Cuarentena

El joven fundador de la marca Don Salazar ha simplificado el procedimiento para obtener un perfecto café pasado. Con la pandemia, le dio un nuevo giro a su negocio y ahora apunta a los oficinistas que se han quedado haciendo trabajo remoto.

Entre el método de filtrado, la temperatura del agua y las medidas exactas, preparar una buena taza de café, como lo haría un barista, puede tardar más de lo que un trabajador dispone al inicio del día. Para Arturo Marín, fundador de la empresa de café Don Salazar, simplificar esos pasos es fundamental para incrementar el consumo de café especial en el Perú.

“Hemos partido de la premisa que el Perú tiene uno de los mejores cafés a nivel mundial, pero el consumo interno es bajísimo porque el público no lo conoce por practicidad y conveniencia. El oficinista, como tiene poco tiempo, busca un café instantáneo”, explica.

A sus 26 años, Marín tuvo otros dos negocios, pero todo relacionado al café, que considera una pasión familiar, pues fue en Villa Rica (Junín), en la finca de su padre, que conoció todo el proceso agrícola.

Cuando don Salazar falleció, Arturo heredó las parcelas y asumió el encargo, pero aún era menor de edad y su madre le pidió que antes termine la universidad. “Siempre quise administrar la finca, pero no me dejaban”, recuerda. Con el tiempo, se dio cuenta que, así como las buenas tazas de café no son instantáneas, el negocio agrícola no se domina de la noche a la mañana.

Manos a la obra

Para el momento en que accedió a la finca, el sector cafetalero estaba fuertemente golpeado por la plaga de la roya amarilla de 2013 y una caída en los precios internacionales, pero eso no lo desalentó. Con la experiencia de su primer emprendimiento en la universidad, se convenció de la necesidad de hacer más sencillo el consumo de café orgánico, y fue pensando en varias alternativas, junto a su equipo de trabajo.

“Primero pensamos en hacer un café express, después un food truck de café y poco a poco, la idea fue mutando y quedó en filtros instantáneos para tener un café pasado de calidad en un minuto. Con esta idea postulamos en el 2017 a Innóvate Perú y obtuvimos financiamiento. Sin embargo, en el 2018, tuvimos que ponerle un alto a todo porque todavía no tenía caja suficiente para reflotar la finca”, explica.

Con la ayuda de un ingeniero y un capataz empezó un plan para reflotar las 14 hectáreas que componen la finca, cultivando las variedades Obatá y Geisha. Ambas crecieron bien a los 1,600 m. s n m, pero los frutos recién empezaron a verse en el 2019 y Arturo tuvo que invertir todos sus sueldos de trabajo profesional para lograrlo.

“Si hubiera buscado algo que me diera solo rentabilidad, hubiera sido más fácil acopiar lo que los otros agricultores siembran, ahora que el precio está tan bajo, y venderlo de vuelta, pero fue más por un tema de pasión y amor por la agricultura que seguí con el cultivo”, comenta.

Afortunadamente, el tiempo de espera para la cosecha le permitió pensar en nuevos productos y en el 2018, diseñaron una taza cafetera que patentaron ante Indecopi y obtuvo un premio a mejor invento en la categoría independiente del concurso que realiza anualmente esta institución.

“Conversando con clientes, decidimos complementar la idea con la tetera cuello de cisne, que mide la cantidad exacta de agua para la taza ideal de café y cuando empezamos a vender estos productos como ‘packs’, nos comentaron que querían llevarse su café en el auto para tenerlo en la oficina, así nació el ‘mug’, que también se sumó a lo que lanzamos finalmente como el kit del café perfecto”, afirma.

La pandemia y el home office

Con la cosecha en marcha y el respaldo que obtuvo del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Pacífico (Emprende UP), se lanzó a vender sus productos a través de tiendas, apuntó a los concesionarios de café de las grandes oficinas y lograron cerrar acuerdos para vender por volumen hasta que llegó la pandemia.

“Antes lo llamábamos ‘coffee to go’ porque estaba pensado en llevarlo al trabajo. Con la pandemia, cambiamos radicalmente el concepto y lo enfocamos en el café perfecto para tu home office. La idea es seguir tomando ese café que gusta tanto, pero ya no en la cafetería, sino en la casa a un menor precio y hecho por uno mismo. El producto quedó, pero la forma en que lo presentábamos cambió”, precisa.

En cuestión de una semana, Arturo y su equipo de trabajo crearon una página web orientada al cliente final, sacaron los permisos para hacer delivery y diseñaron un paquete de membresías a tres y seis meses, que viene con la siembra de un árbol en la finca, a nombre del suscriptor.

“Nuestro concepto es ligar la finca con el mercado local. El plan también es sacar un paquete de membresía más cercano a la parte productiva, que el cliente pueda adoptar árboles y conocerlos visitando los cafetales. Estamos construyendo cabañas, porque el plan es conectar toda la cadena de valor”, detalla.

A pesar de la pandemia, Arturo mantiene el objetivo de diseñar experiencias alrededor del café, apoyándose en el interés que ha despertado su “kit del café perfecto”, un pack que ha tenido tantos pedidos que en algún momento llegó a agotarse el stock.

Ahora estamos con un local dentro de la Feria de Barranco (Jr. Unión 108) y dentro de poco abriremos oficinas en San Miguel. Estamos más consolidados. El próximo año de todas formas lanzaremos la “Coffee Cup”, el producto que hemos patentado. Estamos más consolidados”, asegura.

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Café, Cuarentena, Emprendedor

¿Puede alguien dudar que durante los primeros meses de la pandemia se produjeron hechos abominables de corrupción al interior de las Fuerzas Policiales? Las denuncias abundaron y con documentación suficiente. ¿Para alguien es un secreto que una de las instituciones más corruptas del país es la Policía? Años de denuncias sin fin lo demuestran y miles de experiencias cotidianas de ciudadanos de a pie lo certifican.

¿A la luz de los hechos conocidos queda alguna incertidumbre respecto del punible manejo de la represión policial durante las marchas de protesta contra la asunción de Manuel Merino como Presidente, que han dejado dos muertos, decenas de heridos, algunos de ellos de irremediable gravedad?

A pesar de todo ello, ha bastado una poda policial efectuada por el flamante ministro del Interior Rubén Vargas para que un sector del país se agite en defensa de la sacrosanta institución tutelar, como si no se tratara de un organismo que quizás requiera, inclusive, de podas mayores y más profundas.

En el colmo de la irresponsabilidad hay medios y analistas que deslizan y difunden los rumores de una paralización policial los próximos días, soñando con una orgía de caos, violencia y sangre que simplemente les sirva como munición para atacar al nuevo gobierno. Y no es casualidad de que la mayoría de estos azuzadores indirectos no sean si no viudas políticas del régimen deleznable de Merino.

Ha hecho bien el presidente Sagasti en respaldar a su ministro del Interior. Frente a lo hecho no debería haber marcha atrás. Por el contrario, se espera que la reforma policial siga su curso, que la salud de la República exige una institución tutelar limpia de corrupción y de intereses políticos.

Junto a los temas de agenda ya señalados por el Presidente respecto de su régimen de transición, como son el control de la pandemia, la reactivación económica y la garantía de elecciones limpias, tiene que sumarle el restablecimiento del orden interno, que un sector corrupto e ineficaz de la policía ha permitido crecer.

A pesar de todo, un importante sector de la Policía Nacional es honesta y mantiene vivo su compromiso cívico. En esa policía es que debe apoyarse la tarea señalada.

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Este es un mago que encontró la forma de adaptar sus servicios a la virtualidad impuesta por el distanciamiento social. Así, ha logrado mantenerse firme en su vocación. Biondi, 28 años, ingeniero industrial, le contó a Sudaca cómo lo hizo.

Por Sudaca

Ya casi es diciembre. Marzo, cuando todo comenzó, se aleja en el tiempo. Pero el coronavirus sigue aquí. El rubro de entretenimiento se ha paralizado casi totalmente debido a la pandemia y todavía no ha podido levantarse por completo. El Mago Biondi es uno de los afectados. Tenía un reto por delante: ¿cómo seguir viviendo de lo que más le gusta si nadie podía ir a verlo? Con los teatros cerrados, los niños recluidos y las oportunidades de trabajo reducidas a cero parecía imposible.

Sin embargo, Felipe Biondi, el ingeniero, se tomó lo que quedaba de marzo para encontrar una solución que pudiera ayudar al Mago Biondi, su contraparte. A comienzos de abril, y luego de un par de pruebas, encontró en Zoom, el programa de videollamadas que ahora todo el mundo usa, la salvación para sus shows de magia.

Aplicando todos sus conocimientos de ingeniero y con la ayuda de su familia, en especial de su hermano fotógrafo, el Mago Biondi pudo migrar su show de magia a un nuevo formato: las pantallas de las computadoras. Ahora se siente tranquilo porque, a pesar de las dificultades por el cierre de los espacios físicos para compartir su talento, pudo seguir brindando su servicio principal este año. Pero no fue nada fácil.

Biondi explica que fue un proceso largo de desaprender y volver a aprender. Eso, y muchas horas de planificación. Para comenzar, se tuvo que olvidar por completo de la estructura física del teatro. “Al inicio yo lo veía como si fuese una presentación teatral, pero el show online es más parecido al formato de vídeo, cinematográfico, por las mismas herramientas que se pueden utilizar o los efectos que se pueden hacer”, explica.

Foto: Felipe Biondi

Así, el mago se tomó el tiempo de adecuar un espacio en su casa para brindar dicho servicio con la mejor calidad posible. En su nuevo estudio colocó luces led, cortinas similares al telón del teatro, aros de luz, una cámara Nikon y otros recursos más avanzados.

Una de sus mejores ayudas tecnológicas es un switcher digital. “Puedo hacer varias cosas. Poner logos e insertar imágenes, lo que es más parecido al formato de televisión antes que un espectáculo de teatro”, afirma. La clave ha estado en dejar atrás todos los códigos de la puesta en escena en vivo y reemplazarlos por los de la virtualidad.

En este largo proceso de aprendizaje para el mago, Biondi el ingeniero no se quedó de brazos cruzados. Lo que más le gusta de su carrera es la parte del diseño y manufactura. Por eso, él mismo construye sus “cajas de magia”, que forman parte de los actos que realiza en cada presentación virtual.

Pero nada de lo anterior fue mayor reto que mantener la atención de su público. Por lo general, la mayoría de sus shows están dirigidos a niños y, en tiempos presenciales, asombrarlos con su magia e ingenio era mucho más sencillo. Poco a poco fue modificando la estructura de sus presentaciones para mantener expectantes a todos los asistentes.

“Al inicio yo empezaba hablando, saludando a los niños, pero probando me di cuenta que funcionaba mejor si colocaba un video de intriga al inicio para que los niños se enganchen. Luego hay una parte musical y actos participativos; pero lo único que no he cambiado de los shows presenciales es el acto final del show: la aparición del conejo”, explica.

Uno de los shows pandémicos del Mago Biondi.

Todos estos esfuerzos empezaron a dar frutos. En junio el Mago Biondi ya había cerrado con éxito 30 shows. Hoy ya son más de 200. Estos resultados lo animan a seguir innovando con sus productos. “Fue muy positivo que muchas personas empezaran a adquirir el servicio. Era un servicio nuevo, que un mes antes (en marzo) no existía. Se puso de moda, y al tener varios shows, la curva de aprendizaje se aceleró”, comenta.

Para el joven mago el año pasado había sido bueno. A finales del 2019, pudo presentar “Sueños Mágicos” en el Teatro Mario Vargas Llosa. En esta obra aparecía junto a la actriz Daniela Sarfati para narrar su propia historia de descubrimiento mágico. A pesar de ello, su arte no trascendió las fronteras peruanas.

Este año, tan peculiar e insólito, sí se lo permitió. Gracias al poder de Internet, los shows de Biondi han llegado a México, Estados Unidos e incluso Italia. Si bien es gracias a su ingenio que ha podido subsistir en estos tiempos tan complicados para el rubro del entretenimiento, ha tenido también la suerte que otros artistas como él deseaban tener.

Biondi lo tiene claro: “tener trabajo en esta época ya es una bendición”, concluye. Con uno o dos shows a la semana, el joven mago transmite alegría y calma a las familias que recurren a él para animar cumpleaños, ceremonias y otro tipo de eventos.

En más de una década de experiencia, sin duda el 2020 es el año que más trabas le ha puesto. Aún así, no planea dejar de brindar shows virtuales en el corto plazo. Después de todo, por muy mago que sea, no ha logrado desaparecer al coronavirus, de momento. “Va a haber un periodo de transición, donde van a haber ambos servicios. Algunas personas van a querer que vayas a sus casas y otras que aún se van a cuidar con lo online”, asegura

En el rubro del entretenimiento, los artistas no se rinden. El Mago Biondi se las arregló para que su otra faceta, la de ingeniero, no tuviese que volver a llenar tablas de Excel para comer. Iniciativas como la suya buscan que los asistentes a sus shows se entretengan en casa, se llenen de algarabía y olviden por un instante, maravillados por su magia y carisma, los tiempos difíciles que estamos viviendo por culpa del Covid-19.

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