Abuso de poder

[La columna deca(n)dente] La reciente ola de denuncias constitucionales contra congresistas de las bancadas de Podemos, Alianza para el Progreso, Acción Popular, Perú Libre y Fuerza Popular, entre las principales, ha sacado a la luz la corrupción dentro del Congreso. Al menos 15 congresistas han sido denunciados, lo cual muestra la magnitud del problema. Sin embargo, además de las acusaciones y los escándalos, hay un problema más profundo que requiere atención: la «banalidad del mal» que se ha apoderado de la cultura política.

La «banalidad del mal» es un concepto acuñado por la filósofa Hannah Arendt. Describe cómo el mal extremo puede ser cometido por personas ordinarias, sin una motivación particularmente maligna o ideológica. Esto significa que la corrupción congresal no es necesariamente el resultado de una intención malévola, sino de una cultura de impunidad.

La indiferencia y la apatía de los congresistas hacia las consecuencias de sus acciones permiten que el mal generado por el abuso de poder persista. Sumado a esto, la sensación de impunidad los lleva a cometer actos contrarios a la ley sin rubor alguno, lo que refleja un ejercicio del poder sin ningún tipo de control.

Esta dinámica de abuso de poder no es solo producto de la conducta individual de los congresistas, sino también de un ambiente donde la competencia por posiciones de influencia y el acceso a recursos fomenta el sacrificio de la ética en favor de los intereses personales y de grupo. La falta de una supervisión rigurosa y de consecuencias reales para el ejercicio descontrolado del poder perpetúa un círculo vicioso en el que la rendición de cuentas es una ilusión y el poder se ejerce de manera arbitraria y despótica. Hoy, ebrios de poder, creen que están por encima de la ley y la justicia. También creen que pasarán a la historia como los «congresistas del Bicentenario», pero no saben que ya están condenados al basurero de esta.

La resolución de estos casos requiere una transformación profunda en la práctica y la mentalidad de los congresistas, una tarea titánica en la que no tienen el menor interés, ya que no les importan la transparencia, la rendición de cuentas y el bien común. La «banalidad del mal» en el Congreso no puede ser derrotada con soluciones superficiales, como la promesa de reformas políticas cosméticas. Se requiere, en general, un cambio en la forma en que se piensa y ejerce el poder. En última instancia, solo nuestra participación en la vida política puede romper este círculo de abuso de poder y corrupción.

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Muchas veces somos testigos o víctimas del abuso laboral y evitamos hablar al respecto por temor o desconocimiento. Según la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), desde el inicio del Estado de Emergencia debido al COVID-19, se han registrado 939 denuncias sobre acoso y hostigamiento laboral en los centros de trabajo de nuestro país.

Según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, la hostilidad laboral comprende todos los siguientes actos:

  • La falta de pago oportuno de la remuneración.
  • La reducción de la remuneración o de categoría.
  • El incumplimiento de requisitos objetivos para el ascenso del trabajador.
  • El traslado perjudicial del trabajador de su lugar de trabajo.
  • La violación de medidas de seguridad y salubridad que afecten o pongan en riesgo la vida o la salud del trabajador.
  • Los actos de violencia o los agravios contra el trabajador o su familia.
  • Los actos de discriminación por sexo, raza, religión, opinión o idioma.
  • Los actos contra la moral o que afecten la dignidad del trabajador, como el acoso verbal, físico, visual, sexual, y demás.

¿Qué hacer si se sufre de hostigamiento laboral?

Denunciar ante la empresa

La primera acción es presentar una queja al área de Recursos Humanos de la empresa en la que laboras y solicitar el cese del hostigamiento a tu empleador. Los empleadores están obligados a responder y contar con un procedimiento especial para las denuncias de hostigamiento, así como capacitar y formar a sus trabajadores en los procedimientos internos contra estas situaciones.

Denunciar ante la SUNAFIL

Si la denuncia que presentaste ante el área de Recursos Humanos de la empresa no tiene efecto, puedes realizar una denuncia ante la Sunafil. Esta puede realizarse de manera anónima para cuidarte durante el proceso de investigación al empleador e implicados en el caso.

Denunciar ante el Poder Judicial

Si las dos primeras vías de denuncia no respondieron de forma adecuada, puedes recurrir al Poder Judicial. Este evaluará el caso y habilitará las medidas necesarias para el cese de la hostilidad o, en caso de que decidas dejar el trabajo, iniciará los trámites que te permitan recibir una indemnización por despido arbitrario.

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