Todos los que tenemos un pariente o un amigo afectado por esa enfermedad tan antigua como el hombre llamada cáncer, sabemos que en el Perú una parte de los pacientes muere irremediablemente por errores de diagnósticos, pero, sobre todo, por esa timba mensual que los pone en manos de un nuevo oncólogo cada 30 días, arrojándolos muchas veces a las manos de doctores que guardaron sus juramentos hipocráticos junto a las bolsas de la ropa vieja, de los zapatos con hueco y de los resentimientos, las envidias y las oportunidades perdidas.
Para entender de dónde vienen y a dónde van los oncólogos que abren nuestra historia clínica, la miran por encima y nos recetan lo que les viene en gana, hurguemos en sus probables biografías. Primero, en la cúspide de la cadena alimentaria están los hijos de los oncólogos famosos, con consultorio en clínica de primera y los yernos de los famosos. Esos médicos viven bien, ganan bien y están en contacto con la modernidad. Jamás atienden o atenderán a un canceroso pobre.
Segundo, son médicos que han sido y seguirán siendo asistentes de los oncólogos famosos. Atienden a los asegurados y aspiran a tener alguna vez un consultorio en un centro especializado de lujo; mientras ese día llega, atienden rápido, mal y con desgano a los pacientes de EsSalud. Viven renegando de su suerte y odiando a sus pacientes y a los parientes de estos.
Tercero: ¿cómo cree usted que funciona el cerebro pasional de un oncólogo que no ocupa una plaza fija en un hospital de Salud, reemplaza esporádicamente a los médicos que tienen consultorio en clínicas y no tienen futuro en la especialidad.
Esos son, a grandes rasgos, los perfiles de quienes “atienden” a nuestros amigos y parientes cancerosos. Dios se apiade de ellos.
El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor del grupo más sufrido y segregado del país: el de los niños pobres que sufren algún tipo de leucemia y cuyos padres carecen de los medios necesarios para solventar un tratamiento que aumente sus posibilidades de supervivencia.
Fuera de las condecoraciones, de los aplausos que sirven de muy poco y del apoyo desinteresado de algunas personas que donan a la Asociación que preside María Teresa, todo resulta insuficiente, ya que la incidencia de esa terrible enfermedad en los niños peruanos pobres crece año tras año, mientras la asignación estatal a los hospitales de salud decrece ante el sufrimiento de los niños y la desesperación de sus progenitores.
Para enterarnos desde adentro del tamaño de la desesperanza de los niños y de sus padres, le preguntamos a María Teresa cuál es la magnitud de la enfermedad y cuáles los problemas visibles del drama.
El pasado 18 de enero, el alcalde metropolitano de Lima, Rafael López Aliaga, condecoró a la filántropa María Teresa Dulanto por su incansable labor en favor de los niños con cáncer.
“Los dolores, las desatenciones, las carencias y los sufrimientos que enfrentan los niños son los mismos que enfrentan los adultos, pero los primeros, además, están hacinados en hospitales que ya están colapsados por los adultos en iguales y peores condiciones. Entonces, ambos grupos etarios sufren las carencias de camas hospitalarias, de médicos especializados y de medicamentos de última generación. En el tema de los menores de edad, el sufrimiento se multiplica porque un día cualquiera la enfermedad debuta sin causa aparente; a partir de ese momento, y mientras los médicos provincianos los diagnostican tarde, mal y nunca, la mitad de los niños fallece. De los sobrevivientes, una parte de ellos consigue un médico que diagnostica la enfermedad y ordena su traslado al hospital infantil de la avenida Brasil. El niño, que ya está en una etapa avanzada del mal, llega a un nosocomio que no está acondicionado para enfermos de cáncer infantil, y, mucho menos, para pacientes afectados por leucemia. A partir de ahí, el niño enfermo y diagnosticado de leucemia solamente recibe suero, mientras espera que haya una cama disponible en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) o en el Hospital del Niño de San Borja, donde, dicho sea de paso, yo logré que se implementara el Centro de Transplante de Médula, pero, por falta de camas hospitalarias especializadas, se convirtió en un hospital de tratamientos contra el cáncer infantil donde los médicos son oncólogos, pero no hematólogos pediatras, oncólogos pediatras y oncólogos para tumores sólidos.
En ese instante comienza un capítulo nuevo del drama ya teñido con los colores de la tragedia, pues los médicos ordenan una quimioterapia, luego de la cual los niños regresan a su provincia y se preparan para la siguiente quimioterapia. Cuando se acerca la fecha para venir a Lima a recibir la siguiente quimio, los padres y amigos comienzan nuevamente a buscar el dinero para financiar el viaje familiar y el alojamiento y alimentación de los padres. Cuando consiguen el dinero y llegan al hospital para recibir la quimioterapia, los padres se encuentran con un médico que no tiene idea del avance de la enfermedad, porque en los hospitales peruanos no hay forma de hacerse una tomografía o una resonancia magnética, porque, por ejemplo, en el Hospital Rebagliati, el único resonador existente no funciona hace un año, y los dos tomógrafos están malogrados y no se espera la reparación de por lo menos uno de ellos antes de mayo”, indica María Teresa Dulanto.
Señora Presidente Dina Boluarte: usted me prometió ayudar a los niños. Yo sigo esperando, los niños que a diario mueren, no.
Nunca te olvidaré mi preciosa Alexita!! Con mis angelitos me inspiró desde el cielo para que Diosito nos ayude a salvarlos cada día más. Mi Alexa salió… pic.twitter.com/iFqS7oG4e8
— Maria Teresa Dulanto (@materesadulanto) February 5, 2024
Muchos médicos es igual a ningún médico
“Siempre repito que una mayor cantidad de especialistas no garantiza un tratamiento adecuado, porque no estamos hablando de una junta médica para ver un diagnóstico, sino de la estructuración de un tratamiento. Es más, con la relación permanente que tengo con los padres que acompañan a sus hijos a los tratamientos, puedo concluir que los directores de los institutos especializados en la lucha contra el cáncer no tienen que ser buenos médicos, sino buenos administradores, buenos ejecutores, porque hay que saber comprar las medicinas adecuadas, comprarlas a tiempo; tiene que haber un ejecutor que compre las medicinas a nivel nacional, que tanto EsSalud como Minsa deberían comprar juntos, porque son las mismas quimioterapias y deberían costar igual en cualquier plaza, pero, a veces, las mafias se meten y encarecen los precios de los productos. Además, existen muchos tratamientos nuevos que no ingresan al país, porque el cuello de botella es la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid). Para los pacientes con leucemia ahora existe una técnica universal de car-t- cells, por la cual las personas ya no tienen que realizarse transplantes de médula, sino hacer un tratamiento que es una revolución de las células, blinatumomab, que son medicinas de última generación que no llegan al Perú, entonces no se trata a los enfermos de cáncer con las medicinas adecuadas, y eso pasa en niños y en adultos. Digemid no deja pasar estas medicinas porque Minsa no las va a comprar. Mira las terapias a nivel mundial, cuando tú accedes a las redes internacionales, por ejemplo, a la red americana, a la red canadiense, a la red alemana, ahí deberíamos comprar las medicinas, y no a la India y a la China, que no curan. Nosotros deberíamos comprar genéricas pero de calidad: las autoridades lo saben, pero igual compran genéricas de baja calidad, ocasionando muchas de las muertes de los pacientes nacionales.
Antes se hacían convenios con el Jackson Memorial Hospital de Miami para salvar a los niños del INEN, y de la mima manera EsSalud, pero dejaron de pagar los convenios. Ahora no existe un solo convenio no hay calidad humana lo único que hacen es enviarlos a paliativos o sea para que mueran bonito pero no es así”, dijo María Teresa.
Población Vulnerable
El jefe del gabinete señaló que el Gobierno ha destinando S/1 249 millones de soles para tareas de prevención y control de esta enfermedad. Que estos fondos se destinarán a la compra de medicamentos de alto costo, equipos médicos, contratación de personal asistencial y vacunación intensiva contra el virus del papiloma humano (VPH). Sin embargo, se confirmó que este se entregaría paulatinamente hasta el año 2025.
“El 85% de niños con Leucemia se curan en el mundo, en el Perú casi todos se nos van y eso nunca lo va a decir, hay un promedio más o menos de unos 3 500 nuevos casos de leucemia y cáncer infantil que van a debutar todos los años estos sumados a los que ya existen.
Yo le he dicho a la presidenta que tenemos que conversar, tenemos que tratar el tema de salud me dijo por supuesto María Teresa la voy a llamar, hasta ahora no me llama, eso me los dijo el día del aniversario de Lima donde me condecoraron, pero al día siguiente le jalaron los pelos y se olvidó, sólo me uso.
El gobierno de Boluarte destinó al sector salud un total de S/29.474 millones, lo que representa un crecimiento del 9% respecto al 2023.
¿Cuál es la capacidad de atención que puede el Estado?
En este momento ninguna, es mejor no ir. Y si vas al hospital y empieza con el tratamiento y después al mes ya no tienen la medicina y te tienen tonteando, no te hacen los exámenes no te hacen los análisis lo correcto debe ser recibir una quimio y ser analizado pare ver si hizo o no hizo efecto, para ver si procede la segunda etapa de la quimio, todo debe de ser con un seguimiento formal pero no los pasan por la tomografía por la resonancia entonces lo médicos no saben nada.
En el Inen los médicos son buenísimos, pero cómo van a salvar a los niños si lo único que tienen a la mano es una quimioterapia que es lo único que le pueden brindar al paciente. En salud se hace todo sin planificar en este momento yo siento que hemos retrocedido.
Sorteo de médicos
“Te toca el médico que este de turno el día que te den la cita, además, todos los médicos tienen su consultorio privado, en todos los hospitales tendría que haber un resonador y un tomógrafo para detectar el cáncer, pero no lo hay y las personas tienen que hacer la prueba de forma particular y cada prueba no baja de los 600 soles y ¿qué pasa? la gente pobre es la que muere la que no puede pagar. En el Perú no se puede hablar de prevención si no tenemos el equipamiento necesario para detectar un mal que puede estar agazapado. El cáncer avanza todos los días no va a esperar, en este país la Ley del Cáncer es un chiste, la ley dice que todos los niños van a estar asegurados, la mitad en EsSalud y la otra mitad o más por el SIS, pero ninguno de los dos funciona, entonces, de qué estamos hablando al contrario están indefensos, otra parte de la ley del cáncer es que los padres van a poder acompañar a sus niños, pero dónde está la ley dónde vamos a salvar a las personas eso es el problema no que si están asegurados o quién los va a cuidar eso se puede resolver, hay que reglamentar la ley del cáncer teniendo en cuenta que es lo que está pasando, dónde hay que trabajar. No se trata de ir construyendo hospitales porque no sirven si no hay mejoras, en todos los departamentos del Perú y en cada atención primaria tiene que haber un médico y un oncólogo para que los niños y los adultos sean diagnosticados a tiempo. Tienen que referir a los pacientes a tiempo no que los envían cuando se están muriendo otra cosa es que parece que se ponen de acuerdo para decir que no hay camas, pero como no lo mandaron entonces el niño se muere y nadie es responsable”, agregó Dulanto.