Reprogramación

[INFORMES] A fines de los años sesenta del increíble siglo veinte peruano, un general de ojos inyectados de odio y de voz aguardentosa decidió confiscar todas las tierras, todas las minas, todas las empresas de servicios y todo lo que tenía algún valor en el Perú de mis abuelos, creando un imperio de ineficiencia productiva y miles de puestos de trabajo que no servían para nada. Veinte años después, un joven muy alto y de rostro cargado de soberbia confiscó los ahorros en dólares, primero, y un año más tarde intentó apoderarse de toda la banca nacional y extranjera para ponerla en manos de sus seguidores, intentando crear una nueva clase dominante repleta de militantes de su partido. Así, a la mala, la generación de mis abuelos y la generación de mis padres aprendieron a detestar a la burocracia abusiva, repudiar sus actos y desconfiar de los políticos aventureros, ya sean estos velascos prepotentes o garcías iluminados. En respuesta a la mezcla de miedo, de aversión y de desconfianza por la burocracia, los peruanos volcaron durante varios años su confianza a la empresa privada: bastión de la defensa de los derechos de los ciudadanos contra el poder.

Años más tarde, unos hechos aislados comenzaron a resquebrajar el sólido apoyo de la gente a los empresarios privados, sobre todo cuando estos, abusando de posiciones dominantes que manejaba a su antojo el mercado, a pesar de las constantes campañas periodísticas contra ese oprobioso mercantilismo. Poco después, descubrimos que algunos ejecutivos encargados de dar soluciones de pago a los clientes con créditos hipotecarios comprometidos hacían uso y abuso de su posición para obligar a los clientes a vender sus activos a precios de incendio para permitir que sus parientes o sus amigos se adjudicaran los predios, permitiendo que ventanilleros o supervisores de medio pelo ‘adquirieran’ departamentos de lujo en San Isidro. Tal cual.

Y esa práctica se ha vuelto costumbre, como veremos a continuación:

“Tengo con el Banco de Crédito una deuda aproximada de 4 millones 700 mil soles, garantizada por dos propiedades que a precio de mercado están valorizadas en 8 millones de soles y mi tasa promedio es de 4.5 por ciento anual. Hace 45 días hablé con mi sectorista para que reprogramara esa deuda con un cronograma un poco más largo, basándome en un historial de más de 20 años de pago puntual de todas mis obligaciones, explicándole que los meses de julio, agosto y septiembre iban a ser muy complicados por una serie de motivos que expuse. Como al banco le pago alrededor de 120 mil soles mensuales, y no quería comprometer mi historial crediticio, le pedí a esa señorita que gestione la reprogramación de dichos pagos. Patricia me puso en una ‘mecedora’ por una semana, y luego de eso me contacto con su jefe Paul García, gerente de Soluciones de Pago, quien me escuchó, pero no dio ninguna respuesta a mi pedido después de 45 días aproximadamente, él junto al Comité de Riesgos, me han puesto en aprietos porque no dieron solución alguna a un tema que requiere menos de 15 días para arreglarlo. Como es lógico suponer, estoy atrasado en algunos de mis créditos y expuesto a que mi deuda en lugar de estar en proceso de reprogramación pase por propuesta del BCP a un proceso de refinanciación, con el consecuente aumento de la tasa de interés anual y reclasificación financiera. Estoy seguro que lo que quieren los Paul García del Banco de Crédito, el banco del Cuy Mágico, es que la deuda aumente. Entonces, yo pregunto: ¿cuánto ganan los Paul García del BCP, transformando una deuda manejable por el cliente en una inmanejable?, ¿a cuánto asciende el bono de éxito que los Paul García del BCP reciben por realizar esa maniobra a todas luces tramposa y mañosa?

Acá, solo cabe preguntar: ¿dónde está la regulación, dónde está la Superintendencia de Banca y Seguros, pero, sobre todo, dónde están los sistemas regulatorios del banco que no permiten detectar a los Paul García que deben abundar en la institución?”

Para que Paul García nos dé respuestas a esas y otras interrogantes, lo llamamos y le hicimos las preguntas pertinentes. García, quien debe alucinarse el hijo negado del dueño del banco me dijo: “Estoy ocupado y si quieres me llamas el lunes al final del día”.

Un malcriado de tomo y lomo, sin lugar a dudas.

Desde Sudaca seguiremos investigando más casos de abusos a los clientes a ver si es una política tramposa del banco.

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La pandemia de Covid-19 y el aislamiento social obligatorio en casi todo el 2020, generó que los flujos de las empresas en algunos sectores, pasen de positivos a negativos o sustancialmente negativos, generando deudas. “Por lo que a la fecha ya no solo se está en un escenario de reprogramación, sino de refinanciamiento”, señaló el profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la Universidad ESAN, Edmundo Lizarzaburu.

En ese sentido, enfatizó que es importante entender que la reprogramación de deudas es una herramienta que te permite cumplir con el pago de tus deudas, es decir antes de caer en retraso, mora o algún otro sobrecosto.

“Pero también existe el refinanciamiento y es importante no confundirlo para que tomes la decisión más conveniente, ya que este último se produce cuando no has cumplido con la entidad financiera, pagas con retraso, aspecto que evidencia, entre otras cosas, poca planificación”, explicó a la agencia Andina.

En ese sentido, Lizarzaburu precisó las diferencias más representativas entre la reprogramación y el refinanciamiento de una deuda:

Reprogramación: Puede otorgarse a solicitud del cliente o de forma unilateral (a decisión de la entidad financiera), previo al vencimiento.

Refinanciamiento: Está sujeto a la negociación con la entidad financiera, en vista de que el pago ya ha vencido.

Reprogramación: Se puede solicitar estando al día en los pagos para evitar sobrecostos.

Refinanciamiento: Se puede pedir, pero ya es considerado como un vencido.

Reprogramación: Las condiciones del crédito (tasa, plazo, monto u otros) pueden variar, pero hay capacidad de negociación, se puede hasta buscar la compra de deuda al estar al día.

Refinanciamiento: Las condiciones del crédito (tasa, plazo, monto u otros) pueden variar, pero son más reducidas.

Reprogramación: No afectará la calificación crediticia del deudor en las centrales de riesgo y el scoring en el sistema no se deteriora.

Refinanciamiento: La calificación crediticia del deudor en las centrales de riesgo se verá afectada, impactando en su scoring.

El docente de la Universidad ESAN, también señala que se debe tener en cuenta las épocas de alza del dólar, pues hay un componente importante de créditos en moneda extranjera y se tendría un mayor monto de deuda, solo por la conversión.

Frente a ello siempre es necesario hacer la evaluación que debe considerar: moneda de las fuentes de ingreso y de las obligaciones, así como el plazo de ambos tanto en ingresos como en egresos.

Afirmó que es conveniente que si tienes una deuda en dólares, cámbiala a soles y planifica el pago, buscando reprogramar, considerando algunas variables tales como: reducción en la tasa y en la cuota, así como evaluar los plazos, señaló a la agencia de noticias Andina.

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El plazo máximo de solicitud de reprogramación es el 15 de julio de 2021.

 

Mediante el Decreto de Urgencia N° 026-2021, y con el reglamento de la operatividad de reprogramación de créditos, el Ministerio de Economía y Finanzas brinda facilidades de pago a los beneficiarios del programa Reactiva Perú y el Fondo de Apoyo empresarial a la MYPE .

 

En ambos casos, esta reprogramación implica un nuevo cronograma de pago con un plazo máximo de 12 meses de periodo de gracia. En este tiempo se pagará intereses y comisiones correspondientes. Culminado este periodo de gracia las empresas deberán iniciar el repago de la deuda en el plazo previsto en la norma, el cual va entre 24 a 36 meses.

 

Estas solicitudes deberán ser presentadas a la respectiva entidad del sistema financiero que le otorgó el crédito para su evaluación. Las empresas acogidas a estos programas se dividen en tres grupos y deberán de cumplir con los siguientes requisitos para la solicitud de reprogramación:

 

Microempresas: Aquellas con préstamos del programa por hasta S/ 90,000. Deben pasar por una evaluación por parte de la entidad financiera.

 

Pequeñas empresas: Aquellas que han accedido a préstamos de entre S/ 90,001 hasta S/750,000. Deben demostrar una caída en el nivel de sus ventas mayor o igual al 10% en el cuarto trimestre del año 2020, con relación a similar periodo del año anterior para solicitar la reprogramación.

 

Medianas empresas: Aquellas que hayan accedido a préstamos de entre S/750,001 a S/5′000,000. Para acceder a la reprogramación estas empresas deberán haber registrado una caída en su nivel de ventas mayor o igual al 20% en el cuarto trimestre del año 2020, con relación a similar periodo del año anterior.

 

Respecto el FAE MYPE, el esquema de reprogramación considera a la totalidad de las 276 mil MYPE que accedieron a un crédito garantizado por el Fondo. En ambos casos serán las empresas del sistema financiero y las cooperativas de ahorro y crédito las entidades encargadas de realizar la evaluación de las empresas que quieran acceder a la reprogramación de sus créditos.

 

El plazo máximo de solicitud de reprogramación es el 15 de julio de 2021, tiempo hasta el cual Cofide podrá otorgar una garantía para el crédito reprogramado. Esto le permitirá a las empresas contar con un mayor plazo para recuperar su capacidad de generación de ingresos y cumplir con el pago de las deudas pactadas, reduciendo la probabilidad de quiebra y manteniendo una buena calificación de riesgo.

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