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El último domingo, Sudaca contó todos los detalles del caso de presunto tráfico de influencias en el que está involucrado el congresista de Perú Libre Edgar Tello. La fiscal de la Nación lo ha puesto en la mira por una serie de conversaciones y una nota de inteligencia policial que revelarían favores al empresario Miguel Ángel Salinas, detenido en enero por hurtar millones de soles de entidades públicas.

Pero un personaje clave en esta trama, del que queda mucho por contar, es Wilfredo Alayo Jiménez. Se trata de un excandidato al Congreso por Unión por el Perú, y también exmilitante del APRA y Cambio Radical (movimiento político liderado por José Barba Caballero). La Fiscalía le atribuye a Alayo conversaciones con Salinas en las que este le pide ayuda para destrabar una licitación en San Juan de Lurigancho.

Los mensajes muestran que, para tal fin, Alayo habría fungido de intermediario entre Salinas y Tello. El congresista de Perú Libre, sin embargo, no quiso respondernos sobre ese personaje en particular. ¿Por qué intenta ocultar su vínculo con Alayo? Todo indica que las respuestas a esta pregunta serán cruciales en la investigación fiscal. 

Sobre Alayo ya hemos dicho que tiene una sentencia por negociación incompatible del 2017 y que visitó, junto a Tello, al actual ministro de Educación, Rosendo Serna, el 4 y 6 de enero. El 24 de noviembre del año pasado, además, ambos se reunieron con el entonces presidente ejecutivo de EsSalud, Mario Carhuapoma, de acuerdo a los registros.

Pero hay más incursiones a entidades públicas, un viaje a la selva y hasta un abogado en común que evidencian una relación innegable entre el congresista de Perú Libre y un personaje que siempre tuvo problemas con la justicia. Y es que, además de la condena del 2017, Alayo figura como “sentenciado” en un proceso de usurpación del 2002, según registros del Ministerio Público. También ha sido acusado de agresiones y amenazas, y tiene un proceso por falsificación de documentos a la espera de juicio.

¿Qué hace un hombre con esos pergaminos rondando a un padre de la patria? La fiscal de la Nación podría tener la respuesta en algunos meses. 

Wilfredo Alayo junto al congresista Edgar Tello. Posan frente a la puerta del Congreso.

 

ACOMPAÑANTE EN LA SOMBRA

El 19 de enero, Wilfredo Alayo visitó junto a Tello y el alcalde de San Juan de Lurigancho, Álex Gonzáles, el despacho del director ejecutivo del Programa Integral de Barrios del Ministerio de Vivienda. A la cita asistieron otros funcionarios del municipio.

Alayo señala que él nunca estuvo en la reunión y que solo lo registraron en la puerta. Fue, dice, para hacerle servicio de taxi al congresista de Perú Libre. Pero una de las hipótesis en el caso de tráfico de influencias seguido contra Tello es, precisamente, que el empresario Miguel Ángel Salinas lo buscó -con Alayo como nexo- para que lo contacte con el alcalde de SJL. 

El domingo pasado, el dominical Punto Final reveló imágenes en las que Alayo acompañaba al congresista Tello a varias de sus actividades públicas en Lima. Este personaje dijo al programa televisivo que él le había hecho varias “carreras” al parlamentario.

Pero Sudaca obtuvo una grabación más en la que Alayo aparece filmando al parlamentario del lápiz en una incursión a una comunidad de Loreto. Las imágenes son, según nuestras fuentes, de fines del 2021. ¿Hasta allá le hizo la movilidad al parlamentario?

“Bueno, señor. Allá también alquilan carros y puedo manejar. Yo también puedo pedir un favor y no hay nada de malo. No hay ningún problema”, responde Alayo. Le preguntamos cuánto le cobra al congresista y si tiene recibos que corroboren su versión. “Esas ya son cosas personales”, dice. Y niega ser el autor de los chats con Salinas.

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Alayo filma con su celular al parlamentario Edgar Tello en un viaje a Loreto. Se trata de una relación que va más allá del taxi.

 

CUENTAS PENALES

Wilfredo Alayo es un personaje conocido en los pasillos del Poder Judicial. El 2017, como hemos visto, fue condenado a cuatro años de prisión suspendida por el delito de negociación incompatible e inhabilitado por tres años para ocupar cargos públicos.

Los hechos se produjeron el 2011, cuando Alayo Jiménez se desempeñaba como subgerente de Control Patrimonial de la Municipalidad de San Juan de Miraflores, en la gestión del exalcalde Adolfo Ocampo Vargas. Lo que hizo Alayo fue comprar un vehículo de segunda como si fuese nuevo.

Durante su paso por ese cargo también tuvo algunos choques con los vecinos del distrito. Uno de ellos denunció en la comisaría que Alayo entró con 40 personas a su terreno y se llevó a la mala 35 paneles de mallas metálicas valorizados en S/24.000.

Pero eso no fue lo peor. Sudaca pudo conocer que este personaje tiene pendiente un juicio en su contra por falsificación de documentos. Al terminar la gestión de Ocampo Vargas en SJM, asumió Javier Altamirano Coquis. Y una de las primeras cosas que hizo fue eliminar algunos requisitos para los postulantes a distintas gerencias, entre ellas la de Desarrollo Urbano. Antes se necesitaba el título universitario de Ingeniería, pero con Altamirano al mando eso se eliminó.

A los pocos meses, Wilfredo Alayo, quien decía haber estudiado un par de ciclos de Ingeniería en la Universidad Peruana de Integración Global, fue nombrado jefe de esta gerencia. La Fiscalía, sin embargo, descubrió que no contaba con documentos que acreditaran, siquiera, sus estudios de secundaria.

Alayo había presentado un certificado de estudios con actas de supuestas evaluaciones de cursos como Lenguaje, Geografía, Historia del Perú, entre otros. Él mismo había pedido a una institución educativa que le tomen exámenes de los cinco años de educación secundaria, porque su colegio había desaparecido y le era imposible acreditar que pasó por ahí. 

La acusación del fiscal Richard Cirilo. Pide 10 años y cuatro meses de cárcel para Alayo.

En las evaluaciones habían participado supuestamente 11 docentes, pero al menos tres de ellos dijeron que nunca lo habían hecho. En las actas consolidadas figuraba, por ejemplo, Rocío Florían Fernández. “Sin embargo, dicha docente no laboró en la IEP Latinoamérica [el colegio que le tomó las evaluaciones a Alayo], pues las actas son del 2014 y la citada docente recién obtuvo su título profesional en el 2015”, dice la acusación fiscal presentada el 2018.

Otro nombre que figuraba como docente evaluador era el de Slim Pareja Romero, pero este no reconoció su firma plasmada en las actas. “Además, dicha persona es docente de educación física, pero en las actas se consignó como docente de Geografía del Perú y del Mundo”, señala el escrito.

Pero, además, la institución educativa no estaba autorizada para emitir certificados de primero a cuarto de secundaria, como deja ver un oficio de la UGEL de San Juan de Miraflores enviado a la Fiscalía. La misma unidad ejecutora respondió al Ministerio Público que el certificado presentado por Alayo “no era auténtico”.

Por estos hechos, el fiscal anticorrupción Richard Cirilo acusó a Alayo, al alcalde y al director del colegio que le tomó las supuestas evaluaciones por los delitos de falsedad ideológica, nombramiento indebido y negociación incompatible. Contra Alayo pidió 10 años y cuatro meses de prisión en julio del 2018. Increíblemente, aún no hay juicio. “Bueno, puedo tener miles de juicios. Usted dice que está en investigación. Que salga la investigación y ahí podemos hablar”, dice el aludido.

Las comisarías también dan detalles de quién es este amigo negado del parlamentario Edgar Tello. El 4 de setiembre del 2018, alejado forzosamente de la gestión pública, Alayo fue intervenido a la medianoche por un agente policial por realizar “maniobras temerarias”. “Al vociferar, el presunto infractor, presentó aliento alcohólico, refiriendo también que no podía ser intervenido, porque tiene amigos oficiales de alto mando; amenazó al personal [diciendo que] la intervención policial [le] costará el cambio de unidad”, se lee en el parte policial de aquel día.

En marzo del 2019, además, fue acusado por Ronald Mosayhuate Reyes por haberle destrozado las lunas de su vehículo, además del equipo de música y los faros. “Asimismo, los denunciantes refieren que sufrieron amenazas de muerte por parte de los denunciados”, se lee en un parte policial. Alayo asegura que esta denuncia fue archivada.

 

CONTRA LA REFORMA DEL TRANSPORTE

Los documentos a los que accedió Sudaca revelan más conexiones entre Wilfredo Alayo y Edgar Tello. En la apelación a la acusación por falsificación de documentos y en un Hábeas Corpus presentado ante el TC, figura como abogado de Alayo el letrado David Mujica Castillo. Se trata del mismo abogado que representa a Edgar Tello en su reciente proceso por tráfico de influencias.

David Mujica Castillo, abogado de los transportistas que piden condonación de multas. Figura como abogado de Wilfredo Alayo en sus líos judiciales y ahora defiende a Edgar Tello.

Mujica es, además, abogado de la Asociación Nacional de Integración de Transportistas (Anitra), que en noviembre se sumó a un paro nacional. Pedían la cabeza de la jefa de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), María Jara, y de la exmandamás de la Sutran, Patricia Cama. Esta fue despedida aquel noviembre.

Los gremios de transportes también solicitaban la rebaja urgente de combustible, la reducción de peajes y la amnistía de papeletas. El ministro Juan Silva, en un acta revelada por El Comercio, se comprometió a esto último, anunciando que presentaría un proyecto de ley. El mismo diario reveló que las empresas representadas por Anitra debían hasta fines del año pasado S/18.460.000. La huelga se canceló tras el acuerdo.

Según la revista Caretas, en setiembre del año pasado, Edgar Tello coordinó una reunión entre miembros de la Anitra y el ministro Juan Silva, en la que estuvo Mujica. En enero pasado, Tello lo invitó a una audiencia titulada “La verdad sobre la reforma del transporte”. Llamamos al despacho del abogado, pero este no atendió nuestro pedido de entrevista.

Este es, pues, el círculo que rodea al parlamentario del lápiz. Y Tello haría bien en reconocer a sus amigos.

 

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Una serie de mensajes de WhatsApp y una nota de inteligencia comprometen al congresista oficialista Edgar Tello en un caso de presunto tráfico de influencias. El favorecido era un consorcio que, en diciembre pasado, ganó la buena pro para la construcción de la Casa de la Mujer en San Juan de Lurigancho. Por eso, el último miércoles, la fiscal de la Nación decidió abrir una investigación preliminar contra el parlamentario por 60 días.

El 23 de diciembre del 2021, el consorcio Casa de la Mujer -conformado por las empresas Iconsa SA y  Construyendo Infraestructura SAC- recibió la buena pro de la licitación realizada por la comuna de SJL. El costo de la obra era de S/15 millones, pero el contrato no  llegó a suscribirse “por observaciones de orden formal”, señala la resolución firmada por Zoraida Ávalos que abre indagación por estos hechos. Y es que a uno de los consorciados el OSCE no le había entregado su «constancia de libre contratación», un documento que certifica el monto por el cual un proveedor aún puede seguir siendo contratado.

Por ese motivo, a inicios de enero, un empresario llamado Miguel Ángel Salinas Cámac buscó contactar al mismísimo alcalde del distrito, Álex Gonzáles, y al congresista de Perú Libre, Edgar Tello, para que lo ayuden a destrabar el proceso y que se firme el contrato de una vez. Salinas, según fuentes que ven el caso, no es parte del consorcio, pero fue el encargado de hacer el lobby a favor de la empresa.  Uno de los consorciados lo niega. «En lo particular, yo como representante de Construyendo Infraestructura, no lo conozco. Hasta la fecha, mi socio también está sorprendido», dice Jairo Mendoza Martínez.

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Miguel Ángel Salinas, presunto líder de una organización criminal, fue el encargado del lobby, según la Fiscalía.

Lo cierto es que días después de las gestiones de Salinas, el 19 de enero, este lobista fue capturado por pertenecer a una presunta organización criminal denominada ‘Los Incorregibles’. Esta mafia se había apoderado de millones de soles de municipalidades y gobiernos regionales vulnerando el Sistema Integrado de Administración Financiera (SIAF), desde donde se realizan todas las operaciones de entidades gubernamentales.

Ya detenido, la policía y la fiscalía especializadas identificaron conversaciones en su celular que mostraban su nexo con el parlamentario Edgar Tello. No solo le había pedido que lo contacte con Álex Gonzáles -de quien Tello es cercano, a decir de varias fotografías-, sino también que realice gestiones ante el OSCE y el MEF. Los agentes, además, ya habían captado al de Perú Libre y a Salinas en una reunión, antes de que el empresario cayese en desgracia.

El congresista Edgar Tello y el alcalde de SJL, Álex Gonzáles, en octubre del 2021.

 

MENSAJES COMPROMETEDORES

Miguel Salinas, actualmente con prisión preventiva, tenía registrada conversaciones con  una persona a la que agendó como “Alayo Congresista”. Según la fiscalía, se trataría de Wilfredo Alayo Jiménez, excandidato al Congreso por Unión por el Perú y un visitador del despacho del congresista Edgar Tello.

Alayo ha visitado al parlamentario de la llamada ‘bancada magisterial’ en dos ocasiones, entre setiembre y octubre del 2021. Además, lo acompañó a una reunión con el ministro de Educación, Rosendo Serna, la tarde del 6 de enero pasado. Al encuentro también asistieron otros congresistas de Perú Libre, como Jhakeline Ugarte, Pasión Dávila y Alex Paredes Gonzáles.

Según consta en el registro de visitas, Alayo figura como un representante más del Congreso de la República, aunque no tiene ningún contrato con esta entidad. “Yo no trabajo en el Congreso. Yo puedo visitar a cualquiera, señor”, responde a Sudaca el aludido, quien el 2017 fue condenado a cuatro años de prisión suspendida por el delito de negociación incompatible.

El parlamentario Edgar Tello no quiso responder sobre su vínculo con este personaje.

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Izquierda: Wilfredo Alayo Jiménez. Derecha: Sus incursiones junto a Edgar Tello al Minedu. Alayo fue condenado el 2017 por negociación incompatible.

Como fuese, entre los chats que la fiscalía le atribuye a Wilfredo Alayo, figura uno del 8 de enero en el que el empresario Salinas le envió los datos del consorcio y luego le escribió: “Amigo, ¿el hombre ya sabe del tema?”. Alayo, según los registros fiscales, le contestó: “Claro, hermano, escuchaste. Delante tuyo le dije. Ya coordinó el congresista mañana te llamo”. Minutos después agregó: “Hermano, es positivo”.

Esa misma noche Salinas tiene la siguiente conversación con Edgar Tello:

Salinas: Una ayuda con lo conversado.

Tello: Claro, mañana me reuniré.

Salinas: Ok, me avisa. O voy donde me indique.

Tello: Belisario Suarez 845, SJM. Lo espero.

Esta dirección corresponde al domicilio del congresista, según su ficha del Reniec.

Las gestiones del lobista Salinas siguieron en los días posteriores. El objetivo ya no solo parecía ser contactar al alcalde Álex Gonzáles, sino que se presione a otras entidades del Estado, como el OSCE. Según Jairo Martínez, socio de Construyendo Infraestructura, el organismo supervisor no le entregó a tiempo su «constancia de libre contratación», lo que le impedía al consorcio firmar el contrato. Martínez, sin embargo, niega que haya enviado a algún emisario a que resuelva ese problema.

El 12 de enero, sin embargo, en un nuevo mensaje atribuido a Alayo, este le dice a Salinas: “Que ya el OSCE se va a comunicar nos han dicho”. Y al día siguiente, le envía una inusual lista de comestibles:

-100 bolsas de arroz de un kilo.

-100 bolsas de ½ kilo de arroz.

-100 botellas de aceite de ½ litro

-100 bolsitas de avena 3 ositos

-100 panetones de esos que están en oferta.

100 bolsas de ½ kilo de lentejas

-100 atunes el más barato.

-100 tarros de leche

-100 bolsas de fideo para sopa

Como mensaje final, agregó: “Esto es todo para la canasta, amigo. Solo falta buscar bateas y celofán, eso lo compramos nosotros”.

En comunicación con Sudaca, Wilfredo Alayo no reconoce estos chats como suyos, pero la resolución fiscal dice lo contrario. Además, se ha dispuesto recabar su testimonio como parte del proceso. “No sé de qué empresario me habla. Se ha confundido”, apunta el excandidato al Congreso.

Edgar Tello, por su parte, no desmiente la autenticidad de los mensajes, pero niega haber participado de algún hecho ilícito. “Yo recibo en mi despacho a todos los ciudadanos, dirigentes, sindicalistas. Toda la ciudadanía que me conoce, me envía mensajes. Eso es materia de investigación”, apunta.

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Conversación atribuida a Miguel Salinas y Wilfredo Alayo, el 8 de enero, en la que el lobista le comparte el nombre del consorcio y le pregunta si «el hombre ya sabe del tema». Alayo le responde: «Ya coordinó el congresista».

 

REUNIÓN EN KALLPA

Pero no es lo único que tiene el Ministerio Público en su carpeta. Como parte del caso ‘Los Incorregibles’, los investigadores ya le seguían los pasos a Miguel Ángel Salinas. Y el 14 de enero lo captaron al interior del club Kallpa, en San Juan de Miraflores, junto a unas 20 personas. “Es preciso indicar que dentro del área se encontraba también el actual congresista Edgar Tello Montes”, se lee en un informe de inteligencia de la PNP.

Luego de aquella reunión, los mensajes de Salinas al congresista siguieron por algunos días más. El 16 de enero, Edgar Tello le escribió: “Ya solucionaron, que el MEF dé el visto bueno y listo”. El Ministerio Público indaga de qué visto bueno hablaba el parlamentario.

Ese mismo día, el empresario fue alertado de que estaba siendo objeto de seguimiento por parte de una unidad de inteligencia. En una conversación que Salinas mantuvo con una policía llamada Rosario Escobal, esta le dice que incluso tenían registrada su reunión con Edgar Tello.

Rosario: Me están confirmando que son de la Diviac.

Salinas: Ese día estaba con el congresista.

Rosario: Ahorita voy a averiguar, pero no quiero decirle nada al congresista aún porque ele [sic] dijo que mañana lo tuyo sale sí o sí. Si le digo lo que está pasando, no te apoyará en nada por miedo.

Informe
Informe policial que da cuenta de la reunión en el club Kallpa. Allí estuvieron Salinas y Edgar Tello el 14 de enero.

 

DÁDIVAS

Como la solución aún no llegaba para el empresario y lobista Miguel Salinas, el 17 de enero este le insistió a Tello en un mensaje de WhatsApp: “Por favor, puede confirmarme si va a ser viable”. A lo que el parlamentario respondió: “En eso estoy, amigo, no te preocupes. Ahora debo coordinar y aclarar eso”. Esa noche, el docente le envió el número telefónico de un funcionario de la municipalidad de San Juan de Lurigancho.

Pero, al final, de nada sirvieron las gestiones. El 19, dos días después, Salinas fue capturado junto a decenas de sus presuntos cómplices en el caso de ‘Los Incorregibles’.

En ese momento, como hemos visto, se descubrieron sus nexos en el Parlamento. Del análisis de las conversaciones y el seguimiento policial, la fiscalía concluyó: “Se puede advertir que el presunto integrante de una organización criminal, Miguel Salinas, tenía directo interés en el otorgamiento de la buena pro a favor del consorcio Casa de la Mujer que venía participando sin cumplir con las condiciones legalmente exigidas”.

La resolución que abre indagación por estos hechos añade que el empresario “habría tratado de buscar personas allegadas al alcalde de dicha municipalidad”. “En dicha gestión, tuvieron participación la miembro policial Rosario Escobal y una persona identificada como Alayo, quien de acuerdo con la información obtenida sería Wilfredo Freddy Alayo Jiménez, una persona del entorno del congresista Edgar Tello”, se lee.

La Fiscalía sospecha que la ayuda de Tello al empresario fue a cambio de dinero. “El congresista se habría reunido y mantenido comunicación mediante WhatsApp con Miguel Ángel Salinas Cámac, a quien le habría ofrecido interceder ante el alcalde de la municipalidad de San Juan de Lurigancho a cambio de beneficio económico”, apunta la resolución.

Jairo Mendoza, uno de los consorciados, no se anima a poner las manos al fuego por nadie más que por él en este caso. «Por mi lado, no tengo conocimiento. Espero que se esclarezca qué sucedió, cómo sucedió, ver realmente cuál es el trasfondo del asunto», asegura.

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Conversación del 8 de enero entre Miguel Salinas y Edgar Tello. El parlamentario lo cita en la dirección que figura como su domicilio en el Reniec.

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