hasta cocinar juntos. De hecho, John Oates ha participado en varios capítulos del programa, como por ejemplo aquel en el que ambos realizaron una retrospectiva de su carrera juntos (2009) o en el que recordaron la vida de su amigo Tom “T-Bone” Wolk, a quien le dedicaron una sentida rendición del clásico del soul de 1972 Harold Melvin & The Blue Notes, I miss you. En uno de sus últimos episodios, se le ve junto a su gran amigo Robert Fripp, tocando varios temas del Sacred songs y esta explosiva versión del clásico crimsoniano Red.

En los años posteriores a su máximo apogeo, la trayectoria discográfica de Daryl Hall & John Oates fue más o menos activa, con discos como Ooh yeah! (1988), que consiguió colocar un par de temas en los rankings de música adulto-contemporánea como Everything your heart desires o Missed opportunity. Sin embargo, sus espaciados lanzamientos posteriores -Change of season (1990), Marigold sky (1997) o Do it for love (2003)-, ya no tuvieron el impacto de antes, aun cuando conservaban su intrínseca calidad, potenciada por la experiencia y una actitud respetuosa de sus raíces musicales, como en el álbum Our kind of soul, en el que hacen homenaje a algunos de sus referentes fundamentales (Smokey Robinson, Aretha Franklin, Marvin Gaye, Al Green, entre otros). 

En compensación, el dúo siguió saliendo en giras mundiales, además de producir sus propios materiales por separado. Daryl Hall, por ejemplo, lanzó entre 1993 y el 2011 los álbumes Soul alone (1993), Can’t stop dreaming (1996) y Laughing down crying (2011); mientras que John Oates debutó como solista en el siglo XXI con el ultra funky Phunk Shui (2002) y ha publicado desde entonces cuatro discos más, siendo el último Arkansas (2018), en clave de country, blues y gospel. En medio, en el 2014, la banda fue incluida en el Rock And Roll Hall Of Fame, presentada por el baterista y productor de The Roots, Questlove. Lastimosamente, las últimas informaciones sugieren que, después del pleito legal y los puyazos que siguieron, las posibilidades de que Daryl Hall y John Oates limen esas asperezas son virtualmente nulas. Un opaco final para tan brillante trayectoria en el mundo del pop-rock.

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A mediados de 1976, tras un grave episodio de abuso físico en Dallas, Tina escapó de Ike con lo que llevaba puesto y unos cuantos dólares, para luego esconderse, primero, en un hotel de carretera y, posteriormente, en casas de amigos, como ella misma relata en su primera autobiografía titulada I, Tina: My Life Story (1986). Dos años después, en 1978, se divorciaron. En el juicio, Tina retuvo su derecho a usar el nombre artístico que la hizo conocida, las regalías por sus composiciones, sus joyas, vestuarios y dos automóviles. Aunque hubo varios lanzamientos más, producto de sesiones previamente terminadas y obligaciones contractuales con los sellos discográficos, la sociedad ya se había terminado de manera oficial y definitiva.

Luego de lanzar un par de álbumes más sin mayor resonancia -Rough (1978) y Love explosion (1979), apareció su quinta producción en solitario, titulada Private dancer (1984), el primero para la gigante discográfica Capitol Records. Con un sonido más orientado al pop-rock vigente en esos años, Tina Turner actualizó su propuesta integrándola a su prestigio como cantante y energética show woman, logrando colocarse por encima de las tendencias. Así, la intérprete de Proud Mary moderó sus frenéticos ataques para interpretar sofisticadas melodías como What’s love got to do with it, Private dancer -compuesta por Mark Knopfler, guitarrista y líder de Dire Straits- o el cover de Let’s stay together, clásico de 1972 de la estrella del soul Al Green.

A partir de ese momento, Tina Turner se integró, con sus vestidos cortos, sus tacones altos y una aleonada cabellera, a los ochenta casi como si su carrera recién hubiera comenzado en esa década, con apariciones en películas de ciencia ficción como Mad Max beyond thunderdome (George Miller, 1985) -donde compartió pantalla con Mel Gibson y salió el éxito radial We don’t need another hero; en proyectos colectivos como USA For Africa -fue una de las 21 superestrellas que grabaron voces solistas para el single benéfico We are the world-; y como parte del concierto que organizó en 1986 la Casa Real de Inglaterra (The Prince’s Trust) junto a grandes músicos como Paul McCartney, Elton John, Phil Collins, entre otros. Asimismo, grabó dúos junto a rockeros como Eric Clapton (Tearing us apart, 1987), Bryan Adams (It’s only love, 1985), It takes two (Rod Stewart, 1990), así como con sus amigos de toda la vida David Bowie y Mick Jagger, de quien alguna vez confesó haber estado profundamente enamorada.

En cuanto a su discografía, cosechó éxitos con sus siguientes dos álbumes, lo cual también consolidó su perfil como imbatible reina del rock and roll en aquella inolvidable década ochentera. Temas como Typical male, What you get is what you see (Break every rule, 1986), Steamy windows, I don’t wanna lose you, The best (Foreign affairs, 1989), tuvieron fuerte rotación en los programas de videoclips más populares. Mientras tanto, su agenda mundial de conciertos incluía un show sofisticado de luces, cuerpos de baile y, por encima de todo, su calidad interpretativa, que conservó intacta a pesar de los excesos de su accidentada primera etapa durante todos los años noventa. En 1997 grabó junto a Eros Ramazzotti, una nueva versión de su éxito Cosas de la vida, cantada en italiano e inglés bajo el título Cose della vita (Can’t stop thinking of you). El tema apareció en Eros, el primer recopilatorio oficial del reconocido cantautor italiano.

A pesar de su resurgimiento, Tina Turner no pudo alejar del todo la tragedia de su vida. Sus dos hijos naturales, Craig -con aquel saxofonista de The Kings of Rhythm- y Ronnie -el único que tuvo con Ike-, fallecieron antes que ella. El primero se suicidó en el 2018 y el segundo falleció en diciembre del año pasado, de cáncer. Convertida al budismo y unida al productor alemán Erwin Bach, con quien se casó en el 2013 después de casi tres décadas de relación -se conocieron en 1986- la enfermedad le trajo serios problemas: un infarto, un cáncer intestinal y un trasplante de riñón.

Finalmente, la leyenda del rock y del soul, sobreviviente de mil y un batallas, falleció pacíficamente a los 83 años, en su residencia en Suiza, país del cual adquirió la nacionalidad en el año 2013. Nos quedan para recordarla sus canciones y videos, una película sobre su vida, estrenada en 1993 -que hizo famosa a la actriz Angela Bassett-, un musical de Broadway (del año 2018) y un documental titulado simplemente Tina, estrenado en HBO en el 2021, que muchos consideraron como una despedida por las intensas revelaciones que contiene.

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