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No es necesario ser el dueño de la vivienda para proteger sus pertenencias ante cualquier robo, sismo o incendio. Estos incidentes dejan reparaciones que pueden resultar muy costosas si no se cuenta con un respaldo de por medio

En cualquier momento, la infraestructura de un inmueble puede afectarse por un sismo que produzca rajaduras, una inundación que genere una filtración de agua, o un incendio que afecte no solo al edificio, sino también a los artefactos y mobiliario que se tiene dentro. Los seguros de vivienda permiten cubrir estas situaciones en favor de propietarios, pero también de inquilinos.

“De ocurrir un desastre natural, es importante que tanto el inquilino como el propietario cuenten con un respaldo económico ante estas situaciones, y, dependiendo del tipo de seguro que adquieran, se pueden incluir otras coberturas de acuerdo con sus necesidades”, explica Beatriz Arenas, gerente de Líneas Personales de Pacífico Seguros.

Como estas reparaciones suelen ser costosas, Arenas considera que contar con un seguro de hogar resulta una alternativa más cómoda y permite elegir la protección requerida. Por ejemplo, tras un terremoto, el seguro puede ofrecerle una indemnización para recuperar sus cosas lo más pronto posible. De acuerdo al plan contratado, se brindará un reembolso acorde al valor de la reconstrucción, el valor comercial que tiene la casa o lo que costaron los bienes asegurados.

Coberturas y proceso

Dependiendo de la propuesta comercial de la compañía de seguros, la póliza contratada puede contemplar coberturas adicionales como responsabilidad civil frente a terceros o asistencia frente a imprevistos como la gasfitería, plomería, cerrajería, electricidad, entre otros.

Existen cinco tipos de seguro de vivienda: contra incendios, contra daños causados por agua, contra robos, contra desastres naturales y de responsabilidad civil (por daños materiales a terceros). En el mercado peruano, al menos cinco aseguradoras cuentan con este tipo de seguros para la vivienda.

En caso de que se produzca uno de estos incidentes, el inquilino debería de llamar a la central de emergencias de su aseguradora para informar sobre el siniestro. Se le solicitarán algunos documentos según el tipo de eventualidad para proceder con la indemnización. Los inquilinos deben presentar las boletas de compra o fotografías de sus bienes y la denuncia policial, en caso de robo y el parte de los Bomberos si ocurrió un incendio.

En cambio, a los propietarios les basta con presentar el autovalúo de la vivienda y el presupuesto de las reparaciones. Los requisitos exactos dependen de la compañía aseguradora.

Cabe indicar que, de un universo de 7.6 millones de viviendas en el Perú que se tenían en el 2018, la Asociación Peruana de Empresas de Seguros (Apeseg), estima que solo el 3.3% de viviendas contaba con un seguro y de esta minoría, el 88% lo tenía como parte del préstamo hipotecario. Al terminar el préstamo, muy pocos lo mantienen.

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Se trata de los gastos que a diario tenemos en pequeños caprichos y que, mal manejados, pueden afectar seriamente nuestras finanzas personales.

Un café o un dulce en la tienda, por el simple gusto de comer algo. Un antojo de media mañana, un postrecito por la tarde. Tomar un taxi antes que caminar tres o cuatro cuadras, a esos gastos que parecen casi invisibles se les conoce como gastos hormiga y, sino se sabe manejarlos bien, pueden causar un forado en el bolsillo que termina afectando nuestra economía. Y para reducirlos es necesario un plan de acción.

¿Qué hacer? El informe Educación financiera de la Fundación BBVA recomienda identificar esos pequeños gastos y reducirlos, como las compras impulsivas en el supermercado, las suscripciones a plataformas de contenidos, servicios que luego no se utilizan o pequeños caprichos diarios como snacks.

¿Cómo organizarlos? Como parte de nuestra educación financiera deberíamos armar un cuadro con los ingresos y egresos que tendremos en el mes. Si el presupuesto lo permite, siempre que sea posible, se puede añadir una pequeña parte dedicada a los gastos hormiga, dentro de la categoría de gastos personales y ahí colocar un porcentaje del dinero para esos pequeños ‘caprichos’.

Los expertos recomiendan llevar efectivo solo para este tipo de compras y así tener un mayor control sobre ellas. Si se opta por usar la tarjeta, se pueden usar APPs que ayudan a llevar los movimientos de las cuentas y facilitarán el registro de los gastos para no salirnos del presupuesto.

Hora de gastar menos

Una vez que se han localizado los gastos hormiga y se tienen las herramientas para controlarlos, es momento de reducirlos. La compañía Business Insider ofrece algunos tips.

No gastes en vano. Evitar comer fuera y apostar por cocinar más en casa. Es más saludable y te permite un gran ahorro. Si sacas tu cuenta de cuánto gastas en la semana por comer en la calle, notarás que más te conviene darte un tiempo y cocinarte en el hogar.

Usar movilidad sostenible. Como bicicletas, que además permiten el distanciamiento social y es el medio de transporte menos contaminante. Otra opción es usar el transporte público (siempre respetando los protocolos de bioseguridad y usando mascarilla y careta facial).

Ordenar las compras. Hacer una lista siempre que se salga a comprar para evitar caprichos de última hora.

Aunque la inmovilización o toque de queda no permite las salidas nocturnas, un consejo -que siempre viene bien- es reducir (a futuro) los gastos en salidas por la noche y, cuando se realicen, elaborar un presupuesto e intentar no salirse de él.

Revisar los servicios que se tengan contratados, comprobar si se están utilizando o no y estudiar las tarifas de energía o teléfono para ver opciones de ahorro. Muchas personas terminan pagando por aplicaciones de streaming o de música que nunca utilizan.

Siguiendo estas recetas podrás reducir tus gastos, y ¿por qué no? ahorrar.

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